sábado, 28 de abril de 2012

Regresando a Paradise: Veintiocho

Peter

La llegada de papá a casa fue bastante difícil. Verlo después de tanto tiempo y que casi ni me reconozca como su hijo, me produjo un dolor fuerte en el pecho. Cuando le informé que me quedaría en casa, y le dije que dormiría en el sillón (ya que no existía más mi habitación), que Leo también lo haría, él me trató como si fuera una persona de la calle a la que le estaba dando una ayuda comunitaria. Pude soportar eso, lo que no pude aguantar es que me dijera que no podía visitar a mi madre.

- ¿Cómo está mamá? – pregunté mientras cenábamos
- Hace un buen tiempo que está en rehabilitación
- ¿La puedo visitar?
- No
- ¿Por qué?

Hay un silencio.

- ¿Por qué? – insisto
- Porque ella está frágil
- ¿Y? Soy su hijo!
- Después que te fuiste, ella dijo que estabas muerto para ella

No puedo creerlo. Es increíble lo mucho que esta familia me ha defraudado. ¿Hasta cuándo va a seguir así?

- Rochi! – grito, para que ella me confirme lo que dice mi padre
- ¿Qué?

¿Qué? ¿Es todo lo que tiene para decir?

- Gracias Rochi – digo, poniéndome de pie – gracias por nada

Necesito respirar, necesito aire. Necesito ver a Lali pero antes Leo me acompaña a relajarnos un rato al Toro. Pero, parece que esa no fue la mejor decisión. Lali está con otro chico y no debería molestarme ya que yo debí llamarla desde que volví y no lo hice. Ella tiene su pierna recostada en la rodilla del chico, mientras él la acaricia. ¿Qué mierda? ¿Acaso el chico sabe que hace una semana ella estaba recostada conmigo en la cama?

- Lali! Benja! – prácticamente grita Leo, quién está a mi lado
- Peter y Leo – dice Benja, cuando nos acercamos a la mesa – ella es Rebeca, mi enamorada, y él es Roberto, nuestro terapeuta físico

Roberto nos saluda, dándonos un apretón de manos.

- ¿Qué estás haciendo aquí? – pregunta Lali, completamente confundida
- Volví
- ¿Has visto a Rochi y a tu padre?
- Me estoy quedando con ellos – hago una pausa – por ahora. Leo tiene que arreglar algunas cosas con su madre, así que él también se está quedando en casa

Intento leerla, pero no puedo. El chico parece estar sorprendido de verme. ¿Ella le ha hablado de mí? ¿Le importaba que yo regresara a Paradise? ¿O todo era solo por la buena salud de mis padres y mi hermana?

- ¿Por qué no se unen? – pregunta Roberto

Linda forma de escupírmelo en la cara. No tiene idea de lo que soy capaz de hacer si es que inserta su lengua en la boca de Lali, en mi presencia.

- No gracias. Hablamos después – le digo a Lali

Y, como si la noche no pudiese ir peor, mis antiguos amigos aparecen. Pablo y Maxi.

- Mierda, eres realmente tú – dice Pablo, golpeándome suavemente en la espalda - ¿Dónde has estado?
- Estuve un tiempo en Chicago – Pablo asiente – él es Leo. Leo, ellos son mis antiguos amigos
- Genial – dice Leo, al tiempo que los saluda
- Pablo, dale a Peter las buenas noticas – dice Maxi

Completamente nervioso, esconde sus manos en sus bolsillos.

- Sí, eh…me voy a casar
- Con Belén – chilla Maxi y yo sonrío apenas, sacudiendo su mano
- Felicitaciones – digo, y lo digo en serio
- Gracias Peter. Es algo muy lindo de tu parte

Asiento y estoy contento que se haya terminado. El hielo se ha roto. Maxi se sienta al lado de Leo y Pablo junto a mí. No escucho mucho de la conversación, porque mi mente y mis ojos están más concentrados en la mesa de al lado. Lali está divirtiéndose junto a Benja y con ese tal Roberto y Rebeca. Aunque solo están hablando. No me importa. Igual, ¿cuántos años tiene ese chico? Parece de unos 50.

- ¿Cuándo es la boda? – Leo le pregunta a Pablo
- En dos semanas – balbucea Pablo

Él no parece muy feliz, más bien deprimido. Pero no me importa porque mi concentración regresa a la mesa de al lado. Mierda, ella también me está mirando. Nuestros ojos se encuentran.

- Tengo que irme – dice Pablo
- Siéntate – dice Maxi - ¿Tengo que regresarte a casa, recuerdas?
- No te preocupes, Belén viene por mí

Pablo sigue mirando hacia la puerta y sostiene su celular en la mano, como si esperara un mensaje de texto. Algo no anda bien. Aparentemente, Belén prefiere entrar antes de mandar un mensaje, porque inmediatamente aparece y camina hacia nosotros. Sus ojos se enfocan en mí.

- Pensé que me mandarías un mensaje – dice Pablo

Belén no rompe el contacto conmigo.

- Tenía que verificar que era cierto – lame sus labios y me manda una de sus miradas seductoras – así que…Peter has vuelto. De nuevo
- Hola, Belu – digo – felicitaciones
- Gracias – dice, mirando el anillo en su mano derecha
- ¿Estás lista? – pregunta Pablo, tomando su mano
- ¿Puedo hablar contigo JP? Solo un minuto – dice, luego de zafarse del agarre de su prometido
- Sí, bueno – dice Pablo, mirándonos a los dos – pero pensé que estabas tarde para ver la torta
- Está bien. Necesito hablar con Peter primero. Ahorita regresamos. Espérame aquí

Se dirige hacia afuera y yo la sigo.

- No puedo creer que hayas regresado – dice
- Necesitaba arreglar unas cosas
- ¿Una de esas cosas soy yo? Porque te juro, que en lo único que he pensado mientras no has estado es sobre tú y yo. ¿Piensas en mí?

Estoy confundido. ¿Por qué está trayendo estas cosas cuando fue ella la que me engañó?

- ¿Por qué te estás casando con Pablo? Porque ninguno de los dos se ve feliz
- Estoy embarazada, Peter – dice, envolviendo sus brazos en su estómago

Mierda. ¿Embarazada? No me esperaba eso. Lágrimas llenan sus ojos, esos que empiezan a brillar. No sé qué decir.

- Lo siento – digo, tontamente
- Y, Pablo ni siquiera quiere aplicar a la universidad, Peter. Quiere trabajar en la tienda de ropa de su padre. ¿Te imaginas que me quede en Paradise, siendo la esposa de un vendedor?

Enreda sus brazos en mi cintura. Dejo sus manos, porque mierda, no quiero que Pablo salga y piense otra cosa. Y no quiero que Lali me vea con Belén, tampoco. Fue una mala idea salir junto con ella. Tomo sus muñecas y las desenredo de mi cintura.

- Belu….mierda, ¿por qué no se cuidaron? Nosotros siempre lo hacíamos
- Sí, bueno la próxima vez que un hombre te prometa que saldrá antes de tiempo, recuerda que no es un control efectivo para no quedar embarazada

Enreda sus brazos de nuevo a mí alrededor. Salimos por casi dos años, pero ya no siento nada por ella. También sé que puede convertir todo en un acto dramático en cuestión de segundos. Entierra su cabeza en mi pecho.

- Llévame conmigo – creo que dice
- ¿Qué?
- Tómame de nuevo, JP. Nunca dejé de amarte

Regresando a Paradise: Veintisiete

Lali

Me estoy cambiando para salir para la cita doble con Benja. Mi madre está sentada en su cama, mirando hacia la cajita abierta que Carlos le dio. Ella no dijo que sí a su propuesta, pero tampoco dijo que no. Dijo que tenía que pensarlo.

A las seis y cinco ya estoy lista y no paro de morderme las uñas, estoy completamente ansiosa; me pongo aún más nerviosa cuando suena el timbre. Pego una sonrisa en mi rostro y abro la puerta. Al frente está Benja, una chica con cabello rubio y…

- No puede ser! – digo, con una sonrisa

Mi terapeuta físico, Roberto, abre sus brazos.

- ¿Creíste que te dejaría ir a España sin despedirme?
- ¿Ya tenías esto planeado? – le pregunto a Benja, al tiempo que achino mis ojos
- Sí. Rebeca, ella es Lali. Lali, Rebeca – mientras saludo a la enamorada de Benja, él habla – incluso Lali se puso maquillaje por ti. Nunca la había visto maquillada

Reímos. Conversamos unos segundos antes de decidir ir al Toro. Es un restaurante donde sirven comida y si eres menor de 21 años, puedes quedarte ahí pero no consumir alcohol.

- Lali, ¿has estado haciendo los ejercicios que discutimos que necesitabas hacer antes de irte de viaje? – pregunta Roberto
- ¿Puedo mentir? – todos ríen – recuerda, se supone que deberías ser mi cita esta noche, no mi terapeuta
- Ella se quejó de un poco de dolor en el viaje – dice Benja, disculpándose conmigo y yo lo asesino con la mirada
- Dame tu pierna, Lali – dice Roberto y yo bufo mientras obedezco
- Está bien. Estoy bien
- Flexiónala
- ¿Le das un examen físico a todas tus citas? – pregunto
- No – me guiña el ojo – es la primera vez para mí
- No caigo en tus encantos – digo, alzando la ceja
- ¿En serio? Espera, déjame intentarlo de nuevo – me guiña otra vez
- No, no funciona. Además, es realmente inapropiado – digo, bromeando – soy tu paciente
- Ya no más. Te fuiste de la terapia. Eres juego limpio
- Ugh, eres viejo
- Tengo veinticuatro. ¿Qué tan viejo puedo ser?
- Creo que tienes algunos pelos blancos, Roberto

Se toca la cabeza y abre la boca, actuando.

- No, no tengo!
- Eh, Lali – dice Benja, tosiendo un par de veces – creo que el chico que realmente quieres acaba de irse

viernes, 27 de abril de 2012

Regresando a Paradise: Veintiséis

Lali

Mi madre se va a casar. Bueno, después que Carlos le proponga casarse algún día de esta semana. Benja llama más tarde a casa, está realmente nervioso por ver a su enamorada de nuevo.

- Te necesito de acompañante – dice Benja – Rebeca aceptó salir conmigo mañana por la noche. Te necesito
- No voy a ser la tercera solitaria, Benja
- Las cosas con Rebeca han estado difíciles desde el accidente. Sé que ustedes dos se llevarán bien. Sólo…ven conmigo Lali. Necesito que me ayudes a romper el hielo. Por favooorr. Sé que todavía estarás aquí por unas cuantas semanas antes de irte a España. ¿Qué más estás haciendo además de estar de mal humor por Peter?
- No estoy de mal humor – él ríe
- Está bien, ¿qué has estado haciendo desde que volviste de Re Empezar?
- He desempacado
- ¿Y? Ya estás en casa hace una semana
- Y fui a ver las flores de Julia
- ¿Y?
- Y, acabo de escribir una carta – Benja ríe de nuevo
- Sí, tengo la vida más exitosa. Estoy sorprendido que tengas tiempo para hablarme por teléfono

Está bien, tal vez Benja tiene razón. Debería salir con Rebeca mañana, y probarme a mí misma que no estoy viviendo en el pasado.

- Está bien – le digo a Benja - ¿pero con quién voy a salir yo?
- No tengo idea
- No. Siento un dolor de cabeza
- Sé aventurera – dice Benja, totalmente emocionado – te encontraré una cita. Sólo dame tu dirección y estate lista para salir mañana a las seis

Apenas cuelgo, me voy a mi habitación. Hay una nota en mi cama, es de mi madre y dice que llame a mi padre que él quiere hablar conmigo. ¿Qué es eso tan importante que quiere hablar conmigo? Él no merece que me preocupe por él, nunca lo hace conmigo. ¿Qué me va a decir? ¿Qué su nueva esposa está embarazada? Pero, qué pasa si está enfermo? Odio a mi padre, pero aún lo amo. Sé que no tiene sentido, pero mi vida últimamente no tiene sentido.

- ¿Querida, eres tú? – dice mi padre, cuando finalmente me armo de valor y lo llamo
- Sí, soy yo. Mamá me dijo que querías hablar conmigo
- He intentado hablar contigo por semanas. Tengo noticias – dice, luego hace una pausa – me voy a divorciar

No espera eso.

- Lo siento
- No lo estés. A veces las cosas no funcionan y a veces sí. ¿Quieres saber la mejor parte?
- ¿La mejor parte?
- Me mudo de regreso contigo y tu madre

¿Qué? No, no puede ser. Es un error.

- ¿Te vas a mudar de regreso aquí? ¿En nuestra casa?
- Sabía que estarías emocionada
- ¿Mamá sabe? – ríe nervioso
- Claro que sabe, tonta. ¿Acaso no es noticia increíble, Lali? Seremos una familia de nuevo
- Sí – digo sin emoción – Eso es…grandioso
- Estaré viajando el jueves, y la mudanza viene aquí el viernes. Te veré la próxima semana. Adiós, querida

Como siempre, cuelga antes que me despida. Espero impacientemente en mi habitación hasta que mi madre llega a las seis.

- ¿Por qué estás dejando que papá regrese a vivir aquí?
- Lo llamaste. Porque se está divorciando y quiere volver a intentarlo
- ¿Y así de simple lo dejas? Él nos dejó mamá y nunca volteó la vista atrás
- Ahora lo está haciendo

Quiero darle una segunda oportunidad a mi padre, pero luego me doy cuenta que él ha tenido muchas oportunidades para volver y no lo ha hecho.

- ¿Qué hay de Carlos?
- Carlos es grandioso, pero no es tu padre. Siempre dijiste que querías tener una familia de nuevo, Lali. Tu padre es la persona con la que me casé
- Es el hombre que se divorció de ti. Y te reemplazó
- No me contradigas – dice, apuntándome con el dedo – tu padre cometió un error. Él quiere hacer las cosas bien ahora
- Carlos ha sido más un padre para mí que él  - digo, con lágrimas en los ojos – él te hace feliz, nos hace feliz. No lo entiendo mamá. Simplemente no tiene sentido
- Rompí ayer con Carlos. Le dije que tu padre estaba volviendo. Se ha acabado

Esto no puede estar pasando. Justo cuando las cosas estaban yendo bien. Corro hacia mi madre y la abrazo y ella me lo devuelve, ambas llorando.

- Solo quiero que seas feliz, Ma
- Yo también

Nos quedamos ahí de pie, ambas llorando y confortándonos. El timbre suena, y mi madre se limpia los ojos y camina hacia la puerta.

- Carlos! – dice, sorprendida

Carlos está sosteniendo un gran ramo de flores en una mano y una caja con un anillo en la otra. Se arrodilla en la puerta y noto que sus ojos están rojos por todo lo que ha llorado.

- Cásate conmigo, Majo – abre la cajita y toma la mano de mi madre entre la suya – por favor, dime que no es muy tarde

Regresando a Paradise: Veinticinco

Peter

Camino hacia mi casa, la más grande en toda la cuadra. Se ve familiar pero aún así..en algunos aspectos es completamente extraña para mí. Tomo un gran respiro y me enfoco en la puerta principal. ¿Cómo regresas a casa después de haberte escapado? ¿Me tratarán como siempre, me mirarán a los ojos? No puedo seguir pensando en esas cosas, tengo que hacerlo, ya no soy más un cobarde. Toco el timbre, mi pulso está completamente acelerado, como si hubiese corrido una maratón.

Escucho pasos. ¿Es mi madre, padre o Rochi? No tengo tiempo de pensarlo mucho porque justo la puerta se abre y mi hermana está de pie, en frente de mí. Ella sigue igual, con sus ojos delineados con negro, pero su ropa ya no es tan rara como antes; ya no usa esos jeans con cadenas, sino los normales. Es un gran avance.

- Peter. Volviste – susurra
- Por poco tiempo, al menos – digo como puedo

Cuando regresé a casa de la cárcel, Rochi me abrazó y me estrechó. Pero esta vez no lo hizo; definitivamente está manteniendo su distancia.

- Lali me dijo que te convencería de regresar a casa, pero no le creí. No puedo creer que estés aquí
- Bueno, créelo. Ehh….¿puedo entrar?
- Sí – dice, abriendo la puerta aún más – eh…papá no está en casa
- ¿Dónde está?
- Fue a visitar a mamá – dice, mordiéndose las uñas
- ¿Visitar a mamá? ¿Está en rehabilitación?
- Ha estado ahí por un tiempo. No es su primera vez
- Está bien – digo, tomando un respiro - ¿algo más que deba saber?
- ¿Cómo qué?
- No sé, Rochi. ¿Papá está tomando bien las cosas? ¿Qué ha sido de tu vida? Olvida que hice esa pregunta – no he venido a reconfortar a nadie, no sé porqué lo hago

Rochi abre su boca y luego la cierra.

- Invité a un amigo a quedarse en casa – digo
- ¿Quién?
- Su nombre es Leo. Es un chico que necesita un corte de pelo y usa un polo verde con palabras morbosas

No pude dejar solo a Leo; a veces puede ser un imbécil, pero no es repulsivo.

- ¿A dónde vas? – pregunta Rochi, con pánico en su voz, cuando subo las escaleras
- A mi habitación
- Espera! – chilla Rochi, pero es muy tarde

Abro la puerta de mi cuarto, o lo que solía ser. Ha sido convertido en una oficina. No hay cama, ni cortinas, ni roperos. Wow, incluso desaparecieron mis trofeos. No hay señal de mí. En ocho meses toda evidencia de mi vida ha sido borrada. Tengo el presentimiento que el haber regresado ha sido el peor error de mi vida. 

Regresando a Paradise: Veinticuatro

Lali

Apenas llego a casa, mantengo una discusión con mi madre respecto a mi relación con Peter; ella insiste en que él no es buena influencia, pero yo le explico que él cometió un error y ya pagó por ello, que no siento más remordimiento. Además todos merecen una segunda oportunidad. Cuando nuestra discusión termina, me dirijo a la casa de Julia en el auto que me regaló; la extraño demasiado. Me estaciono y me imagino que no hay nadie, pero el señor Carlos – el novio de mi madre – está afuera, regando las plantas. Hay un cartel que dice “Se vende”.

- Hola Lali – dice, sonriendo - ¿Qué te trae por aquí?
- Sólo quería chequear las plantas
- Algunas aún siguen creciendo. He estado intentando vender este sitio por meses, pero no hay ofertas – suspira - ¿Y, tu madre?
- En casa. Se enojó porque nunca le dije que Peter estuvo en el viaje de Re Empezar
- Me llamó hace unas horas – me dice - ¿Quieres hablar de ello?
- Supongo

Caminamos hacia dentro de la casa. Mi padre nunca caminó conmigo a ningún lado. Él estaba muy ocupado saliendo del pueblo por trabajo o mirando televisión. Nunca tuvo interés en mí o en mi madre. Ni siquiera me llamó por el día de mi graduación, a pesar de que lo prometió.

- Mi madre se enojó porque no renuncié al programa cuando me enteré que Peter estaba ahí – le cuento a Carlos
- Tienes que admitir que tiene razón en desconfiar en él
- Lo sé, pero… - no sé qué tanto decirle, no puedo contarle que Peter no me atropelló – igual él no volverá a Paradise

Carlos se sienta en la silla de la cocina.

- ¿Cómo te sientes acerca de eso?
- No lo sé. Nos acercamos un poco en el viaje. Fue lindo
- ¿Puedo preguntar qué tan cerca?
- Probablemente no

Me siento en la otra silla, al frente de él.

- Sabes – ríe – mi madre nos diría que ahorita somos unos holgazanes, luego nos daría tareas y no estaría satisfecha hasta que nos pongamos a trabajar
- La amaba. Incluso cuando me hacía trabajar duro, lo apreciaba. Ella fue la primera persona que me trató como una persona normal cuando regresé del hospital
- Ella también te amaba. Y supongo que le gustaba Peter también. Mi madre decía que nunca había que ser rencoroso, eso te arruinaba la vida
- Desearía que mi madre pensara igual
- ¿Quieres que hable con ella? Tal vez puedo apaciguar las cosas
- Eso sería grandioso
- Tu madre es una persona muy dulce. Solo es muy protectora contigo
- Lo sé

Retiro un pedazo de tela invisible de mi jean. Solía odiar a Carlos porque estaba saliendo con mi madre. Pero ahora no puedo más que agradecerle por estar en su vida y en la mía. Es el único que ha hecho que mi madre sonría después de mucho.

- Sé que nunca te lo he dicho, pero mi madre es una nueva persona desde que empezó a salir contigo. Ella te necesita – digo y él sonríe
- He querido decirte esto por un tiempo, pero no me atreví y después de fuiste a este programa y ahora estás aquí… - dice nervioso – quería pedirle a tu madre que se case conmigo. ¿Eso estaría bien para ti Lali?

Regresando a Paradise: Veintitrés

Peter

Dormí como una piedra. El cuerpo suave y cálido de Lali me adormiló como la pastilla que necesitaba después de nuestra pequeña (no tan) sesión de besos. Sentí cuando salió de mi habitación por la mañana, porque me desperté inmediatamente, cuando la brisa fría tocó mi piel. Pretendí estar dormido, incluso cuando ella me besó suavemente en los labios.

El desayuno fue prácticamente una tortura, porque Lali y yo intentábamos evitar mirarnos a los ojos. Nico nos dio todo un discurso sobre lo mucho que nos respetaba por haber terminado el programa, a pesar que había sido difícil compartir nuestras historias. Él se despidió de nosotros, asegurándonos que podíamos contar con él, llamarlo para lo que lo necesitemos. Se quedó tranquilo cuando le mentí y le dije que regresaría a casa, después de todo no quise decepcionarlo.

La mamá de Lali estaciona cerca de nosotros. Cuando se da cuenta que estuve en el viaje, ella me mira horrorizada. No soy bienvenido cerca de su hija. Nunca.

- Ma, quiero despedirme de todos. Volveré en un minuto – dice Lali

Lali abraza a todos en el grupo. Las lágrimas se reúnen en sus ojos mientras las chicas le prometen que la llamarán y se verán antes que se vaya a España.

- Cuídate – dice, cuando abraza a Benja – y no te rindas con Rebeca
- ¿Quién es Rebeca? – les pregunto
- Mi ex – Benja se encoge de hombros – rompimos antes de venir al viaje, pero creo que..tú sabes…Lali me ha estado aconsejando

¿Así que no gusta de Lali? Desearía haber averiguado eso antes.

- Bueno – dice, después de darme un beso en la mejilla – supongo que esta es una despedida…de nuevo – asiento
- No te olvides de demostrarles a los españoles lo fuerte que puedes ser
- Sí – dice, sorprendida

Cuando retrocede, meto mis manos a los bolsillos de mi pantalón, por miedo a tocarla. Si nos vieras, no pensarías que hemos dormido en la misma cama la noche anterior, y que nos hemos besado como si el mundo se fuera a acabar.

- Sólo para que sepas – dice – estoy bien al decirte adiós esta vez. En serio, siento como si este fuera un cierre. Creo que deberías regresar a Paradise, pero no puedo forzarte a regresar a casa si no quieres

Su madre toca la bocina, recordándonos que ella siempre estará ahí para separarnos.

- Deberías ir – digo, sonriendo apenas

Toma un paso, lejos de mí, pero no voltea.

- Mantente lejos de los problemas, Peter. Lo digo en serio

No quito los ojos de encima de ella hasta que ingresa al auto de su madre y se alejan. Remordimiento me llena, pero lo ignoro. Hay algunas cosas que no podemos cambiar así queramos.

Re Empezar ha terminado oficialmente. Supongo que es tiempo de descubrir a dónde iré ahora. Una cosa tengo por seguro, tengo que irme lejos. Empiezo a caminar sin rumbo, sabiendo que sólo dispongo de 12 dólares.

- Peter, espera!

Volteo y encuentro a Leo corriendo para alcanzarme.

- ¿Perdiste el bus? – le pregunto
- No – se encoge de hombros – realmente no tenía que tomar el bus. Estaba pensando….ir contigo – dice, como si fuera algo que ya hemos discutido y yo he aceptado
- No, no puedes. Entérate en dónde vive Euge y persíguela a su casa
- ¿Estás bromeando? Esa chica me odia
- Tal vez es porque no limpiaste tus vellos púbicos en el baño

Sigo caminando. Leo no entiende la indirecta, y empiezo a pensar que realmente va a venir conmigo, porque me está siguiendo.

- Vamos, Peter. Ten corazón. Piensa en Barnie y sus amigos. Sabes que quieres.

Dejo de caminar y lo miro.

- Yo no soy tu amigo
- ¿Así que me vas a dejar aquí? ¿Qué, tienes miedo que vaya a malograr tu estilo?
- No tengo un estilo, Leo. Anda a casa. ¿Tienes una, verdad? – no responde – Le dijiste a Nico que irías a casa
- Mentí – mierda
- Si es que no lo has averiguado, yo tampoco tengo casa. Estoy viendo a dónde iré, creo que a un campamento que hay por aquí dónde al menos puedo tomar una ducha, afeitarme y dormir
- Genial
- No hay nada de genial en eso – me mira preocupado, no quiere que lo deje solo

Sigo caminando, y siento un deja vu. Lali me siguió fuera del campus y mira a dónde me llevó eso. Leo camina a mi lado. No le digo que se vaya porque creo que tiene miedo de quedarse solo.

- Gracias Peter – dice, después de un rato
- Sólo…no me molestes
- No lo haré. Lo prometo

Nos toma casi una hora caminar hasta el campamento. Cuando estamos listos para irnos a dormir, Leo me cuenta su historia. El novio de su madre se dedicaba a tocarlo cuando él era niño y lo hizo hasta grande. Leo nunca le pudo contar a su madre, y cuando ella le dio la noticia que se mudarían con el novio, él le contó el secreto. Lo peor de todo es que su madre nunca le creyó.

- No sé qué decir –digo, sintiéndome estúpido
- No tienes que decir nada
- ¿Le contaste a Nico?
- No
- Debiste hacerlo
- Sí, tú también debiste contarle a tus padres la verdad del accidente, pero no tuviste las agallas
- Tienes razón – admito – pero prometí mantenerme callado
- Sí, bueno, yo le hice una promesa a ese enfermo que nunca le diría a mi madre lo que él me hacía, pero no mantuve la promesa. Ya no tengo oportunidad Peter. No puedo regresar a casa. Sería diferente para ti
- ¿Qué estás diciendo?
- Te digo que tú tienes oportunidades que yo no. Mierda, sólo porque tu madre es adicta a las drogas y quiere que actúes como la familia perfecta, no significa que tienes que darte por vencido. Si yo fuera tú….
- Sí, bueno, no eres yo – digo, fríamente

Me pongo de pie y camino alrededor del campamento, molesto conmigo mismo, con Leo, con Rochi y con todo el mundo en general. Tengo miles de remordimientos, empezando por mi miedo a ser rechazado por la gente que quiero. No quiero estar solo. No quiero que mi familia piense que me he rendido. Tampoco quiero que Lali piense que ya no creo en nosotros. Mi boca se seca y mi corazón empieza a latir desaforado al tiempo que me doy cuenta a dónde me toca ir.

Voy a volver a Paradise. Voy a volver a casa. 

miércoles, 25 de abril de 2012

Regresando a Paradise: Veintidós

Lali

Por el resto del viaje, Peter mantiene su distancia. Sólo interactúa conmigo cuando lo tiene que hacer. Cuando hablamos en grupo, Peter comparte cómo es que fue arrestado y que haría de todo para no volver a estar en la cárcel.

Es el último día antes que termine el viaje, y nos estamos quedando en una cabina en el Lago Geneva, en Wisconsin. La cabina tiene nueve habitaciones, así que cada uno de nosotros tiene su propio cuarto. Pero no puedo dormir, no mientras pienso que perderé a Peter de nuevo. Me meto a su cuarto a las dos de la mañana, pero su cama está vacía. Mi corazón empieza a palpitar con pánico, pensando que se ha escapado. Un alivio recorre mi cuerpo cuando lo veo fuera de mi ventana. Está lanzando piedras en el lago.

Mi cerebro me dice que es mejor dejarlo ir. Mi corazón…..piensa diferente. Aún quiero convencerlo de quedarse en Paradise. Esta noche es mi última oportunidad. Salgo por la ventana, el sonido melodioso de las piedras sonando contra el agua, musicaliza mis pasos mientras camino hacia él.

- Supongo que esta es una despedida….de nuevo

Él no me mira. En lugar de eso, lanza otra roca.

- Supongo. Diviértete en España – me siento en una roca grande y lo observo
- ¿A dónde irás? – se encoge de hombros
- A Arizona, supongo

¿Arizona? Eso está muy lejos. Hay tantas cosas que necesita arreglar antes de irse.

- Regresa a Paradise, Peter
- Esta conversación ha terminado

Me pongo de pie y me enfrento a él. Está a punto de lanzar otra roca, pero tomo su mano y la abro, así la roca cae al suelo.

- Regresa a Paradise – repito

Baja la mirada al suelo, y siento como se va rindiendo.

- No puedo. Cuando volví a casa, toda mi familia quería que pretendiese que la familia Lanzani era perfecta. En realidad, cada uno de nosotros estaba de cabeza. No pude mentir más. Aún no puedo, así que ni me lo pidas que lo hagas. Estoy viviendo con mucho remordimiento, no puedo agregar uno más.
- Dales el beneficio de la duda. Ellos te necesitan – sacude su cabeza
- No tengo nada por lo que regresar. Mierda, incluso Julia está muerta. La única persona por la que regresaría serías tú, y estamos condenados – se aleja de mí y pasa sus dedos por su cabello. Hace eso cuando está frustrado – olvida eso que regresaría por ti. Eso fue estúpido de mi parte

Estoy esperando a que diga que nuestro período de frialdad ha terminado, que está listo para volverlo a intentar. Pero no lo hace. Tal vez se dio cuenta que lo que tenemos no vale la pena, especialmente porque yo me estoy yendo a España y él a Arizona. Pienso en los momentos en que nos besamos y nos sostuvimos uno al otro. Pienso que nada podrá sentirse tan increíble, poderoso y explosivo como eso.

- ¿Realmente te vas? – pregunto, mi voz sale como un susurro
- Sí. Sin remordimientos
- ¿Qué? ¿Sin remordimientos? ¿Por qué continúas diciendo eso? ¿Qué significa?

Coloca su mano en mi mentón y la alza, para que lo pueda mirar a los ojos.

- Significa que no puedo irme sin antes haber hecho esto…

Inclina su cabeza. Espero a que sus labios cálidos choquen contra los míos mientras mi corazón late como loco en mi pecho. Sus labios se mueven contra los míos, y ambos sonreímos porque nos regresa al momento en el lago cuando nos estábamos probando uno al otro. Fue divertido y peligroso. Estamos jugando con fuego ahora también, pero me digo a mí misma que debo disfrutarlo e ignoran las advertencias de mi cerebro.

Al menos es lo que intento decirme a mí misma mientras cierro mis ojos y él presiona sus labios contra los míos. Saboreo cada momento de nuestro beso. No es duro y hambriento. Es lento, sensual y sexy. Peter sostiene mi cintura y me jala más cerca de él. Enredo mis brazos alrededor de su cuello mientras nos seguimos besando, sosteniendo y tocando. Él me levanta del suelo. No puedo imaginarme a alguien más ser capaz de hacerme sentir invencible, hermosa y que vale la pena, no como Peter lo hace. Quiero gritarle que lo amo.

Sus labios lentamente se alejan de los míos y él desenreda mis brazos de su cuello.

- No me voy a arrepentir de eso…nunca. Adiós Lali
- Adiós Peter. Te voy….a extrañar
- Yo también

Tomo un gran respiro, sosteniendo el cúmulo de emociones. Me dirijo hacia la cabina así no ve las lágrimas que empiezan a caer por mis mejillas. Rápidamente me meto a la cama y entierro mi cabeza en la almohada así no puede escuchar cómo se va rompiendo mi corazón mientras lloro. ¿Por qué hago esto? ¿Por qué dejo que se vaya sin pelear? Porque soy una cobarde, por eso.

Unos minutos después, escucho que se abre la puerta. Peter debe de estar de regreso en la cabina. Pienso en Vanesa, la que está atrapada en la cárcel y no puede pelear por lo que quiere. Yo sí puedo. Me doy cuenta de los motivos de Peter al besarme esta noche. Ese suave beso significaba el final de lo nuestro. No fue suficiente, al menos para mí. Quiero más, necesito más. ¿Pero, tengo las agallas para mostrarle qué clase de final quiero para finalmente dejarlo ir? Tomo un gran respiro mientras me siento en la esquina de mi cama. Puedo hacerlo. Camino lentamente, intentando no hacer bulla, al tiempo que me acerco a su habitación.

Su puerta está abierta y la habitación está en silencio. No como la de Leo, dónde se escuchan sus ronquidos. No hay ventanas, así que casi está completamente oscuro.

- ¿Peter? – susurro - ¿estás despierto?
- Sí – escucho el sonido de las sábanas mientras se sienta - ¿pasó algo?
- Algo así

Cierro la puerta y luego camino lentamente por la habitación. Me golpeo con algo cálido y duro. Es Peter. No está usando un polo, porque puedo sentir su piel suave y su pecho musculoso contra mis dedos. Levanto la mirada en la oscuridad.

- Hola
- Hola – responde – supongo que no te perdiste
- No. Eh..no podía dormir. Y pensé….que… bueno….
- ¿Qué pasa Lali? Sólo dilo

Está bien, tengo que decirlo ahora o nunca.

- Pensé que podíamos pasar nuestra última noche, juntos. Sé que puede que no nos veamos nunca más después de mañana, pero no puedo evitarlo, quiero estar en tus brazos esta noche. Por última vez. ¿Está bien?

Peter toma mi mano entre la suya y me lleva hacia su cama.

- Está más que bien

Me meto dentro de las sábanas y espero a que él se una, pero no lo hace.

- ¿A dónde vas? – pregunto
- Voy a ponerle seguro a la puerta. ¿O, acaso quieres que Leo nos vea juntos y después ande diciendo cosas? – río nerviosamente
- No

Hace frío así que me cubro con la sábana hasta el pecho. Peter se mete dentro de la cama, a mi lado, puedo sentir sus pies descalzos contra los míos.

- Estás temblando – dice él, su voz casi como un susurro
- Tengo un poco de frío…. Y estoy algo nerviosa
- No lo estés Lali. Soy yo

Es el verdadero Peter, sin la máscara. Estoy contenta que esté completamente oscuro, así no puede ver como mis dedos van temblando hasta llegar a su hermoso rostro.

- Lo sé

Me acerca a su cuerpo. Recuesto mi cabeza en el hueco de su brazo.

- ¿Lali?
- ¿Sí?
- Gracias
- ¿Por qué?
- Por hacerme sentir vivo de nuevo

Cruzo mis brazos alrededor de su pecho, la calidez de su piel mezclándose con la mía. Quiero que recuerde esta noche para siempre, porque probablemente no vamos a tener otra oportunidad de sostenernos de esta manera. Me hace desear más que dormir en sus brazos. Lo intento y relajo mi corazón mientras muevo mi pierna derecha, la que no fue severamente dañada en el accidente, alrededor suyo. Definitivamente es una clave de que quiero hacer más que recostarme en sus brazos.

- Lali, estás entrando en territorio peligroso – dice él – estoy intentando ser bueno, un hombre honorable
- Lo sé. Pero, no te estoy pidiendo que lo seas
- ¿Estás segura a lo que te estás metiendo?
- No. No tengo idea – empiezo a besar su pecho desnudo
- Me estás matando – dice, sus manos lentamente alcanzándome para que nos miremos cara a cara – no podemos hacer esto. No me malinterpretes, estoy listo y lo deseo. Pero mañana nos iremos en direcciones completamente distintas. Tú y yo sabemos que tener sexo complicará todo.
- Tengo una mejor idea – digo – besémonos toda la noche hasta que estemos exhaustos. ¿Eso está bien, verdad?
- ¿Besarnos? – me jala, así quedo encima de él – definitivamente podemos hacer eso – murmura contra mis labios

Después, cuando ambos estamos bajando nuestras temperaturas, recuesto mi cabeza en su pecho mientras él enreda sus brazos a mí alrededor.

- Esa fue una excelente sesión de besos
- Mmm – acepta, medio dormido – la mejor

Unos minutos después, puedo sentir el cuerpo de Peter relajarse.  

Regresando a Paradise: Veintiuno

Peter

Esta es la primera vez, desde que conocí a Leo, en la que considero que se le ha ocurrido una idea genial. Lali realmente malogró las cosas al llamar a Nico. Necesito tomar control de la situación y dejar atrás los remordimientos. Lo que significa.....que ella necesita mojarse. Y, como dice Nico: ahora mismo.

- Ven aquí - le digo

Ella retrocede, sus pies descalzos hundidos en la tierra.

- Prométeme que no me vas a hundir en el lago - rápidamente mira el agua y después a mí - hay un pez nadando por ahí
- No te hará daño
- No puedo nadar - dice al tiempo que retrocede un paso más
- Peter, no es una buena idea - dice Benja, detrás de ella y yo le doy una mirada de “te voy a matar”
- Conozco a Lali toda mi vida. No dejes que te engañe, es una excelente nadadora

Un gran golpe contra el agua llama nuestra atención: Leo ya lanzó a Euge al agua. Aprovecho esta distracción y cargo a Lali en mis brazos.

- Estoy usando pantalón! – grita – bájame! En serio Peter. Soy una mierda, así que será mejor que retrocedas

Río sorprendido, nunca esperé que ella dijera esas palabras.

- ¿Así que eres una mierda, eh? Y todo el tiempo pensé que lo era yo

Camino más hacia el agua. Sus manos se enredan con fuerza en mi cuello.

- Está bien Peter, se ha terminado la broma. Bájame. No me lances. Prométemelo

Ingreso al agua. El suelo del lago es suave, cosa que hace que mis pies se hundan. El agua está a la altura de mis rodillas. Paso a Leo y Euge quienes se están lanzando agua, completamente mojados.

- No te voy a lanzar – le digo a Lali mientras volteo en una esquina del lago para tener privacidad – te lo prometo – nadie nos puede ver ahora
- ¿En serio? – pregunta, mirándome a los ojos
- No. Pero, aguanta la respiración o tu boca se llenará de agua

Antes que pueda preguntar por qué, nos hundo. Ella intenta alejarse de mí apenas salimos a la superficie, pero yo la sostengo fuerte contra mi pecho. Puede que la haga enojar, pero no quiero que se ahogue del susto o se hunda por su pantalón.

- Cómo pudiste….tú! – dice, realmente enojada
- Fue bastante fácil,  la verdad – digo, sosteniéndola aún más fuerte mientras intenta zafarse

Ella salpica agua en mi cara.

- No hagas eso – le digo

Lo vuelve a hacer, así que la dejo ir. Se las arregla para ponerse de pie, lejos de mí. Lali está a punto de lanzarme agua como si fuéramos niños, pero no lo somos. Me acerco a ella. Ella empieza a lanzarme agua, pero no hago nada. No me importa que el agua me caiga en mi rostro y ojos, sigo caminando hasta que la alcanzo y la sostengo de la cintura, así no puede mojarme más.

Coloco sus manos detrás de su espalda y la empujo contra mi cuerpo. Está tan cerca que puedo sentir sus senos presionados contra mi pecho. Cuando me mira, nuestros labios están a escasos centímetros. Su cabello está goteando, completamente mojado, su rostro lleno de gotas de agua que se iluminan con el sol.
No entiendo cómo es que pude pensar en ella como si fuese cualquier chica.

- ¿Qué vas a hacer ahora que estoy indefensa? – pregunta
- Estás equivocada Lali, yo soy el indefenso – le susurro en el oído
- Oh – dice, sus ojos abiertos

Suelto de a pocos sus manos mientras deslizo mis labios por su mejilla. La sensación de su piel suave contra mis labios combinado con su cuerpo presionado al mío me está volviendo loco. Mierda. Cuando mis labios alcanzan la esquina de su boca, suelto sus manos y las muevo hacia su cintura. Al mismo tiempo, deslizo mis labios junto a los suyos. Ella suspira y respira rápido mientras nuestros labios se mueven lentamente.

Es erótico. Muy erótico. No voy a profundizar el beso, eso le toca a ella. Voy a hacer que desee tanto esto que va a preferir morir si es que no siente mi lengua contra la suya. Ella va a querer esto más que yo. Pero hay un problema. Mi cuerpo me está traicionando, por suerte estamos bajo el agua. Cuando alza sus manos y las enreda en mi cuello, sé que ella quiere esto. Voy a hacer que me ruegue por esto y nos besaremos como si no existiera el mañana. Luego, voy a irme como si no me importara nada. Sí, cruel. Pero tengo que probarle por una vez, que soy un ex convicto. Está tatuado en mí, y quedará para siempre.

Y llega el momento. Lali suspira fuerte y abre su boca. Es ahora, este es el momento en el que su lengua tocará la mía. Sonrío satisfecho. Mierda, quiero esto, muero por estar más cerca de ella. Sigue abriendo su boca; soy un besador paciente pero….nada…¿dónde está su lengua?
Me retiro.

- ¿Qué mierda estás haciendo?
- ¿Qué quieres decir con eso? – pregunta, inocentemente
- ¿Dónde está tu lengua? – pregunto estúpidamente
- En mi boca. ¿Dónde más va a estar?

La dejo ir, me alejo apenas.

- ¿Me estás bromeando, verdad?

Se encoge de hombros.

- Tal vez
- Estabas intentando que me ponga todo caliente para así fastidiarme por haberte mojado, ¿verdad? Admítelo. No eres la pequeña Lali inocente que quieres que todos crean.
- ¿Y, qué estabas haciendo tú Peter? ¿Acaso no intentabas ponerme caliente al propósito?
- No tienes idea

Lali empieza a caminar hacia la orilla. Me quedo solo. No es como pensé que acabaría esto.

- ¿Así que simplemente te vas a ir?
- Sí – dice, dándome la espalda – tú fuiste el que dijiste que necesitábamos dejar las cosas hasta que el viaje terminara. Estoy siguiendo tus reglas

Desearía seguirla, pero necesito quedarme bajo el agua hasta que mi cuerpo se enfríe.

- Dije que necesitábamos calmar las cosas
- Yo estoy calmada – dice, sobre su hombro
- Yo no – estoy caliente y molesto

Mi ego ha sido maltratado. Pero intento olvidarme de ello y salgo del agua. Me recuesto en la arena y me pregunto si necesito otra táctica.

lunes, 23 de abril de 2012

Regresando a Paradise: Veinte

Lali

La chica que me tocó se llamaba Vanesa y se mostró dura al principio. Me comentó que su padre era un borracho, y su mamá la abandonó hace cinco años y que por eso no necesitaba sentir lástima por mí; claramente ella pensaba que era una niña rica que venía a hacerme la buena con los demás como ciertas actrices/actores de televisión. Pero, cuando le comenté acerca de mi vida, del accidente, de mi día a día durante la recuperación y de cómo es que mi papá nos abandonó y mi madre trabaja todo el tiempo para darme una vida digna, ella terminó confesando que era una chica divertida después de todo. Me dio su dirección para poder escribirle algún día alguna carta.

Todo nuestro grupo de Re Empezar está callado cuando abandonamos la cárcel juvenil. Me siento al lado de Leo, maldita sea; y, Peter se sienta junto a Euge. Cuando llegamos a la residencia, Nico nos dice que tenemos dos días para descansar y divertirnos. A Peter se le ve bastante distante desde que regresamos, me pregunto qué pasó con él y el chico que estaba a su lado. No lo averiguo porque él pasa todo el resto de la tarde solo en su habitación.

Cuando estamos a punto de ver una película en la sala, me asomo a su cuarto y lo encuentro recostado en su cama, mirando al techo.

- Peter, vamos a ver una película
- Véanla sin mí
- ¿Estás bien? – pregunto tentativamente - ¿Quieres hablar? – ríe apenas y sacude su cabeza - ¿vas a estar enojado conmigo para siempre?

No responde.

Al día siguiente, mientras todos nos estamos echando bloqueador, Peter es el último en alistarse. Se pone una gorra de baseball, unos pantalones y polo largo. En el parque, Nico nos compra gusanos, es que Benja dio la idea de ir a pescar a un lago. Alquila tres botes y nos dice que estamos por nuestra cuenta y que volverá para almorzar con nosotros.

- Ey, Euge – dice Leo - ¿sabías que puedo ver tu pezón a través de tu bikini?
- Eres un puerco – dice Euge
- ¿Qué? – dice Leo, alzando sus manos – iba a decir que tienes buenos senos
- Eres un imbécil Leo. ¿Sabías que no se puede ver la línea de tu miembro a través de tu ropa de baño? Y, ese no es un cumplido

Sin ser advertida, Leo alza a Euge y la carga hacia el lago, mientras ella grita y golpea con sus pies.

- No me vayas a lanzar – chilla
- Ay mi amor, lo siento mucho – dice Leo

Observo a Peter, que está mirando a Leo y Euge. Se voltea y me mira con maldad. Asiente como si lo que está haciendo Leo es el castigo más brillante para una chica que lo molesta.

- No estás pensando en lanzarme al lago – le digo
- Sí – dice – lo estoy

Regresando a Paradise: Diecinueve

Peter

Luego de regresar a la residencia, Nico nos informa que iremos a la Cárcel de Correcciones Juvenil. Genial idea, no puedo hacerlo; no puedo regresar a dónde he estado encerrado por tanto tiempo. Pero, con Nico nunca se puede negociar, y él me obliga, a pesar que mis piernas me tiemblan por completo. Ingresar al lugar me trae demasiados recuerdos: momentos en los que tenía que compartir baño con un montón de convictos; raparme la cabeza al igual que todos los demás presos; tenía que comer cuando me lo ordenaran y para ir al baño tenía que ir escoltado. Era patético.

Uno de los guardias, aquel que ya me conocía, nos comentó que a cada uno nos tocaría una pareja y les hablaríamos acerca de nuestra experiencia. Ingresamos a la zona de visita y esperamos a que traigan a los convictos que nos tocarán. Siento algo en el pecho cuando veo entrar a Julio, mi compañero de celda.

- Mucho tiempo sin verte, amigo
- ¿Cómo has estado?
- Divirtiéndome en la cárcel juvenil. Me sueltan en dos semanas, si es que no es antes – dice, sonriendo – sólo tengo que mantenerme fuera de problemas - suspiro
- Arrestaron a Rio – digo y Julio sacude su cabeza
- Maldita sea. Mi primo tiene para rato en la cárcel porque siempre repite sus errores. Yo también estoy cagado porque iba a vivir con él. Mi madre se mudó de regreso a México con su enamorado
- A mi también me atraparon – le cuento – es por eso que estoy en este programa. Era esto o estar encerrado de nuevo, ¿qué hubieras elegido?
- No sé
- Diez minutos - dice el guardia, refiriéndose al tiempo que nos queda para conversar
- Bueno, se supone que debo compartir contigo cómo todo esto ha cambiado mi vida y ha causado dolor a otros. Es parte del programa – Julio roda sus ojos y bufa
- Está bien, cuéntame
- Manejar ebrio cambió mi vida y causó dolor a otros – digo, como si estuviera leyendo un guión

Julio sonríe. Estoy bromeando acerca de esta visita y Julio lo entiende. Pero la verdad es que no es una broma. Es la realidad. De pronto, me pongo serio.

- Supongo que…eh…nunca te conté lo que realmente pasó esa noche que me arrestaron
- Nunca hablaste mucho sobre eso
- Sí, porque no lo hice – me encojo de hombros – juré culpabilidad cuando no la tuve – Julio ríe
- ¿Me estás bromeando, verdad? – habla en susurros para que nadie nos escuche
- No – digo, sacudiendo mi cabeza
- ¿Por qué juraste culpabilidad? ¿Para proteger a alguien?
- Sí – susurro – algo así
- Wow. No puedo decir que haría lo mismo. Al menos que sea familia. Moriría por mi familia – asiento lentamente
- Yo también – y él entiende a quién me refiero
- ¿Te arrepientes? – pregunta

Me detengo a pensar cómo sería mi vida si es que no hubiese sido arrestado.

- Sí, mierda
- ¿La lealtad y el honor y toda esa mierda realmente malogra tu cabeza, verdad?
- Sí – imágenes de Lali están en mi mente. No quiero pensar en ella ahora – y las chicas también te malogran tu cabeza – Julia alza su ceja, emocionado
- ¿Mi Peter tiene una chica? Bien! ¿Quién es? Lo último que escuché es que terminaste con tu enamorada porque se estaba metiendo con tu mejor amigo
- Un minuto más chicos – dice el guardia
- No tengo una chica – digo, riendo ante el pensamiento – además, la única chica que quiero me odia. Nunca he dicho lo correcto con ella. Mierda, intento alejarla de mí así no tiene que lidiar con todo el drama. Y ella me molesta casi todo el tiempo
- Mira – dice Julio, inclinándose en la mesa – toma el consejo de un chico que no ha visto a una chica en casi un año. A la única chica con la que he hablado recientemente es a la de la cafetería, y ella es tan fea que no sé si es mujer. Uno solo vive una vez, así que aprovecha lo que tienes
- Tú también
- Te escucho alto y claro. ¿Sin resentimientos, está bien? Vive cada día como si fuera el último. ¿Estamos?

Sonrío. Julio tiene razón. He estado viviendo cada día con remordimiento, cuando debería haber sido al revés.

- Sí, entiendo
- Te veo afuera, Peter – alza dos dedos en el aire – Paz

Estoy listo para vivir mi vida sin remordimientos. Acabo de descubrir una estrategia para lograr que eso suceda. 

Regresando a Paradise: Dieciocho

Lali

Peter está realmente molesto conmigo. Voltea su mirada y observa por la ventana. Sé que quiere escapar ahora mismo, es por eso que estoy agradecida que Nico esté aquí. Físicamente no puedo detener a Peter de irse, pero Nico sí.

- Deja que Nico te ayude – digo
- Nadie puede ayudar, Lali. ¿Deja de meterte en mis cosas, está bien?
- Ella no es el enemigo – dice Nico con voz tensa – Dios, Peter, no puedes estar molesto todo el tiempo
- Ten cuidado – dice Peter – ella es una loba disfrazada de oveja. Esta es tu fiesta, Lali. ¿Por qué no le dices a Nico todo lo que él quiere saber?
- No es mi historia. Es la tuya

Mientras Nico come, Peter y yo estamos en silencio.

- Estoy esperando – dice Nico al tiempo que le echa sal a la comida.
- No puedo decírtelo – dice Peter

Nico toma un buen sorbo de café antes de ponerse serio de nuevo.

- ¿Por qué no?

Peter me mira, sus ojos desolados.

- Leí el folder, Peter. Diste una historia detallada sobre cómo intentaste evitar atropellar una ardilla, luego atropellaste a Lali y entraste en pánico
- Soy un buen contador de historias – murmura Peter
- ¿Por qué te echas la culpa? – pregunta Nico
- No lo sé
- Esa no es una respuesta
- Bueno, esa es la única que vas a obtener de mí – Peter dice desafiante

Un auto de policía llega al restaurante, mi corazón late desesperado. ¿Nico llamó a la policía antes de venir? Peter tenía razón, no debí llamarlo.

- Por favor, que no lo arresten – le digo a Nico – Peter ya ha sido suficientemente castigado
- Te diré algo, me olvidaré que escuché este pequeño secreto y tú terminarás este programa. Si lo haces, y prometes volver a Paradise y poner las cosas claras, me aseguraré que te mantengas fuera de la cárcel por los cargos contra las drogas. ¿Suena como un trato?
- ¿Por qué harías eso? – pregunta Peter
- Digamos que creo que eres un buen chico. Eso no significa que crea que realizas increíbles decisiones en tu vida. Creo que has cometido unas bien estúpidas, por no mencionar el acto de desaparición que acabas de cometer con Lali. Pero creo que mereces una última oportunidad. ¿Están conmigo?
- Estoy contigo – digo, intentando sonar alegre
- ¿Y tú Peter, vendrás conmigo?

Peter me da una mirada que dice que ya no confía más en mí, pero está resignado a su destino.

- Supongo que estoy contigo, también

De regreso a la residencia, nos encontraos con el resto del grupo.

- ¿A dónde se fueron? – pregunta Leo - ¿A una cita secreta para hacer cosas asquerosas?

Peter y yo lo ignoramos. Nico golpea suavemente la parte de atrás de la cabeza de Leo mientras las chicas me siguen hacia mi habitación.

- Estoy contenta que hayas vuelto – dice Paula
- Yo también

Euge se sienta en la esquina de la cama mientras yo desempaco las cosas de mi mochila.

- ¿A dónde fueron?
- A ningún lado en especial. Peter necesitaba salir de esto, no podía dejarlo ir solo
- Peter te necesita – dice Euge y yo sonrío apenas
- No creo que esté de acuerdo contigo en estos momentos. Está completamente enojado porque llamé a Nico para que nos recoja
- Lo superará si sabe lo que es bueno para él. Probablemente necesita un tiempo para darse cuenta que puede confiar en otras personas.

Regresando a Paradise: Diecisiete

Peter

Lali se sienta y se muerde el labio inferior. Tiene pedazos de madera en su cabello.

- ¿No crees que deberíamos discutir el plan juntos?
- No - digo
- ¿Por qué no?
- Porque no estás siendo racional
- Me vas a disculpar, pero yo sí dormí esta noche, tú no. Así que yo soy la racional aquí y ambos discutiremos esto juntos

Me pongo de pie y le alcanzo la mano

- Nunca has sido racional. Tú fuiste la que corrió hacia mí en medio de la noche con una mochila llena de cosas

Toma mi mano y deja que la ayude a levantarse. Cruza sus brazos en su pecho y alza su nariz al aire. No hay espacio en este castillo, así que nuestros corpas se chocan.

- Eso no fue irracional. Irme contigo fue un riesgo calculado
- ¿Calculado? – pregunto
- Olvídalo

Salimos del castillo. Es temprano pero ya hay niños con sus mamás jugando en los juegos. Nos miran interrogativos, y las madres, pensando mal.

- ¿Entonces cuál ese plan que no me va a gustar?
- Te digo después – digo
- Sólo estás retrasando lo inevitable
- Lo sé. Soy bueno con eso

Sé que a Lali le duele la pierna por la forma en que camina. Dios, desearía ser yo el que tiene la cojera. Apesta saber que ella siempre tendrá esa discapacidad. Enojo por lo que mi hermana le hizo a Lali recorre mi cuerpo.

- ¿Necesitas sentarte? – pregunto
- Estoy bien. Caminar usualmente ayuda a mi pierna

Tomo su mochila y la cuelgo en mi hombro. Sacudo mi cabeza mientras la veo aguantarse el dolor. Se detiene y coloca su mano en su cadera.

- No mires así
- ¿Cómo?
- Como si te culparas. Ambos sabemos….bueno, ahora todos en Re Empezar saben que no es tu culpa aunque has estado pagando el precio por casi dos años. Solo llévame hacia el lugar más cercano que pueda ir al baño y tomar desayuno. Me muero de hambre. Tengo doscientos dólares para gastar antes de mendigar.
- Tú no vas a mendigar por dinero. Nunca. ¿Estamos? Tengo cerca de 20 dólares. Después de eso, veré que hacemos.
- Estaba bromeando – dice, sorprendiéndome con una sonrisa – no voy a mendigar para nada
- Lo siento – digo

Lo siento por haber reaccionado, por haberla puesto en esta situación. Lo siento por cada maldita cosa.

Caminamos un par de cuadras hasta que llegamos a un restaurante, que vende comida barata y tiene un baño – cosa que necesitamos. Al tiempo que me siento en una de las mesas y Lali va al baño, me pongo a pensar en cómo es que voy a contarle mi plan. Cuando ella regresa, ya no tiene más su cola de caballo. Ya no se ve más como si hubiese dormido en una cama llena de pedacitos de madera. Se sienta al frente de mí. Estiro mi mano y tomo las suyas entre las mías.

- Lali…. – siento un nudo en la garganta

No quiero decirlo, maldita sea, pero tengo que hacerlo.

- Voy a llevarte de vuelta – abre sus ojos sorprendida, y la boca también pero antes que proteste yo hablo - ¿Sabes lo que me pasa cada vez que veo cojear con dolor?

Retira sus manos de las mías y las recuesta en sus piernas.

- Estoy bien
- Deja de pretender. Pensé que dejaríamos de mentirnos
- Está bien, estoy mintiendo – dice, después de morderse el labio inferior – pero no me importa si tengo una pequeña incomodidad o dolor – hay un silencio y sé que quiere decir algo, pero duda - ¿Alguna vez le has dicho a una chica que la amas? No a tu mamá, a alguien como …
- Belén
- Sí

Es una pregunta interesante. Belén me dijo en nuestra primera cita que estaba enamorada de mí. No nos tomó mucho tiempo hasta ser pareja y besarnos…y no mucho después vino el sexo. Ella lanzó la palabra “amor” como si fuera agua. No creo que la haya escuchado desde que fui arrestado. Yo sí le dije a Belén que la amaba, pero no estoy seguro qué significaba en ese entonces.

- ¿Por qué quieres saber? – se encoge de hombros
- Porque sí. Nunca lo has dicho…

No termina la oración, pero sé lo que quiso decir. No quiero ir ahí. No ahora…pero después de todo lo que ha hecho por mí, no puedo evadir el tema. Ella se merece mucho más que eso.

- No se lo he dicho a nadie, por eso es que vas a regresar a Re Empezar. No puedo dejar que vengas conmigo. No es seguro y no mereces esto. Te vas a ir a España, como siempre has querido. Si digo lo que empieza con la letra “A”, cambiaría todo. Te conozco, Lali. Te sentirás obligada a quedarte aquí y malograrías tus planes. Me sentiría como una mierda si cambias tu vida por mí…no vale la pena

La mesera trae los huevos y la tostada que ordenamos, luego desaparece tan rápido como apareció. Lali sonríe al tiempo que coge su tenedor.

- Entonces ven a España conmigo. Estoy registrada para ser una estudiante de intercambio durante mi primer año. Sólo son nueve meses
- Sabes que no puedo. ¿Qué voy a hacer ahí, sentarme y ver como estudias? Ni siquiera me he graduado del colegio y casi ni sé español

Suena una campana por la puerta y hace que me voltee a ver quién está ingresando. Un señor alto, flaco, rubio y de ojos claros camina hacia nosotros. Nicolás. Me atraparon.

- No lo hiciste – le digo a Lali al tiempo que sacudo la cabeza
- Lo hice – alza su teléfono – sospeché que te escaparías y te desasearías de mí
No puedo creerlo.

- Me vendiste. ¿Qué pasó con tu idea de tomar las decisiones juntos?
- No estabas siendo racional, Peter – me dice en un tono calmo, como si le estuviese hablando a un niño o a una persona loca
- ¿Cómo están mis dos alumnitos? – dice Nico al tiempo que mira mi comida a mitad de comer – vamos Peter, come. Necesitas tener energías para el día agitado que nos espera

No toco mi plato ni miro a Nico. Sólo a Lali.

- Me regresarías a la residencia y me dejarías de nuevo – dice ella – no podía dejar que te vayas
- ¿Así que mejor es tenerme encerrado, verdad?
- Eso no es lo que quise decir. Simplemente no puedes escaparte de la gente que se preocupa por ti
- Si te importara – digo, enojado – mi consejero no estaría aquí

Observo hacia otro lado. ¿Por qué Lali no puede entender mi situación? ¿Acaso no entiende que perdí todo el honor que tenía al decir que no fui yo el que la atropellé? Mierda. Necesito alejarme de la verdad, lejos del pasado. Necesito empezar de nuevo.

- Bueno chicos. Digamos todo aquí, en la mesa – dice Nico - ¿Quién estaba conduciendo el auto que atropelló a Lali? – Nico saca su teléfono del bolsillo y lo sitúa en medio de la mesa – si ninguno de ustedes habla, tendré que llamar a la oficina. Podemos manejar esto a mi manera o a la suya. ¿Cuál escogen?

miércoles, 18 de abril de 2012

Regresando a Paradise: Dieciséis

Lali

No puedo dejar que Peter se vaya. No ahora. No hasta que lo convenza de regresar a casa y hacer las cosas bien. Si lo dejo ir, puede que no lo vuelva a ver. Él desapareció sin dejar rastro hace ocho meses atrás y no dejaré que vuelva a suceder. No cuando él ha dicho la verdad y ya no hay más mentiras entre nosotros.

- No tienes alternativa – le digo
- No me molestes más de lo que ya estoy

Camina por la vereda, lejos del campus. Lo sigo. Si empieza a correr, no hay formar que mantenga su ritmo.

- No quise molestarte – digo
- ¿Sólo arruinarme la vida?
- No te arruiné la vida, Peter. Tú has logrado eso solito
- Hazme un favor. Si tienes la intención de jugar conmigo, mejor no lo hagas
- Eres un imbécil
- Exacto – se detiene y me mira – ¿Sabes qué me hiciste hoy día? Me hiciste dar información que prometí llevar a la tumba. Me siento como mierda
- Si te hace sentir mejor, yo también me siento igual. No quiero que estés enojado o molesto, Peter
- Si quieres que sea feliz, regresa a tu habitación

Creo que realmente espera que deje de seguirlo. Pero no lo haré, no puedo. Durante diez minutos, lo sigo en silencio. Sus pasos son lo suficientemente lentos como para seguirlo.

- ¿Cuál es el plan? – pregunto, cuando llegamos al centro del pueblo – espero que tengas uno
- No lo tengo – se le ve derrotado
- Al menos estamos en esto juntos – digo, en un débil intento de reanimarlo
- Entonces, déjame sostener tu mochila

Caminos a través de una residencia privada. Cada cinco minutos, cuando Peter visualiza una gran roca o banca, me ordena que me sienta y recueste mi pierna.

- Deberíamos detenernos aquí – dice, cuando llegamos a un parque

En el medio del parque hay un pequeño castillo de madera para niños, además de otros juegos como columpios. Peter me lleva hacia el castillo; nos tenemos que agachar para poder entrar por la pequeña puerta. Es difícil pero él rodea mi espalda y me ayuda a ingresar. Peter se sienta en la esquina y saca una casaca de su mochila y la coloca en el suelo, a su lado.

- Siéntate a mi lado – dice – puedes usar mi pierna como almohada

Estoy contenta de habernos detenido. No tengo idea de qué hora es, pero el sol aún no ha salido y estoy cansada. Observo un tubo de plástico azul sobresaliendo de su mochila.

- ¿Qué es eso? – pregunto, apuntando hacia ella
- Es mi espada de Star Wars
- Me acuerdo que la usabas para perseguirme a mí y a Rochi por toda tu casa
- Aquellos eran los buenos días

Nos quedamos en silencio unos segundos, hasta que me recuesto en su pierna, intentando estar lo más cómoda posible.

- ¿No crees que sería divertido si esto fuera un verdadero castillo?
- Sólo si yo fuera el rey – mira hacia el cielo – pero prefiero un castillo con techo
- Podemos pretender, ¿verdad?
- Sí, podemos pretender
- ¿Piensas en Julia?
- Ella era una mujer grandiosa. Amaba la mirada que ponías cuando te ordenaba ponerte ese vestido con flores
- Era un vestido hawaiano
- Era horrible como el pecado
- Lo sé. Pienso en ella todos los días. Si no fuese por ella….
- Si no fuese por ella, probablemente no estarías aquí recostada en un castillo de madera con un ex convicto. Estarías en una cama caliente en tu habitación
- Me gusta más estar contigo – él sacude su cabeza
- ¿Estás loca, sabías?
- Sí – pone su brazo a mí alrededor
- Anda a dormir. Sé que estás cansada
- ¿Qué hay de ti?
- Mi mente está muy acelerada y no podré dormir esta noche, así que tú deberías hacerlo

Me recuesto por completo en su pierna y me olvido de por qué y cómo es que estamos en esta situación. Me sigo diciendo a mí misma que todo estará bien. Al final, me aseguraré que Peter se reúna con su familia en Paradise. Tengo que hacerlo.

- ¿Aún sigues molesto conmigo? – pregunto
- Definitivamente
- ¿Qué puedo hacer para que estés menos enojado?
- Alejarte de mí Lali
- ¿Eso es lo que realmente quieres? – pregunto
- No me hagas responder esa pregunta – dice, riendo
- ¿Por qué no?
- Lali, tengo que decirte algo
- ¿Qué?
- Estar contigo nunca fue un error – ríe apenas – mierda, estar contigo me mantuvo sano mientras estuve en casa. Tú y Julia hicieron que mi estadía en Paradise valga la pena

Me inclino apenas y acaricio su mejilla.

- Gracias Peter. Necesitaba escuchar eso. Sé que no soy la ideal, y nunca seré normal…
- Lali, jamás vuelvas a decir eso. ¿Está bien?
- Pero..
- Nada de peros. Estás aquí conmigo, y yo no merezco tu tiempo. Te mentí, te rechacé y te dejé. El que estés aquí va más allá de mi comprensión
- Tú sabes por qué estoy aquí – le digo – creo que en ti
- Lo sé – sin decir otra palabra, enreda sus brazos a mí alrededor y me estrecha – lo siento por haberte mentido – susurra
- Sé que lo sientes

Sintiéndome segura con los brazos de Peter a mí alrededor, me relajo y caigo en el sueño. Peter acaricia mi cabello y lo quita de mi rostro. Lo último que recuerdo es él trazando formas variadas en mi brazo, pierna y espalda. Se siente tan bien que me rindo completamente a Morfeo. Él no ha cambiado, es el mismo chico del que me enamoré en Paradise.

Te amo.

Las palabras se quedan en la punta de la lengua, y siento mis labios soñar con decir las sílabas, pero ningún sonido sale de mi boca.

En la mañana, me despierto y lo encuentro observándome.

- Buenos días – digo, mientras me estiro - ¿ya tenemos un plan?
- Sí, tengo un plan – dice – pero no te va a gustar