miércoles, 11 de abril de 2012

Regresando a Paradise: Nueve

Peter

Nico me sigue hacia afuera de la habitación. Escucho sus pisadas detrás de mí antes que me agarre por el hombro y me jale para quedar frente a frente.

- Déjame en paz – le digo, con mis puños listos
- No puedes irte cada vez que la situación se pone tensa, Peter. ¿Quieres salirte del programa? ¿Quieres ir a la cárcel?
- ¿Es una amenaza?
- No me provoques, Peter. Y dame un maldito respiro. Tengo que estar pendiente también de Leo y Euge antes que se maten
- Dame un maldito respiro a mí – digo, suspirando – solo quiero estar solo
- Estar solo no es algo bueno
- Lo es para mí

Es mejor que ver que Lali y Benja empiezan una relación en frente de mis ojos. La manera en que él corrió detrás de ella cuando se fue a su habitación, me enferma. No lo culpo…pero, no me gusta verlo.

- Estoy atrapado aquí, lo sé. No tengo oportunidad. Pero, ¿me puedes dar una noche a solas? Una noche Nico. No te voy a matar a ti…ni a mí. Por favor
- Está bien
- ¿Y eso? – pregunto sorprendido por su respuesta
- Eso significa que te doy permiso…esta noche, para que estés solo y pienses las cosas. Me iré con el resto del grupo a cenar a un restaurante de por aquí y luego iremos a ver una película
- Gracias – digo
- No hay problema. Pero espero que mañana sonrías y te portes bien. ¿Estamos?
- Sí, sí

Sigo a Nico hacia la habitación. Tal vez debería discúlpame con Lali por lo de esta mañana. Sé que la herí con mi comentario del mirador. En la habitación, Euge y Paula están en la sala. Me dirijo hacia el cuarto de mujeres; que Lali esté molesta no es mi intención.

Cuando me asomo, ella está recostada en una de las camas, Benja está sentado en la otra cama, al lado de ella. Obviamente están en una conversación íntima, porque están a solas y susurrando. Mierda. Me arrepiento y regreso a mi cuarto. Leo está sentado en su cama, sin nada encima. Sostiene un pequeño ventilador que apunta hacia su pecho.

Sin hacerle caso, tomo una ducha rápida, luego me pongo unos jeans y una camisa. No tengo la oportunidad de explicar o disculparme con Lali, porque ella está muy ocupada hablando con Benja. La cosa es que, ellos se merecen uno al otro. Benja es un chico decente, no puedo culparlo por sentir cosas por Lali. Puede que Lali no sea la chica que se pone de pie entre una multitud o la que tiene un cuerpo de modelo, pero una vez que la conoces, digo realmente conocerla, simplemente la ves: una chica que tiene un gran corazón y es tan sincera que tienes miedo que cada palabra que digas estará mal. Ella es alguien que nunca te engañará, no como mi ex – Belén. Lali es –  Tengo que dejar de pensar en ella. Me estoy torturando sin ningún motivo, logrando enojarme aún más.

Después que el grupo se va a cenar, busco un poco de aire. Camino por el campus de la universidad, intentando no pensar cómo es que terminé aquí y qué haré cuando termine el programa. Paso cerca de un grupo de chicos que están jugando fútbol. La pelota cae en mi dirección y se las devuelvo. A los pocos segundos, me invitan a jugar con ellos. Cuando terminamos, David, uno de los chicos, me invita a una fiesta. ¿Por qué no podría ir? ¿Nada va a pasar, o sí?

Caminamos dos cuadras hasta una casa de fraternidad. Es una de tres pisos con cuatro columnas blancas al frente. Se ve como una mansión. Un grupo de chicas y chicos están conversando en la puerta principal, la música resuena. Pensé que sería una pequeña fiesta, pero de eso no tiene nada. Antes de darme cuenta, David me coloca un vaso rojo en la mano.

- ¿Peter…eres de primer año? Nunca antes te había visto por la universidad
- No soy un estudiante – digo, luego tomo un poco del vaso rojo. Cerveza – me estoy quedando en la universidad por un programa estúpido al que me metí
- Odio los programas estúpidos – dice David
- Hola D – dice una chica rubia que lleva una pequeña falda - ¿quién es tu amigo tan sexy?
- Peter, ella es Brenda. Es una de nuestras vecinas en la universidad. Brenda, enséñale a Peter cómo pasar un buen rato – David se aparta de nosotros con un guiño

La chica me mira de arriba para abajo, luego sonríe ampliamente y muestra su lengua.

- ¿Quieres bailar? – pregunta
- Claro – digo, después de terminarme el vaso

Toma mi mano y me guía hacia la multitud. Nos acercamos hacia el bar y llenamos nuestros vasos. Con los vasos en mano, ella empieza a mover su cuerpo al ritmo de la música. Nuestros cuerpos se mueven, y un pensamiento recorre mi mente: esta noche necesito a esta chica. 

1 comentario:

  1. Nooo!!! Peter se esta yendo al pasto, con esa actitud no va terminar bien!

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