Veinte minutos después, Peter y yo estábamos en la entrada de un motel de bajo costo. En la mesa de la entrada estaba un recepcionista, comiendo un pan con pollo.
-¿Qué será? – dijo él - ¿Sólo
ustedes dos?
-Necesitamos que nos preste su
teléfono – dije como pude
-No, no puedo. No funciona la
línea, culpa a la tormenta
-¿Qué quiere decir con eso? ¿No
tiene un celular?
-Ella quiere una habitación para
no fumadores – dijo Peter y lo fulminé con la mirada
-A ver tengo… - empezó el
recepcionista, mirando las llaves - ¡Listo! Una habitación grande para no
fumadores
-La tomaremos – dijo Peter y
sonrió
-¿Cómo quiere pagar? – preguntó
-En efectivo – dijo Peter
-Es un pago popular por aquí. Un montón
de chicos no quieren que sus actividades extracurriculares sean averiguadas
De pronto la luz se fue y di un
salto del susto. La parte lógica de mi cerebro me estaba diciendo que realmente
no podía estar considerando el pasar la noche en un motel con Peter.
-Esto es una locura – le susurré
a Peter
-Yo estoy loco – dijo él,
sonriendo – Por ti. ¿Cuánto tiempo más la luz estará sin servicio? – dijo esto
último dirigiéndose al recepcionista
-Tengo algo para sobrevivir –
respondió el aludido – Velas – colocó dos en frente nuestro – Pongan uno en el
baño y otro cerca en la cama, así no notarán la diferencia
-Gracias – dijo Peter,
sosteniéndome por el hombro y llevándome por el pasillo
En la habitación número 106,
Peter cerró la puerta detrás de nosotros. Colocó una vela en la mesa de noche.
Luego, se quitó su gorra de béisbol, sacudiendo su cabello, quitando las gotas
de lluvia.
-Necesitas un baño caliente –
dijo, asomándose en el baño – Parece que hay un jabón y dos toallas
-No me puedes forzar a quedarme
aquí – me quejé
-Eso suena más como una pregunta
que una afirmación – se defendió
-Entonces, contéstala – sonrió ampliamente
-Es difícil concentrarse en
respuestas cuando te ves así
Lo fulminé con la mirada antes de
meterme al baño y cerrar la puerta. Prendí el agua caliente y me metí dentro, y
mis pensamientos volaron. Una parte de mi cerebro se rió de mí. Antes me había
sentido atraída hacia Peter por algo misterioso. Ahora me sentía atraído hacia
él por algo completamente diferente, algo con un montón de calor involucrado.
Esta noche sin duda alguna, había una conexión entre los dos. De una escala de
uno al diez, eso me aterrorizaba en un ocho, y me excitaba en un nueve.
Cerré la canilla y salí de la
ducha. Una vez que me sequé con la toalla, me quedé pensando qué ropa me
pondría. La mía estaba completamente mojada, sólo había sobrevivido mi camisola
y mis medias. Eso fue lo que finalmente me puse.
-¿Peter? – susurré, asomándome
por la puerta
-¿Terminaste?
-Apaga la vela
-Listo – susurró y rió
Finalmente salí del baño y me
mezclé con la oscuridad. Podía sentir la respiración de Peter justo en frente
de mí. No quería pensar qué cosa estaba o no estaba usando.
-Mi ropa está empapada. No tengo
nada que ponerme – confesé
-Qué suerte la mía – se quitó su
camisa y la lanzó al suelo
-Esto es realmente incómodo –
dije y sentí que sonreía – Deberías bañarte, ahora
-¿Tan mal huelo?
De hecho, olía demasiado bien.
Peter desapareció dentro del
baño. Prendió la vela de nuevo y dejó la puerta entre abierta, una pequeña luz
saliendo por la rendija. Me recosté contra la pared y me deslicé por la misma
hasta que llegué al suelo. Me quedé unos minutos pensando en todo lo que había
pasado y en mis ganas irrefutables de escaparme. No podía dejar sola a Cande,
Pablo era peligroso. Pero, también contaba con escasas posibilidades de
escapar.
De pronto, el sonido del agua se
detuvo y un momento después, Peter salió del baño tan solo utilizando sus
pantalones mojados. Dejó la vela prendida y la puerta abierta, podía ver
completamente su pecho desnudo. Seguramente iba bastante al gimnasio por la
forma de sus músculos formados.
-¿Qué lado de la cama quieres? –
preguntó
-Eh…
-¿Nerviosa? – preguntó, sonriendo
-No – dije, intentando sonar
confiada
-Eres una mala mentirosa – dijo,
aún sonriendo – La peor que he conocido
Coloqué mis manos en mi cadera,
como diciendo…¿perdóname?
-Ven aquí – dijo, levantándome
del suelo
Un espejo colgaba en la pared
detrás de él y por encima de su hombro pude ver la cicatriz con la V, brillando
en su espalda. Todo mi cuerpo se puso rígido. Sin pensarlo, deslicé mis manos
por su pecho y alrededor de su cuello. Mi dedo índice acarició su cicatriz.
Peter se tensó ante mi toque. Me congelé. Me tomó un instante darme cuenta que
no era mi dedo el que se movía, sino yo. Completamente.
Me inserté en un hueco suave,
oscuro y todo se puso negro.
***
Se termina el viernes. ¡¿Qué esperas?!
sube mas :D
ResponderEliminarque le paso?? Me fascina esta novela más!!
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