viernes, 27 de abril de 2012

Regresando a Paradise: Veintitrés

Peter

Dormí como una piedra. El cuerpo suave y cálido de Lali me adormiló como la pastilla que necesitaba después de nuestra pequeña (no tan) sesión de besos. Sentí cuando salió de mi habitación por la mañana, porque me desperté inmediatamente, cuando la brisa fría tocó mi piel. Pretendí estar dormido, incluso cuando ella me besó suavemente en los labios.

El desayuno fue prácticamente una tortura, porque Lali y yo intentábamos evitar mirarnos a los ojos. Nico nos dio todo un discurso sobre lo mucho que nos respetaba por haber terminado el programa, a pesar que había sido difícil compartir nuestras historias. Él se despidió de nosotros, asegurándonos que podíamos contar con él, llamarlo para lo que lo necesitemos. Se quedó tranquilo cuando le mentí y le dije que regresaría a casa, después de todo no quise decepcionarlo.

La mamá de Lali estaciona cerca de nosotros. Cuando se da cuenta que estuve en el viaje, ella me mira horrorizada. No soy bienvenido cerca de su hija. Nunca.

- Ma, quiero despedirme de todos. Volveré en un minuto – dice Lali

Lali abraza a todos en el grupo. Las lágrimas se reúnen en sus ojos mientras las chicas le prometen que la llamarán y se verán antes que se vaya a España.

- Cuídate – dice, cuando abraza a Benja – y no te rindas con Rebeca
- ¿Quién es Rebeca? – les pregunto
- Mi ex – Benja se encoge de hombros – rompimos antes de venir al viaje, pero creo que..tú sabes…Lali me ha estado aconsejando

¿Así que no gusta de Lali? Desearía haber averiguado eso antes.

- Bueno – dice, después de darme un beso en la mejilla – supongo que esta es una despedida…de nuevo – asiento
- No te olvides de demostrarles a los españoles lo fuerte que puedes ser
- Sí – dice, sorprendida

Cuando retrocede, meto mis manos a los bolsillos de mi pantalón, por miedo a tocarla. Si nos vieras, no pensarías que hemos dormido en la misma cama la noche anterior, y que nos hemos besado como si el mundo se fuera a acabar.

- Sólo para que sepas – dice – estoy bien al decirte adiós esta vez. En serio, siento como si este fuera un cierre. Creo que deberías regresar a Paradise, pero no puedo forzarte a regresar a casa si no quieres

Su madre toca la bocina, recordándonos que ella siempre estará ahí para separarnos.

- Deberías ir – digo, sonriendo apenas

Toma un paso, lejos de mí, pero no voltea.

- Mantente lejos de los problemas, Peter. Lo digo en serio

No quito los ojos de encima de ella hasta que ingresa al auto de su madre y se alejan. Remordimiento me llena, pero lo ignoro. Hay algunas cosas que no podemos cambiar así queramos.

Re Empezar ha terminado oficialmente. Supongo que es tiempo de descubrir a dónde iré ahora. Una cosa tengo por seguro, tengo que irme lejos. Empiezo a caminar sin rumbo, sabiendo que sólo dispongo de 12 dólares.

- Peter, espera!

Volteo y encuentro a Leo corriendo para alcanzarme.

- ¿Perdiste el bus? – le pregunto
- No – se encoge de hombros – realmente no tenía que tomar el bus. Estaba pensando….ir contigo – dice, como si fuera algo que ya hemos discutido y yo he aceptado
- No, no puedes. Entérate en dónde vive Euge y persíguela a su casa
- ¿Estás bromeando? Esa chica me odia
- Tal vez es porque no limpiaste tus vellos púbicos en el baño

Sigo caminando. Leo no entiende la indirecta, y empiezo a pensar que realmente va a venir conmigo, porque me está siguiendo.

- Vamos, Peter. Ten corazón. Piensa en Barnie y sus amigos. Sabes que quieres.

Dejo de caminar y lo miro.

- Yo no soy tu amigo
- ¿Así que me vas a dejar aquí? ¿Qué, tienes miedo que vaya a malograr tu estilo?
- No tengo un estilo, Leo. Anda a casa. ¿Tienes una, verdad? – no responde – Le dijiste a Nico que irías a casa
- Mentí – mierda
- Si es que no lo has averiguado, yo tampoco tengo casa. Estoy viendo a dónde iré, creo que a un campamento que hay por aquí dónde al menos puedo tomar una ducha, afeitarme y dormir
- Genial
- No hay nada de genial en eso – me mira preocupado, no quiere que lo deje solo

Sigo caminando, y siento un deja vu. Lali me siguió fuera del campus y mira a dónde me llevó eso. Leo camina a mi lado. No le digo que se vaya porque creo que tiene miedo de quedarse solo.

- Gracias Peter – dice, después de un rato
- Sólo…no me molestes
- No lo haré. Lo prometo

Nos toma casi una hora caminar hasta el campamento. Cuando estamos listos para irnos a dormir, Leo me cuenta su historia. El novio de su madre se dedicaba a tocarlo cuando él era niño y lo hizo hasta grande. Leo nunca le pudo contar a su madre, y cuando ella le dio la noticia que se mudarían con el novio, él le contó el secreto. Lo peor de todo es que su madre nunca le creyó.

- No sé qué decir –digo, sintiéndome estúpido
- No tienes que decir nada
- ¿Le contaste a Nico?
- No
- Debiste hacerlo
- Sí, tú también debiste contarle a tus padres la verdad del accidente, pero no tuviste las agallas
- Tienes razón – admito – pero prometí mantenerme callado
- Sí, bueno, yo le hice una promesa a ese enfermo que nunca le diría a mi madre lo que él me hacía, pero no mantuve la promesa. Ya no tengo oportunidad Peter. No puedo regresar a casa. Sería diferente para ti
- ¿Qué estás diciendo?
- Te digo que tú tienes oportunidades que yo no. Mierda, sólo porque tu madre es adicta a las drogas y quiere que actúes como la familia perfecta, no significa que tienes que darte por vencido. Si yo fuera tú….
- Sí, bueno, no eres yo – digo, fríamente

Me pongo de pie y camino alrededor del campamento, molesto conmigo mismo, con Leo, con Rochi y con todo el mundo en general. Tengo miles de remordimientos, empezando por mi miedo a ser rechazado por la gente que quiero. No quiero estar solo. No quiero que mi familia piense que me he rendido. Tampoco quiero que Lali piense que ya no creo en nosotros. Mi boca se seca y mi corazón empieza a latir desaforado al tiempo que me doy cuenta a dónde me toca ir.

Voy a volver a Paradise. Voy a volver a casa. 

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