miércoles, 28 de enero de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 28

Thiago

Mi abuelo falleció esta mañana. Nada cambió. Pensé que, cuando falleciera, empezaría a llorar y me emborracharía y vomitaría mierda porque todo había acabado, porque él era el último. Pero no lo hice. No me rompí, no hice huecos en la pared, no empecé peleas en la escuela. Solo continué como si nada hubiese sucedido, porque todo era increíblemente normal. 

***

—¿A dónde vamos? —pregunta Rayito de Sol cuando sube a mi auto. 

No me siento bien en mi garaje, a pesar que mi lugar de trabajo es todo para mí, no me ofrece nada hoy. Prefiero irme por un rato así no tengo miedo de haber perdido ese escape también. Realmente no sé a dónde iremos, solo quiero irme.

Conducimos por un largo rato. No he dicho nada desde que nos subimos al auto. Ni siquiera respondí la pregunta. Rayito de Sol es buena con el silencio. Inclina su cabeza contra la ventana y mira hacia afuera y solo me deja conducir.

miércoles, 21 de enero de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 27

Mar

—Helado.

Conozco esas palabras, me gustan. Alzo la mirada desde mi libro de física que ha sido mi compañía más cercana por las últimas tres horas. Nunca pasaré este examen. Nunca debí anotarme en esa clase. Thiago está a mi lado y se inclina, cerrando el libro. Tengo el sentimiento que tenga algo que ver con las tonterías de frustración que dije hace unos momentos atrás.

—Lo necesitas. Lo obtendremos. Ahora —voz de papa enojado otra vez.

—¿Ahora?

—Ahora. ¿Recuerdas cuando dijiste que las cosas malas suceden cuando no obtienes suficiente helado? Cosas malas están sucediendo. Estás toda estresada como un niño adolescente que no obtiene chicas.

—Linda analogía.

—Lo siento, es verdad.

lunes, 19 de enero de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 26

Thiago

—¡Diablos! —La hoja de sierra se desliza a través de mi mano y en segundos ya tengo sangre manchando mis pantalones, donde estoy presionando con la palma de mi otra mano. No soy bueno con la sangre. De hecho, soy absolutamente horrible cuando se trata de sangre, así que esta situación apesta para mí.

Me hundo contra el suelo y me inclino contra los gabinetes. Necesito detener el sangrado, pero sentarme está tomando prioridad porque creo que me voy a desmayar.

—¿Qué diablos Thiago?

Mar está recogiendo mi mano y quiero decirle que se detenga porque hay demasiada sangre, pero solo termino diciendo lisuras de nuevo.

—Aquí.

domingo, 18 de enero de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 25

Mar

La fiesta es tonta y todos sabemos cuándo una fiesta es aburrida y no nos quedaremos mucho rato. Es un alivio porque realmente odio los lugares con demasiada bulla, prefiero el silencio.

Simón me mantiene atada a su lado con más fuerza que antes. Como hace normalmente, coloca su brazo sobre mis hombros mientras entramos, en un gesto típico de pertenencia,  luego, cuando nos sentamos, me suelta. Pero nunca me deja irme muy lejos y nunca estoy a menos de un par de pasos de él; esta noche, no me quiere dejar ir para nada.

Me mira todo el rato y me sonríe como si estuviéramos planeando algo. Debería arrepentirme de haber hablado, pero no lo hago. Aunque él pasó todo el camino intentando lograr que yo le diga por qué no hablo, y finalmente le expliqué con todo el detalle, lo que le haría si él volvía a preguntar. Y no lo hizo. Creo que tuvo algo que ver con el amor que le tiene a sus partes íntimas.
Mientras voy cocinando el siguiente capítulo, les voy dejando esta lista de reproducción que actualizo todos los días con videos Laliter. Espero se pasen y disfruten. Gracias por comentar y leer.




viernes, 16 de enero de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 24

Thiago

—Te ves ridícula.

Rayito de Sol ya está en mi garaje a las ocho de la noche, vestida para ir a una fiesta con Simón. Ella odia las fiestas, pero él logra que ella vaya todo el tiempo.

Nuestra rutina se ha vuelto, bueno, una rutina. Hacemos tareas, preparamos la cena y luego pasamos tiempo en el garaje. A veces ella se va por un rato a correr y termina aquí lijando madera o viendo sobre mi hombro, preguntando cien preguntas sobre cada cosa que hago.

—¿Qué? ¿No crees que funciona? Puede que no me cambie.

Mira hacia las botas de trabajo que se ha prestado de mi clóset. Se ven enormes en sus pies. Entró con un vestido negro y zapatos no adecuados para mi garaje así que tuve que decirle que se cambiara de zapatos o no entraba pues hay demasiadas herramientas dando vueltas. Parte de mí quería que escogiera la opción e irse así no tendría la tentación de mirarle su vestido y estar arreglándome el pantalón, pero ella tomó la otra decisión. Hace semanas, cuando finalmente acepté el hecho que ella no se iría, me prometí a mí misma que no me acercaría a ella. No soy tan destructivo conmigo mismo. Pero en días como hoy, cuando entra usando ese vestido apretado y con mis botas de trabajo, me pregunto cuánto tiempo podré mantener esa promesa.

viernes, 2 de enero de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 23

Mar

—Ándate a sentar, ya lo tengo.

Thiago me aparta desde el fregadero después que hemos lavado los platos de la cena. Cada vez como más aquí; es el único momento en que como comida de verdad. Él prepara la cena y yo lo lleno de postres.

—Tú cocinaste. Yo puedo lavar los platos.

—No, no puedes.

Me quita la esponja de las manos y cierra el caño mientras yo voy a limpiar la mesa y colocar los platos en el fregadero.

—¿No puedo lavar los platos? —pregunto, sin creerlo.

—No—. Sacude su cabeza.

—¿Por qué?

—Porque eres muy mala haciéndolo.

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 22

Thiago

—¿Cómo aprendiste a cocinar?

Sus piernas están colgando desde la encimera de la cocina, no desde mi banca de trabajo como siempre. Ella come aquí todo el tiempo ahora. A veces ayuda. A veces observa. Siempre habla.

Abro una compuerta por encima del refrigerador donde mi mamá guardaba todos sus libros de cocina. Ella alza la mirada. En realidad solo usé unos cuantos, pero el gabinete está muy lleno.

—¿Aprendiste a cocinar leyendo todos esos libros de cocina? —Alza sus cejas.

—¿No es así cómo lo hace la mayoría de gente?

—No todos los chicos de diecisiete años.

Hay un silencio en el que ninguno de los dos dice nada.

—Si apesta, ¿podemos ordenar pizza? —pregunta, rompiendo el silencio.

jueves, 1 de enero de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 21

Mar

Cuando llego a su casa a las 7:40, Thiago está en la pista, inclinado contra un lado de su auto. Apenas me ve, le quita el seguro a las puertas y camina alrededor para abrir mi puerta.

—Sobre el tiempo, Rayito de Sol —dice—, estaba por rendirme.

—No sabía que tenías un viaje de campo planeado —respondo, una vez que me sitúo en el auto y cierro la puerta.

—Debo llegar a la tienda de venta de cosas para la casa antes que cierren.

—No tenías que esperar por mí.

—No. Pero sabía que vendrías tarde o temprano y mi garaje estaría cerrado y te sentirías abandonada y luego me sentiría culpable y odio ese sentimiento. Así que era más fácil esperar.