viernes, 21 de septiembre de 2012

Recordando Hades

¡Buenas, Buenas! Ando feliz y triste al mismo tiempo porque en dos días me terminé de leer Heaven. Es que no podía parar jajaja. Apenas pueda traducir/adaptar, les subiré el primer capítulo. Mientras tanto, aquí les traigo el Epílogo de Hades para que vayan refrescando la memoria :) Para el que no conoce esta saga, es el tercer y último libro de Halo; si no los han leído, en las pestañas de arriba, podrán encontrar la sección de Halo y Hades para descargar o visualizar on-line. 

¡¡Gracias!!


Capítulo Veintitrés: Epílogo

Finalmente, la graduación. Todavía faltaban unos cuantos meses para la universidad y todos esperaban ansiosos las vacaciones de verano. Peter había recibido ofertas de varias universidades, en especial las que tenían importantes equipos de futbol. A pesar que la graduación no tenía la misma importancia para mí, no podía evitar sentirme parte de la excitación de todos. En el auditorio, los invitados y padres ya estaban tomando asiento y se abanicaban con los folletos; mientras tanto, nosotros esperábamos afuera, mientras algunos se arreglaban el birrete o el cabello. 

- ¡Dios, es tan triste! – gritó Cande al tiempo que me abrazaba – me he pasado los últimos años quejándome de este lugar y ahora no me quiero ir

- Ay, Cande, todo te irá muy bien – dije – faltan siglos todavía para la universidad

- Pero he pasado trece años de mi vida en este colegio. Es raro pensar que nunca más voy a volver. Conozco a todo el mundo en esta ciudad, es mi casa

- Y siempre lo será. La universidad será una aventura apasionante, pero Venus Cove estará aquí cuando regreses

- ¡Pero estaré tan lejos! – se quejó

- Cande – reí mientras la abrazaba – te vas a Alabama. ¡Está cerquísima! – Cande rió

- Supongo que sí. Gracias Lali – noté que alguien ponía una mano en mi cintura. Era Peter

- ¿Puedo hablar contigo? – me susurró en el oído

- Sí. ¿Qué pasó? – pregunté – ¿estás nervioso?

- No

- ¿Ya tienes listo el discurso? - es que él daría el discurso representando a toda la promoción

- No nos vamos a quedar

- ¿Qué? ¿Por qué no?

- Porque esto ya no significa nada para mí

- ¿De qué estás hablando Peter? ¿No quieres graduarte?

- Me graduaré tanto si me quedo a la ceremonia como si no me quedo

- ¿Y, el discurso?

- Ya me encargué de eso. Agus me va a sustituir

- Tus padres nunca te lo perdonarán. ¿Por qué no te quieres quedar? ¿Te encuentras bien?

- Sí, La

- ¿Entonces?

- Hay una cosa mucho más importante que quiero hacer

- ¿Qué puede ser más importante que la ceremonia de graduación?

- Si vienes conmigo lo averiguarás

- No, hasta que me digas a dónde vamos

- ¿Confías en mí?

- Por supuesto que sí – asentí – pero, nunca has hecho algo así….algo tan….atrevido

- Bueno…yo diría…nunca tan serio como ahora

La banda de músicos empezó a tocar y los estudiantes empezaron a caminar hacia el auditorio. Vi que Cande me buscaba con la mirada, habíamos quedado en sentarnos juntas. Peter me miraba, ansioso. Asentí en señal de que aceptaba su propuesta. Caminamos hacia un árbol, aquel que nos había acobijado por tanto tiempo; donde pásamos la mayoría de las tardes, recostados y conversando sobre cualquier banalidad. 

- Ahora sí. ¿Por qué quieres escaparte de la graduación? – le pregunté curiosa

Peter se quitó el birrete y la toga y lo lanzó todo al jardín. Debajo llevaba una camisa blanca, corbata y unos pantalones de vestir. Peter me miró sonriendo, bajó su cabeza y besó mi mano.

- He estado pensando en nosotros

- ¿Bien o mal?

- Bien, por supuesto

- ¿En qué has pensado?

- Quiero que nos aseguremos que nada se interponga entre nosotros nunca más

- Peter, ¿de qué estás hablando? Tienes que relajarte. Ahora estamos juntos; he regresado. Benjamín, no nos molestará en mucho tiempo

- Si no es él, será otra cosa. No es forma de vivir, Lali. Siempre con desconfianza, preguntándonos cuánto tiempo nos queda

- Entonces, concentrémonos en lo que tenemos aquí y ahora

- No puedo. Quiero que esto dura para siempre

- No podemos esperar eso, ya lo sabes

- Yo creo que sí – sus ojos brillaron. Peter se arrodilló en el suelo y me cogió de ambas manos. Mi corazón empezó a latir desbocado – Lali, no tengo duda de que nos pertenecemos el uno al otro, pero pasar el resto de mi vida contigo sería maravilloso y un compromiso que me gustaría mantener – sonrió ampliamente – La, 'quieres casarte conmigo?

No supe qué decir. Miles de pensamientos rondaban por mi cabeza; jamás me esperé esto. Pensaba: ¿Peter, te has vuelto loco? ¿Has perdido la cabeza? No tienes ni diecinueve años y no estás en posición de casarte. ¿No te parece que tenemos que pensarlo bien? ¿Cómo se lo van a tomar mis hermanos? ¿Tus padres? Pero, solo fui capaz de pronunciar la respuesta menos racional de todas:

- Sí

Rió satisfecho y me cargó en brazos antes de correr hacia las puertas del colegio. Me depositó suavemente en el asiento del piloto de su auto y arrancamos rumbo a la ciudad. 

- Tenemos que ir a celebrarlo – dijo, emocionado

Al cabo de unos minutos, nos detuvimos en “Amorcitos”. El café estaba casi vacío. 

- Peter – dije, insegura. Tenía que asegurarme que había tomado la decisión correcta

- Lali. No puedes cambiar de opinión tan pronto

- No, claro que no. Pero, tengo que decirte una cosa

- ¿Cuál?

- Tienes que pensar en tu futuro

- Ya lo hice. Y, está en frente de mí

- Y, ¿qué dirán tus padres?

- No sé qué pensarán. No pienso preguntárselos. Esto es lo correcto. Lo he pensando mucho tiempo; es lo que quiero y sé que tú también. Si las circunstancias fueran normales, podríamos hacerlo de otra manera; pero no lo son y esta es la única forma de proteger lo que es nuestro

- ¿Y, si esto empeora las cosas?

- No importa, porque nos enfrentaremos a esto juntos

- ¿Has pensando en cómo lo haremos?

- Me he ocupado de todo, La. El padre Mel nos ayudará; de hecho, nos está esperando en la capilla

- ¿Ahorita? ¿No deberíamos decírselo a alguien primero?

- Lo único que conseguiremos es que quieran convencernos que no lo hagamos. Después se los diremos a todos y celebraremos

- Suena todo tan fácil

- Porque lo es – sostuvo mi mano entre la suya y nos sentamos a la mesa – por nosotros - alzó un vaso vacío que yacía en la mesa – que lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre – intenté sonreír, pero estaba demasiado preocupada. No quería que Peter sufra de nuevo si es que algo pasaba de nuevo – puedes echarte para atrás – me dijo, leyendo mis pensamientos – lo entenderé – lo pensé unos segundos, pero cuando Peter entrelazó nuestros dedos, supe exactamente lo que quería

- No pienso hacerlo. Estoy ansiosa por ser Mariana Lanzani – sonrió, pero unos segundos después dio una palmada en la mesa, totalmente frustrado – ¿qué pasó? ¿Qué dije?

- ¡Me olvidé el anillo! ¡Maldita sea!

- Nos ocuparemos de eso después – dije, tranquilizándolo

- No. Espera – dijo, con una sonrisa. Metió una mano en uno de los bolsillos del pantalón y sacó una cajita azul cerrada. Sonrió de lado, esa sonrisa tan característica de él – ábrela – dijo, con gesto pícaro

Intenté no gritar mientras lo hacía. Dentro había un anillo con un diamante cortado en forma de rosa, tan perfecto que me quedé sin respiración. En cuanto lo vi, supe que era mi anillo y que nunca más me separaría de él. 

- Es perfecto para ti – susurró Peter

- Es hermoso – dije, admirada – ¿de dónde salió?

- Mi abuela me lo dejó en su testamento y nunca tuve la oportunidad de usarlo, hasta ahora – me miró a los ojos y supe que mi vida estaba junto a él, para siempre

Pero, mientras Peter hablaba, la tierra empezó a temblar a nuestros pies, como si el Cielo se rebelara. El anillo resbaló de la mesa y rebotó en el suelo.

1 comentario: