Peter
Observé mientras Lali iba con Candela hacia la biblioteca. Ella estaría ocupada por un tiempo y yo tenía que estar en un lugar. Había un alma que no quería dejar esperando por mí. Necesitaba estar ahí por esta muerte. Una vez que Lali entró a la biblioteca y supe que estaba segura mientras tanto, me fui.
Antes de Lali, no había entendido el amor. Antes de Lali, llevarse almas había sido fácil. Ahora, conocía la emoción. Conocía el dolor y la sensación de pérdida y eso hacía más difícil mi propósito. Especialmente con los más pequeños. Aunque sabía que tendrían otra vida pronto, entendía el dolor de su familia al perder a alguien querido. Porque aunque el alma de ese niño volvería no sería lo mismo. Ellos no sabrían que el niño que amaron una vez estaba una vez más con ellos cuando el alma volviera a una nueva vida.
—Es la hora, ¿verdad?
El niño alzó la mirada hacia mí mientras entraba a su habitación en el hospital. Había hablado con él antes. Varias veces de hecho. Quería que entendiera que moriría pronto pero si seguía mis instrucciones, le darían otra vida. Su vida seguiría viviendo. Esta vida simplemente terminaría. Su labio inferior temblaba mientras me miraba.
—Sí, es la hora.
—¿Dolerá?
Sacudí mi cabeza.
—Te prometí que no lo haría, ¿verdad?