miércoles, 4 de abril de 2012

Dejando Paradise: Treinta

Lali

Muchas cosas pasan el resto de la semana. Y, no me refiero a términos de cantidad, sino de calidad. Un día después del accidente en la cancha, entré al baño de mujeres y luego de unos segundos, escuché que Belén y su mejor amiga, ingresaban también; así que me escondí. Ellas empezaron a hablar de mí y Peter, era el tema del día, diciendo cosas horribles como: por qué Peter se fijaría en mí, o qué feo sería besarme. En medio de la conversación, llegó mi prima Candela, y ella, sin tener miedo, se enfrentó a las dos víboras, defendiéndome.

Candela, el recuerdo de la señora Julia y las fuerzas que Peter me había estado dando en estos meses, me dieron las fuerzas necesarias para salir de mi escondite, defender a Cande y enfrentar a Belén y Manuela. Cuando Cande y yo salimos del baño, me sentí más fuerte que nunca, dándome cuenta que yo había permitido que el accidente se lleve una parte de mí, pero que en el fondo me había hecho crecer. Había conocido a grandes personas, personas que me hicieron creer, confiar, querer – en el fondo – salir adelante. Me di cuenta, que no importa lo que piensen los demás, sino yo misma. Julia tenía razón, no hay que guardar rencores porque no te dejan crecer.

No odio a Belén, ni a Rochi, ni a Peter. Eso me hace sentir muy bien, me hace sentir fuerte. Me hace saber que no necesito dejar Paradise para ser feliz, porque eso solo implica escapar de mi vida; acepto mis limitaciones y mi cuerpo, me acepto a mí misma. Puede que no sea perfecta, pero al menos dejaré de escapar, para empezar a vivir.

Y, es ahora cuando me encuentro manejando a casa, relajada, feliz. Julia dejó una nota, dónde me avisaba que regalaba el auto con el que aprendí a manejar con mi nuevo yo. Veo a Peter en el camino, en aquellas canchas dónde jugamos tenis. Me detengo para hacerle saber que ya no me importa que me haya traicionado. Claro que me duele, pero lo superaré. Tendré otros enamorados, otras aventuras en mi vida, otros momentos dónde podré confiar y ser completamente feliz. Incluso con mi cojera.

Salgo del auto, reuniendo todo el coraje, y camino hacia él. Peter me ve, pero se voltea.

- Peter – lo llamo
- ¿Por qué no me contaste lo de Julia?
- No tuve la oportunidad de hacerlo. Pero, si quise decírtelo – digo y me acerco más
- Deberías alejarte o puede que empiece a hacerte daño

Está bien, merezco eso. Le lancé una bofetada y no acepté su ayuda. Pero, eso fue antes que reflexione sobre mi vida.

- Escuché que te metiste en problemas
- ¿Viniste aquí a burlarte de mí o a competir en un partido de tenis? – dice
- Sabes que no puedo jugar
- Claro que juegas, Lali – me dice, achinando los ojos – tal vez todavía no lo hagas bien en tenis, pero tus juegos son más complicados que eso
- ¿De qué estás hablando? – ríe
- No puedo creer que me tengas miedo – me acerco aún más, alzando mi barbilla, con confianza
- No te tengo miedo
- Pruébalo
- ¿Cómo? – se acerca más, quedando a pocos centímetros de distancia
- Piensa en algo
- No… no sé a qué te refieres – entro en pánico
- Creo que sí sabes – dice
- ¿Quieres que te bese? – digo, casi sin aliento
- Me has arruinado, ¿lo sabías? – dice, antes de ponerme en puntas de pie y chocar mis labios con los suyos

Él coge mi cintura y me jala hacia su cuerpo; puedo sentir la fuerza y longitud de su cuerpo contra el mío. Mis manos se posan en su pecho y me pierdo en su olor, en ese sabor único de Peter Lanzani. Siento que somos….únicos. Mientras nuestro beso se torna más intenso, noto un cambio en él. Me besa con más fuerza, con odio. Retrocedo y lo empujo, lejos de mí.

- ¿Qué estás haciendo? – pregunto y él se limpia la boca con la parte de atrás de su mano
- Asegurándome de asustarte. Eso es lo que quieres, ¿verdad? Así puedes reclamar ser la víctima. Vete a casa, Lali. Ya conseguiste lo que querías

Un movimiento en la esquina de la cancha, llama mi atención, lo que corta nuestra conexión. Es Rochi.

- Peter, mamá y papá te quieren ahora mismo en casa – dice

Me arreglo el cabello, limpio mis pantalones, aclaro mi garganta y hago todo menos mirar a los dos. Luego, corro de vuelta a mi auto, lo más rápido posible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario