jueves, 23 de abril de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 54

Thiago

Su madre nos cuenta lo que sucedió ese día. No sé si quiero oírlo pero ella necesita contarlo, así que escuchamos. Ella habla sobre las cosas que no escuchamos en las noticias y lo poco que saben de Juan Cruz. Ella nos cuenta sobre la parte que vino después. El no recordar, luego el no hablar. Las cirugías y la terapia física. Queriendo regresar a la escuela donde nadie sabría quién es. El nombre ruso que su madre no entendía hasta ahora.

Luego hablar del antes. Escuchamos historias sobre una chica y un piano y toda una comunidad que se adueñó de ella. Sus ojos se iluminan ante el recuerdo. Pero eso es lo que es, un recuerdo. Como dijo Rayito de Sol. Sé lo que ella está viendo. Una chica muerta.

Y escucho todas estas historias y empiezo a entender por qué se fue. Siento que aprendo más en una tarde de una chica que prácticamente ha vivido meses en mi casa que lo que hice desde que la conocí. Y no quiero saber nada de ello. 

Su madre nos agradece no sé por qué y luego nos deja para hacer más llamadas. Creo que solo necesita algo que hacer. 

Simón se recuesta en la cama de Rayito de Sol, mirando el techo. Yo me siento en el suelo y me inclino contra la pared. Cada vez que me muevo escucho el papel sonando contra mi espalda.

—No lo entiendo —dice.

—¿Qué? —pregunto.

—No entiendo por qué él no la violó.

—¿Qué clase de pregunta es esa? —Prácticamente le gruño.

—No estoy intentando ser un idiota, hablo en serio. 

—Lo siento —me disculpo.

—Simplemente no lo entiendo. Chica linda, a solas, ¿por qué no la violó? ¿Por qué solo la golpeó como mierda y la dejó ahí? No tiene sentido para mí.

—¿Tendría sentido si la hubiese violado? —pregunto, porque nada de lo que le sucedió tiene sentido.

—No. Supongo que solo quiero entender por qué lo hizo. Quiero que haya una razón.

—Mucho dolor, rabia, pena. Mucha realidad.

—Esa no es una excusa —dice.

—Preguntaste por una razón. Es una razón, solo que no una buena.

***

Siento que el reloj me maldice con cada minuto que pasa y me fuerzo a mí mismo a no mirarlo porque no quiero contarlos. Ni siquiera sé cuánto tiempo persiste el silencio antes de tener que decir lo que está en mi cabeza porque ya no lo quiero ahí.

—Se supone que yo ya no debería de hacer esto de nuevo…no puedo hacerlo. Ya se había terminado. Fueron todos, todos se fueron, y luego ella. ¿Por qué? ¿Qué hice que de malo? ¿Por qué me la dan a ella si simplemente me la van a quitar? Es mi culpa, nunca debí pensar que estaba bien amarla.

Él suspira, mirando el techo. 

—Está bien Thiago, ella está bien. 

—Nadie nunca está bien.

2 comentarios:

  1. otro dalee por favor! nos haces esperar muchooooo!!!

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    1. Siento la demora! Es que los avanzo en el trabajo y a veces no tengo tiempo jejeje

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