Una puerta se abrió y cerró. Esperé a escuchar los pasos acercándose, pero el único sonido era el del tic-tac del reloj. El sonido empezó a desvanecerse y me preguntaba si en algún momento se detendría por completo. De pronto, temí por el momento, insegura de lo que pasaría después. Un sonido mucho más vibrante eclipsó el reloj. Pensé en alas, viniendo para llevarme lejos.
Me aguanté la respiración, esperando, esperando, esperando.
Y luego el reloj empezó a ir en reversa, en lugar de ir más despacio, fue más
rápido. Me sentí empujada hacia un hoyo oscuro.
***
Mis ojos se abrieron y observaron un techo familiar. Mi
habitación. Me sentí aliviada y luego recordé en dónde había estado. En el
gimnasio con Jaime.
-¿Peter? – pregunté
Intenté sentarme, luego lloriqueé. Algo estaba mal con mi
cuerpo. Cada músculo, hueso, célula estaba herido. Me sentía como una herida
gigante. Hubo un movimiento cerca a la puerta. Peter se inclinó contra el marco
de la muerta.
-Esa fue una gran lucha en el gimnasio – dijo – Pero creo
que te beneficiarias con más lecciones de boxeo
Como una ola, todo me sobrepasó. Las lágrimas corrían por
mis mejillas.
-¿Qué sucedió? ¿Dónde está Jaime? ¿Cómo llegué aquí? – mi
voz denotaba pánico – Me lancé de la escalera
-Eso fue muy valiente
Peter entró a la habitación. Cerró la puerta y supe que esta
era una forma de apartar todo lo malo. Estaba poniendo una división entre lo
que había sucedido y yo. Caminó y se sentó en mi cama, a mi lado.
-¿Qué más recuerdas?
Intenté hacer un rompecabeza de mis memorias, retrocediendo
en el tiempo. Recordaba las alas que había escuchado justo después de lanzarme
de la escalera. Sin duda, sabía que había muerto. Sabía que el ángel había
venido a llevarse mi alma.
-Estoy muerta, ¿verdad? – dije suavemente - ¿Soy un
fantasma?
-Cuando saltaste, el sacrificio mató a Jaime. Técnicamente,
cuando volviste a la vida, él debió de hacerlo también. Pero desde que él no
tiene un alma, no tiene nada que reviva su cuerpo
-¿Volví a la vida? – pregunté
-No acepté tu sacrificio. Lo rechacé
-¿Estás diciendo que rechazaste tener un cuerpo humano por
mí?
Levantó mi mano vendada. Debajo de toda la gasa, mis
nudillos me dolían por haber golpeado a Jaime. Peter besó cada dedo, tomándose
su tiempo, manteniendo su mirada fija en mí.
-¿Por qué querría un cuerpo si no puedo tenerte a ti?
Las lágrimas siguieron corriendo por mis mejillas, y Peter
me acercó a él, recostando mi cabeza en su pecho. Lentamente, el pánico se
esfumó y supe que todo había acabado. Iba a estar bien. De pronto, me aparté.
Si Peter había rechazado el sacrifico, entonces…
-Salvaste mi vida. Voltéate – le ordené
Peter sonrió y obedeció. Alcé su camisa hasta sus hombros.
Su espalda estaba suave, sus músculos definidos. Las cicatrices se habían ido.
-No puedes ver mis alas – dijo – están hechas de materia
espiritual
-Ahora eres un ángel guardián
-Soy tú ángel guardián – dijo
-¿Tengo mi propio ángel? ¿Exactamente, cuál es tu trabajo?
-Vigilar tu cuerpo – amplió su sonrisa – Me tomo en serio mi
trabajo, lo que significa que voy a necesitar adaptarme a un nivel personal
Sentí mariposas en el estómago.
-¿Eso significa que ahora puedes sentir?
Peter me observó un momento en silencio.
-No, pero sí significa que no estoy en la lista negra
Abajo, escuché la puerta del garaje abrirse.
-¡Mi mamá! – jadeé – Seguro ya abrieron el puente. ¿Cómo
funciona esto del ángel guardián? ¿Sólo yo puedo verte? ¿Quiero decir, eres
invisible para todos los demás?
Peter me miró como esperando que estuviera bromeando.
-¿No eres invisible? – salté - ¡Tienes que salir de aquí! –
intenté empujar a Peter fuera de mi cama, pero él me detuvo – Ella me va a
matar si te encuentra aquí. ¿Puedes escalar árboles? ¡Dime que puedes! – Peter
sonrió
-Puedo volar
Oh. Claro. Bueno, de acuerdo.
-La policía y los bomberos estuvieron aquí – dijo Peter – La
habitación de tu madre va a tener que arreglarse, pero ellos pudieron detener
el fuego. La policía regresará y hará preguntas. No me importa lo que les
digas, pero apreciaría si me dejaras fuera del tema – abrió la ventana de mi
cuarto – Última cosa, Cande llegó a tiempo donde la policía. Los paramédicos
salvaron a Pablo, él está en el hospital, pero estará bien
En el pasillo, debajo de las escaleras, escuché cerrarse la
puerta. Mi mamá ya estaba adentro.
-¿Lali? – me llamó - ¡Lali! ¡Hay un anuncio de que la
policía estuvo aquí! ¿Qué sucedió?
Miré hacia la ventana
y Peter ya se había ido.
-¡Lali! ¿Qué pasó con la baranda de la escalera? – gritó mi
mamá mientras subía
En buena hora que todavía no había visto su habitación.
***
El cielo estaba perfecto, completamente azul. Era Lunes, un
nuevo día, los horrores de las últimas veinticuatro horas los veía
completamente lejos. Me dirigí hacia el baño, intentando soportar los dolores
en el cuerpo; necesitaba seguir mi rutina diaria. Me eché agua helada en la
cara, me lavé los dientes y me cepillé el cabello. En mi habitación, me puse
una blusa y jeans limpios.
Llamé a Cande.
-¿Cómo estás? – me preguntó
-Bien. ¿Tú?
-Bien
Silencio.
-De acuerdo – dijo Cande, rápidamente – Aún sigo asustada.
¿Tú?
-Completamente
-Peter me llamó en mitad de la noche. Me dijo que Jaime te
había golpeado bastante mal, pero que estabas bien
-¿En serio? ¿Peter te llamó?
-Me llamó desde la camioneta. Me dijo que estabas dormida en
el asiento de atrás y que te estaba llevando a casa. Dijo que justo había
pasado el colegio cuando escuchó un grito, te encontró en el gimnasio, estabas
desmayada por el dolor. Lo siguiente que supe, es que él alzó la mirada y vio a
Jaime saltar de la escalera.
No me había dado cuenta que había estado aguantando la
respiración hasta que la dejé salir. Obviamente, Peter había manipulado un par
de detalles.
-Sabes que no me lo creo – continuó Cande – Sabes que pienso
que Peter asesinó a Jaime
En la posición de Cande, probablemente pensaría igual.
-¿Qué cosa cree la policía? – pregunté
-Prende la televisión. Están en vivo ahora, canal cinco.
Están diciendo que Jaime entró sin permiso al colegio y saltó. Dicen que fue un
suicidio trágico, le están preguntando a las personas acerca de información al
respecto.
-¿Qué le dijiste a la policía cuando los llamaste?
-Estaba asustada. No quería acusar a los chicos. Así que
llamé de un teléfono público y no dije mi nombre.
-Bueno – dije – si la policía cree que es un suicidio,
supongo que eso fue lo que pasó
-Me estás ocultando algo – me dijo Cande - ¿Realmente qué
sucedió después de que me fui?
-Recuerdo a Jaime encerrándome en el gimnasio – dije – Me
dijo que todo el dolor y miedo que iba a sentir. Después de eso, no recuerdo
-¿Es muy tarde para disculparme? – dijo Cande – Tenías razón
sobre Pablo y Jaime
-Disculpa aceptada
-Deberíamos de ir de compras. Siento esta necesidad de
comprar zapatos
El timbre sonó y miré el reloj.
-Tengo que darle a la policía mi declaración sobre lo que
sucedió anoche, pero te llamaré después de eso.
-¿Anoche? – preguntó Cande, con pánico - ¿Sabían que estabas
en el colegio? ¿No les diste mi nombre, verdad
-De hecho, algo sucedió más temprano ayer – algo llamado
Agustina – Te llamaré pronto – dije, colgando antes de tener que volver a
mentir
Bajando las escaleras, vi
que mi madre había invitado al policía a sentarse en la sala.
-Lali Espósito – dijo, cuando me vio – Nos volvemos a encontrar
-¿Se han encontrado antes? – preguntó mamá
-Tu hija tiene una vida excitante. Parece que estaremos aquí
cada semana
Mi madre me miró interrogativa pero yo sólo me encogí de hombros.
-¿Por qué no tomas asiento, Lali, y nos cuentas qué sucedió
-Justo antes de las nueve de la noche de ayer estaba en la cocina
tomando un vaso de leche chocolatada cuando la señora Rodríguez, mi psicóloga del
colegio, apareció
-¿Simplemente ingresó a tu casa? – preguntó el policía
-Me dijo que yo tenía algo que ella quería, y ahí fue cuando
corrí al segundo piso y me encerró en la habitación
-¿Qué era eso que quería?
-No dijo. Pero mencionó que no era una verdadera psicóloga, estaba
usando el trabajo para espiar a los estudiantes. Está loca, ¿verdad?
-Buscaré su nombre y veré que encuentro. Mientras tanto, para
su seguridad – dijo, mirando a mamá – les mandaré a que instalen un sistema de alarma
de seguridad en toda la casa
Le dimos las gracias y el policía se fue. Unas horas más tarde,
el timbre volvió a sonar.
-Ese debe ser el de la alarma – dijo mi mamá – Llamé y dijeron
que mandarían a un chico ahora
Abrió la puerta y encontró a Peter ahí. Estaba sosteniendo una
caja de herramientas en su mano izquierda.
-Buenas tardes, señora Esposito
-Peter – dijo mi madre - ¿Estás aquí para ver a Lali? – Peter
sonrió
-Estoy aquí para inspeccionar su casa para el nuevo sistema de
alarma
-Pensé que tenías un trabajo diferente. Pensé que eras mesero
en un restaurante mexicano
-Obtuve un nuevo trabajo – Peter me miró y me sonrojé por todas
partes - ¿Afuera? – me preguntó
Lo seguí hasta su moto.
-Aún tenemos un montón de qué hablar – dije
-¿Hablar?
Sacudió su cabeza, sus ojos llenos de deseo.
-Besar – susurró en
mi mente
No era una pregunta, sino una advertencia. Sonrió cuando no protesté
y bajó su boca hacia la mía. El primer toque fue simplemente eso, un toque, con
suavidad. Choqué aún más mis labios contra los de él y Peter sonrió aún más.
-¿Más? – preguntó
Enredé mis manos en su cabello, acercándolo.
-Más
FIN DEL PRIMER LIBRO
Me encanto.... pero no me convenció lo quería humano a peter también, con agustina que paso al final?? Quiero el segundo!! Ahora se viene halo???
ResponderEliminarme lei todo en unas horas jaja espero muy pronto el siguiente libro
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