viernes, 14 de septiembre de 2012

Ángeles Caídos I: Veintisiete

-¿Quién era? – preguntó Peter
-Cande entró a hurtadillas al colegio, junto a Pablo y Jaime. Ellos querían encontrarse conmigo, creo que Pablo va a herir a Cande si no voy – lo miré
-¿Pablo? – preguntó Peter, cruzando sus brazos
-La semana pasada en la biblioteca encontré un artículo que decía que él había sido interrogado en una investigación de asesinato en su antiguo colegio. Él me vio leyendo aquello y desde entonces, he sentido una mala vibra de él. Es más, creo que él entró a mi habitación para robarse el artículo.
-¿Algo más que debería de saber?
-La chica que fue asesinada era la novia de Pablo. Ella fue colgada de un árbol. Justo ahora en el teléfono dijo que si yo no iba, él sabía que había un árbol en el área común con el nombre de Cande
-He visto a Pablo, se ve un poco agresivo, pero no creo que sea un asesino – metió su mano en mi bolsillo delantero del pantalón y sacó las llaves de la camioneta – Conduciré hasta allá y arreglaré las cosas. No me tardaré
-Creo que deberíamos de llamar a la policía – sacudió su cabeza
-Mandarás a Cande a la cárcel juvenil por entrar al colegio. Una cosa más, Jaime. ¿Quién es él?
-El amigo de Pablo. Estaba en el arcade la noche que te vimos – frunció el ceño
-Si hubiese habido otro chico, lo recordaría

Abrió la puerta y lo seguí.

-Pablo me está esperando a mí, no a ti – le dije a Peter – Si no llego, quién sabe qué le pasará a Cande. Es un riesgo que no puedo tomar
-Si te dejo venir, ¿vas a escuchar mis instrucciones y seguirlas cuidadosamente?
-Sí
-¿Y si te digo que saltes?
-Saltaré
-¿Si te llego que te quedes en el auto?
-Me quedaré en el auto – era casi cierto

En el estacionamiento, Peter apretó la alarma del auto y las luces parpadearon.

-¡Mierda! – susurró
-¿Qué sucede? – pregunté
-Las llantas

Miré las llantas y ambas estaban planas.

-¡No puedo creerlo!
-Ha sido un ataque intencional, alguien ha pinchado las llantas con una cuchilla
-¿Quién podría haber hecho eso?
-La lista es larga
-¿Me estás intentando decir que tienes un montón de enemigos?
-He enojado a un par de personas. Un montón de ellas apuestan donde no pueden ganar. Luego me culpan por robarme sus autos u otras cosas

Peter caminó hacia la puerta de un auto cerca del suyo, la abrió y tomó asiento detrás del timón. Bajó la cabeza.

-¿Qué estás haciendo? – le pregunté, acercándome
-Buscando la manera de hacer funcionar esto – dijo, sosteniendo dos cables azules

Con habilidad, unió los dos cables y el motor se encendió.

-Cinturón de seguridad – me dijo, cuando alzó la cabeza
-No voy a robar un auto – dije y él se encogió de hombros
-Lo necesitamos ahora. Ellos no
-Es robar. Está mal
-Primera regla en un robo de auto – dijo, con una sonrisa – Intenta no quedarte mucho tiempo en la escena del crimen
-Espera un minuto – dije, alzando un dedo

Troté de regreso al cine, Peter me siguió.

-Hola Vico – lo había visto cuando salimos del baño, era un compañero de clase
-¿Cómo estás? – me preguntó, al tiempo que Peter llegaba a mi lado
-Tengo un problema con mi auto – dije – Sé que esto te va a poner algo incómodo, pero desde que te ayudé con la tarea de literatura….
-Quieres que te preste mi auto
-Eh..sí
-Es un pedazo de chatarra – dijo, mirando a Peter
-¿Funciona? – pregunté
-Sí, por funcionar te refieres a si las llantas ruedan, entonces sí. Pero no lo alquilo

Peter abrió su billetera y le extendió un buen número de billetes

-Cambié de idea – dijo Vico, abriendo sus ojos y cogiendo el dinero
-¿Cuál es la marca y el color? – preguntó Peter cuando Vico le dio las llaves

Vico nos dio los detalles del auto y salimos de nuevo al estacionamiento.

-Podía convencerlo de que me diera las llaves sin dinero – le dije a Peter – sólo necesitaba un poco de tiempo. Por cierto, ¿por qué trabajas como mesero en el restaurante mexicano si tienes dinero?
-No lo tengo. Gané el dinero hace unas noches atrás en un juego de billar – presionó el botón de alarma del auto de Vico y me abrió la puerta – El banco está oficialmente cerrado

Peter condujo por la ciudad, por las calles oscuras y silenciosas. No nos tomó mucho llegar al colegio.

-Acabo de tener un mal presentimiento – dije, cuando Peter estacionó
-Quédate en el auto y mantente fuera de vista – me dijo Peter, dándome las llaves – Si alguien sale del edificio, escápate de aquí

1 comentario:

  1. me encanta! Amo a peter!

    p.d. me pusiste en un aprieto con la próxima novela quiero las dos vale???, se me hace imposible elegir una halo la espero desde el año pasado y esta me encanta y quiero la continuación!

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