miércoles, 4 de abril de 2012

Dejando Paradise: Veintinueve

Peter

Lali no estuvo ayer en el colegio, y no la he visto toda la mañana. Dos veces en este día he pasado por su casillero, pero ha sido peor que un fantasma.

- ¿Buscando a alguien Peter? – me pregunta Belén cuando me ve yendo hacia el casillero de Lali - ¿Tal vez a Lali?
- Deja de jugar conmigo, Belu – ella sonríe apenas
- En serio, no sé qué es lo que ves en ella
- Nada – digo, con el objetivo de sacármela de encima – no veo nada en Lali. Ella ha sido una distracción porque no puedo tenerte – estoy que hablo pura mierda porque quiero proteger a Lali y Rochi

El sonido de alguien que está detrás de mí, me hace voltear. Es Lali. Ella ha escuchado todas las mentiras que acabo de decir.

- Peter, ¿Le has contado a Lali la verdad del accidente?
- Belén, cállate – digo, con un tono de advertencia en mi voz – o le diré a Pablo lo que ha estado sucediendo entre los dos. ¿O, prefieres que se lo diga a tu padre?
- ¿Qué ha estado pasando entre tú y Belén, Peter? – me pregunta Lali mientras se acerca cojeando hacia mí
- Sí Peter – dice Belén, poniendo sus manos en su cintura – cuéntale la cantidad de veces que hemos estado juntos desde que regresaste

¿Qué puedo decir? Quiero decirle a Lali la verdad, lo voy a hacer. Todo. Pero, no aquí, no en frente de Belén. Ella no tiene nada que ver conmigo y Lali.

- Di algo – ordena Lali, sus ojos llenos de fuego

No lo hago y ella me lanza una bofetada y se aleja de mí.

Más tarde, me encuentro en el entrenamiento del equipo de fútbol. Mientras mi entrenador se dedica a pasar lista, observo alrededor de la cancha: las porristas, donde está Belén, practicando los cantos y sus coreografías, la gente que le gusta mirar como jugamos, está sentada en las tribunas, donde veo a Rochi, mirando al suelo como siempre. Y, también hay gente acumulada en la cancha, golpeándose y gritando; esos chicos que desean llamar la atención.

En medio de esa gente, veo a Lali. Ella intenta pasar a través de la multitud. Se le ve tan frágil ahí, como un pájaro rodeado por una estampida de elefantes. De pronto, se inicia una pelea, dos chicos empiezan a golpearse; justo dónde está Lali.

- ¡Lali, cuidado! – grito, pero no me puede escuchar

Igual, es demasiado tarde, el chico se choca contra Lali y ella retrocede y se cae al suelo, golpeándose su rodilla.

- ¡Lali! – grito, empujando a la gente. Finalmente llego donde ella y me arrodillo a su lado - ¿Lali, estás bien? – ella parpadea, me mira como si fuese a vomitar y se sienta
- Lali, Lali, Lali – empieza a cantar la multitud
- Cállense la boca – grito – pero, nadie me escucha. Sostengo el hombro de Lali mientras ella intenta pararse y zafarse de mí - ¿Estás bien?
- Peter, ¿para qué la ayudas? – Maxi me coge del hombro y me jala – por la culpa de esa perra te metieron a la cárcel

No lo resisto más y le lanzo un golpe a Maxi, en su cara. Terminamos los dos sosteniéndonos de la garganta hasta que el entrenador nos separa.

- ¿Dónde está Lali? – pregunto
- En la enfermería – me dice el entrenador
- Tengo que verla
- El único lugar que vas a ver, es la oficina del director, Lanzani. ¿Qué es lo que pasa contigo?

No respondo y me alejo corriendo, dejando atrás los gritos del entrenador. Voy a la enfermería. Lali está recostada en la camilla, con sus pantalones recogidos, encima de la rodilla. Inmediatamente me enfoco en sus cicatrices. Son rosadas y parece como si su pierna hubiese sido mordida por un animal. Desviando mi mirada de las cicatrices, me enfoco en sus ojos.

- Lo siento mucho, Lali – digo
- Vete, Peter – dice, con expresión dura y fría - ¿O, prefieres tomarle una foto así se la enseñas a Belén? Así tendrán algo de lo que reírse. 

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