domingo, 30 de septiembre de 2012

Heaven: Capítulo IV (Parte 2)

Los árboles

-Creo que deberíamos de intentar dormir – dijo Peter, al cabo de unos minutos

Nos movimos hacia la cama, nos quitamos los zapatos y nos acurrucamos encima de la misma. Cerré mis ojos pero había demasiada conmoción en mi cabeza. Me sentía oprimida en nuestra habitación y sentía las ganas de abrir las ventanas sólo para tener un poco de aire, pero era demasiado riesgo. Cuando finalmente llegó la madrugada, ya no recordaba si había podido dormir o no. Sólo sabía que no podía dejar de pensar en lo que podía estar andando ahí afuera en plena oscuridad.

Los siguientes días y noches sucedieron de la misma manera. Perdimos el sentido del tiempo. El estar alertas nos puso ansiosos y agitados. Mis hermanos usualmente aparecían sin avisar alrededor del mediodía, trayendo comida pero sin muchas noticias. Me estaba volviendo impaciente y Peter, acostumbrado a hacer todos los días ejercicio, también.

Estar encerrada traía recuerdos dolorosos. En raras ocasiones, cuando sí dormía, me despertaba con lágrimas rodando por mis mejillas, después de una pesadilla. Soñaba que la cabaña estaba bajo tierra y Peter y yo estábamos escapando, en busca de aire. Cuando intentaba abrir una ventana, un cúmulo de tierra se avecinaba, amenazándonos con enterrarnos vivos. Mi sollozo me despertaba a mí primero; Peter se despertaba ante el sonido y me consolaba, acariciando mi cabello hasta que me quedaba dormida.

-Sé que es difícil, pero por favor, intenta relajarte – me dijo Peter una noche – Vamos a estar bien, La
-¿Y, qué pasa si algo sucede mientras dormimos?
-Nadie va a encontrar este lugar de noche
-Tal vez no humanos….¿pero, ángeles que son como soldados?
-Tenemos que confiar en que Gastón tiene esto cubierto. Si somos cuidadosos, estaremos bien

Quería creer en él, pero, ¿y sí Gas esta vez no podía defendernos? La verdad es que, no sabíamos qué estaba sucediendo y lo que podría suceder de un día para el otro. Así que tomé la decisión de enfocarme en el futuro en lugar de estresarme por las cosas que no podía cambiar. Intenté imaginar nuestras vidas juntos, cuando todo esto estuviera en el pasado. Me forcé a mí misma a imaginar qué clase de conversación estaríamos teniendo ahora mismo bajo circunstancias normales.

-¿Peter? – presioné mi mejilla contra su hombro suave y cálido - ¿Vas a dormir?
-Eso intento
-Te amo – dije
-Yo también te amo

Las cosas siempre se sentían mejor después de escuchar aquellas palabras.

-¿Peter?
-¿Sí? – respondió con un voz soñadora
-¿Cuántos hijos quieres tener?
-Probablemente no más de una docena
-Hablo en serio
-De acuerdo. ¿Realmente ahora es un buen momento para discutir esto?
-Solo tengo curiosidad – dije – Además, puede que tranquilice mi mente
-Está bien. Creo que tres es un buen número
-Yo también. Amo cuando pensamos igual
-Eso es bueno
-¿Crees que exista mucha chance de que ocurra?
-¿De que ocurra qué?
-Nosotros teniendo hijos
-Claro. Definitivamente. Un día
-¿Podemos llamar a nuestro primer hijo Waylon si es hombre?
-No
-¿Por qué?
-Porque se van a burlar de él, su nombre sería raro
-Está bien, ¿qué nombres te gustan?
-Nombres normales, como Santino
-De acuerdo, pero yo escogeré los nombres de las chicas
-Sólo de una lista seleccionada
-Quiero que mis hijas tengan nombres fuertes….fuertes pero lindo, ¿entiendes?
-Suena genial. ¿Podemos irnos a dormir ahora?

Peter se volteó y curvó su cuerpo en el mío. Podía escuchar su respiración volverse más profunda pero yo seguía completamente despierta. Sabía que debía dejarlo dormir, pero no estaba lista para dejar su compañía todavía.

-Si te doy ejemplos de nombres de mujeres, ¿me puedes decir si entrar a la lista de seleccionadas?
-Si insistes
-¿Alegra?
-Adentro
-¿Ariel?
-No, será confundida de sexo
-¿Isadora?
-¿Nombre de la época medieval?
-De acuerdo. ¿Y, Dakota?
-Nombres que se refieren a ciudades están fuera
-No es justo – me quejé – La mayoría de mis nombres favoritos se refieren a lugares
-Entonces diré lugares que a mí me gustan
-¿Cómo? – pregunté curiosa
-¿Ohio? O mejor, Milwaukee – reí
-Está bien, podemos dejar de lado los nombres de lugares
-Gracias

Cuando Peter soltó un bostezo y se recostó sobre su espalda, me sentí indignada.

-¿Acabas de bostezar? ¿Tus hijos no nacidos ya te están aburriendo?
-No, pero me están dando sueño
-Está bien – reí – Me detendré ahora. Buenas noches
-Buenas noches, Señora Lanzani

Eso me hizo recordar que ahora era la Señora Lanzani. La esposa de Peter. Sentí la urgencia de abrazarlo, para absorber su calidez y encontrar la comodidad en su toque. Pero me detuvo, recordando que era muy riesgoso. No quería que las cosas fuesen más difíciles de lo que ya eran. En lugar de eso, me volteé y abracé mi almohada. Ya habíamos hecho demasiados sacrificios, ¿por cuánto tiempo más viviríamos como hermanos?

sábado, 29 de septiembre de 2012

Nuevo Video

Nuevo video de los Teens. Espero les guste :)

Heaven: Capítulo IV (Parte 1)

Los árboles

-Ya estoy harto de todo esto – dijo Peter
-No eres el único – repitió Gas, fríamente – Pero, Mariana no es de este mundo
-No me he olvidado de eso
-Si hubiesen tenido el sentido de venir hacia nosotros primero, tal vez hubiésemos encontrado otro camino – dijo mi hermano
-No somos niños – dijo Peter – Podemos tomar nuestras propias decisiones
-Bueno, no son buenos en ese aspecto. Deberían de pensar mejor la próxima vez
-¿Por qué no te largas de nuestras vidas?
-Lo haría gustosamente, pero sus decisiones tuvieron repercusiones para todos
-Por el amor de Dios – dijo Rochi – Todos estamos del mismo lado aquí, necesitamos dejar de culpar al otro y buscar la mejor manera de llevar esto
-Tienes razón. Lo siento – dijo Peter – Supongo que la verdadera pregunta es, ¿podrás quitar del medio a alguno de la Orden? – preguntó, dirigiéndose a Gastón
-Mis poderes debilitarán los suyos, pero hay mucha probabilidad de que ellos serán demasiados. Son miles y están entrenados para pelear
-Genial
-¿Exactamente qué nos sucederá si nos encuentran? – pregunté
-Es una buena pregunta – dijo Rochi
-¡No puedes esperar que nos quedemos aquí sentados esperando a que se aparezcan! – dije
-No podrás quedarte aquí por mucho tiempo. Sólo estamos haciendo tiempo hasta decidir qué hacer – dijo Gas – Mientras tanto sólo deben estar alertas
-¿Al menos pueden decirnos cómo son los de la Orden? – dijo Peter
-Hace mucho tiempo solían usar cuerdas y cintos de oro – explicó Rochi
-Se ven como perdedores – dijo Peter
-Ellos se han adaptado a los tiempos. En estos días tienden a aparecer como hombres de negro
-¿Así que no hay nada que podamos hacer para estar preparados? – presionó Peter
-Hay señales que usualmente preceden a su llegada – dijo Rochi – Encuentren la luna llena o visualicen un caballo blanco fantasma. Si ven alguno, uno de los Siete no estará lejos
-¿Luna llena o un caballo blanco? – preguntó Peter, dudando - ¿En serio?
-¿Dudas de la veracidad de todo esto? – dijo Gas
-No quiero sonar irrespetuoso, Gastón, pero honestamente crees que voy a dejar que un chico en un caballo blanco se lleve a Lali, ¿verdad?

Un sonido de exasperación se escapó de los labios de Gastón. Estaba a punto de agregar más cuando Rochi nos silenció a todos.

-Tu valor es admirable – dijo mi hermana, mirando a Peter – Pero, prométenos una cosa. Si ves a uno, no intentes pelear; sólo llévate a Lali lo más lejos que puedas
-De acuerdo. Lo prometo

Unos minutos más tarde, Gastón y Rocío se fueron de nuevo. Peter y yo fuimos a la habitación del segundo piso, con nuestros corazones pesados. Nos sentamos juntos en el sofá que daba hacia la ventana y nos quedamos mirando los árboles.

-Supongo que no dormiremos mucho esta noche – dije
-Lo dudo – dijo Peter, besando mi cabeza – Sé que no necesitas esto – agregó, mirándome – No después de todo lo que pasó en Halloween
-¿Qué puedo hacer?
-Desearía que hubiera algún lugar al que pueda llevarte – dijo  - Dónde sé que estarías segura
-No deberías de preocuparte por mí – dije – He visto suficiente, ya no soy tan frágil
-Lo sé – trajo una sábana y con ello me arropó – Nunca lo hemos hablado – continuó – El tiempo que pasaste en…. – se detuvo
-¿El Infierno? – solté – No hay mucho que decir. Fue todo lo que todos dicen que es
-Algunas personas dicen que no recuerdas una experiencia traumática. Tu subconsciente lo bloquea. Esperaba que eso fuese cierto para ti – sacudí mi cabeza tristemente
-Recuerdo – le dije – Recuerdo todo
-¿Quieres hablar de ello?
-No sé por dónde empezar

Cambié de posición, acurrucándome a su lado. La calidez que emanaba me había sentir la confianza suficiente para seguir.

-La peor parte fue que dejé a mis amigos detrás….Luna y Pedro. ¿No pensarías que haría amigos en el infierno, verdad? Pero fueron como mi familia. Luna ha sido la chica más linda que he conocido, y Pedro fue el que me enseñó a proyectarme para poder visitarte
-Desearía poder agradecerle
-Odio pensar lo que le han podido hacer. Cuando están molestos, son capaces de cualquier cosa
-¿Ellos…ellos te hicieron algo? – preguntó Peter, tragando fuerte
-Intentaron quemarme
-¡¿Qué?! – todo el cuerpo de Peter se volvió rígido y se puso de pie
-Está bien – lo abracé y lo atraje de nuevo hacia mí – Las llamas no me tocaron. Creo que alguien me estaba protegiendo, alguien de arriba
-Wow. No es algo fácil con lo que lidiar
-Lo sé. Y no quiero que te sientas culpable

Peter me miró, una extraña expresión cruzó sus ojos.

-Eres más fuerte de lo que los demás piensas – le sonreí
-Algo que aprendí ahí, es que nada es permanente. Todo y todos los que conoces pueden cambiar en cualquier momento. Así es como veo las cosas ahora, excepto a ti. Eres lo constante en mi vida
-Sabes que eso nunca cambiará, ¿verdad? Siempre estaré aquí – Peter presionó su frente contra la mía – Puedes apostarlo. 

viernes, 28 de septiembre de 2012

Heaven: Capitulo III

Hombres de negro

De pronto me sentí cansada y me desplomé cerca a la chimenea. Todos mis nervios se sintieron traicionados y pocas veces me pregunté si estaba a punto de vomitar. Mis dientes castañeaban, y no podía dejar de temblar. El sonido debe de haber alertado a Peter porque él se volteó y me miró como si recordara mi presencia. Inmediatamente, estaba arrodillado a mi lado.

-Ey, ¿estás bien?
-Sí
-No te ves bien – dijo Peter, observándome
-Todo estará bien – dije y me lo repetí como si fuera un lema
-Sabes que Rochi y Gas son parecidos – dijo, intentando aparentar optimismo – Siempre predicen el peor escenario

Me levanté de un salto cuando escuché un suave sonido de ramas afuera. Incluso el sonido del reloj sonaba exageradamente alto.

-Lali – Peter colocó su mano en mi frente – Necesitas calmarte, te vas a enfermar
-No puedo evitarlo – dije – Todo se está mal. Deberíamos de estar en nuestra luna de miel ahora. Pero, estamos aquí encerrados en medio de la nada, con alguien o algo, cazándonos
-Lo sé. Ven aquí – Peter se sentó en la esquina de la silla y me acercó hacia él, recostando mi cabeza contra su pecho – Mi amor, ¿no te olvidas de algo? Has estado en el infierno y has vuelto. Sobreviviste. Has visto morir a tus amigos y casi mueres muchas veces. Nada debería asustarte ahora. ¿Acaso no sabes lo fuerte que eres…lo fuertes que somos?

Tragué fuerte y presioné mi rostro contra su camisa, dejando que el latido de su corazón y su olor familiar me conforten. Estaba funcionando; podía sentir que me tranquilizaba.

-Te amo mucho, Peter – susurré – Y no me importa si todo el universo está en contra de nosotros

Nos sentamos juntos en la cabina y observamos la luz empezar a desvanecerse en la línea debajo de la puerta. Por fuera, nos veíamos tranquilos, pero por dentro estábamos alistándonos para enfrentar otra pelea, para preservar lo nuestro.

***

Aquellos primeros días que pasamos en la cabaña fueron los momentos más nerviosos de mi vida. Mientras las horas pasaban y cada día llegaba a su fin, nos manteníamos prisioneros en aquella cabina pequeña. Normalmente, esta hubiera sido la clase de lugar con el que soñaba estar con Peter: Haríamos chocolate caliente, nos acurrucaríamos en frente de la chimenea, y sentiríamos como si el resto del mundo no existiera. Pero ahora deseábamos regresar a la civilización y escapar de nuestro encierro. Demasiadas preguntas permanecían sin contestar.

Peter y yo nos acurrucamos en uno de los sofás. Podía adivinar lo que estaba pensando, que su falta de juicio nos había llevado a este desastre. Encontró mi mirada y me dio una señal de disculpa. Pero él no tenía de qué preocuparse, yo no me arrepentía de nada.

-Para – le dije – Deja de culparte
-Fue mi idea – repitió
-Fue nuestra idea – lo corregí – Y nadie hará que me arrepienta de haberme vuelto tu esposa. Si tenemos que pelear, lo haremos
-Wow, te estás volviendo una pequeña peleadora, ¿verdad?
-Tú eres el que solías decir pelea o ándate a casa
-Yo hablaba de fútbol – dijo Peter – Pero supongo que también se aplica aquí
-Podemos pensar en esto como si fuera un juego – dije – Ganarnos el derecho a estar juntos…esa es nuestra meta, y simplemente estamos jugando en contra de un equipo especialmente difícil – Peter sonrió
-¿Apostamos a que podemos vencerlos? – murmuró, colocando un cabello detrás de mi oreja

Su toque me calentó y me hizo olvidar mi miedo. Cerré mis ojos, distraída por la sensación de sus dedos contra mi piel.

-Por supuesto – murmuré – Ellos no tienen ninguna oportunidad

Nuestros cuerpos presionados y el dedo de Peter trazando la línea de mi boca. Sentí mis labios apartarse involuntariamente. El aire y el humor estaban a punto de cambiar. Ambos sentimos aquello y nos alejamos.

-Esto apesta – dije – Gas no debería pedirnos esto ahora
-No es algo que no podamos soportar – dijo Peter
-Tienes tanto auto control que creo que deberías ser un ángel
-No, gracias – sonrió – No me gustan las alturas
-¿En serio? Nunca me habías dicho eso
-Estaba intentando impresionarte. Tenía que esconder ciertas cosas
-¿Y ahora no quieres impresionarme más? Es un poco temprano para complacer. Sólo hemos estado casados un par de días
-En las malas y en las buenas, ¿recuerdas?
-No esperaba que lo malo sucediera tan rápido

Peter me acarició la cabeza para tranquilizarme, pero surgieron otras sensaciones.

-Quiero besarte – dije de pronto – Quiero besar a mi esposo
-Creo que necesitas una distracción – dijo, suspirando
-Estoy completamente de acuerdo…
-No esa clase de distracción

Peter se puso de pie y empezó a buscar en una caja que había al costado de la chimenea. Estaba lleno de copias de revistas. Presioné mi rostro contra el sofá y gruñí. Peter continuó, determinado a encontrar algo que sacara nuestras mentes de la tensión que colgaba en el aire.

-Debe de haber algo útil aquí – murmuró - ¿Monopolio o Trivia? – preguntó, encontrando unos juegos
-Trivia – dije
-No es justo – se quejó – Eres como una enciclopedia andante
-Tus hermanas dicen que siempre haces trampa en Monopolio – dije
-El hipotecar propiedades cuando tienes poco dinero no es hacer trampa. Mis hermanas simplemente odian perder

Afuera, empezó a llover, acompañado de una tormenta que se oía a lo lejos. Cambié de posición en el sofá, jugando con las almohadas.

-Ni siquiera sabemos quién nos está buscando – susurré
-No importa – dijo Peter – No nos encontrarán. Y si lo hacen, correremos
-Lo sé – dije – Sólo desearía saber exactamente qué sucede. Nadie nunca nos dice nada. Y no puedo soportar el pensar que alguien nos intente separar de nuevo
-No pensemos en ello – dijo Peter, cambiando el humor
-Tienes razón. Sólo juguemos

Peter asintió y empezó a armar el Monopolio en silencio. Por un momento el juego nos absorbió, pero podía decir que sólo era un tiempo. Ambos alzamos la cabeza al mismo tiempo al escuchar sonidos afuera. En un punto determinado, Peter prendió su celular y encontró doce llamadas perdidas y varios mensajes de texto de sus padres y hermanas. Lanzó su celular en el sofá, frustrado. Sabía lo difícil que debía de ser para él el ignorar a su familia cuando unas simples palabras podían tranquilizarlos. No sabía qué decirle, así que no dije nada. En lugar de eso, lancé los dados y silenciosamente moví mi peón.

Sólo cuando escuchamos que la camioneta se estacionó, nos dimos cuenta que nos moríamos de frío y de hambre. Por suerte, Rochi y Gas habían traído comida.

-Hace frío aquí. ¿Por qué no prendieron el fuego? – preguntó Rochi

Me encogí de hombros. Gas movió sus manos en el aire y prendió la chimenea. Inmediatamente me acerqué para calentarme. Trajeron comida China y comimos en silencio.

-La Diecisiete Orden ha asumido el control – anunció Rochi – ¡Siempre meten sus narices donde no son llamados!

Vagamente sabía a qué se refería. La Diecisiete Orden era una fracción de ángeles creados para actuar como custodios sobre las naciones del mundo, pero aún estaba dudando de lo que harían con nosotros.

-No puedo creer que esto esté sucediendo – mi comentario no fue dirigido a alguien en particular
Gastón volteó su cabeza y me miró.
-¿Qué esperabas? ¿Una luna de miel grandiosa?
-No, pero es difícil de imaginar que están viniendo aquí. Sólo por nosotros
-No están viniendo – dijo Rochi – Ya están aquí
-¿Qué quieren? – interrumpió Peter – Quienes sean, no los dejaré acercarse a Lali
-Aún eres un cabeza dura – murmuró Gas, mirando el fuego
-Los dos deberían esconderse – continuó Rochi – Ellos ya empezaron a cazar
-¿Cazar? – preguntó Peter – Aún estamos hablando de ángeles, ¿verdad?
-Primero son soldados, ante todo – dijo Rochi – Con un objetivo….encontrar al renegado

Me tomó un segundo darme cuenta que el renegado era yo.

-Nuestra única opción es confundirlos – habló Gas – Seguir moviéndonos, cambiar de localidad
-¿Esa es tu solución? – pregunté, incrédula
-A corto plazo. ¿Tienes una mejor idea?
-Realmente no te sigo – dijo Peter – Mira, sé que no obtuvimos permiso de arriba por lo que hicimos, pero ellos nos dieron luz verde para estar juntos. Y todo lo que hicimos fue dar el siguiente paso
-Excepto que ese paso no era algo que debieron dar ustedes – dijo Rochi – Su relación fue tolerada. Ustedes no debieron tomar el siguiente paso sin autorización
-Lali ha cometido una trasgresión seria – agregó Gastón – El matrimonio es un pacto indisoluble entre el hombre y la mujer. Ustedes han utilizado la suerte en el pasado, pero esta vez….están fuera de línea. No pueden voltear la orden de la creación sin repercusiones. Así que estén preparados para una reacción. Y no creo que sea muy bonita.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Heaven: Capítulo II

Corre, bebé, corre

Sólo cuando el Segador desapareció me sentí cómoda de soltar a Peter. Él corrió hacia donde yacía el cuerpo inerte del padre Mel. Sus ojos aún estabas abiertos. La señora Álvarez salió de su escondite, agarrándose del altar y empezando a temblar. Dijo algo inentendible y desapareció. Peter me miró, su rostro lleno de dolor.

-Lali, ¿qué hemos hecho? – susurró – Asesinamos a alguien
-No, no lo hicimos – me arrodillé a su lado y tomé sus manos entre las mías – Escúchame, Peter, esto no es culpa
-Se lo llevaron a él como venganza – murmuró Peter – Por aceptar nuestro matrimonio. Si no nos hubiese ayudado, aún estaría vivo
-Nosotros no sabíamos eso – volteé su barbilla, para que me mire – Nosotros no somos los asesinos

Pasé mis dedos por encima de los ojos del padre, cerrándolos para siempre. Sentí el enojo subir por mi pecho por toda la injusticia, pero sabía que eso no nos ayudaría. Así que en lugar de eso, empecé a rezar para que el alma del padre encuentre paz. Peter seguía al lado del cuerpo.

-Sólo su vida mortal ha sido interrumpida – le dije – Él ahora está en paz, ¿lo sabes, verdad?

Peter asintió e intentó apartar las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos. El sonido de las llantas de un auto chirriando contra el suelo trajo nuestra atención. Inmediatamente, las puertas se abrieron.  Cuando Rochi y Gas ingresaron a la Iglesia, les tomó una fracción de segundo entender la escena.

-¿Qué es lo que han hecho? – dijo Rochi
-Llegamos muy tarde – dijo Gas, mirando nuestros anillos y el cuerpo en el suelo
-Esta rebelión no quedará sin respuesta
-No ahora – dijo Gas, mirando hacia la salida – Debemos abandonar este lugar

Nos agarraron de los hombros y nos sacaron de la Iglesia. La camioneta nos esperaba afuera.

-Entren – dijo Rochi – Ahora
-No – dije, alejándome de ellos – ¡Estoy harta de que todos me digan lo que tengo que hacer!
-Mariana, me hubiera gustado que vinieras primero a mí – dijo Gas, su voz llena de desilusión – Pude haberte ayudado a tomar la decisión correcta
-Esta es la decisión correcta, Gas – dije
-Has traicionado las leyes del Cielo y causado la muerte de un hombre de Dios – dijo mi hermana - ¿No tienes remordimiento?
-¡No sabíamos que eso sucedería!
-Claro que no – dijo Rochi - ¿Esperas que te defendamos sin importar lo que hagas?
-No. ¡Solo quisiera que vean las cosas desde mi punto de vista!
-Sólo queríamos estar juntos – dijo Peter – Eso es todo
-¡Entren al auto! – dijo Rochi, aún más enojada
-Iremos con ustedes – dije – Sólo díganos a dónde vamos
-Ustedes deben abandonar Venus Cove. Ahora mismo. No hay tiempo que perder – dijo Gas – Les explicaremos en el camino
-Gas, ¿qué sucede? – dije, tocando su hombro
-No están más a salvo aquí – dijo mi hermano, con la voz derrotada
-¿Qué? – inmediatamente Peter colocó un brazo alrededor de mis hombros - ¿Por qué no?
-Sé que hemos creado problemas – dije – Y nunca me perdonaré por lo que le sucedió al padre Mel, pero ¡no lo entiendo! Esto no debería involucrar a ninguno de nosotros. Sólo queríamos casarnos. ¿Por qué eso está tan mal?
-Ante los ojos del Cielo, lo está – dijo Rochi, sus ojos encontrando los míos
-No es justo – protesté

Me subí a la parte de atrás del auto, frustrada y conteniendo las lágrimas. Peter se colocó a mi lado antes de que Gas se volteé del asiento de adelante y nos mire duramente.

-Escúchenme cuidadosamente – dijo

Peter palideció y tragó fuerte.

-No sólo tienen que irse – dijo Gas – Tienen que correr

Mi hermano condujo hacia fuera de la ciudad hacia unas colinas. A pesar de su promesa de explicar todo, no dijeron nada. Peter y yo estuvimos abrazados uno al otro, intentando no asumir lo peor. Esta no era exactamente la luna de miel que tenía en mente. Solo esperaba que Peter no tuviese dudas. Gas condujo por lo que pareció horas, mientras Rochi se mordía el labio nerviosa, Peter pensaba sobre el padre Mel y yo intentaba apartar mis pensamientos. Finalmente, estacionamos fuera de una cabaña, los alrededores era puro bosque.

-¿Dónde estamos? – pregunté
-En las Montañas Smoky – dijo mi hermano – Carolina del Norte

Bajamos del auto y Gas sacó las llaves, abriendo la cabaña. Había una chimenea en el centro de la casa, con varias sillas alrededor. Una vez adentro, Gas se acercó y me sacudió por los hombros.

-¿Cuándo vas a crecer? – demandó - ¿Cuándo vas a darte cuenta que estás viviendo otra vida, una que no te pertenece? ¡No eres humana, Mariana! ¿Por qué no puedes entender eso?
-Tranquilo, Gastón – dijo Peter, defendiéndome – Ella ya no es tu responsabilidad
-¿En serio? ¿Y de quién es? ¿Tuya? ¿Cómo planeas protegerla?
-Yo no soy responsabilidad de nadie – dije, no quería pelea – Tomé una decisión y asumiré las consecuencias. Peter y yo nos amamos y no vamos a dejar que nadie nos separe
-Estás loca – dijo Gas, gruñendo
-No puedo vivir como tú – dije – No puedo enterrar mis emociones y pretender que no existen
-Tú no experimentas emoción, Mariana – tú estás controlada por ella, y todo lo que has hecho está basado en tu propio interés
-¡Sólo porque no entiendas el amor no significa que esté mal!
-Esto ya no se trata del amor. Es sobre la obediencia y la responsabilidad Dos conceptos que parece que no entiendes
-¿Por favor, pueden calmarse? – dijo Rochi – Discutir no nos va a llevar a nada. Lo que se ha hecho, queda así. Ahora tenemos que encontrar ayuda para Lali y Peter

Gas miró a Rochi, frunciendo el ceño, como intercambiando un secreto. Luego, el momento pasó.

-Rocío y yo nos tenemos que ir, pero estaremos pronto de regreso. Mientras tanto, manténgase fuera de vista y, Lali, mantente fuera de las ventanas. Tu presencia será fácilmente ubicada por… - se detuvo
-¿Quién me está buscando? – pregunté
-Después – la manera en que lo dijo denotaba lo peligroso que eran las cosas

Sus ojos encontraron los míos y noté lo preocupado que estaba. Sentí un poco de culpa. No podía culpar a Gas por estar irritado. Él siempre estaba limpiando mis desastres, consultando a las autoridades superiores y disculpándose por los errores del otro. Nuestra decisión de correr y casarnos había creado todo un drama que nadie necesitaba ahora.

-Una última cosa – agregó Gas, su mano ya en la manija de la puerta – Les sugiero que eviten….el contacto físico

Hizo un sonido como si lo que estaba pidiendo era la cosa más normal del mundo. Como si nos estuviera recordando apagar las luces.

-¿Qué? – pregunté - ¿Al menos podemos saber el motivo?

Gas frunció el ceño, dudando de si debía compartir la idea.

-Puede que tengan más compasión si el matrimonio no ha sido consumado – Rochi respondió por él
-Puede que no haga diferencia – dijo Gas – Pero el instinto me dice que sería más inteligente para Mariana y Peter el mandar un mensaje de… - se detuvo, buscando la palabra correcta
-¿Arrepentimiento? – ofreció Rochi y Gas asintió
-¡Eso sería una mentira! – dije, sin pesar – No lo lamentamos – Pero nunca quisimos herir a nadie
-Sé inteligente – dijo Gas – Este es un pequeño sacrificio
-No creo que estés en posición de hacer comentarios sobre eso, ¿verdad? – Peter le lanzó una mirada desafiante
-Estamos intentando ayudarlos – dijo Rochi – Antes de que podamos, necesitamos descubrir qué sucede
-¿Eso quiere decir que no saben? – pregunté sorprendida y nerviosa
-No hay algo parecido a esto – explicó mi hermana – Sólo ha sucedido una vez antes y eso fue hace mucho tiempo – Peter y yo nos miramos sin entender
-Rochi se refiere al Nephil – dijo Gas
-¡Vamos! – solté – Esto es completamente diferente
-¿Quiénes son los Nephil? – preguntó Peter
-Fueron creador hace mucho tiempo cuando los hijos de Dios descendieron del Cielo y fueron cautivados por la hermosura de las hijas de los hombres – expliqué – Juntos, crearon un medio humano, una raza mitad ángel
-¿En serio? – Peter alzó sus cejas – Deben de haberse saltado aquello en la clase sobre la Biblia
-No es una doctrina muy aceptada – dijo Gas
-¿Y eso que tiene que ver con nosotros?
-Nada – dije – No es lo mismo. Esos ángeles cayeron de la gracia. Se rebelaron contra Dios. El Cielo ni siquiera puede considerar esto como una transgresión seria…¿verdad?
-No lo sé – dijo Rochi, suavemente – Ustedes se han ligado al mundo mortal, como ellos
-No podemos sacar ninguna conclusión todavía – dijo Gas – Nada es certero
-Necesitan esperar y ser pacientes – dijo Rochi – Descubriremos lo que podamos y les diremos todo apenas regresemos

Cogió las llaves del auto pero Gas se lo impidió.

-Déjales al auto – se volteó hacia Peter, leyéndole el pensamiento – No te preocupes; sabremos si se meten en problemas. Si lo hacen, salgan rápido. Los encontraremos
-Lo entiendo – dijo Peter

Parecía entender todo más que ello. Se dirigió hacia las ventanas y bajó las cortinas.

-Regresaremos apenas podamos – dijo Gas – Y recuerden, alejados de las ventanas
-Ey, espera – dijo Peter - ¿Qué se supone que voy a hacer con mis padres? Ellos deben de estar muy preocupados
-Ya me he encargado – dijo Gas
-¿Cómo? – preguntó Peter – Es mi familia. ¿Qué hiciste?
-Hasta lo que sé, la última vez que te vieron estabas en la escuela, antes de la graduación. Desapareciste y luego no se sabe nada más de ti. En veinte y cuatro horas, el departamento de policía tendrá a un desaparecido. En dos semanas, asumirán que no quieres ser encontrado
-Debes de estar bromeando – dijo Peter - ¿Quieres que mis papas crean que me fui de la ciudad?
-Es lo mejor
-No
-Llámalos si quieres – interrumpió Rochi – Pero los pondrás en peligro. No es seguro que alguien sepa en dónde andamos
-¿Están en peligro? – preguntó Peter, con alarma
-No mientras se mantengan alejados – dijo mi hermana – Si se enteran de algo, entonces se volverán útiles. ¿Entiendes?

Peter tragó fuerte y no dijo nada. No tenía más chance que aceptar. No podía en riesgo a su familia…incluso si rompía su corazón al pensar en lo mucho que llorarían su desaparición.

-Los volverás a ver – dijo Gas – Cuando todo esto termine

Luego, él y Rochi desaparecieron.

-Lo espero – murmuró Peter

Sabía lo mucho que Peter me amaba; sólo deseaba que el precio no fuese tan alto. Quería hacer algo para aliviar su dolor. Intenté acercarme, pero Peter se volteó y se concentró en el reloj de la pared. Sabía que estaba perdido en su propio dolor.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Heaven: Capítulo I

Hasta la muerte

La Capilla San Marcos era de color azul, construida después de la Guerra Civil. Aquel lugar representaba un montón para Peter y su familia, él había estudiado ahí la biblia cuando era pequeño y siempre ayudaba en las Navidades, hasta que le empezó a dar un poco de vergüenza. El padre Mel conocía a uno de los Lanzani.

Nuestros pasos resonaron cuando ingresamos a la capilla, la brillante luz la iluminaba completamente. Peter y yo nos detuvimos en la entrada, para poder insertar nuestros dedos en el agua bendita. El padre Mel apareció al instante y no se vio sorprendido al vernos. Abrazó cálidamente a Peter y luego acarició mis manos como si fuéramos antiguos conocidos. 

-Los he estado esperando – dijo

El padre Mel nos llevó hacia el frente de la Iglesia donde ambos nos arrodillamos frente al altar. Miró nuestros rostros, observando la confirmación de nuestra sinceridad. 

-El matrimonio es un compromiso serio – dijo – Ambos son muy chicos. ¿Han pensado cuidadosamente sobre lo que están a punto de hacer?
-Sí, padre, lo hemos hecho – dijo Peter - ¿Nos ayudará?
-Mmm. ¿Qué dice su familia acerca de esto? Seguramente quieren estar presentes en un momento como este – me miró a los ojos
-Es nuestra decisión – dijo Peter – Me gustaría que ellos estuvieran aquí…pero no lo entenderían – el padre asintió como si entendiera el significado de sus palabras
-Este no es un simple romance de adolescentes – interrumpí – No tiene idea por lo que hemos tenido que pasar para estar aquí. Por favor, no podemos pasar otro día sin pertenecer el uno al otro ante los ojos de Dios. Es el deseo de Dios – agregué – Él nos juntó por alguna razón. No queremos cuestionarlo, solo queremos confirmar lo que Él ha creado para nosotros

Eso lo convenció. El padre Mel juntó sus manos en un gesto de consentimiento.

-Muy bien entonces. No haré esperarlos más – llamó a alguien que parecía haber estado escondida todo el tiempo – Me he tomado la libertad de decirle a la Señorita Álvarez que sea la testigo

Volteamos nuestra cabeza para observar a una mujer que estaba rezando silenciosamente. Se puso de pie y se acercó, emocionada.

-¿Eres un Lanzani, verdad? – preguntó y Peter asintió – No te preocupes, todos estarán felices por ustedes
-¿Podemos empezar? – preguntó el padre Mel
-Un momento….. – dijo la señora 

Se disculpó y esperamos confundidos. Cuando regresó, me entregó un ramo de flores que había cogido del jardín.

-Gracias - sonreí
-De nada - brillaron sus ojos

La luz del cielo traspasaba la ventana e iluminaba a Peter en tonos dorados. No me importaba que estuviera en su uniforme, su presencia era de por sí, espléndida. Cuando lo miré, me di cuenta que algo en mí había cambiado. No estaba llena de la usual emoción que sentía, un amor tan intenso que a veces sentía mi cuerpo no podía contener y en cualquier momento explotaría. En lugar de eso, me sentía completamente en paz, como si mi universo se estaba comopletando. Aunque conocía el rostro de Peter como la palma de mi mano, cada vez que lo miraba, era como verlo por primera vez. Había tanta profundización y complejidad en su rostro: su sonrisa curvada, sus mejillas sonrosadas y sus ojos tan verdes. Su cabello brillaba con la luz y su uniforme del colegio parecía estar para la ocasión. Peter se ajustó la corbata y no pude decir si estaba o no nervioso.

-Debo verme lo mejor que puedo hoy día - dijo y me guiñó el ojo

El padre Mel estiró sus manos y sostuvo las nuestras suavemente.

-Han venido aquí a esta Iglesia para que Dios pueda consagrar y unir su amor a través del santo matrimonio. Ambos deberán asumir los deberes del matrimonio con respeto mutuo y fidelidad. Y, en presencia de la Iglesia, les pregunto sobre sus intenciones. ¿Se amarán y honrarán como esposos por el resto de sus vidas?

Peter y yo alzamos la mirada como si de pronto nos diéramos cuenta de la santidad de la ocasión. Sin embargo no dudamos, y respondimos al unísono mientras nuestras almas se unían.

-Lo haremos

-Unen sus manos derechas y declaren su consentimiento ante Dios y Su Iglesia. Peter, repite después de mí
Peter enunció cuidadosamente cada palabra, como si pesara tanto que no podía apurarse. Su voz era como la música, me sentía volando. Sus ojos no me dejaron de mirar mientras recitaba.

-Yo, Juan Pedro Lanzani, te tomo a ti, Mariana Esposito, como mi esposa, para estar y sostenernos, desde este día hacia adelante, en las buenas, en las malas, en la riqueza, en la pobreza, en la enfermedad y la salud, hasta que la muerte nos separe

Luego, fue mi turno. Debo de haber estado nerviosa porque escuché mi voz temblar mientras repetía las mismas palabras. Mientras hablaba, no pude evitar soltar un par de lágrimas. Pero nunca entendí hasta ese momento, qué significa llorar de alegría. Sentí la caricia de los dedos de Peter en mi mano y por un momento me perdí en sus ojos. 

-Es momento de los anillos - dijo el padre, trayéndome de vuelta - lo que se darán uno al otro como símbolo de su amor y fidelidad

Peter tomó mi mano y deslizó el anillo de su abuela en mi dedo. Yo me quité otro anillo que tenía y se lo intenté deslizar en su dedo. Por supuesto que era muy pequeño y sólo pude deslizarlo en su dedo pequeño. Peter y yo nos congelamos, pensando que habíamos arruinados todo. Pero ambos nos relajamos de nuevo cuando la señora Álvarez comenzó a reir, cubriéndose su boca. 

-Que su unión encuentre la aceptación en los ojos de Dios - concluyó el padre Mel - Que tengan paz y armonía en sus vidas. Ahora los pronuncio marido y mujer

Y eso fue todo. La ceremonía había terminado y estábamos casados. Toda mi vida me había sentido como alguien que miraba todo desde afuera, observando un mundo del que nunca podía formar parte. En el reino yo existía, pero nunca viví. El haber conocido a Peter había cambiado eso. Él me había dejado entrar en su vida, me había amado y me había cuidado. Nunca le había importado que fuese diferente y había comprado todo mi mundo sólo con su presencia. Aún teníamos cosas que resolver, cosas que vendrían, pero mi alma ahora estaba atada a la suya y nada, ni el Cielo ni el Infierno, nos separaría. 

Nos olvidamos de esperar para la directiva formal del padre, y nos besamos. Había algo completamente diferente sobre la naturaleza de nuestro encuentro. Esta vez, se sentía sagrado. Mis alas empezaron a temblar debajo de mi blusa al igual que cada parte de mi cuerpo, lanzando una luz cálida. Luego, la luz de mi piel explotó, encerrándonos a mí y a Peter en una prisma de luz. El padre y la señora jadearon ante la sorpresa, pero un segundo después, la luz se esfumó y el sol se tornó en una nube.

La señora Álvarez estaba tan emocionada que nos empezó a felicitar y nos besó vigorosamente como si fuéramos sus parientes. Se detuvo cuando el padre nos dirigió hacia el latar para firmar la licencia. Recién había soltado el lapicero cuando las puertas de la capilla se abrieron con un sonido estridente. 

La figura de un adolescente apareció. Utilizaba una cuerda negra y alas negras. Se encorvó formalmente sin quitar los ojos del padre Mel, y se acercó hacia el altar. Yo sabía qué era: un Siniestro Segador, entrando por el Ángel de la Muerte. La señora empezó a gritar, asustada, escondiéndose detrás del altar.

Segador

Empujé a Peter hacia el suelo y al mismo tiempo mis alas se abrieron, protegiéndolo; un Segador no podía clamar su alma mientras su guardián estuviera observándolo. Pero pronto descubrí que no era Peter a quién el Segador tenía en mente. Su mirada estaba fija en el padre y su dedo acusador lo estaba apuntando. 

-Yo solo quise ayudar - dijo el padre, retrociendo hacia el altar - Yo solo quise ayudar - repitió
-Tu intención es irrelevante - dijo fríamente el Segador
-Fui llamado por Dios y respondí - dijo el padre
-¿Sabes lo que ella es? - preguntó el Segador - Ella no es humana

El padre Mel no se vio sorprendido. Todo este tiempo él había sabido que yo era diferente, aunque nunca me hbaía cuestionado o me había tratado como una extraña. 

-Dios trabaja en formas misteriosas
-Sin duda - dijo el Segador, inclinando su cabeza

Observé sin hacer nada, mientras el Segador alzaba una mano e inmediatamente el padre se dobló con dolor, colocando sus manos en su corazón. Él jadeó en busca de aire, mientras caía al suelo.

-!Déjalo en paz! - gritó Peter, intentando apartarse de mi agarre
-Mi trabajo no es contigo - dijo el Segador, mirándolo

Luego, se acercó hacia el padre.

-Lali, déjame ir - suplicó Peter - !El padre Mel necesita ayuda!
-No podemos ayudarlo ahora
-¿Qué pasa contigo? - imploró, mirándome con una expresión extraña
-No puedes pelear con un Segador - susurré - Él está actuando bajo instrucción. Si te interpones en su camino, él te llevará. No me hagas viuda a minutos de haberme convertido en tu esposa

Eso pareció tranquilizarlo. Peter dejó de implorar y pude ver a través de sus ojos, la angustia que recorría su cuerpo, al no poder hacer nada para salvar al padre que había conocido toda su vida. 

El cuerpo del padre empezó a temblar anes de quedarse quieto. El Segador se colocó a la altura de su cabeza y sabía lo que estaba esperando. Una sombra emergió de la boca del padre, una réplica de él. 

-Sígueme - le instruyó el Segador

El alma del padre se vio perdida por un instante, buscando una dirección, y luego se enderezó. Juntos, el Segador y el alma mortal empezaron a ascender.

-¿A dónde te lo estás llevando? - demandé
-Sus motivos fueron puros, así que su lugar en el Cielo se mantiene intacto - dijo el Segador - Pero sus días en la Tierra han terminado

sábado, 22 de septiembre de 2012

Heaven: Prólogo



Todo empezó a temblar.

Me agarré de la esquina de la mesa y observé mi anillo caerse al suelo de la cafetería. El temblor duró apenas unos segundos pero igualmente la alarma sonó y las meseras se asustaron. Afuera, vi que el cielo se oscurecía y los árboles temblaban como si fuesen movidos por una mano invisible. La expresión de felicidad de Peter se desvaneció y fue reemplazada por una dura, peleadora que últimamente le había visto. Sostuve su mano con más fuerza, cerré mis ojos, y esperé la luz cegadora que seguramente me llevaría de regreso a mi prisión en el cielo.

Pero un momento después, la tierra se detuvo y la actividad normal regresó. Todos soltaron un respiro de alivio cuando no sucedió nada malo. Ahora, estaban riendo, comentando sobre lo que había sucedido y las miradas de horror que teníamos. Pero, Peter y yo sabíamos que había problemas en el Cielo; lo podía sentir.

Consideré decirle a Peter que tal vez, después de todo, esta no era una buena idea, que deberíamos de regresar el anillo de su abuela y conducir hacia la graduación. Pero, mientras más lo miraba, más me convencía de que lo que estábamos haciendo estaba bien.

Entonces, me puse de pie y cogí mi mochila.

-Vámonos – dije

Peter dejó un par de monedas como propina y me siguió hacia la pista. Alzó su cabeza hacia arriba, mirando hacia el sol, antes de soltar un respiro.

-¿Crees que eso fue dirigido hacia nosotros?
-No lo sé – dije – Tal vez nos estamos asustando demasiado
-Tal vez – dijo Peter – Pero nada como eso ha sucedido durante toda mi vida viviendo aquí

Observé la calle. Todos estaban como si nada hubiese sucedido, siguiendo su rutinaria diaria, la preocupación por el repentino temblor ya había pasado.

-¿La? ¿Qué hacemos ahora?

Miré hacia su camioneta estacionada al otro lado de la pista, nos tomaría apenas cinco minutos conducir hasta donde el padre Mel nos estaba esperando en la capilla. Y me dije a mí misma que si él estaba de acuerdo en casarnos, entonces debía creer en nuestra unión. Era confortante saber que al menos teníamos a un aliado. Luego, observé a una pareja de ancianos en una banca. El hombre sostenía la mano de su esposa y sonreía a sí mismo mientras la briza movía su cabello blanco, mientras el sol calentaba la parte de atrás de su cuello. Me preguntaba cuánto tiempo estaban juntos, cuánto habían compartido.

Sostuve el rostro de Peter entre mis manos.

-Si hago memoria….tú acabas de pedirme matrimonio

Se quedó pensativo un instante antes de entenderme. Luego, sonrió. Sostuvo mi mano con fervor, y caminamos hacia su camioneta. No hablamos durante todo el viaje, todas las dudas que quizás habíamos tenido se habían evaporado. 

viernes, 21 de septiembre de 2012

Recordando Hades

¡Buenas, Buenas! Ando feliz y triste al mismo tiempo porque en dos días me terminé de leer Heaven. Es que no podía parar jajaja. Apenas pueda traducir/adaptar, les subiré el primer capítulo. Mientras tanto, aquí les traigo el Epílogo de Hades para que vayan refrescando la memoria :) Para el que no conoce esta saga, es el tercer y último libro de Halo; si no los han leído, en las pestañas de arriba, podrán encontrar la sección de Halo y Hades para descargar o visualizar on-line. 

¡¡Gracias!!


Capítulo Veintitrés: Epílogo

Finalmente, la graduación. Todavía faltaban unos cuantos meses para la universidad y todos esperaban ansiosos las vacaciones de verano. Peter había recibido ofertas de varias universidades, en especial las que tenían importantes equipos de futbol. A pesar que la graduación no tenía la misma importancia para mí, no podía evitar sentirme parte de la excitación de todos. En el auditorio, los invitados y padres ya estaban tomando asiento y se abanicaban con los folletos; mientras tanto, nosotros esperábamos afuera, mientras algunos se arreglaban el birrete o el cabello. 

- ¡Dios, es tan triste! – gritó Cande al tiempo que me abrazaba – me he pasado los últimos años quejándome de este lugar y ahora no me quiero ir

- Ay, Cande, todo te irá muy bien – dije – faltan siglos todavía para la universidad

- Pero he pasado trece años de mi vida en este colegio. Es raro pensar que nunca más voy a volver. Conozco a todo el mundo en esta ciudad, es mi casa

- Y siempre lo será. La universidad será una aventura apasionante, pero Venus Cove estará aquí cuando regreses

- ¡Pero estaré tan lejos! – se quejó

- Cande – reí mientras la abrazaba – te vas a Alabama. ¡Está cerquísima! – Cande rió

- Supongo que sí. Gracias Lali – noté que alguien ponía una mano en mi cintura. Era Peter

- ¿Puedo hablar contigo? – me susurró en el oído

- Sí. ¿Qué pasó? – pregunté – ¿estás nervioso?

- No

- ¿Ya tienes listo el discurso? - es que él daría el discurso representando a toda la promoción

- No nos vamos a quedar

- ¿Qué? ¿Por qué no?

- Porque esto ya no significa nada para mí

- ¿De qué estás hablando Peter? ¿No quieres graduarte?

- Me graduaré tanto si me quedo a la ceremonia como si no me quedo

- ¿Y, el discurso?

- Ya me encargué de eso. Agus me va a sustituir

- Tus padres nunca te lo perdonarán. ¿Por qué no te quieres quedar? ¿Te encuentras bien?

- Sí, La

- ¿Entonces?

- Hay una cosa mucho más importante que quiero hacer

- ¿Qué puede ser más importante que la ceremonia de graduación?

- Si vienes conmigo lo averiguarás

- No, hasta que me digas a dónde vamos

- ¿Confías en mí?

- Por supuesto que sí – asentí – pero, nunca has hecho algo así….algo tan….atrevido

- Bueno…yo diría…nunca tan serio como ahora

La banda de músicos empezó a tocar y los estudiantes empezaron a caminar hacia el auditorio. Vi que Cande me buscaba con la mirada, habíamos quedado en sentarnos juntas. Peter me miraba, ansioso. Asentí en señal de que aceptaba su propuesta. Caminamos hacia un árbol, aquel que nos había acobijado por tanto tiempo; donde pásamos la mayoría de las tardes, recostados y conversando sobre cualquier banalidad. 

- Ahora sí. ¿Por qué quieres escaparte de la graduación? – le pregunté curiosa

Peter se quitó el birrete y la toga y lo lanzó todo al jardín. Debajo llevaba una camisa blanca, corbata y unos pantalones de vestir. Peter me miró sonriendo, bajó su cabeza y besó mi mano.

- He estado pensando en nosotros

- ¿Bien o mal?

- Bien, por supuesto

- ¿En qué has pensado?

- Quiero que nos aseguremos que nada se interponga entre nosotros nunca más

- Peter, ¿de qué estás hablando? Tienes que relajarte. Ahora estamos juntos; he regresado. Benjamín, no nos molestará en mucho tiempo

- Si no es él, será otra cosa. No es forma de vivir, Lali. Siempre con desconfianza, preguntándonos cuánto tiempo nos queda

- Entonces, concentrémonos en lo que tenemos aquí y ahora

- No puedo. Quiero que esto dura para siempre

- No podemos esperar eso, ya lo sabes

- Yo creo que sí – sus ojos brillaron. Peter se arrodilló en el suelo y me cogió de ambas manos. Mi corazón empezó a latir desbocado – Lali, no tengo duda de que nos pertenecemos el uno al otro, pero pasar el resto de mi vida contigo sería maravilloso y un compromiso que me gustaría mantener – sonrió ampliamente – La, 'quieres casarte conmigo?

No supe qué decir. Miles de pensamientos rondaban por mi cabeza; jamás me esperé esto. Pensaba: ¿Peter, te has vuelto loco? ¿Has perdido la cabeza? No tienes ni diecinueve años y no estás en posición de casarte. ¿No te parece que tenemos que pensarlo bien? ¿Cómo se lo van a tomar mis hermanos? ¿Tus padres? Pero, solo fui capaz de pronunciar la respuesta menos racional de todas:

- Sí

Rió satisfecho y me cargó en brazos antes de correr hacia las puertas del colegio. Me depositó suavemente en el asiento del piloto de su auto y arrancamos rumbo a la ciudad. 

- Tenemos que ir a celebrarlo – dijo, emocionado

Al cabo de unos minutos, nos detuvimos en “Amorcitos”. El café estaba casi vacío. 

- Peter – dije, insegura. Tenía que asegurarme que había tomado la decisión correcta

- Lali. No puedes cambiar de opinión tan pronto

- No, claro que no. Pero, tengo que decirte una cosa

- ¿Cuál?

- Tienes que pensar en tu futuro

- Ya lo hice. Y, está en frente de mí

- Y, ¿qué dirán tus padres?

- No sé qué pensarán. No pienso preguntárselos. Esto es lo correcto. Lo he pensando mucho tiempo; es lo que quiero y sé que tú también. Si las circunstancias fueran normales, podríamos hacerlo de otra manera; pero no lo son y esta es la única forma de proteger lo que es nuestro

- ¿Y, si esto empeora las cosas?

- No importa, porque nos enfrentaremos a esto juntos

- ¿Has pensando en cómo lo haremos?

- Me he ocupado de todo, La. El padre Mel nos ayudará; de hecho, nos está esperando en la capilla

- ¿Ahorita? ¿No deberíamos decírselo a alguien primero?

- Lo único que conseguiremos es que quieran convencernos que no lo hagamos. Después se los diremos a todos y celebraremos

- Suena todo tan fácil

- Porque lo es – sostuvo mi mano entre la suya y nos sentamos a la mesa – por nosotros - alzó un vaso vacío que yacía en la mesa – que lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre – intenté sonreír, pero estaba demasiado preocupada. No quería que Peter sufra de nuevo si es que algo pasaba de nuevo – puedes echarte para atrás – me dijo, leyendo mis pensamientos – lo entenderé – lo pensé unos segundos, pero cuando Peter entrelazó nuestros dedos, supe exactamente lo que quería

- No pienso hacerlo. Estoy ansiosa por ser Mariana Lanzani – sonrió, pero unos segundos después dio una palmada en la mesa, totalmente frustrado – ¿qué pasó? ¿Qué dije?

- ¡Me olvidé el anillo! ¡Maldita sea!

- Nos ocuparemos de eso después – dije, tranquilizándolo

- No. Espera – dijo, con una sonrisa. Metió una mano en uno de los bolsillos del pantalón y sacó una cajita azul cerrada. Sonrió de lado, esa sonrisa tan característica de él – ábrela – dijo, con gesto pícaro

Intenté no gritar mientras lo hacía. Dentro había un anillo con un diamante cortado en forma de rosa, tan perfecto que me quedé sin respiración. En cuanto lo vi, supe que era mi anillo y que nunca más me separaría de él. 

- Es perfecto para ti – susurró Peter

- Es hermoso – dije, admirada – ¿de dónde salió?

- Mi abuela me lo dejó en su testamento y nunca tuve la oportunidad de usarlo, hasta ahora – me miró a los ojos y supe que mi vida estaba junto a él, para siempre

Pero, mientras Peter hablaba, la tierra empezó a temblar a nuestros pies, como si el Cielo se rebelara. El anillo resbaló de la mesa y rebotó en el suelo.

Ángeles Caídos I: Epílogo

Una puerta se abrió y cerró. Esperé a escuchar los pasos acercándose, pero el único sonido era el del tic-tac del reloj. El sonido empezó a desvanecerse y me preguntaba si en algún momento se detendría por completo. De pronto, temí por el momento, insegura de lo que pasaría después. Un sonido mucho más vibrante eclipsó el reloj. Pensé en alas, viniendo para llevarme lejos.

Me aguanté la respiración, esperando, esperando, esperando. Y luego el reloj empezó a ir en reversa, en lugar de ir más despacio, fue más rápido. Me sentí empujada hacia un hoyo oscuro.

***

Mis ojos se abrieron y observaron un techo familiar. Mi habitación. Me sentí aliviada y luego recordé en dónde había estado. En el gimnasio con Jaime.

-¿Peter? – pregunté

Intenté sentarme, luego lloriqueé. Algo estaba mal con mi cuerpo. Cada músculo, hueso, célula estaba herido. Me sentía como una herida gigante. Hubo un movimiento cerca a la puerta. Peter se inclinó contra el marco de la muerta.

-Esa fue una gran lucha en el gimnasio – dijo – Pero creo que te beneficiarias con más lecciones de boxeo

Como una ola, todo me sobrepasó. Las lágrimas corrían por mis mejillas.

-¿Qué sucedió? ¿Dónde está Jaime? ¿Cómo llegué aquí? – mi voz denotaba pánico – Me lancé de la escalera
-Eso fue muy valiente

Peter entró a la habitación. Cerró la puerta y supe que esta era una forma de apartar todo lo malo. Estaba poniendo una división entre lo que había sucedido y yo. Caminó y se sentó en mi cama, a mi lado.

-¿Qué más recuerdas?

Intenté hacer un rompecabeza de mis memorias, retrocediendo en el tiempo. Recordaba las alas que había escuchado justo después de lanzarme de la escalera. Sin duda, sabía que había muerto. Sabía que el ángel había venido a llevarse mi alma.

-Estoy muerta, ¿verdad? – dije suavemente - ¿Soy un fantasma?
-Cuando saltaste, el sacrificio mató a Jaime. Técnicamente, cuando volviste a la vida, él debió de hacerlo también. Pero desde que él no tiene un alma, no tiene nada que reviva su cuerpo
-¿Volví a la vida? – pregunté
-No acepté tu sacrificio. Lo rechacé
-¿Estás diciendo que rechazaste tener un cuerpo humano por mí?

Levantó mi mano vendada. Debajo de toda la gasa, mis nudillos me dolían por haber golpeado a Jaime. Peter besó cada dedo, tomándose su tiempo, manteniendo su mirada fija en mí.

-¿Por qué querría un cuerpo si no puedo tenerte a ti?

Las lágrimas siguieron corriendo por mis mejillas, y Peter me acercó a él, recostando mi cabeza en su pecho. Lentamente, el pánico se esfumó y supe que todo había acabado. Iba a estar bien. De pronto, me aparté. Si Peter había rechazado el sacrifico, entonces…

-Salvaste mi vida. Voltéate – le ordené

Peter sonrió y obedeció. Alcé su camisa hasta sus hombros. Su espalda estaba suave, sus músculos definidos. Las cicatrices se habían ido.

-No puedes ver mis alas – dijo – están hechas de materia espiritual
-Ahora eres un ángel guardián
-Soy tú ángel guardián – dijo
-¿Tengo mi propio ángel? ¿Exactamente, cuál es tu trabajo?
-Vigilar tu cuerpo – amplió su sonrisa – Me tomo en serio mi trabajo, lo que significa que voy a necesitar adaptarme a un nivel personal

Sentí mariposas en el estómago.

-¿Eso significa que ahora puedes sentir?

Peter me observó un momento en silencio.

-No, pero sí significa que no estoy en la lista negra

Abajo, escuché la puerta del garaje abrirse.

-¡Mi mamá! – jadeé – Seguro ya abrieron el puente. ¿Cómo funciona esto del ángel guardián? ¿Sólo yo puedo verte? ¿Quiero decir, eres invisible para todos los demás?

Peter me miró como esperando que estuviera bromeando.

-¿No eres invisible? – salté - ¡Tienes que salir de aquí! – intenté empujar a Peter fuera de mi cama, pero él me detuvo – Ella me va a matar si te encuentra aquí. ¿Puedes escalar árboles? ¡Dime que puedes! – Peter sonrió
-Puedo volar

Oh. Claro. Bueno, de acuerdo.

-La policía y los bomberos estuvieron aquí – dijo Peter – La habitación de tu madre va a tener que arreglarse, pero ellos pudieron detener el fuego. La policía regresará y hará preguntas. No me importa lo que les digas, pero apreciaría si me dejaras fuera del tema – abrió la ventana de mi cuarto – Última cosa, Cande llegó a tiempo donde la policía. Los paramédicos salvaron a Pablo, él está en el hospital, pero estará bien

En el pasillo, debajo de las escaleras, escuché cerrarse la puerta. Mi mamá ya estaba adentro.

-¿Lali? – me llamó - ¡Lali! ¡Hay un anuncio de que la policía estuvo aquí! ¿Qué sucedió?

Miré  hacia la ventana y Peter ya se había ido.

-¡Lali! ¿Qué pasó con la baranda de la escalera? – gritó mi mamá mientras subía

En buena hora que todavía no había visto su habitación.

***

El cielo estaba perfecto, completamente azul. Era Lunes, un nuevo día, los horrores de las últimas veinticuatro horas los veía completamente lejos. Me dirigí hacia el baño, intentando soportar los dolores en el cuerpo; necesitaba seguir mi rutina diaria. Me eché agua helada en la cara, me lavé los dientes y me cepillé el cabello. En mi habitación, me puse una blusa y jeans limpios.

Llamé a Cande.

-¿Cómo estás? – me preguntó
-Bien. ¿Tú?
-Bien

Silencio.

-De acuerdo – dijo Cande, rápidamente – Aún sigo asustada. ¿Tú?
-Completamente
-Peter me llamó en mitad de la noche. Me dijo que Jaime te había golpeado bastante mal, pero que estabas bien
-¿En serio? ¿Peter te llamó?
-Me llamó desde la camioneta. Me dijo que estabas dormida en el asiento de atrás y que te estaba llevando a casa. Dijo que justo había pasado el colegio cuando escuchó un grito, te encontró en el gimnasio, estabas desmayada por el dolor. Lo siguiente que supe, es que él alzó la mirada y vio a Jaime saltar de la escalera.

No me había dado cuenta que había estado aguantando la respiración hasta que la dejé salir. Obviamente, Peter había manipulado un par de detalles.

-Sabes que no me lo creo – continuó Cande – Sabes que pienso que Peter asesinó a Jaime

En la posición de Cande, probablemente pensaría igual.

-¿Qué cosa cree la policía? – pregunté
-Prende la televisión. Están en vivo ahora, canal cinco. Están diciendo que Jaime entró sin permiso al colegio y saltó. Dicen que fue un suicidio trágico, le están preguntando a las personas acerca de información al respecto.
-¿Qué le dijiste a la policía cuando los llamaste?
-Estaba asustada. No quería acusar a los chicos. Así que llamé de un teléfono público y no dije mi nombre.
-Bueno – dije – si la policía cree que es un suicidio, supongo que eso fue lo que pasó
-Me estás ocultando algo – me dijo Cande - ¿Realmente qué sucedió después de que me fui?
-Recuerdo a Jaime encerrándome en el gimnasio – dije – Me dijo que todo el dolor y miedo que iba a sentir. Después de eso, no recuerdo
-¿Es muy tarde para disculparme? – dijo Cande – Tenías razón sobre Pablo y Jaime
-Disculpa aceptada
-Deberíamos de ir de compras. Siento esta necesidad de comprar zapatos

El timbre sonó y miré el reloj.

-Tengo que darle a la policía mi declaración sobre lo que sucedió anoche, pero te llamaré después de eso.
-¿Anoche? – preguntó Cande, con pánico - ¿Sabían que estabas en el colegio? ¿No les diste mi nombre, verdad
-De hecho, algo sucedió más temprano ayer – algo llamado Agustina – Te llamaré pronto – dije, colgando antes de tener que volver a mentir

Bajando las escaleras, vi  que mi madre había invitado al policía a sentarse en la sala.

-Lali Espósito – dijo, cuando me vio – Nos volvemos a encontrar
-¿Se han encontrado antes? – preguntó mamá
-Tu hija tiene una vida excitante. Parece que estaremos aquí cada semana

Mi madre me miró interrogativa pero yo sólo me encogí de hombros.

-¿Por qué no tomas asiento, Lali, y nos cuentas qué sucedió
-Justo antes de las nueve de la noche de ayer estaba en la cocina tomando un vaso de leche chocolatada cuando la señora Rodríguez, mi psicóloga del colegio, apareció
-¿Simplemente ingresó a tu casa? – preguntó el policía
-Me dijo que yo tenía algo que ella quería, y ahí fue cuando corrí al segundo piso y me encerró en la habitación
-¿Qué era eso que quería?
-No dijo. Pero mencionó que no era una verdadera psicóloga, estaba usando el trabajo para espiar a los estudiantes. Está loca, ¿verdad?
-Buscaré su nombre y veré que encuentro. Mientras tanto, para su seguridad – dijo, mirando a mamá – les mandaré a que instalen un sistema de alarma de seguridad en toda la casa

Le dimos las gracias y el policía se fue. Unas horas más tarde, el timbre volvió a sonar.

-Ese debe ser el de la alarma – dijo mi mamá – Llamé y dijeron que mandarían a un chico ahora

Abrió la puerta y encontró a Peter ahí. Estaba sosteniendo una caja de herramientas en su mano izquierda.

-Buenas tardes, señora Esposito
-Peter – dijo mi madre - ¿Estás aquí para ver a Lali? – Peter sonrió
-Estoy aquí para inspeccionar su casa para el nuevo sistema de alarma
-Pensé que tenías un trabajo diferente. Pensé que eras mesero en un restaurante mexicano
-Obtuve un nuevo trabajo – Peter me miró y me sonrojé por todas partes - ¿Afuera? – me preguntó

Lo seguí hasta su moto.

-Aún tenemos un montón de qué hablar – dije
-¿Hablar?

Sacudió su cabeza, sus ojos llenos de deseo.

-Besar – susurró en mi mente

No era una pregunta, sino una advertencia. Sonrió cuando no protesté y bajó su boca hacia la mía. El primer toque fue simplemente eso, un toque, con suavidad. Choqué aún más mis labios contra los de él y Peter sonrió aún más.

-¿Más? – preguntó

Enredé mis manos en su cabello, acercándolo.

-Más

FIN DEL PRIMER LIBRO