domingo, 26 de octubre de 2014

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 01

Mar

Morir no es tan malo después de que ya lo has hecho.

Y lo he hecho.

Ya no le temo más a la muerte.

Le temo a todo lo demás.

El Mar de Tranquilidad: Prólogo

Odio mi mano izquierda. Odio mirarla. Odio cuando tartamudea y tiembla y me recuerda que mi identidad se ha ido. Pero la miro de todas maneras porque eso también me recuerda que voy a encontrar al chico que me quitó todo. Voy a matar al que me mató, y cuando lo mate, lo haré con mi mano izquierda.


(Traducido y corregido por Bookzinga)

sábado, 25 de octubre de 2014

¡MUY PRONTO!


Vivo en un mundo sin magia o milagros. Un lugar dónde no hay clarividentes o cambiaformas, o ángeles o chicos súper humanos para salvarte. Un lugar donde la gente muere y la música se desintegra y las cosas apestan. Estoy tan presionada contra la tierra por el peso de la realidad, que algunos días me pregunto cómo aún soy capaz de levantar mis pies para caminar.

La prodigio del piano, Marianella Rinaldi, quiere dos cosas: pasar la secundaria sin que nadie conozca su pasado, y hacer que el chico que se llevó todo de ella, su identidad, su espíritu, su deseo de jugar, pague.

La historia de Thiago Bedoya no tiene ningún secreto: cada persona que él ama ha sido apartada de su vida, hasta que, a los diecisiete años, no queda nadie. Ahora todo lo que él quiere es que lo dejen solo y la gente lo respeta porque cuando tu nombre es sinónimo de muerte, todos tienden a darte tu espacio.

Todos excepto Mar, la chica misteriosa en el colegio quien empieza a aparecer y no se irá hasta que se insinúe en cada aspecto de su vida. Pero mientras más la conoce, se vuelve más enigma. Mientras su relación se intensifica y las preguntas sin resolver empiezan a acumularse, ella empieza a preguntarse si él algún día aprenderá los secretos que ella ha estado escondiendo, o si él querrá conocerlos.

El Mar de Tranquilidad, es rico, intenso, y es una historia brillantemente imaginada, sobre un chico solitario, una chica emocionalmente frágil, y el milagro de las segundas oportunidades.

The Sea of Tranquility es el título original. 

Nota: No he podido conseguir el libro en inglés, así que esta será solo una adaptación. Me guiaré de lo traducido por el foro Bookzinga.

domingo, 19 de octubre de 2014

Ángeles Caídos #4: Epílogo

Tres años después

Inglaterra

—De acuerdo, tú ganas —dije, sin aliento, levantándome de mi silla y mirando a Cande con admiración mientras ella entraba a la sacristía de la Iglesia. —Sé que te dije que sigas el color blanco tradicional, pero estaba equivocada. Cande, estás hermosa.

Se dio la vuelta, mostrando las botas de combate que no había visto desde la secundaria. —Algo antigua —dijo Cande.

Mordí mi labio. —Creo que voy a llorar.

—Vas a coger mi ramo, ¿verdad? Y me lo devuelves cuando nadie esté mirando así puedo tenerlo profesionalmente seco y enmarcado, y luego puedes burlarte de mí el resto de mi vida por ser tan tonta.

Ángeles Caídos #4: Cuarentaitrés

El cuerpo de Maximiliano expulsó el mío tan rápido que sentí que había sido expulsada por un auto en movimiento. Mis manos se aferraron al jardín, buscando algo sólido en un mundo que daba vueltas. Mientras se iba el mareo, miré alrededor en busca de Maximiliano. Lo olí antes de verlo.

Su piel se había profundizado hacia el color de un moretón, y su cuerpo empezó a hincharse. Su cuerpo empezaba a expulsar los fluidos, sangre de Devilcraft hundiéndose en la tierra como si fuera algo viviente. La carne empezó a apartarse, deteriorándose en la suciedad. Después de un par de segundos, todo lo que quedaba de Maximiliano eran huesos.

Él estaba muerto. El Devilcraft también.

Ángeles Caídos #4: Cuarentaidós (Parte II)

Me deslicé por la colina. Justo a tiempo me escondí detrás de una tumba; la espada de Maximiliano se deslizó por el jardín donde yo había aterrizado. Me empezó a buscar entre las tumbas, moviendo su espada en cada oportunidad.

Corrí detrás del primer árbol que vi, colocándolo entre nosotros. Estaba con fuego, crujiendo mientras las llamas lo devoraban. Ignorando el calor contra mi rostro, hice el intento de ir hacia la izquierda pero Maxi no estaba para jugos. Me persiguió alrededor del árbol, sosteniendo su espada sobre su cabeza como si quisiera deslizarme por la mitad, de la cabeza a los pies. Corrí de nuevo, escuchando a Peter en mi cabeza.

Utiliza su altura para tu ventaja. Expón sus piernas. Un golpe duro a cualquier de sus rodillas, luego roba su espada.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Ángeles Caídos #4: Cuarentaidos (Parte I)

El sol figuraba arriba del horizonte, oscureciendo la silueta de cientos de ángeles caídos, ubicados a través del suelo del cementerio. Un hombre, un Nephil, corrió al frente del ejército, con una espada con brillo azul. Una espada creada para asesinarme. Incluso a esa distancia, los ojos de Maximiliano parecían cortar a través de toda distracción, cazándome.

Me preguntaba cómo las puertas del infierno habían sido abiertas, y ahora tenía mi respuesta. El halo azul oscuro colgando encima de los ángeles caídos me dijo que Maximiliano había utilizado Devilcraft.

Pero porqué él había permitido que Paula queme las plumas, sólo para liberar a los ángeles caídos…eso no lo sabía.

martes, 7 de octubre de 2014

Ángeles Caídos #4: Cuarentaiuno

Me rendí al sueño. Sueños donde podía alcanzar a Peter. Sosteniéndome a una memoria fantasmal de él era mejor que vivir sin él. Curvada en su cama, rodeada de un olor que sin duda era de él, me sumergí en su memoria que me cazaba.

Nunca debí confiar en que Pepper se encargue de las plumas. Debí saber que él lo arruinaría. No debí subestimar a Maximiliano. Si tan solo hubiese llegado al estudio de Peter diez minutos antes. Si tan solo hubiese detenido a Paula de encender….

—Lali, despierta.

viernes, 3 de octubre de 2014

Ángeles Caídos #4: Cuarenta

Me puse de pie primero. Me fui contra el fuego mientras cenizas caían como si fuera fuegos artificiales. Gateé hacia la torre de plumas, temblando con pánico. Solo quedaban dos de las plumas de Peter de sus días como arcángel. Una la teníamos como seguridad. La otra había sido robada y meticulosamente guardada por los arcángeles cuando habían expulsado a Peter del cielo. Esa pluma estaba en algún lugar en la pila delante de mí.

La pluma de Peter podía estar en cualquier lugar. Tal vez ya estaba quemada. Habían tantas. 

—¡Benja! ¡Ayúdame a encontrar la pluma de Peter!