viernes, 14 de agosto de 2015

Predestinado: Capítulo Dos (Parte 2)

Peter

Observé mientras Lali iba con Candela hacia la biblioteca. Ella estaría ocupada por un tiempo y yo tenía que estar en un lugar. Había un alma que no quería dejar esperando por mí. Necesitaba estar ahí por esta muerte. Una vez que Lali entró a la biblioteca y supe que estaba segura mientras tanto, me fui.

Antes de Lali, no había entendido el amor. Antes de Lali, llevarse almas había sido fácil. Ahora, conocía la emoción. Conocía el dolor y la sensación de pérdida y eso hacía más difícil mi propósito. Especialmente con los más pequeños. Aunque sabía que tendrían otra vida pronto, entendía el dolor de su familia al perder a alguien querido. Porque aunque el alma de ese niño volvería no sería lo mismo. Ellos no sabrían que el niño que amaron una vez estaba una vez más con ellos cuando el alma volviera a una nueva vida.

—Es la hora, ¿verdad?

El niño alzó la mirada hacia mí mientras entraba a su habitación en el hospital. Había hablado con él antes. Varias veces de hecho. Quería que entendiera que moriría pronto pero si seguía mis instrucciones, le darían otra vida. Su vida seguiría viviendo. Esta vida simplemente terminaría. Su labio inferior temblaba mientras me miraba.

—Sí, es la hora.

—¿Dolerá?

Sacudí mi cabeza.

—Te prometí que no lo haría, ¿verdad?

miércoles, 12 de agosto de 2015

Predestinado: Capítulo Dos (Parte 1)

Lali

Cuando Peter aparcó en el estacionamiento de la escuela, hice mi revisión diaria en busca del auto de Pablo. Igual que los días anteriores, no estaba en su sitio. En lugar de que alguien tome el espacio vacío del chico más popular en la escuela, permanecía vacío. Era como si todos estuviéramos esperando. Preguntándonos.

La última vez que había visto a Pablo fue el día en que pensé que había perdido a Peter para siempre. Rochi, una transportadora que intentaba asesinar mi cuerpo y forzar la mano de la Muerte, pero extrañamente se volvió mi amiga, había logrado sacar mi alma de mi cuerpo sin ayuda de la Muerte. El problema era que, fue demasiado tarde. La Muerte ya había roto las reglas y él tuvo que pagar por ello. Quedé con la decisión de volverme un alma que deambulaba por la tierra o volver en cuerpo y vida. Aunque el único chico que había amado estaba quemándose en el Infierno como un ángel caído por no hacer su trabajo cuando era momento de tomar mi vida. Rochi explicó que Peter sería atormentado incluso más en el Infierno si él sabía que yo era un alma perdida. Él hubiera querido saber que yo había vivido. Que su sacrificio era por algo. Yo haría cualquier cosa para aliviar su dolor. Regresé a mi cuerpo esa mañana y escogí la vida. Por él. 

Luego él había estado en la escuela esa mañana y yo ni siquiera me había tomado un momento para hablarle a Pablo y explicarle. Solo había corrido hacia Peter. Después que Peter explicó todo y luego me lanzó la noticia que Pablo no era humano, habíamos ido a buscarlo. Pero Pablo Martinez estaba desaparecido. Eso fue hace un mes atrás.

—No frunzas el ceño. —La voz de Peter rompió mis pensamientos mientras su mano ahuecaba mi rostro y me estudiaba. 

Él puede escuchar mis miedos. No había razón para explicar mi repentino cambio de humor.

—¿Volverá alguna vez?

domingo, 9 de agosto de 2015

Predestinado: Capítulo Uno

Lali

Acababa de voltearme para ver los hermosos globos. Me gustaba más el rosado. Me recordaba a la goma de mascar. Había estado tratando de pensar en algo que podía prometerle a mami que haría así ella me compraba uno. Tal vez limpiar debajo de mi cama u ordenar sus zapatos del ropero. Pero solo había sido un segundo en el que me había detenido y había pensado en ello. Ahora, mi mamá se había ido. Lágrimas nublaron mi visión y solté un sollozo de pánico. Ella me había advertido que podía perderme entre la multitud si no estaba atenta. Normalmente sostenía su mano cuando estábamos en sitios llenos pero hoy ella estaba cargando un montón de libros en sus brazos. Había sido mi responsabilidad no perderla. Pero lo había hecho. ¿En dónde dormiría? Miré alrededor nerviosamente ante la gente cubriendo las calles llenas. El Festival de Artes y Entretenimiento había traído gente a nuestro pequeño pueblo. Estirándome para poder buscar a un policía para que me ayude, traté de ver y por un segundo me olvidé de mi crisis cuando el olor a torta llegó a mí.

—No llores, yo te ayudaré.

Frunciendo el ceño, estudié al niño en frente de mí, su cabello estaba corto y sus ojos grandes se veían preocupados. Nunca lo había visto antes. Él no iba a mi escuela. Tal vez era un turista. Quien sea que fuera, supe que no podía ayudarme. También era solo un niño.

—Perdí a mi mamá —murmuré, sintiéndome avergonzada que él me haya atrapado llorando.

Él asintió con la cabeza y estiró su mano.

—Lo sé. Voy a regresarte con ella. Estará bien, lo prometo.

Predestinado: Prólogo

¡Perdón por la demora! Les dejo el prólogo, en un rato subo el primer capítulo.

****

La calle estrecha y oscura estaba inhabitada. Música Jazz podía ser escuchada a la distancia pero el sonido era bajo. Mientras más caminaba lejos de las luces de la calle y hacia la oscuridad, más sonidos de risa, autos y la música vibrante tradicional solo encontrada en esta ciudad. Había estado aquí antes, incontables veces. La Muerte usualmente se encontraba en estas calles oscuras. Pero esta noche, no estaba aquí para llevarme un alma. Estaba aquí por otras razones. Razones que recién empezaba a encajar. La furia creciendo dentro de mí era difícil de controlar. Había sido desconsiderado. ¡Yo! Una maldita Deidad había dejado que algo peligroso se deslice de mi radar completamente sin ser detectado. ¿Cómo podía haber dejado que esto suceda? Sabía la respuesta. Lali. Ella me consumía. Mis pensamientos. Mis deseos. Mi propósito. Había sido incapaz de ver cualquier cosa con el brillo de Lali cegándome de todo lo demás. Ahora, tenía que descubrir el por qué y luego arreglar esto. Porque Lali Esposito era mía. Su vida, su alma, su corazón, todo era mío. Nada iba a ponerse en mi camino. Ninguna maldición del pasado. Ningún chico sin alma. Y absolutamente ningún espíritu Vudú.

martes, 4 de agosto de 2015

Predestinado (Existence #2): Sinopsis

¡Espero venir pronto con más!
Dejo aquí la sinopsis. Por cierto, ya pueden pasar a descargar la adaptación del primer libro y ya cuentan con el link para descargar el original en español.

Sinopsis

Creerías que después de haber salvado a su novio de una eternidad en el Infierno las cosas volverían a la normalidad. Bueno, tan normal como puede ser la vida cuando ves almas y tu novio es la Muerte. Pero para Lali Esposito, las cosas se están poniendo más raras.

El rey de la secundaria, Pablo Martinez, ha desaparecido. Mientras el pueblo está preocupado, Lali está nerviosa por otras razones. Aparentemente, el bueno de Pablo no es como el común de todos los adolescentes. Ni siquiera es humano. De acuerdo a la Muerte, Pablo no tiene un alma. El rey puede haberse ido del pueblo pero sigue apareciendo en los sueños de Lali…sin invitación.

Desde un inicio, Peter sabía que Pablo no era humano. Pero no había estado preocupado por una simple criatura sin alma. Ahora, se da cuenta que ha cometido un grave error. El alma de Lali ha sido marcada desde su nacimiento como una restitución, a un espíritu tan oscuro que ni la Muerte se asemeja. Peter sabe que el salvar el alma de Lali no será fácil pero Lali es suya. Y él ya ha probado que desafiará al Cielo para mantenerla. Si el Infierno también quiere un pedazo de él, entonces, adelante.

Fuente: Goodreads

miércoles, 29 de julio de 2015

Existence: Capítulo Veinte

Mamá había enviado a Pablo a la escuela sin mí y explicó que yo llegaría tarde. Pablo era una cosa con la que tenía que lidiar. Si tenía que vivir esta existencia, no podía continuar usándolo. Nunca lo amaría de la forma en que él merecía ser amado. Era mi amigo y una fuente de comodidad. Permitirme a mí misma seguir siendo su novia no solo estaba mal para Pablo sino que era una traición porque nunca me llevaría con nadie más que Peter. No podía vivir de esa manera. Vivir no iba a ser fácil para mí. Necesitaba cortar todos los lazos que ya rompían mi alma dañada. 

Para el momento en que entré a la escuela, me había perdido Literatura Inglesa. Los pasillos estaban llenándose con estudiantes. Sostuve mis libros cerca de mi pecho y los apreté. Podía hacer esto. Canté en mi mente una y otra vez. Candela salió de la multitud de personas, sonriendo cuando me vio. 

—¡Lali! ¡Yey, viniste! Te he extrañado un montón. ¡Ahora el almuerzo no será tan aburrido y Oh Dios Mío! ¿Adivina qué?

Luché por mantenerme a la par con su rapidez al hablar así que me tomó un momento darme cuenta que ella quería que reaccione a sus palabras.

—Oh, eh, ¿qué? —Ni siquiera podía forzar una sonrisa.

Me sonrío y miró alrededor para ver si alguien estaba escuchándola antes de regresar su atención a mí. 

—Peter Lanzani está aquí. Quiero decir, en nuestra escuela. Quiero decir, matriculado aquí. ¿Puedes creerlo? Quiero decir, sé que fue a una secundaria en Alabama hasta el año pasado cuando su banda lanzó una canción que pegó y empezó a tocar por todos los Estados Unidos en lugar de solo en el sur. ¡Ah! ¿Puedes creer que está aquí? ¿En nuestra escuela? Supongo que sí tenía que volver a la secundaria, nuestro pequeño pueblo es preferible que uno grande como Alabama. Pero aun así, no puedo creerlo.

lunes, 27 de julio de 2015

Existence: Capítulo Diecinueve

El cielo oscuro empezó a dar vueltas alrededor de un halo de luz. Cogí el brazo de Peter con mis dos manos como si fuese a desaparecer. 

—¿Qué está sucediendo? —pregunté sobre el sonido del viento rugiendo a la distancia. 

Peter sacudió su cabeza, sus ojos en Rochi. Ella lo miró a él y luego a mí.

—Se lo van a llevar. Por ti, él será considerado como uno de los peores. Ha caído. Rompió las reglas —Rochi empezó a gritar sobre la tormenta. Dejé ir a Peter y di un paso hacia adelante, sabiendo que tenía que detener esto y él no me iba a decir cómo.

—¿Qué puedo hacer? —le grité a Rochi.

Ella miró detrás de mí a Peter.

—Ella no es como los otros humanos. Es por eso que te enamoraste de ella, cuando nadie más te ha tentado. Déjala tomar esta decisión.

—¡No! —gritó Peter detrás de mí con tal fiereza en su voz, derivándose al pánico. 

Corrí hacia Rochi, con miedo a que Peter me detenga.

—Dímelo —demandé.

Ella me miró mientras sus rasgos brillantes parecían más de otro mundo. La tormenta se puso peor. Su cabello rubio empezó a bailar salvajemente alrededor de ella, creando la apariencia de la inmortal que era.

sábado, 25 de julio de 2015

Existence: Capítulo Dieciocho

Me quedé mirando la mesa de la cocina cubierta de latas de gaseosa vacías, dos cajas de pizza vacías y una torta de chocolate a la mitad con un mensaje que decía: “Bienvenida, Lali”. Pablo, Candela y Gastón me habían sorprendido esta tarde. Había abierto la puerta hace cuatro horas atrás para encontrar a los tres con pizzas, gaseosas y una caja de postre. Estar con los tres, comiendo comida de verdadero sabor, y entreteniéndolos con historias de mi tiempo en la casa mental me había hecho sentir como en casa. Sus rostros sonrientes y risas familiares me habían dado calidez de la frialdad que siempre me penetraba. Pablo me había sostenido mientras nos sentábamos en la sala, contándome todo lo que me había perdido. María se había caído de la pirámide durante la práctica de animadoras, y tenía un yeso en su pierna derecha. Candela parecía mucho más a gusto con ello. Pablo ahora tenía dos ofertas de beca de diferentes universidades por su progreso en el deporte.

Pablo había continuado sin mí. Saber que él estaría bien cuando yo ya no fuera parte de su vida tranquilizó parte de la culpa dentro de mí. No podía mantenerlo. No cuando anhelaba a Peter tanto. Incluso si no podía encontrar a Peter, supe que le importaba. Él volvería eventualmente. Él había sabido que lo necesitaba y había venido a mí. Incluso si no podía verlo, sabía que estaba cerca. Alcé la mirada hacia las escaleras sabiendo que no vendría esta noche. Mi habitación era un lugar seguro para mí ahora. Si solo pudiera verlo y decirle que lo amaba y que iría a donde tuviera que ir para estar con él…Pero él ni siquiera me permitía saber o entender.

Lancé las latas de bebida vacías en el basurero cerca de la parte trasera y subí para ir a la cama. Hoy había sido un día exhausto y estaría volviendo a la escuela al día siguiente. La mesa vacía donde Peter una vez se había sentado en Clase de Literatura Inglesa destelló en mi mente y el vacío en mi pecho regresó.

lunes, 20 de julio de 2015

Existence: Capítulo Diecisiete

—Lali. —La Dra. Emilia entró al Gran Salón donde estaba sentada jugando Monopolio con Rochi, quién hacía trampa, y Kim, quién mira todo el tiempo a Rochi por hacer trampa.

—¿Sí, señora? —pregunté.

Le sonrió a las chicas que estaban conmigo y sostuvo un papel en sus manos.

—Es tiempo de tu evaluación. Por favor, ven conmigo.

Me puse de pie, retirando mi posición en forma de indio en el suelo.

—Ah, mierda, me estaba divirtiendo contigo, petisa[1], y ahora te van a decir que no tienes problemas mentales y te enviarán a casa.

Rochi me sacó la lengua y me guiñó el ojo. Había empezado a llamarme petisa en los últimos días. Era ligeramente molestoso, pero no valía la pena hacer de ello un problema. Forcé una sonrisa y seguí a la doctora. No estaba lista para irme todavía. Peter había venido a mí anoche y temía que una vez que estuviera en casa él me dejaría de nuevo. Mi pecho anhelaba, recordándome que aún estaba vacío. La Dra. Emilia abrió la puerta de su oficina y la sostuvo para que yo entrara.

—Tendrás que ignorar el desastre en mi escritorio. He estado revisando cuadros esta semana y siempre se me escapa de las manos. —Me sonrió con disculpa y caminó para ponerse de pie detrás del escritorio—. Por favor, toma asiento —dijo, haciendo un gesto hacia las sillas negras llenas de cosas a mi lado. Me hundí en una mientras la Dra. Emilia tomaba el papel en sus manos—. Parece, Lali, que eres la paciente mentalmente más saludable que hemos tenido en mucho tiempo. Tienes compasión y haces amigos con incluso los casos más difíciles, lo que solo refuerza tu diagnóstico que no estás mentalmente enferma. Ser amiga de alguien como Rocío Igarzabal no es fácil, y Guadalupe es su única amiga porque ella parece sufrir del miedo del rocío. Las evaluaciones de tus enfermeras dicen que eres buena y comprendes. Reaccionas de la forma en que una que entiende que está rodeada de gente con enfermedades mentales y eres paciente con ellos. Eso no sólo te hace una paciente muy placentera sino también una muy estable. —La Dra. Emilia dejó el papel en su escritorio—. El hecho es que: no perteneces aquí.

sábado, 18 de julio de 2015

Existence: Capítulo Dieciséis (Parte 2)

—Ya tienes un visitante y tan rico, riquísimo, que deberías de lamerte los labios —dijo Rochi, entrando a la biblioteca a la que estaba segura que nunca entraba. 

Alcé la mirada de la copia de “Orgullo y Prejuicio” que había encontrado entre los estantes de libros alineados en las paredes.

—¿Tengo a un visitante? —Tenía que ser Pablo—. Gracias.

Me puse de pie y seguí a Rochi hacia el Gran Salón donde todos los visitantes tenían que esperar. El fruncido de Pablo desapareció cuando me vio yendo hacia él. Una sonrisa tranquilizó la línea de preocupación en su frente.

—Lali —dijo, caminando hacia mí y dándome un fuerte abrazo. Me apreté contra él, luchando por no llorar. 

—Estoy tan contenta que hayas venido —susurrando, esperando que la emoción en mi voz no sea obvia.

—Te extraño Lali, muchísimo —dijo contra mi cabello, y nos quedamos ahí sosteniéndonos el uno al otro hasta que alguien se aclaró su garganta y me aparté a regañadientes. La enfermera Esperanza estaba frunciendo el ceño y sacudiendo su cabeza.

—Oh, vamos, puta de Twitter, esto es más entretenido que la mierda que tenemos que ver en la televisión —dijo Rochi desde su silla.

—Veinte minutos, Rochi —replicó la enfermera con aburrimiento.

viernes, 17 de julio de 2015

Existence: Capítulo Dieciséis (Parte 1)

El comedor era una sala grande con cinco mesas largas en la que entraban diez personas en cada una. Una cafetería de estilo buffet estaba armado, donde las enfermeras llenaban los platos de los pacientes. Esta era la única sala con ventanas grandes. Toda la pared sur era primordialmente de varias ventanas mirando hacia la playa. Le agradecí a la enfermera mientras me entregaba la bandeja de rojo brillante llena de fideos y queso, pedazos de pollo a la parrilla, una ensalada César, frijoles verdes, y un pequeño pedazo de algo raro que supe que no iba a probar. Las mesas más cerca de las ventanas parecían ser las más populares pues ya se estaban llenando y unos cuantos pacientes estaban sentándose en lugares específicos. Decidí sentarme en una de las mesas lejos de las ventanas. No quería tener que lidiar con el asiento de alguien. Tomé un vaso de plástico lleno de té helado y me volteé hacia la mesa.

—Probablemente vayas a querer ponerle algo de azúcar. El té no tiene nada de dulce y es horrible.

Una chica con cabello marrón y enormes ojos se quedó frunciendo su ceño al vaso en mi mano. Sus dientes frontales parecían salirse un poco y su nariz estaba cubierta de granos. Me recordaba a alguien a quien encontrarías en alguna granja.

—Oh, um, gracias, pero no tomo azúcar con mi té helado —le expliqué y ella hizo un sonido con su nariz.

—Tú debes ser de Florida, entonces. No he descubierto por qué ustedes se comportan como si fueran del norte. Ustedes son más del sur que los que somos de Mississippi and sabemos que el té helado necesita azúcar.

Luché por entender su acento, pero sonreí y me volteé de vuelta a la mesa a la que me había estado dirigiendo cuando noté que ahora tenía a dos ocupantes más: la chica que había tirado la puerta de un golpe y se había encerrado adentro después de verme, y Rochi. Me pregunté si tal vez debía de irme a otra mesa cuando Rochi me lanzó una sonrisa retadora. Me di cuenta que mejor seguía con mi plan. Rochi esperaba que fuera a cualquier otro lugar y no quería que piense que ella me asustaba. Yo estaba un poco sorprendida que esté sentada con la otra chica. Rochi no parecía ser la clase de persona que es nerviosa o aterrada. 

—¿No estarás pensando sentarte con esas dos chicas, verdad? —preguntó la chica de granja.

Me encogí de hombros.

domingo, 12 de julio de 2015

Existence: Capítulo Quince

No estaba segura de después de cuánto tiempo regresé a casa. El tiempo parecía rodar continuamente. No había noche ni día. Salir de la cama parecía casi imposible a veces. En mis sueños, Peter estaba ahí. Solo quería dormir. Hablar era algo de lo que no estaba lista todavía.

Había visto las preguntas y preocupación en los ojos de Pablo en el vuelo de regreso a casa, pero no le había hablado. No quería enfrentarlo ahora que sabía que yo tenía problemas, incluso si realmente no sabía cuáles eran. Él pensaba que estaba loca y ese no era mi problema para nada. Mi problema era que amaba a alguien que no podía tener. Veía almas que deambulaban en la Tierra, sintiéndose perdidas, y había sido atacada por un alma que tenía la intención de matarme. Yo era la única persona que recordaba que Peter Lanzani había ido a nuestra escuela y si mencionaba su nombre de nuevo, todos realmente pensarían que había perdido la cabeza. Así que sí, tenía problemas, pero psíquicos. Eran sobrenaturales.

Un toque en la puerta de mi habitación me sorprendió y me volteé para mirar la puerta cerrada, sabiendo que era mi madre. Mi muy preocupada madre. ¿Cómo podía explicarle que estaba hiriendo tanto que no estaba segura de ser capaz de recuperarme? Había una pérdida en mi vida como nada de lo que había conocido.

—Entra. —Mi voz sonaba ronca por la falta de uso.

Mi madre abrió la puerta lentamente y metió su cabeza como si estuviera midiendo la atmósfera antes de entrar completamente.

—¿No vas a levantarte para ir a la escuela esta mañana? —preguntó con una sonrisa que no encontró sus ojos.

Me había olvidado qué día era, pero sabía que no estaba lista para enfrentar la escuela. No estaba lista para enfrentar a Candela o Gastón. Necesitaba permanecer en mi habitación y encontrar la fuerza dentro de mí para seguir viviendo. Sacudí mi cabeza y ella dejó de pretender sonreír, un fruncido de preocupación levantándose en su frente.

sábado, 11 de julio de 2015

Existence: Capítulo Catorce

Las calles ya estaban decoradas con cosas brillantes, con luces blancas de Navidad en cada árbol. Las ventanas de las tiendas estaban llenas de alegría por las fiestas. Las calles olían a chocolate caliente de las tiendas de caramelos en cada esquina. Nieve caía y se pegaba a nuestros sacos mientras caminábamos por las calles. Gastón sostenía cinco bolsas de compras ya en sus manos, lleno de las compras de Candela. Una briza helada hizo que mi nariz se congele. Me hundí en la bufanda que estaba envuelta alrededor de la parte baja de mi rostro, varias veces. No estaba acostumbrada a este clima. Nuestros inviernos en Florida nunca llegaban a ser así de fríos. Pablo me jaló contra él.

—Vamos, entremos a este café y compremos algo para calentarnos.

—Buena idea. Necesito un descanso de estas bolsas y estoy bastante seguro que Cande no encontrará nada que comprar ahí.

Reí por lo dicho por Gastón a través de la bufanda cubriendo mi boca.

—Debes de estar bromeando. Sabes que ella puede encontrar algo en cualquier tienda a la que entremos. Hasta ahora hemos estado en cinco tiendas y tú estás sosteniendo cinco bolsas.

—Redundante —dijo Candela con una onda de su mano enguantada—. ¿Para qué más son estas lindas tiendas pequeñas más que para comprar? 

Pablo rió detrás de mí y todos nos sentamos en una mesa. Suspiré ante el calor de la cafetería, que parecía calmar mi nariz helada. Era la única parte de mi cuerpo que no había sido capaz de cubrir.

—¿Qué quieres? —preguntó Pablo, quitándose su bufanda y colgándola junto a su enorme saco negro en la silla a mi lado.

jueves, 9 de julio de 2015

Existence: Capítulo Trece

Miro mi identificación. Mi madre estaría emocionada. Esto iba a verse increíble en mis aplicaciones de la universidad. Mientras más servicio comunitario, mejor, bueno, mientras sea voluntario y no obligatorio. He sido asignada la tarea de leer a los niños hoy desde qe es mi primer día y no tienen a nadie que me entrene para hacer trabajos más difíciles.

Salgo de elevador en el piso de pediatría y tres almas que he pasado en los pisos anteriores se quedan observándome. Asiento hacia ellos.

—Hola —digo y todos parecen sorprendidos.

Me volteé y seguí las direcciones que me dio el voluntario en la recepción. No me tomó más de unos minutos darme cuenta que el piso de pediatría estaba lleno de almas deambulando. Pasé a los niños en sillas de ruedas observándome con curiosidad. Sonreí y saludé mientras los pasaba. Mi corazón empezó a doler por razones más allá de mi pérdida. Ver las pequeñas sonrisas en sus rostros pálidos no era fácil. Una pequeña niña con cabello largo, rojo y ondulado, atrapó mi atención. Estaba de pie en la puerta de su habitación, mirando fijamente, no a mí, sino a cada lado de mí y detrás de mí con curiosidad antes de mirarme directamente. Disminuí mi caminata y volteé la mirada hacia atrás, dándome cuenta que la mayoría de las almas a las que había sonreído y hablado me estaban siguiendo. Ella podía verlas. Me detuve y estudié su dulce y pequeño rostro. Estaba de pie con lo que parecía ser un caminador. Miró hacia las almas de nuevo y sonrió cálidamente y luego sus pequeños ojos me encontraron.

—¿Los ves? —pregunté con un susurro, con miedo a que los otros me escuchen y crean que estaba loca.

Ella asintió, balanceando su cabeza y sus ondas rojas.

—¿Y tú? —preguntó con un susurro alto. Asentí con la cabeza—. Genial —replicó, sonriendo.

lunes, 6 de julio de 2015

Existence: Capítulo Doce

—¿Qué hiciste todo el fin de semana? Pablo dijo que no te sentiste bien después del concierto. Pensé que escucharía algo de ti. Pero no obtuve nada, nada. Alma Fría estaba increíble. Debiste quedarte después que terminó. Conocimos a la banda, excepto al líder, Peter. Él se fue más temprano o algo. No me importó, ¡fue increíble! Podía haber besado el rostro de Papá por ello. —Candela envuelve un brazo dentro del mío mientras continúa hablando. Miro el pasillo, necesitando ver a Peter en algún lugar entre el mar de rostros—. ¿A quién estás buscando? —Hay un toque de interés en la voz de Candela. Peter no estaba en ninguna parte entre la multitud, sin embargo, María si estaba y estaba coqueteando abiertamente con Victorio. Eso se veía extraño.

—¿Has visto a Peter esta mañana? —pregunté mirando a Candela y rezando que ella no lea más en mi pregunta.

Su frente se arruga con un fruncido.

—¿Peter, el mismo Peter Lanzani, el cantante de Alma Fría?

Asentí y busqué entre los casilleros. —Sí, Peter —repetí. El fruncido de confusión en el rostro de Candela envió una alarma en mi cabeza.

—Um, ¿estás tomando esas pastillas para el dolor de nuevo, querida? ¿Por qué el cantante de Alma Fría estaría aquí?

Algo andaba muy mal. Pánico llenó mi pecho.

—Buenos días —dijo Pablo mientras caminaba hacia mí y deslizaba un brazo alrededor de mis hombros.

sábado, 4 de julio de 2015

Existence: Capítulo Once (Parte 2)

La briza empezaba a enfriarse y el sitio debajo de la carpa llenó su capacidad. Quería estar en cualquier lugar menos aquí con una vista perfecta del escenario en el que pronto Peter estaría. Las luces bajaron y la gente se puso loca. Pablo colocó su brazo alrededor de mi espalda y me incliné contra él, esperando que su cercanía me ayudara a superar esto. Con un sonido de tambor y el de una guitarra eléctrica, las luces destellaron mientras fuegos artificiales explosionaban por encima de nosotros. Un grupo de tres chicos tomaron el escenario. Uno estaba detrás de los tambores con cabello largo y rubio y los otros dos estaban a cada lado del escenario con guitarras en sus manos. La música llenó el aire de la noche y gritos se escucharon desde la playa. Todo estaba tan cubierto de gente que ya no podía ver la arena. Un sonido fuerte y una nube de humo me hicieron saltar. Los gritos solo se volvieron más fuertes. Peter salió del humo, ahora colocándose en el escenario. Observé su cabello bailar en la briza mientras alcanzaba el micrófono, esperando en el centro del escenario. Lo tomó entre sus manos y luego se volteó directamente hacia la carpa. Directamente hacia mí.

“Quieres lo que no puedes tener. Lo veo en tus ojos. El dolor que llena tus noches es por mi paquete de mentiras. He abierto la puerta para ti, para que te alejes. Hay un mejor camino para ti aunque quiero que te quedes. He roto las reglas, he virado del camino, pero cuando te conocí supe que salvarte valía la pena. Déjame dejarte ahora antes que sea demasiado tarde. Déjame dejarte ahora antes que sepas qué soy y tu amor se convierta en odio.

Aléjate de mí antes que me rompa y te lleve conmigo. No puedes ir hacia donde yo voy, no puedes atravesar mi Infierno. Aléjate de mí antes que me rompa y te lleve conmigo. Mi camino está hecho solo para mí. No hay manera de llevarte también. Te he dado vida cuando estuvo en mis manos darte muerte. Aléjate de mí.

Observo la vida que sé que llevarás sin mí aquí. Es lo que mereces, es dónde tú perteneces, es todo lo que quiero, pero todo lo que temo. Una vez que te conocí supe que tenía que salvarte, pero tú me salvaste a mí. Ahora me estoy alejando y dejándote ser libre. En ningún momento me olvidaré que hay un fuego dentro de mí que tú encendiste con tu toque. Hacerte daño no era el plan, pero debe suceder por mí.

miércoles, 1 de julio de 2015

Existence: Capítulo Once (Parte 1)

La mañana siguiente. Peter se había ido. Lo esperaba, pero aún corrí por las escaleras al primer piso en caso se hubiese quedado. Los días pasaron y Peter continuó ignorándome. Durante los días en la escuela, él continuó coqueteando con María. Me había vuelto invisible cuando estaba preocupado. En las noches, entraba a la sala de estar alrededor de la hora de dormir y se sentaba en el sofá sin verme. Nada tenía sentido. Sin importar cuántas veces intentaba lograr que me hable, permanecía en silencio. Una persona solo podía sufrir una cierta cantidad de humillación y yo había alcanzado mi cuota. Si él quería ignorarme entonces bien. Se lo dejaría.

—No voy a tomar un no como respuesta. Si personalmente tengo que ir a tu casa y vestirte y luego debo hacer que Gas te recoja y te cargué sobre sus hombros al concierto, lo haré. No dudes de mí. —Candela estaba de pie con su mano en su cadera y con una determinación establecida en su mentón.

Discutir con ella cuando estaba así no tenía sentido. Gastón rio.

—La llevaré en mis hombros si tengo que hacerlo pero tal vez deberíamos discutir esa parte con Pablo primero. No estoy realmente seguro que él vaya a querer que lance a su chica sobre mi hombro.

Candela ondeó una mano hacia él.

—¡Cómo sea! Él no le hará hacer nada que ella no quiera. Tú vas a tener que cargarla y yo voy a tener que atrapar a Pablo y sentarme encima de él mientras tú te escapas.

Reí y me sorprendió lo bien que se sintió.

—¿De qué se trata esto de sentarte encima de mí? —preguntó Pablo mientras venía hacia nosotros y deslizaba un brazo alrededor de mi cintura.

domingo, 28 de junio de 2015

Existence: Capítulo Diez

No había vuelto. Pasé todo el fin de semana encerrada en mi habitación, esperándolo, pero nunca vino. Me había despertado el lunes por la mañana, me había vestido con tanta desesperación que casi salí corriendo hacia el auto para llegar rápido a la escuela. Cuando mi madre me preguntó: “¿Pablo no te va a recoger ahora?”, me detuve con mi mano en la perilla de la puerta, insegura de cómo responder. Había dejado que sus llamadas vayan directamente al mensaje de voz casi todo el fin de semana. Después de escuchar sus mensajes suplicantes, finalmente lo había llamado y le había asegurado que simplemente estaba en cama, enferma. Él esperaría llevarme a la escuela esta mañana. Me forcé a mí misma a sentarme y tomar mi desayuno mientras esperaba otros diez minutos más para que Pablo llegue. De alguna manera, logré mantener la apariencia de la paciencia hasta que entré a la escuela. No podía sentirlo. No estaba ahí. Los labios rojos haciendo puchero de María me aseguraron que él no se estaba escondiendo de mí. Simplemente no estaba aquí. Cada clase que pasaba sin él se sentía como un hueco negro expandiéndose en mi mundo. Pablo me observó con una mezcla de preocupación y frustración y supe que estaba tratando de entender. La última campana sonó, salí de la biblioteca y me dirigí a casa. Necesitaba que él estuviera ahí.

Pero no estaba. Se mantuvo alejado por dos días más.

En el momento en que entré a Literatura Inglesa el jueves, lo sentí. La sensación a la que me había acostumbrado era tan fuerte por su ausencia de cuatro días. Miré hacia la parte trasera del salón y ahí estaba, dándole a María su sonrisa de lado mientras trazaba la línea de su mentón con su dedo. Ella rió y ella se inclinó más cerca de él para susurrarle algo en su oído que causó que él lance su cabeza hacia atrás y se ría. Ella miró hacia mí e hizo a una mueca de triunfo. La miré a ella y luego a Peter quién parecía no mirarme para nada. La estaba observando a ella, sonriendo seductoramente. Me había besado y me había dejado sola, confundida, y luego se había desvanecido por seis días. Ahora, era como si nada hubiese pasado.

Lo miré fijamente, deseando que él también me mire, para que se dé cuenta de mi presencia. No lo hizo. Incapaz de mirar por más tiempo, me volteé y dejé el salón. Pablo aún seguía de pie, fuera de la puerta, donde lo había dejado. Estaba hablando con Victorio y volteó la mirada hacia mí con una sonrisa de sorpresa.

Existence: Capítulo Nueve

—¡No se ve nada como nuestro gimnasio! ¡Ay! ¿Qué tan fantasioso se ve este lugar? —Candela se volteó para sonreírnos, extremadamente satisfecha con las decoraciones en el gimnasio. Tenía razón. Habían hecho un trabajo excelente en el gimnasio, convirtiéndolo en una noche oceánica.

—Es impresionante —acordé mientras el brazo de Pablo me jalaba más cerca de él.

—¿Te gustaría bailar? —preguntó mientras la música cambiaba de una canción lenta a una de Lady Gaga, Just Dance.

Sacudí mi cabeza y miré hacia las mesas.

—¿Podemos sentarnos en esta? No estoy segura que mi costilla esté lista para esta clase de movimiento.

Me llevó hacia las mesas mientras Candela cogía a Gastón y lo empujaba hacia la pista de baile. Reí ante la expresión de dolor de Gastón y me volteé para decirle algo a Pablo cuando me di cuenta que su atención estaba enfocada en la entrada. Su ceño estaba fruncido. Peter acababa de entrar, viéndose increíble con vaqueros, una camisa negra y botas. Me tomó un momento apartar mis ojos de él para notar que María estaba pegada a su lado. Se había derretido en el vestido rojo que llevaba puesto. Eso o realmente no era u vestido si no algo que había pintado en su cuerpo. Los celos surgieron en mi pecho al ver el brazo de Peter alrededor de su cintura. Volví la mirada a Pablo quién aún estaba mirando a la pareja con disgusto.

—¿Estás bien? —pregunté y él apartó su mirada de María y Peter.

Asintió, se detuvo y me estudió por un momento.

—Llevas algunas clases con Peter y les has hablado unas cuantas veces, ¿verdad? 

Asentí, insegura de hacia dónde estaba yendo así que esperé por más.

sábado, 27 de junio de 2015

Existence: Capítulo Ocho (Parte 2)

El momento en el que la camioneta se detuvo fuera de mi casa, cogí mi bolso y salté afuera. Necesitaba distancia. Nada sobre esto tenía ningún sentido y quería entender. Me volteé para cerrar la puerta con un golpe y vi a Peter de pie en su camioneta con una expresión de derrota en su rostro. Me detuve. La urgencia de llamarlo era tan fuerte, pero me resistí y cerré la puerta suavemente. No podía entender por qué él se rehusaba a explicar lo que me estaba sucediendo. Quería odiarlo pero él había aclamado parte de mi alma y no había nada que pudiese detener mis sentimientos por él. Su apariencia en mi vida había empezado toda su locura. Me había ofrecido darme cualquier cosa en el mundo más que las respuestas que quería y necesitaba. Solté mi mochila en la encimera de la cocina y caí en un asiento de la barra. Esta noche Pablo vendría y trabajaríamos en su discurso de esta semana. Todo sería cosas normales de adolescentes. Pretendería que no vivía en un mundo de actividad paranormal. Tal vez incluso le cocinaría la cena. Todo normal, todo muy normal.

Terminé de cortar las quesadillas y el timbre sonó. Cogí el plato y lo coloqué en la mesa de la cocina en mi camino a la puerta.

Pablo sonrió y entró.

—Lo que sea que huelo es el cielo. Por favor, dime que es para mí porque me estoy muriendo de hambre. —Me puse en puntas de pie y lo besé castamente en los labios antes de regresar a la cocina para obtener bebidas del refrigerador.

—Hice quesadillas esta noche. ¿Quieres crema o guacamole? —pregunté, volteándome para mirarlo.

—Crema —replicó. 

Todo muy normal. Ningún alma loca rubia intentando asustarme. Solo yo y mi novio, trabajando en nuestra tarea.

jueves, 25 de junio de 2015

Existence: Capítulo Ocho (Parte 1)

Pablo besó mi mejilla antes de dejarme en la puerta de mi clase de Literatura Inglesa. Había empezado a ir a la escuela con él todas las mañanas. Cada mañana se había vuelto mucho más difícil dejar la presencia de Peter y entrar a la realidad de Pablo. Después de dormir con la voz de Peter cantando en mi oreja toda la noche, parecía hundir más su presencia. Una intimidad existía ahora entre nosotros. Después de tener sus manos en mi cuerpo y sus labios contra mi piel, nada había sido lo mismo. Él se había recostado ayer por la noche a mi lado y me había sostenido contra él mientras yo me quedaba dormida. Necesitaba a Peter. Las palabras que susurraba en mi oído todas las noches me aseguraba que él también quería hacerlo. Él me necesitaba pero estaba dejando que se instale una barrera entre nosotros.

Me dirigí hacia mi carpeta cuando noté que la que estaba detrás de mí permanecía vacía. Era el lugar usual de Peter. Él llegaría pronto. Me situé en mi carpeta y empecé a leer desde donde me quedé el viernes. Cada vez que alguien pasaba por la puerta, desde mi vista periférica, alzaba la mirada para ver si era Peter. La voz de María y su cabello rubio aparecieron por la puerta, y él la siguió, cargando sus libros. Mi garganta se torció con un nudo doloroso. Me forcé a mí misma a apartar la mirada. Él había dicho ayer que no le gustaban las rubias, pero la forma en que la miraba a ella, con afecto, decía algo completamente diferente. Miré hacia el libro abierto en frente de mí, sin entender ninguna palabra. Estaba esperando que Peter se siente detrás de mí. Él nunca lo hizo. El Sr. Vásquez entró a la habitación silbando y sonrió a la clase.

—Ah, qué bueno ver rostros emocionados esta mañana. ¿No es una diversión Literatura Inglesa? ¿Qué mejor manera de despertar? —preguntó, con tono jovial. 

Se volteó y escribió la tarea de esta semana en la pizarra. Quería voltear la mirada y ver en donde se estaba sentado hoy Peter pero me rehusaba a hacerlo. Podía sentirlo mirándome, sin duda esperando ver si yo lo buscaría. Bueno, no le daría la satisfacción. Además, probablemente estaba jugando con esos mechones largos de cabello rubio que él clamaba odiar. Él me había susurrado que me quería. Que yo era la única que siempre había necesitado.

miércoles, 24 de junio de 2015

Existence: Capítulo Siete (Parte 2)

El sonido del canto de mi madre y el olor a tocino me despertó. Me estiré y entrecerré los ojos ante la brillantez del sol de la media mañana. Lo que pasó anoche regresó a mí lentamente y me senté en la cama, mirando hacia la ahora vacía silla. Miré alrededor de la habitación y me di cuenta que estaba sola. ¿Me había dejado? Había confiado en él, en que cuidaría. Me puse de pie, necesitando abrir la puerta y estar cerca de mi mamá. Estar a solas no estaba dentro de mi lista de cosas por hacer. Me volteé y noté su guitarra en la esquina y una pequeña cantidad de comodidad regresó, sabiendo que parte de él aún estaba aquí. Sin embargo, una guitarra no era él, así que corrí escaleras abajo.

—Bueno, buenos días, Gloria —dijo mi mamá desde la estufa.

Colocó un pedazo de tocino encima de una toalla de papel encima de un plato.

—Buenos días —dije con voz rasposa por el profundo sueño en el que había estado.

Me sorprendió el sonido de un hombre aclarándose la garganta y me volteé para ver a Peter sentado en el sofá, observándome. 

—Pensaste que me fui. Yo diría que no me fui —dijo con una sonrisa.

Solté un suspiro de alivio y sonreí débilmente.

—Aquí, querida, toma un crepe antes que se enfríe y coge un poco de tocino. El café está fresco por si quieres un poco. —Se rio—. Te ves como si necesitaras un «hazlo por mí».

Sonreí y fui a servirme en mi plato.

lunes, 22 de junio de 2015

Existence: Capítulo Siete (Parte 1)

En el momento en que quise abrir la puerta y la encontré cerrada, supe que estaba en problemas. La nota en la barra de mi madre diciéndome que ella y Mariano habían salido para ver una película envió un temblor de miedo a través de mí. No quería estar a solas en casa. No le había pedido a Candela que se quede conmigo esta noche porque había planeado dormir en la misma cama con mamá. Entré a mi habitación y observé cada centímetro de este en busca de cabello rubio. Ningún signo del alma loca. Miré de nuevo al baño y pensé en la ducha que realmente quería. Entrar y prender la ducha y cerrar la cortina me asustaba. Sigo teniendo visiones de escenas de terror que he visto, donde las cosas malas suceden cuando alguien toma una ducha. Nunca he sido capaz de tomarme una ducha sin mi mamá en casa. ¡Oh, diablos! ¡Me iba a convertir en la chica increíblemente apestosa! Si intentaba convencer a mi mamá que entre al baño conmigo así podía bañarme, ella pensaría que me había vuelto loca. Caí en la cama y solté un suspiro de derrota.

—¿Qué sucede? —preguntó una voz desde mi puerta. 

Me puse de pie, gritando. Sin embargo, murió casi inmediatamente cuando vi a Peter inclinado contra el marco de la puerta, observándome.

—Peter.

Tomé un profundo respiro para calmar mi acelerado corazón.

—Lo siento, no pensé que estabas tan tensa sobre esto —dijo, frunciendo y entrando a la habitación.

Me senté de nuevo en mi cama y solté una risa superficial.

sábado, 20 de junio de 2015

Existence: Capítulo Seis (Parte 2)

—¡Vamos Piratas! —Candela alentó fuerte desde su asiento a mi lado.

Estábamos ganando por dos puntos y la multitud empezó a gritar alegre. Solo cuatro minutos quedaban en el juego y no había visto a Peter por ningún lado. Aparentemente, María no lo había visto tampoco porque la observé en el campo de fútbol, animando. Ella se mantenía observando la multitud en busca de él. Sus razones de querer verlo eran completamente diferentes a las mías, por supuesto. Sin mencionar el hecho que las suyas ni siquiera eran tan importantes. Con cada mueca de su cara, sabía que ella no veía al elusivo Peter Lanzani. Necesitaba encontrarlo antes que terminara el juego. Salir con Pablo después para celebrar la victoria sería aplacado por las preguntas sin responder en mi cabeza. 

—¿Podrías dejar de mirar a la multitud buscando a la estrella de rock y ver a tu novio? —siseó Candela en mi oreja. Debí saber que ella me descubriría. 

Fruncí el ceño.

—No estoy buscando a la estrella de rock. El fútbol solo me aburre.

Candela rió y rodó sus ojos.

—Solo tú saldrías con el chico caliente deportista y luego admitir que estás aburrida del fútbol.

miércoles, 17 de junio de 2015

Existence: Capítulo Seis (Parte 1)

Creo que este tu primer partido de fútbol —dijo mi madre, sonriendo desde el lavado de la cocina donde estaba secando los platos.

Me encogí de hombros.

—Supongo.

Alzó la mirada hacia mí.

—¿Y vas a salir con el equipo cuando termine?

Empecé a responderle cuando un alma entró a la cocina a través de las puertas cerradas del patio. Me tensé. Había pasado bastante tiempo desde que un alma deambulaba a través de nuestra casa. El alma se veía joven. Su cabello colgaba por su espalda con largos y ondulados cabellos rubios. Parecían flotar alrededor de su cintura. Empecé a hacer el usual «Actuar como si no la hubiese visto» pero ella se detuvo directamente en frente de mí y empezó a estudiarme. Sus ojos se veían traslúcidos y sus pestañas eran increíblemente largas, pero tan rubias que casi eran indetectables. Su cabeza se ladeó mientras se acercaba a mí, observándome como si yo fuera una especie de experimento científico que la abrumaba.

—¿Querida? —La voz de mamá me despertó del trance. 

Aparté mi mirada del alma, lo que fue difícil porque ella estaba tan cerca de mí que podía estirarme y tocarla.

martes, 16 de junio de 2015

Existence: Capítulo Cinco

Permanecí en el hospital por una semana entera. Cada noche, iba a dormir con el gentil sonido de una guitarra. Cuando me despertaba en mitad de la noche nunca era con una habitación vacía sino con el alma oscura y misteriosa a la que me sentía atraída. Él se sentaba en las sombras y tocaba una melodía que había decidido que me pertenecía.

Todos los días, Pablo vendría directamente después de su práctica de fútbol con comida que había pedido, escondida dentro de su chaqueta de cuero. Trabajaríamos en su tarea, y luego veíamos televisión y comíamos la comida que él traía. Estar con Pablo me hacía sonreír. Amaba cada momento que pasábamos juntos.

Sin embargo, en la noche, cuando el alma se sentaba en mi habitación y tocaba para mí, la música parecía llenar los espacios solitarios. Tenía una necesidad por un alma que no entendía. Mi deseo por él asustaba, y me fascinaba. Mi última noche en el hospital y su voz se unió al sonido de la guitarra. Puso las palabras a mi melodía.

“La vida que camino une mis manos, me hace tomar las cosas que no entiendo.

Camino este oscuro mundo, sin conocer la verdad, olvidando el yo que una vez conocí; hasta ti. 

La vida que camino eternamente era todo lo que conocía, nada más quedaba para mi aquí en esta tierra, hasta ti.

Siento el dolor de cada corazón que tomo, siento el deseo de reemplazar todo lo que he odiado. La oscuridad me sostiene cerca pero la luz aún atrae mi alma vacía.

sábado, 6 de junio de 2015

Existence: Capítulo Cuatro (Parte 2)

El alma se fue antes que la enfermera terminara conmigo y no había regresado. Cuando me volví a despertar, rápidamente revisé la habitación, esperando que él volviera, pero mi madre ahora estaba sentada en la esquina, trabajando en su laptop. Me miró y sonrió.

—¡Buenos días!

El miedo que vi en sus ojos anoche se había ido…se veía menos tensa y más como mi mamá de nuevo. Ahora que me había despertado y la enfermera le había asegurado que me recuperaría, se veía menos tensa y más como mi mamá de nuevo. Sonreí.

—Buenos días.

Mi garganta se sentía un poco mejor gracias a todos los cubos de hielo que me había comido. Me estiré para coger mi taza de agua y mi Mamá saltó inmediatamente.

—No te muevas. Tu costilla rota va a requerir que te mantengas quieta por un tiempo. —Puso la cañita en mis labios y tomé pequeños sorbos del agua helada. Se sentía maravilloso en mi garganta seca—. Candela ya ha llamado esta mañana y le dije que te despertaste anoche. Está en camino, con Gastón. —Mamá se detuvo y miró hacia la puerta—, y Pablo Martinez ha estado esperando en la sala toda la noche. Incluso durmió aquí. Fui y le dejé saber que habías despertado y le dije que vaya a casa porque no podías tener visita, pero se quedó. Las enfermeras se sintieron mal por él y le dieron una almohada y sábanas. —Se detuvo como si no estuviera segura de exactamente por qué él quería quedarse en una sala de espera toda la noche. Los recuerdos de él no llegando a nuestra sesión de estudio por culpa de María. Ya no me sentía triste o decepcionada. Las lágrimas que había derramado por él habían sido sin sentido.

Mamá se mordió el labio inferior.

—Él dijo que era la razón por la que te fuiste de la escuela triste. No te he preguntado por qué no estabas en la escuela o qué sucedió porque no quería lograr lo mismo.

Dejó de hablar y me estudió, esperando a que yo diga algo. ¿Qué podía decir? Realmente no quería ver a Pablo. Casi me mato a mí misma actuando como una chica tonta enamorada.

jueves, 4 de junio de 2015

Existence: Capítulo Cuatro (Parte 1)

Pablo no vino ayer para terminar el discurso que era para hoy. No venir no era algo particular de él. Mientras más tarde se hacía sin tener una llamada de él, más enojada me ponía. Al final, yo misma terminé el discurso y lo imprimí. En el fondo creía que él tendría una buena excusa y dejarlo que obtenga una mala nota se veía cruel. Busqué en mi mochila su discurso mientras caminaba por el pasillo. Solo esperaba que cuando lo encontrase y le entregara el papel, él tuviese una razón legítima para no haber ido ayer por la noche. Admitirme a mí misma que necesitaba que tuviese una buena excusa no había sido fácil. Había dejado que me preocupara demasiado por Pablo Martinez.

—Oye chica, ¿cómo estás? Te extraño.

Candela deslizó su brazo alrededor de mi cintura y recostó su cabeza en mi hombro. Yo también la extrañaba. El año pasado, cuando ella y Gastón empezaron a salir, yo estaba con Benjamín. No me había hecho sentir aislada de mis amigos cuando estaban solos. Conmigo estando soltera ahora y los otros dos en mi trío siendo pareja de nuevo, no podía evitar sentirme como «violinista».

—Yo también te extraño. Tenemos que salir una noche. Tal vez una noche de chicas —sugerí mientras buscaba entre el tumulto de estudiantes en el pasillo a Pablo.

—¡Eso suena genial! Hay que planear hacerlo una noche de este fin de semana. —Se detuvo y frunció el ceño—. O tal vez el próximo fin de semana. —El fruncido no usual en ella era prueba suficiente que odiaba decirme que estaba ocupada.

Me encogí de hombros y forcé una sonrisa.

—No te preocupes. Cuando tengas tiempo. —Miré por el pasillo y esta vez logré ver un atisbo de Pablo en su casillero, su espalda enfrentaba la multitud—. Necesito darle esto a Pablo. Te alcanzo en el almuerzo.

martes, 2 de junio de 2015

Existence: Capítulo Tres (Parte 2)

¿Acaso las chicas de tu edad normalmente no salen o hacen cosas el fin de semana?

Esta vez me fue imposible detener el grito de asombro que emanó de mi boca. Por suerte, mi mamá no estaba en casa para escucharme. Me di la vuelta para encontrar al alma hablante en mi cama, observándome.

—¿Por favor, podrías dejar de aparecer de la nada y asustarme como el infierno? ¿Y qué haces en mi habitación? ¡Vete!

Le lancé la blusa que estaba por colgar en mi ropero. Esto se estaba volviendo constante, tenía que dejar de seguirme. 

Una de sus cejas negras se alzó.

—Normalmente no eres tan irascible.

Gruñendo fuerte, fui hacia mi ventana, la abrí, y me volteé de nuevo hacia él. 

—Vete, por favor. Aléjate de mi habitación. ¡Podría haber estado desnuda!

Una profunda risa causó una calidez extraña se sintió a través de mi cuerpo. Mareo pareció tocarme pero solo apenas. 

—¿Quieres que me vaya? Eso es lindo.

domingo, 31 de mayo de 2015

Existence: Capítulo Tres (Parte 1)

Estaba de pie en mi sala, frustrada por haber perdido el control de la situación en mi encuentro con Pablo. Había ido a la biblioteca preparada para establecer nuestro calendario de viaje y había hecho notas en el cuaderno que el profesor de Oratoria nos había dado a todos los tutores. Había creado un calendario para que lo use Pablo, haciendo notas de los días y tiempos de nuestras sesiones. Escribí instrucciones para él en lo que debía de traer y cómo tomar notas en clase. Todo parecía tan bien. Aun así, nada había sucedido como lo planeado. No había tomado en consideración que estudiar con Pablo el último periodo sería tan imposible desde que todos los jugadores de fútbol tenían que reportarse en el campo durante el último periodo. Tampoco había pensado sobre sus prácticas por la tarde y su trabajo en la noche en la tienda de surf de su tío. El timbre sonó antes que pueda enojarme más sobre el hecho que nada había sucedido como yo quería. No podía apartar mi irritación mientras abría la puerta.

Pablo sonrió con disculpa. 

—Realmente lo siento por esto. Me siento mal que tengas trabajo por mi horario. Sé que las siete es tarde y bueno, lo siento.

Él parecía sincero y un poco nervioso. Esta no era la forma en que esperaba que él actuase. ¿En dónde estaba su arrogancia? ¿Siempre era tan lindo? Sin duda, no. El chico había salido con la peor bruja de la costa del sur por dos años. Retrocedí un poco para dejarlo entrar.

—Está bien. Entra y siéntate en la mesa y traeré algo para tomar. ¿Te gusta la cerveza? —pregunté, caminando hacia el refrigerador así no tenía que mirarlo.

—Eso está genial, gracias.

Existence: Capítulo Dos (Parte 2)

Déjame ver si entiendo bien esto. —Candela estaba sentada en el sillón con un pedazo de pizza en su mano y una bebida entre sus piernas, mirándome fijamente—. ¿Pablo «tan caliente que te hace derretirte» Martinez te pidió ayuda con Oratoria y tú le dijiste que no? ¿Estás loca como creo que lo estás? En serio, Lali, pensé que la locura que a veces muestras solo era parte del espectáculo y en el fondo sí tenías algo de sentido común.

Lancé un pedazo de pizza en el plato en frente de mí con frustración.

—Voy a arreglarlo en la mañana. No es como si hubiese robado un banco. Deja de convertirlo en un gran problema. Sé que lo jodí. Realmente él necesitaba ayuda y yo sí me inscribí para ser tutora. Si quiero el crédito extra, debo ayudar a esos que el profesor de Oratoria me envía.

Candela rodó sus ojos.

—¡Oh, y encima te envió el chico más guapo en el país! Quiero decir, ¿qué pasa contigo?

Fue imposible no encontrar asombro en su drama. Candela nunca fallaba en hacerme sonreír con las pequeñas cosas, convirtiendo todo en una enorme escena dramática.

—Estuvo mal no ofrecerle ayuda. Supongo que mi prejuicio contra él se interpuso en mi camino. Pero, no voy a ayudarlo porque tú crees que es caliente. Voy a ayudarlo porque de hecho él necesita ayuda y me inscribí para ayudar a quienes lo necesitan. 

Candela rodó sus ojos y se congeló, sosteniendo su pizza a mitad de camino entre el plato y su boca.

jueves, 28 de mayo de 2015

Existence: Capítulo Dos (Parte 1)

Oye Lali, el profesor de Oratoria me dijo que necesitaba hablar contigo. —La voz de Pablo pareció sacarme de mi estupefacción momentánea.

Si el profesor de Oratoria lo había enviado, significaba que necesitaba alguna clase de ayuda académica. Sin embargo, no estaba segura si quería ayudar, tampoco tenía la intención de dejárselo fácil. Me las ingenié en mostrar una expresión de «y qué», y esperé en silencio. Pablo se aclaró la garganta y corrió sus manos en sus rodillas, como si de hecho estuviera nervioso.

—Eh, bueno —empezó—, quiero decir, que necesito ayuda con Oratoria. No es mi tema y el profesor dijo que tú eras a la que podía pedirle asistencia. 

Miraba directamente al frente mientras hablaba. Ni siquiera me había mirado de frente. Realmente no me gustaba este chico. Finalmente volteó su mirada hacia mi dirección. Estaba segura que aprovechaba de su expresión de esperanza con todas las mujeres, para obtener lo que quería. Mi estómago me traicionó y se removió por el afecto de lo que sus ojos que rogaban. Odiaba que él pudiese hacer que mi cuerpo reaccione a él.

—Este es el primer día de escuela. ¿Cómo puedes necesitar ayuda tan rápido? —pregunté con una voz que esperaba que sonara enojada. 

—Eh, sí, lo sé, pero yo, bueno, es el profesor y sé que voy a tener problemas en ese curso —dijo, un poco a la defensiva. Pablo siempre había sido un buen estudiante. Había estado con él en unas cuantas clases.

martes, 26 de mayo de 2015

Existence: Capítulo Uno

No lo mires y se irá, dije en mi cabeza, mientras caminaba hacia mi casillero. Me tomó una cantidad extrema de voluntad el no mirar hacia atrás sobre mi hombro. No solo el alertarle que podía verlo sería inútil, sino también estúpido. Los pasillos estaban ya llenos de estudiantes. Aunque, si él me seguía dentro de la escuela lo hubiese visto fácilmente entre la multitud de gente. Él se hubiese quedado ahí como siempre, sin moverse y observando.

—¡Ey! ¿Has visto a Pablo? En serio, ¿puede ser más guapo? Oh, sí que puede —Candela Vetrano, mi mejor amiga desde inicial, suspiró mientras cogía mi brazo.

—No, no lo he visto —repliqué, forzando una sonrisa. No me importaba lo guapo que se veía Pablo Martinez. Candela rodó sus ojos y abrió el casillero a mi lado.

—Honestamente Lali, no entiendo cómo puedes ser tan inmune a tanta calentura intensa.

Me las ingenié con una risa genuina y deslicé mi mochila sobre mi hombro. 

—¿Calentura? No acabas de decir eso. 

Candela se encogió de hombros.

—No soy muy buena con las palabras, como tú.

Robé una mirada sobre mi hombro. Los pasillos estaban llenos de gente normal, personas vivientes. Estaban hablando, riendo, y leyendo sus calendarios. Todo era muy real. Solté un suspiro de alivio. Este era el primer día de mi último año. Quería disfrutarlo.

domingo, 24 de mayo de 2015

¡PRONTO!

¡Hola de nuevo!
Por fin recordé que tenía una saga más por querer traducir/adaptar y dárselas a conocer. ¡Espero aún no la hayan leído! Se trata de Existence, de Abbi Glines, y es de hechos sobrenaturales.
Les dejo la Sinopsis, apenas pueda estaré subiendo el primer capitulo.

¡Gracias por el aguante!


Sinopsis

¿Qué pasa cuando eres acosada por la Muerte? Te enamoras de él, de su maldición. 

Lali Esposito de diecisiete años ha visto almas toda su vida. Una vez que se dio cuenta que los extraños que usualmente ve caminando a través de las paredes no eran visibles para nadie más, empezó a ignorarlos. Si no les dejaba saber que podía verlos, entonces la dejaban en paz. Hasta que salió de su auto el primer día de escuela y vio a un increíble sexy chico en una mesa de picnic, observándola con una increíble sonrisa en su rostro. El problema es, que ella sabe que está muerto.

No solo él no se va cuando ella lo ignora, sino que hace algo que ninguno de los otros ha hecho. Habla. Lali está fascinada por el alma. Lo que no se da cuenta es que su fecha para morir se está acercando y del alma hermosa que se está enamorando no es un alma para nada.

Es la Muerte y él está a punto de romper todas las reglas.

Fuente: Goodreads

domingo, 10 de mayo de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 60

Marianella

Nunca estoy mejor, ni siquiera estoy cerca a estar bien. Lo único que he hecho es decidir ponerme mejor. Pero creo que eso es suficiente. Estoy intentando ver la magia en lo milagros de cada día: el hecho de que mi corazón aún palpita, que puedo alzar mis pies de la tierra para caminar y que hay algo en mí capaz de ser amado. Sé que las cosas malas aún suceden. Y que a veces, me sigo preguntando a mí misma porque estoy viva; pero ahora, cuando me lo pregunto, tengo una respuesta.

Regreso un domingo por la mañana y esa tarde camino hacia la cena en la casa de Simón, inesperada, pero siempre bienvenida. Puedo decir que la música es elección de Melody y eso me hace sonreír porque aún la odio pero no a ella. Todos están riendo y ayudando, y además del hecho que Valeria está sentada a la mesa, todo es igual.

Ver a Thiago es mi bienvenida a casa. No le dije que estaba regresando. Él no dice nada cuando me ve, y yo tampoco porque el hecho que estoy aquí es una respuesta. Solo nos miramos uno al otro y hablamos en el silencio como siempre lo hemos hecho y nadie interrumpe la conversación.

—Hola…. —dice la mamá de Simón, con sus ojos amplios, cuando camino hacia la cocina sin ninguna ropa negra en mí, cargando la misma torta de chocolate que traje la primera vez que cené aquí.

—Marianella —lleno la pausa porque todos aún están intentando descifrar cómo decirme. Excepto tal vez, Thiago, quién siempre lo supo.

martes, 5 de mayo de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 59

Mar

Una tarde Thiago llama y como un milagro, le digo que estoy cansada de estar enojada.

—Entonces no lo estés —dice él, como si fuera la cosa más lógica en la tierra. Y tal vez lo es.

—¿Pero si no estoy enojada entonces no es lo mismo que decir que está todo bien? ¿No significa que estoy olvidándolo?

—No. Significa que lo estás aceptando—. Toma una respiración y exhala. —No te estoy diciendo que no debes estar enojada. Deberías estar furiosa. Estás ligada a cada onza de enojo que tienes—. Deja de hablar por un momento y cuando empieza de nuevo puedo escuchar la tensión en su voz. —No tienes idea de cuánto deseo matarlo por lo que te hizo, y si no hubiese sido arrestado, no sé si hubiese habido algo que me hubiese detenido de hacerlo, así que no creas que no creo que tu odio es justificado. Pero tienes una opción ahora y prefiero que escojas ser feliz. Y sé que eso suena estúpido. Tal vez suena como la cosa más imposible del mundo, pero aún es lo que quiero. Él se llevó el maldito piano, Rayito de Sol, no se llevó todo. Mira tu mano izquierda. Probablemente está apretada en un puño, ¿verdad?

No necesito mirar. Él lo sabe.

sábado, 2 de mayo de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 58

Mar

Thiago me dejó ir. O tal vez yo lo dejé ir.

No estoy segura si importa. Él se fue un día después que Simón. Me dijo que me amaba, pero no me permitió decirle lo mismo, porque él no quería escucharlo si es que era cierto. Luego besó la palma de mi mano izquierda, regresó a su auto y se fue.

Creo que el adiós fue más difícil para él porque él está acostumbrado a perder a las personas que mueren, pero no está acostumbrado a perder gente que se va, y eso es lo que yo estaba haciendo. No sé por cuánto tiempo me quedaré. Ni siquiera sé si voy a volver. Todo lo que sé es que es el momento. Es el momento para un montón de cosas, incluso si no puedo hacer que pase todo al mismo tiempo. Y me gustaría, porque la paciencia nunca ha sido algo mío.

Me acurruco en los brazos de mi mamá en una disculpa silenciosa porque no sé qué palabras decir para que sea suficiente. Y cuando hablo, le digo todo lo que sé que es verdad: que me odio a mí misma, que no estoy bien y que tengo miedo de sentirme así para siempre y no sé qué hacer. Y luego le digo que haga la llamada. Iré. 

Voy a terapia casi todos los días al inicio. Y hablo. Y hablo. Y hablo. Y luego hablo más. Y luego lloro. Y cuando termino de llorar, mis padres vienen y luego mi hermano e intentamos encontrar una manera de salir de este hueco, juntos.

jueves, 30 de abril de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 57

Thiago

Me despedí de ella hace dos días; dos días después de descubrir la verdad. Dos días que regresó a mí. Dos días de hacerme la idea sobre perderla. 

Estaba planeando irme el día de mañana pero sé que debo irme hoy.

Ambos estamos recostados contra el lado de mi auto, mirando el suelo que sostiene todos los secretos del universo. Su mano es un puño y está trazando círculos de nuevo con su pie y lo odio porque me recuerda de cosas en las que no quiero pensar.

Ella le dijo a sus padres que estaba considerando regresar conmigo y a ellos no les gusto, pero la conocen suficiente para darse cuenta que decirle eso no ayudaría mucho. Y aun así, eso es lo que estoy planeando hacer. Sostengo sus dos manos y la coloco en frente de mí porque quiero enfrentarla cuando le diga todo lo que tengo que decir. Y tal vez es un error porque cuando la miro ahora, pienso, por un segundo, que Dios no me odia tanto después de todo. Pero luego la miro de nuevo y todo lo que puedo ver es el adiós alrededor nuestro y necesito tocarla una vez más. Si debe haber una última vez para besarla, quiero saber que será la última. Trazo la línea de su cicatriz por su cabello. No sé quién se mueve primero, pero sus labios están en los míos y mis manos en su cabello y nos besamos con el remordimiento y desesperación de tantos días. Su cuerpo está aplastado contra el mío y la sostengo con tanta fuerza como si estuviera tratando de absorberla.

domingo, 26 de abril de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 56

Marianella

Mis padres se van al día siguiente para la conferencia de prensa, y mi hermano va a la escuela, aunque ellos le dijeron que podía faltar hoy.

Yo acompaño a Simón a su auto y creo que podría abrazarlo para siempre.

—Extrañaré a mi Mar que se viste de negro —dice.

—Nunca dejaré de ser tu Mar vestida de negro—. Sonrío y lo dejo ir. —Dile a Vale que te de otra oportunidad. Si lo arruinas esta vez, yo misma te golpearé.

Y luego se ha ido; y solo quedamos Thiago y yo, y todas las preguntas sin responder. Le entrego uno de los libros porque es la única forma que él sepa, y él lo mira como si fuera una bomba. 

—No quiero ni saber qué hay en esos libros —dice, y no lo tomará de mis manos.

Le digo que yo tampoco quiero saber qué dice. Pero necesito saberlo y que él también lo sepa. Así que lo lee y su rostro se tensa junto con cada músculo de su cuerpo y puedo decir que está intentando no llorar. Y cuando le muestro fotos, él coloca su puño contra su boca y creo que quiere golpear algo, pero no hay nada.

viernes, 24 de abril de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 55

Thiago

Después de la medianoche y nadie está durmiendo. Estamos en nuestra tercera taza de café. 

El hermano de Rayito de Sol, su enamorada y el Sr. Rinaldi regresaron hace una hora. Ninguno de ellos dijo una palabra, pero no necesitan hacerlo. Se entiende que no han encontrado nada. El silencio en esta sala es como un vicio que solo sigue apretándonos, poco a poco, hasta que estamos sofocados.

El piano está en la esquina como un fantasma y no puedo verlo porque ahora sé lo que significa, y también me está cazando. Simón y yo estamos en la mesa del comedor. Los papás de Mar están en el sillón, uno al frente del otro. La enamorada del hermano de Mar está en el sillón con su cabeza en el regazo de él, su mano corriendo a través de su cabello.

La puerta trasera se abre y hay una bomba detonando en la habitación. Todos se voltean al mismo tiempo. Y ella está ahí.

Nadie se mueve, nadie se levanta de un salto y corre hacia ella o muestra alegría. Todos solo miran, como si estuviéramos intentando asegurarnos que realmente es ella. Ella nos mira a todos, sus ojos pasando sobre cada rostro en la habitación, hasta que alcanza los míos.

jueves, 23 de abril de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 54

Thiago

Su madre nos cuenta lo que sucedió ese día. No sé si quiero oírlo pero ella necesita contarlo, así que escuchamos. Ella habla sobre las cosas que no escuchamos en las noticias y lo poco que saben de Juan Cruz. Ella nos cuenta sobre la parte que vino después. El no recordar, luego el no hablar. Las cirugías y la terapia física. Queriendo regresar a la escuela donde nadie sabría quién es. El nombre ruso que su madre no entendía hasta ahora.

Luego hablar del antes. Escuchamos historias sobre una chica y un piano y toda una comunidad que se adueñó de ella. Sus ojos se iluminan ante el recuerdo. Pero eso es lo que es, un recuerdo. Como dijo Rayito de Sol. Sé lo que ella está viendo. Una chica muerta.

Y escucho todas estas historias y empiezo a entender por qué se fue. Siento que aprendo más en una tarde de una chica que prácticamente ha vivido meses en mi casa que lo que hice desde que la conocí. Y no quiero saber nada de ello. 

Su madre nos agradece no sé por qué y luego nos deja para hacer más llamadas. Creo que solo necesita algo que hacer. 

domingo, 19 de abril de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 53

Thiago

Su habitación es una locura y siento como si hubiese entrado a su mente. No hay paredes. No puedes verlas. Cada centímetro de espacio está cubierto con pedazos de periódico y notas a mano en pedazos de papel. Parecen moverse, nadando dentro y fuera de mi visión como una ilusión óptica. Como ella. Quiero cerrar mis ojos pero no puedo. Solo me volteo en un círculo esperando que se detenga, pero sigue. Creo que podría escapar de la habitación pero ahora esto también está en mi cabeza. Como cualquier cuerpo muerto que se está escondiendo abajo, en esos libros.

Nos acercamos con Simón para leer las cosas que hay escritas. Todos son nombres. Son nombres, con sus orígenes y significados. Algunos son del periódico, como los que la vi cortando en mi casa. Otros han sido impresos desde el Internet. Otros los ha escrito ella misma.

No sé cuánto tiempo nos quedamos mirando las paredes antes que Simón hable. —¿En dónde está Mar?

Lo miro. No lo sé, ¿cómo podría saberlo? Pero él está mirando las paredes, no a mí. Está buscando su nombre. Yo también empiezo a buscar, pero es imposible.

viernes, 17 de abril de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 52

Thiago

La habitación es un caos.

Me recuerda al día en que mi madre y Hermana murieron. Los teléfonos no dejan de sonar. Son como zombies todos. Están vacíos, esperando sin fin por algo. Lo entiendo. 

Hay fotos por toda la habitación de una chica que debería conocer, pero no lo hago. Una chica con vestidos de colores pasteles, con lazos en su cabello, sonriendo y tocando el piano en varias imágenes. 

Sus dos papás están al teléfono y la línea fija no deja de sonar, pero nadie contesta porque los reporteros siguen llamando. Finalmente, su padre arranca el cordón de la pared y luego hay silencio. 

Simón y yo nos sentamos a un lado en la habitación. Separados física y emocionalmente del resto de la familia. Del resto de la familia. Me conozcan o no, también formo parte de esa categoría. Ella se aseguró de eso, sin que me importe pensar lo contrario. Ahora ella también se ha ido. Encaja.

miércoles, 15 de abril de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 51

Thiago

Mi teléfono suena y lo agarro sin ver quién llama, esperando que sea ella.

—¿Sabías de esto? —pregunta Rama, sin decir ni hola.

—No —digo, pero no tengo energía para decirlo brusco. Todos asumen que yo debería haber sabido de esto. Debí, pero no sabía nada.

—¿Es ella, verdad? —pregunta, esperando una confirmación que no necesita.

—Es ella.

—Ayer la vi con él.

—¿Con quién?

—Juan Cruz, el de las noticias, el chico que confesó.

miércoles, 8 de abril de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 50

Thiago

Cuando llega la cena del domingo, espero que ella esté ahí. Con todo lo que ha sucedido la semana pasada, ella ha faltado a la escuela y no la culpo. Yo también hubiese hecho lo mismo, si no fuera porque estoy desesperado por tener aunque sea una ligera oportunidad de verla.

Mi casa está muy silenciosa y mi garaje está muy vacío así que vine aquí temprano.

La cena no está lista así que Simón y yo terminamos en su habitación porque no me siento bien como estar ahí siendo educado y hablando. Pero no tengo nada que hablarle a Simón tampoco, y solo terminamos ahí sentado en un silencio estúpido.

Tal vez debí quedarme en casa.

—Cuéntame qué diablos sucedió entre ustedes dos —finamente demanda Simón.

—Y no digas que nada. Y no digas que no sabes. He obtenido todas las evasivas posibles de ustedes dos y es pura mierda.

—No lo sé—. Alzo la mirada hacia Simón y lo detengo antes que pueda interrumpirme. —Esa es la absoluta verdad, te guste o no. No tengo ni una maldita idea. Todo estaba bien, y luego no lo estaba. Todo lo que sé es que, por como cinco minutos, creo que fui feliz. 

—Algo tuvo que suceder, Thiago.

domingo, 5 de abril de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 49

Mar

No estoy segura de cuánto tiempo nos sentamos en el auto de Thiago, sosteniéndonos de las manos, rodeados de la oscuridad y arrepentimientos no dichos. Pero es lo suficiente para saber que no hay historias o secretos en el mundo que valgan sostener más que esta mano.

***

Rama me recoge a las ocho de la mañana. Así como él se ve diferente a todos los días, yo también lo hago. Me parezco más a la antigua Mar. No sé si se siente bien, pero no se siente tan mal como solía serlo.

La galería abre a las nueve y todos los finalistas tienen que estar registrados para las entrevistas a las diez. El viaje es como una hora así que vamos bien de tiempo. La entrevista de Rama es a las once, lo que me da tiempo de dar vueltas por la exhibición y observar la competencia, aunque no puedo imaginar cómo Rama podría tener una.

—Aquí —dice Rama, dándome un reproductor de mp3 que está conectado a la radio—. Me imaginé que necesitaríamos música para el viaje. Puedes elegir.

En realidad no quiero elegir, solo quiero recostar mi cabeza contra la ventana y cerrar mis ojos y pretender que estoy en camino a un restaurante italiano. Coloco la primera canción del reproductor. Mientras no sea música clásica o canciones de amor deprimentes, estaremos bien.

viernes, 3 de abril de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 48

Thiago

Es miércoles antes de verla de nuevo fuera de la escuela, e incluso ahí apenas me ve. Nada ha cambiado realmente excepto que, antes del último fin de semana, me siento más como una víctima en todo esto y ahora ya no tanto.

Ya son las once. He estado en mi garaje por horas, pero no he hecho mucho. He reorganizado mis cosas dos veces y ahora estoy barriendo. No tengo más energía para hacer otra cosa. Pero tengo una lista que se está alargando y debo empezar en algún punto. He tenido más tiempo en estas últimas seis semanas que lo que he tenido en meses, y no he logrado nada.

Entro, me hago otra taza de té y la saco, decidiendo empezar lo que me pidió la mamá de Simón. Y tal vez estoy más cansado de lo que pensé porque cuando abro la puerta, la primera cosa que veo es una pila de piernas con botas negras balanceándose en mi banca de trabajo.

—Eres un adicto. Es difícil dejar la cafeína.

—Adivina que, no la dejaré entonces.

Ella asiente y quiero preguntarle por qué está aquí, pero estoy contento que lo esté, y por unos cuantos minutos, quiero pretender que todo ha vuelto a como solía ser. Tal vez eso es lo que ella también quiere.

jueves, 2 de abril de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 47

Mar

Es un poco después de las dos de la mañana. Es tarde, pero se siente más tarde aún, como si toda la noche hubiese sido tan épica que nada en el mundo puede ser como ello.

Simón se fue hace como quince minutos, diciendo que volvería en media hora. No mencionó a dónde estaba yendo, pero no necesitaba decirlo. Ambos sabemos en dónde terminaría.

Me he bañado y estoy intentando mantener un hielo en mi rostro, pero realmente solo quiero ir a mi cama, incluso si no dormiré. Me pregunto si hay palabras que pueda escribir que borren las imágenes que queman en mi cerebro esta noche. No las de Matt. Las de Thiago y esa chica. Las imagines que ni siquiera vi. Imágenes que están trabajando como ácido ahora, quemando en el camino a través de cada buen recuerdo. Ya vomité una vez esta noche ante la idea, pero apenas la imagen invade mi mente, mi estómago convulsiona de nuevo y estoy de regreso en el baño, en el inodoro. Pero nada sale, ya no queda nada dentro de mí.

Prendo la televisión en el piso de abajo y hay un golpe en la puerta tan suave que casi no lo escucho. Le di a Simón mi llave para que entre, así que sé que no es él, pero no tengo idea de quién más puede ser. Camino en puntas de pie a la puerta y miro por la mirilla; encuentro a Valeria en la entrada de mi casa.

Me tomo un minuto para decidir si le abro la puerta. Finalmente, la abro y la enfrento. Ella sigue vestida con su ropa de la fiesta y se ve como si hubiese estado llorando.