Estaba de pie en la planta baja de los Juegos de Bo, con mi espalda contra la pared, observando los diferentes juegos de billar. Las ventanas estaban cubiertas, así que no podía decir si era de día o de noche. Nadie pareció sorprendido ante mi repentina aparición de la nada. Y, luego me acordé, que estaba usando nada más que una camisola y medias. Lo más raro es que nadie me estaba mirando…digo, estaba casi desnuda y, ¿nadie me miraba? Algo andaba…fuera de lugar.
Visualicé a Peter al otro lado de
la habitación; estaba sentado en una mesa de póker, sosteniendo una mano de
cartas junto a su pecho. Caminé descalza hacia dónde él estaba, cruzando mis
brazos sobre mi pecho.
-¿Podemos hablar? – susurré en su
oído
Peter empujo un cúmulo de fichas
de póker hacia el centro de la mesa.
-¿Ahora? – dije – Es urgente…
Me detuve cuando vi el calendario
colgado en la pared. La fecha era de hace ocho meses, Agosto del año pasado.
Meses antes de conocer a Peter. Me dije a mí misma que era un error, que
seguramente alguien se había olvidado de actualizarlo; sin embargo, al mismo
tiempo sentía que no había ninguna equivocación.
Agarré una silla de la otra mesa
y me senté al lado de Peter.
-Él tiene un cinco y un nueve de
espadas, y un as de corazones…
Me detuve cuando me di cuenta que
nadie me estaba prestando atención. No, no era eso. Nadie podía verme. Se
escucharon pasos en la habitación, y el mismo cajero que me había amenazado con
botarme del lugar la primera vez que vine, apareció en la punta de la escalera.
-Alguien en la planta de arriba
quiere hablar contigo – le dijo a Peter quién alzó sus cejas – Ella no quiere dar su nombre. Le pregunté un par de veces. Le dije que estabas en un juego
privado, pero ella no se va. La puedo echar si quieres
-No. Mándala aquí abajo
Peter jugó su turno, recogió sus
fichas y se deslizó fuera de la silla.
-Salgo del juego – dijo antes de
recostarse contra una mesa cerca a las escaleras
Yo lo seguí a través de la
habitación. Coloqué mis manos en frente de su rostro. Pateé sus botas, golpeé
su pecho. Pero él ni se movió.
Suevas pisadas se sintieron en
las escaleras, y luego, cuando la señora Rodríguez apareció, experimenté un
momento de confusión. Su cabello rubio le llegaba hasta la cintura, estaba
usando unos jeans y un top rosado; además, estaba descalza. Vestida de esa
manera, incluso parecía de mi edad. Estaba lamiendo un chupete. Apenas Peter la
vio, supe que estaba sorprendido.
-¿Agustina?
Mi corazón empezó a latir
rápidamente. ¿Si se supone que estábamos hace ocho meses atrás, cómo es que la
Señora Rodríguez conocía a Peter? Ella todavía no tenía el trabajo en el colegio.
¿Y por qué él la estaba llamando por su primer nombre?
-¿Cómo has estado? – la señora
Rodríguez, o Agustina, preguntó con una sonrisa
-¿Qué estás haciendo aquí?
-Me escabullí – sonrió de lado –
Tenía que volverte a ver. He estado intentándolo por un montón de tiempo, pero
la seguridad…ya sabes. Tú tipo y mi tipo…se supone que no deberían de
mezclarse. Pero eso ya lo sabes
-Venir aquí ha sido una mala idea
-Sé que ha pasado un tiempo, pero
esperaba una reacción más amigable – dijo ella, botando el chupete al basurero
y haciendo puchero
Peter no respondió.
-No he dejado de pensar en ti –
dijo Agus, con voz sexy y acercándose a Peter – No fue fácil llegar hasta aquí.
Lucía está diciendo excusas del por qué estoy aquí. Estoy arriesgando su futuro
así como el mío. ¿Al menos no quieres escuchar lo que tengo para decir?
-Habla – dijo Peter, muy
desconfiado
-No me he rendido. Todo este
tiempo… - se le quebró la voz y se detuvo un instante – Sé cómo puedes obtener
tus alas de nuevo – agregó
Le sonrió a Peter, pero él no le
devolvió la sonrisa.
-Apenas obtengas tus alas de
nuevo, podrás volver a casa – dijo, hablando con más confianza – Todo será como
antes. Nada ha cambiado
-¿Cuál es el truco?
-No hay ningún truco. Sólo tienes
que salvar la vida de una humana. Bastante juicioso, considerando el crimen que
te mandó aquí
-¿Qué rango será?
-Te acabo de decir cómo obtener
tus alas de nuevo – dijo ella – Creo que merezco un agradecimiento…
-Responde la pregunta
La sonrisa amarga de Peter me
dijo que él ya lo sabía. O al menos lo suponía. Cualquiera sea la respuesta de
Agustina, a él no le iba a gustar.
-Está bien. Serás un guardián,
¿de acuerdo? – Peter rió suavemente - ¿Qué tiene de malo ser un guardián? ¿Por
qué no es lo suficientemente bueno?
-Tengo algo mejor en mente
-Escúchame, Peter. No hay nada
mejor que eso. Cualquier otro ángel caído saltaría ante la oportunidad de
obtener sus alas de regreso y convertirse en un guardián. ¿Por qué tú no
puedes? – su voz estaba llena de irritación
-Fue bueno verte de nuevo, Agus.
Ten un lindo viaje de regreso
Sin advertencia, ella apretó los
puños contra su camisa, lo acercó a ella, y le plantó un beso en su boca.
Lentamente, el cuerpo de Peter se adecuó al de ella. Sus manos se alzaron y
acariciaron sus brazos. Tragué fuerte, intentando ignorar el sentimiento de
celos y confusión en mi corazón. Parte de mí quería voltearse y llorar, parte
de mí quería acercarse y empezar a gritar. Aunque eso no hiciera nada, era
invisible.
Obviamente la señora Rodríguez….Agustina…quién
sea que era…y Peter tenían un pasado romántico juntos. ¿Ellos aún lo estaban en
el…futuro? ¿Ella había aplicado al trabajo del colegio para estar más cerca de
Peter? ¿Por eso estaba tan determinada a alejarme de él?
-Debería irme – dijo Agus,
separándose – Ya me he quedado mucho tiempo. Le prometí a Lucía que me apuraría
– bajó su cabeza contra su pecho – Te extraño – susurró – Salva una vida humana,
y tendrás tus alas de vuelta. Regresa a mí – rogó – Regresa a casa – de pronto,
se alejó – Tengo que irme. Ninguno de los otros puede enterarse que he estado
aquí abajo. Te amo
Mientras Agus se volteaba, la
ansiedad se desvaneció de su rostro. Una expresión de confianza la reemplazó.
Era el rostro de alguien que había logrado lo que quería. Sin advertencia,
Peter la sostuvo de la cintura.
-Ahora dime la verdadera razón
por la que estás aquí – dijo él
-¿A qué te refieres? Ya te dije…
-Estás mintiendo
-No puedo creer…que pienses…
-Dime la verdad, ahora mismo
Agustina dudó antes de responder.
Lo miró intensamente.
-Está bien. Sé lo que estás
planeando hacer – Peter rió – Sé que has escuchado rumores del Libro de Enoch.
También sé qué piensas que puedes hacer lo mismo, pero no puedes
-Te enviaron aquí para
persuadirme de escoger un camino diferente, ¿verdad? – sonrió – Si soy una
amenaza, los rumores deben de ser ciertos
-No, no lo son. Son rumores
-Si sucedió una vez, puede
suceder de nuevo
-Nunca pasó. ¿Te molestaste en
leer el Libro de Enoch antes de caer? – lo retó - ¿Sabes exactamente lo que
quiere decir?
-Tal vez podrías prestarme el
libro
-¡Eso es blasfemia! Estás
prohibido de leerlo – chilló – Traicionaste a cada ángel en el cielo cuando
caíste
-¿Cuántos de ellos saben mi
objetivo? – él preguntó - ¿Qué tan amenazante soy?
-No puedo decirte eso. Ya te he
dicho más de lo que debía
-¿Van a intentar detenerme?
-Los ángeles vengadores, sí
-A menos que piensen que me
hablaste y me convenciste
-No me mires así. No voy a mentir
para protegerte. Lo que estás intentando hacer está mal. No es natural
-Agustina – dijo Peter,
suavemente
-No puedo ayudarte – repitió ella
– No de esa forma. Sácalo de tu mente, vuélvete un ángel guardián. Enfócate en
eso y olvida el Libro de Enoch
-Diles que hablamos, y que mostré
interés en convertirme en un guardián
-¿Interés? – preguntó, incrédula
-Interés – repitió – Diles que
pregunté por un nombre. Si voy a salvar una vida, necesito saber quién está en
la lista. Sé que tienes acceso a esa información como ángel de la muerte
-Esa información es sagrada y
privada, y no predecible. Los eventos en este mundo cambian de un momento a
otro, dependiendo de las elecciones humanas…
-Un nombre, Agus
-Prométeme que te olvidarás del
Libro de Enoch primero. Dame tu palabra
-¿Confías en mi palabra?
-No – dijo ella – No lo haría
Peter rió fríamente y, cogiendo
un palo de billar, caminó hacia las escaleras.
-Peter, espera… - empezó ella y
lo siguió – Peter, ¡por favor, espera!
Él miró por encima de su hombro.
-Lali Espósito – dijo Agus, antes
de cubrirse inmediatamente la boca con las manos
-¿Cómo va a morir? – preguntó Peter
-Alguien quiere matarla
-¿Quién?
-No lo sé – dijo, cubriéndose las
orejas y sacudiendo la cabeza – Hay mucho ruido y conmoción aquí abajo. Todas
las imágenes son como un borrón, vienen rápido, no puedo ver bien. Necesito
irme a casa, necesito paz y tranquilidad
Peter cogió un pedazo de cabello
de Agus y lo colocó detrás de su oreja, persuasivamente. Ella tembló ante su
toque, luego asintió y cerró sus ojos.
-No puedo ver….no veo nada…no
tiene sentido
-¿Quién quiere matar a Lali
Espósito? – Peter la urgió
-Espera, la veo – dijo Agus – Hay
una sombra detrás de ella. Es él, la está siguiendo. Ella no lo ve…pero él está
justo ahí. ¿Por qué no lo ve? ¿Por qué no está corriendo? No veo su rostro, es
una sombra….
Los ojos de Agus de pronto se
abrieron.
-¿Quién? – preguntó Peter
Agus colocó sus manos en su boca.
Estaba temblando mientras alzaba sus ojos hacia Peter.
-Tú – susurró
Mi dedo se movió fuera de la
cicatriz de Peter y la conexión se rompió. Me tomó un momento reorientarme,
porque no estaba lista para Peter, quién me recostó en la cama en un instante.
Colocó mis muñecas encima de mi cabeza.
-Se supone que no deberías haber
hecho eso – dijo, controlando su enojo - ¿Qué viste?
Alcé mi rodilla y lo golpeé en
las costillas.
-¡Aléjate…de…mí!
Se colocó encima de mi cuerpo,
aplastando mi cadera, eliminado el uso de mis piernas. Con mis brazos
totalmente estrechos encima de mi cabeza, no podía moverme.
-¡Aléjate…de…mí…o…gritaré!
-Ya estás gritando, y no va a
ayudarte en nada. Última oportunidad, Lali. ¿Qué viste?
Estaba combatiendo las lágrimas.
Todo mi cuerpo estaba lleno de una emoción tan extraña que ni siquiera podía
nombrarla.
-¡Me enfermas! – dije - ¿Quién
eres realmente?
-Nos estamos acercando
-¡Quieres asesinarme! ¿La
camioneta realmente no murió está noche, verdad? Mentiste. Me trajiste aquí así
podías matarme. Eso es lo que Agustina te dijo que hicieras. Bueno, ¿qué estás
esperando? Has estado intentando asesinarme todo este tiempo. Desde el principio.
¿Vas a hacerlo ahora? – lo miré fijamente
-Es tentador
Me moví debajo de él. Intenté
rodar hacia mi derecha, luego hacia la izquierda. Finalmente me di cuenta que
estaba perdiendo un montón de energía y me detuve. Peter me miró fijamente.
-Te apuesto a que te gusta esto –
dijo
-Sólo hazlo – dije, con voz
retadora
-¿Matarte? – asentí
-Pero primero quiero saber por
qué. ¿De todas las billones de personas, por qué yo?
-Malos genes
-¿Eso es todo? ¿Esa es la única
explicación que obtengo?
-Por ahora
-¿Qué se supone que significa
eso? – mi voz se alzó de nuevo - ¿Obtengo el resto de la historia cuando
finalmente te rompas y me mates?
-No tengo que romperme para
matarte. Si hubiese querido verte muerta hace cinco minutos, ya lo hubiese
hecho
Tragué ante su respuesta. Él
corrió su dedo por encima de mi marca de nacimiento. Su toque era suave.
-¿Qué hay con Agustina? – pregunté,
aún respirando fuerte - ¿Ella es lo mismo que tú eres, verdad? Ambos son…ángeles
– mi voz se quebró ante la última palabra
Peter se movió apenas, pero aún
mantuvo sus manos en mis muñecas.
-¿Si te suelto, me vas a
escuchar?
-¿Qué te importa si corro?
Simplemente me cogerás y traerás de vuelta
-Sí, pero eso causaría una escena
-¿Agustina es tu novia?
-Era. Fue hace un tiempo, antes
de caer en el lado oscuro. También fue un error
Rodó en la cama, lentamente
soltándome, probando si peleaba de vuelta. Me quedé recostada, respirando.
Conté hasta tres antes de lanzarme hacia él con toda la fuerza que tenía.
Golpeé su pecho pero él ni se inmutó.
-¿Terminaste? – preguntó
-¡No! ¿Qué pasa contigo? ¿No
sientes nada?
Me puse de pie, encontrando el
balance y lo golpeé tan fuerte como pude en su estómago.
-Tienes un minuto más – dijo –
Saca el enojo fuera de tu cuerpo. Luego tomaré las cartas en el asunto
Intenté correr hacia la puerta,
pero Peter me agarró a tiempo y me puso contra la pared. Sus piernas estaban
enredadas con las mías, quedando frente a frente.
-Quiero la verdad – dije,
intentando no llorar - ¿Viniste al colegio a matarme? ¿Ese fue tu objetivo
desde el principio?
-Sí
Dejé caer una lágrima.
-¿Te estás divirtiendo? ¿De esto
se trata, verdad? ¡Dejar que confíe en ti así puedes soltar la verdad en mi
cara!
-Entiendo que estés enojada…
-¡Estoy destrozada! – grité
Sus manos se colocaron en mi
cuello. Presionando sus dedos gentilmente contra mi garganta, él recostó mi
cabeza hacia atrás. Sentí sus labios chocar contra los míos tan fuerte que detuvo
cualquier nombre que estaba a punto de decirle. Sus manos se deslizaron a mis
hombros, luego acariciaron mis brazos, para terminar en mi espalda. Pequeños
temblores de pánico y placer me recorrieron. Intentó jalarme hacia él, y le
mordí el labio. Él pasó su lengua por la zona.
-¿Acabas de morderme?
-¿Todo esto es una diversión para
ti? – pregunté
-No todo
-¿Cómo qué?
-Tú
Relájate, confía en mí, escuché en mi mente.
-Oh dios mío – dije – Lo estás
volviendo a hacer, ¿verdad? Jugando con mi mente. ¿Puedes poner más que
palabras en mi mente, verdad? Puedes poner imágenes….
No lo negó.
-El Arcángel – dije, finalmente
entendiendo –Intentaste matarme esa noche, ¿verdad? Pero algo no salió bien.
Luego me hiciste creer que mi celular estaba muerto, así no podía llamar a
Cande. ¿Planeabas matarme de regreso a casa? ¡Quiero saber cómo has hecho que
vea lo que tú quieres!
-Puse las palabras e imágenes
ahí, pero depende de ti si las crees. Es un acertijo. Las imágenes superponen
la realidad, y tú tienes que averiguar cuál es real
-¿Eso es un especial poder de
ángel? – sacudió su cabeza
-Un poder de un ángel caído. Otro
tipo de ángel no invadiría tu privacidad, aunque sí lo pueden hacer
Porque otros ángeles eran buenos,
y Peter no lo era. Peter colocó sus manos contra la pared detrás de mí, una a
cada lado de mi cabeza.
-Pude un pensamiento en la mente
del entrenador para que reorganice los asientos en la clase así podía estar
cerca de ti. Te hice creer que te habías caído del Arcángel porque quería
matarte, pero no pude hacerlo. Casi lo hago, pero me detuve. Entonces, te
asusté. Te hice creer que tu celular estaba muerto porque quería llevarte a
casa. Cuando entré, cogí un cuchillo. Iba a matarte entonces – su voz se
suavizó – Pero me hiciste cambiar de idea
-No te entiendo. Cuando te dije
que mi padre había sido asesinado, sonaste realmente apenado. Cuando conociste
a mi mamá, fuiste agradable
-Agradable – repitió Peter –
Mantengamos eso entre tú y yo
Mi cabeza dio vueltas y pude
sentir mi pulso en la sien. Había sentido esto antes. Necesitaba mis pastillas.
O era eso o Peter me estaba haciendo pensarlo. Entrecerré mis ojos y lo miré.
-Sal de mi mente, ¡ahora mismo!
-No estoy en tu mente, Lali
Me incliné, colocando mis manos
en mis rodillas, buscando aire.
-Sí, lo estás. Te siento. ¿Así es
como lo vas a hacer? ¿Me vas a sofocar?
Pequeños sonidos hicieron eco en
mis oídos y empecé a ver borroso. Intenté llenar mis pulmones, pero era como si
el aire hubiese desaparecido. El mundo daba vueltas y Peter empezaba a verse
doble. Coloqué mi mano en la pared para equilibrarme. Peter se acercó, pero
alcé mi mano hacia él.
-¡Aléjate!
Se inclinó, recostando un hombro
en la pared y mirándome, su boca llena de confusión.
-Aléjate…de…mí – jadeé
No lo hizo.
-¡No…puedo…respirar! – insistí
De pronto, Peter me cargó y me
sentó en la silla de la habitación.
-Coloca tu cabeza entre tus
rodillas – dijo, ayudándome
Lo hice y empecé a respirar
rápidamente, intentando forzar el aire dentro de mis pulmones. Lentamente,
sentí el oxígeno volver a mi cuerpo.
-¿Mejor? – preguntó Peter,
después de un minuto
Asentí.
-¿Tienes alguna pastilla contigo?
Sacudí mi cabeza.
-Mantén tu cabeza hacia abajo y
toma largos y profundos respiros
Seguí sus instrucciones,
sintiendo que mi pecho se abría.
-Gracias – dije, silenciosamente
-¿Aún no confías en mis motivos?
-Si quieres que confíe en ti,
déjame tocar tus cicatrices de nuevo
Peter me estudió por un momento.
-Esa no es una buena idea
-¿Por qué no?
-No puedo controlar lo que ves
-Ese es el punto
-Sabes que estoy escondiendo
cosas – dijo, lentamente
-Dame una razón para confiar en
ti
Peter se sentó en la esquina de
la cama. Se inclinó hacia adelante, colocando sus antebrazos en sus rodillas.
Sus cicatrices se veían completamente, la luz de la vela iluminándolo.
-Continúa – dijo – Mantén en
mente que la gente cambia, pero el pasado no
De pronto no estaba muy segura si
quería aquello. En cada nivel, Peter me aterrorizaba. Pero en el fondo, sabía
que él no me iba a matar. Si eso es lo que él quería, ya lo hubiese hecho. Miré
sus cicatrices. Confiar en Peter se sentía más cómodo que volver a su pasado y
no tener idea de lo que encontraría. Pero si me arrepentía ahora, Peter sabría
lo aterrada que estaba de él. Él estaba abriendo una puerta abierto sólo para
mí, y sólo porque yo le había pedido que lo hiciera. No podía pedirle algo tan
importante y luego cambiar de idea.
-¿No me quedaré atrapada ahí para
siempre, verdad? – pregunté
Él rió suavemente.
-No
Invocando el coraje, me senté en
la cama a su lado. Por segunda vez en esta noche, mi dedo rozó su cicatriz. Un
color gris llenó mi visión y las luces se apagaron.
subí otro porfa me encanta
ResponderEliminarMás!! Ahora entiendo más, pero pablo tiene algo que ver?? Y que es lo del libro de Libro de Enoch, que tipo de ángel le permite ser y que tiene que hacer??? Me Encanta!
ResponderEliminarsio confundidaa jajajaja
ResponderEliminarpero wwooooww que capitulo no podria haber sido mejor :D
sube otro
x favor mas ...........dios esta historia es peor q una peli de terror cada vez q leo una cap estoy conteniendo la respiracion
ResponderEliminarespero el proximo