viernes, 28 de septiembre de 2012

Heaven: Capitulo III

Hombres de negro

De pronto me sentí cansada y me desplomé cerca a la chimenea. Todos mis nervios se sintieron traicionados y pocas veces me pregunté si estaba a punto de vomitar. Mis dientes castañeaban, y no podía dejar de temblar. El sonido debe de haber alertado a Peter porque él se volteó y me miró como si recordara mi presencia. Inmediatamente, estaba arrodillado a mi lado.

-Ey, ¿estás bien?
-Sí
-No te ves bien – dijo Peter, observándome
-Todo estará bien – dije y me lo repetí como si fuera un lema
-Sabes que Rochi y Gas son parecidos – dijo, intentando aparentar optimismo – Siempre predicen el peor escenario

Me levanté de un salto cuando escuché un suave sonido de ramas afuera. Incluso el sonido del reloj sonaba exageradamente alto.

-Lali – Peter colocó su mano en mi frente – Necesitas calmarte, te vas a enfermar
-No puedo evitarlo – dije – Todo se está mal. Deberíamos de estar en nuestra luna de miel ahora. Pero, estamos aquí encerrados en medio de la nada, con alguien o algo, cazándonos
-Lo sé. Ven aquí – Peter se sentó en la esquina de la silla y me acercó hacia él, recostando mi cabeza contra su pecho – Mi amor, ¿no te olvidas de algo? Has estado en el infierno y has vuelto. Sobreviviste. Has visto morir a tus amigos y casi mueres muchas veces. Nada debería asustarte ahora. ¿Acaso no sabes lo fuerte que eres…lo fuertes que somos?

Tragué fuerte y presioné mi rostro contra su camisa, dejando que el latido de su corazón y su olor familiar me conforten. Estaba funcionando; podía sentir que me tranquilizaba.

-Te amo mucho, Peter – susurré – Y no me importa si todo el universo está en contra de nosotros

Nos sentamos juntos en la cabina y observamos la luz empezar a desvanecerse en la línea debajo de la puerta. Por fuera, nos veíamos tranquilos, pero por dentro estábamos alistándonos para enfrentar otra pelea, para preservar lo nuestro.

***

Aquellos primeros días que pasamos en la cabaña fueron los momentos más nerviosos de mi vida. Mientras las horas pasaban y cada día llegaba a su fin, nos manteníamos prisioneros en aquella cabina pequeña. Normalmente, esta hubiera sido la clase de lugar con el que soñaba estar con Peter: Haríamos chocolate caliente, nos acurrucaríamos en frente de la chimenea, y sentiríamos como si el resto del mundo no existiera. Pero ahora deseábamos regresar a la civilización y escapar de nuestro encierro. Demasiadas preguntas permanecían sin contestar.

Peter y yo nos acurrucamos en uno de los sofás. Podía adivinar lo que estaba pensando, que su falta de juicio nos había llevado a este desastre. Encontró mi mirada y me dio una señal de disculpa. Pero él no tenía de qué preocuparse, yo no me arrepentía de nada.

-Para – le dije – Deja de culparte
-Fue mi idea – repitió
-Fue nuestra idea – lo corregí – Y nadie hará que me arrepienta de haberme vuelto tu esposa. Si tenemos que pelear, lo haremos
-Wow, te estás volviendo una pequeña peleadora, ¿verdad?
-Tú eres el que solías decir pelea o ándate a casa
-Yo hablaba de fútbol – dijo Peter – Pero supongo que también se aplica aquí
-Podemos pensar en esto como si fuera un juego – dije – Ganarnos el derecho a estar juntos…esa es nuestra meta, y simplemente estamos jugando en contra de un equipo especialmente difícil – Peter sonrió
-¿Apostamos a que podemos vencerlos? – murmuró, colocando un cabello detrás de mi oreja

Su toque me calentó y me hizo olvidar mi miedo. Cerré mis ojos, distraída por la sensación de sus dedos contra mi piel.

-Por supuesto – murmuré – Ellos no tienen ninguna oportunidad

Nuestros cuerpos presionados y el dedo de Peter trazando la línea de mi boca. Sentí mis labios apartarse involuntariamente. El aire y el humor estaban a punto de cambiar. Ambos sentimos aquello y nos alejamos.

-Esto apesta – dije – Gas no debería pedirnos esto ahora
-No es algo que no podamos soportar – dijo Peter
-Tienes tanto auto control que creo que deberías ser un ángel
-No, gracias – sonrió – No me gustan las alturas
-¿En serio? Nunca me habías dicho eso
-Estaba intentando impresionarte. Tenía que esconder ciertas cosas
-¿Y ahora no quieres impresionarme más? Es un poco temprano para complacer. Sólo hemos estado casados un par de días
-En las malas y en las buenas, ¿recuerdas?
-No esperaba que lo malo sucediera tan rápido

Peter me acarició la cabeza para tranquilizarme, pero surgieron otras sensaciones.

-Quiero besarte – dije de pronto – Quiero besar a mi esposo
-Creo que necesitas una distracción – dijo, suspirando
-Estoy completamente de acuerdo…
-No esa clase de distracción

Peter se puso de pie y empezó a buscar en una caja que había al costado de la chimenea. Estaba lleno de copias de revistas. Presioné mi rostro contra el sofá y gruñí. Peter continuó, determinado a encontrar algo que sacara nuestras mentes de la tensión que colgaba en el aire.

-Debe de haber algo útil aquí – murmuró - ¿Monopolio o Trivia? – preguntó, encontrando unos juegos
-Trivia – dije
-No es justo – se quejó – Eres como una enciclopedia andante
-Tus hermanas dicen que siempre haces trampa en Monopolio – dije
-El hipotecar propiedades cuando tienes poco dinero no es hacer trampa. Mis hermanas simplemente odian perder

Afuera, empezó a llover, acompañado de una tormenta que se oía a lo lejos. Cambié de posición en el sofá, jugando con las almohadas.

-Ni siquiera sabemos quién nos está buscando – susurré
-No importa – dijo Peter – No nos encontrarán. Y si lo hacen, correremos
-Lo sé – dije – Sólo desearía saber exactamente qué sucede. Nadie nunca nos dice nada. Y no puedo soportar el pensar que alguien nos intente separar de nuevo
-No pensemos en ello – dijo Peter, cambiando el humor
-Tienes razón. Sólo juguemos

Peter asintió y empezó a armar el Monopolio en silencio. Por un momento el juego nos absorbió, pero podía decir que sólo era un tiempo. Ambos alzamos la cabeza al mismo tiempo al escuchar sonidos afuera. En un punto determinado, Peter prendió su celular y encontró doce llamadas perdidas y varios mensajes de texto de sus padres y hermanas. Lanzó su celular en el sofá, frustrado. Sabía lo difícil que debía de ser para él el ignorar a su familia cuando unas simples palabras podían tranquilizarlos. No sabía qué decirle, así que no dije nada. En lugar de eso, lancé los dados y silenciosamente moví mi peón.

Sólo cuando escuchamos que la camioneta se estacionó, nos dimos cuenta que nos moríamos de frío y de hambre. Por suerte, Rochi y Gas habían traído comida.

-Hace frío aquí. ¿Por qué no prendieron el fuego? – preguntó Rochi

Me encogí de hombros. Gas movió sus manos en el aire y prendió la chimenea. Inmediatamente me acerqué para calentarme. Trajeron comida China y comimos en silencio.

-La Diecisiete Orden ha asumido el control – anunció Rochi – ¡Siempre meten sus narices donde no son llamados!

Vagamente sabía a qué se refería. La Diecisiete Orden era una fracción de ángeles creados para actuar como custodios sobre las naciones del mundo, pero aún estaba dudando de lo que harían con nosotros.

-No puedo creer que esto esté sucediendo – mi comentario no fue dirigido a alguien en particular
Gastón volteó su cabeza y me miró.
-¿Qué esperabas? ¿Una luna de miel grandiosa?
-No, pero es difícil de imaginar que están viniendo aquí. Sólo por nosotros
-No están viniendo – dijo Rochi – Ya están aquí
-¿Qué quieren? – interrumpió Peter – Quienes sean, no los dejaré acercarse a Lali
-Aún eres un cabeza dura – murmuró Gas, mirando el fuego
-Los dos deberían esconderse – continuó Rochi – Ellos ya empezaron a cazar
-¿Cazar? – preguntó Peter – Aún estamos hablando de ángeles, ¿verdad?
-Primero son soldados, ante todo – dijo Rochi – Con un objetivo….encontrar al renegado

Me tomó un segundo darme cuenta que el renegado era yo.

-Nuestra única opción es confundirlos – habló Gas – Seguir moviéndonos, cambiar de localidad
-¿Esa es tu solución? – pregunté, incrédula
-A corto plazo. ¿Tienes una mejor idea?
-Realmente no te sigo – dijo Peter – Mira, sé que no obtuvimos permiso de arriba por lo que hicimos, pero ellos nos dieron luz verde para estar juntos. Y todo lo que hicimos fue dar el siguiente paso
-Excepto que ese paso no era algo que debieron dar ustedes – dijo Rochi – Su relación fue tolerada. Ustedes no debieron tomar el siguiente paso sin autorización
-Lali ha cometido una trasgresión seria – agregó Gastón – El matrimonio es un pacto indisoluble entre el hombre y la mujer. Ustedes han utilizado la suerte en el pasado, pero esta vez….están fuera de línea. No pueden voltear la orden de la creación sin repercusiones. Así que estén preparados para una reacción. Y no creo que sea muy bonita.

3 comentarios:

  1. ni siquiera se pueden besar? estan al horno.

    ResponderEliminar
  2. No por que es tan complicado?? Que les pasa si los cazan??? Me encanta más!

    ResponderEliminar
  3. noo que mal por ello es demasiado complicado =/

    ResponderEliminar