martes, 10 de abril de 2012

Regresando a Paradise: Cinco

Peter

- Un beso – digo y me acerco más a ella – si ya no te importo, entonces no hay ningún problema

Alza su nariz. Ella no tiene idea que verla actuar como una chica ruda me hace querer meterme dentro de su piel aún más. No estoy seguro de mis motivos…no quiero pensar mucho en ello por temor a encontrar las respuestas.

- Yo no beso a los chicos sólo para probarles cosas – declara con una actitud que he visto pocas veces – además, no tengo que probarte nada

No quiere admitir que aún hay algo entre los dos. Por más que quiera mantener una distancia, al mismo tiempo quiero probar hasta dónde puedo llegar. Ponerla a prueba es una mala idea; lo sé. Está bien que ella me haya olvidado. Pero no puedo resistirme a saber si es cierto.

- ¿A qué le tienes miedo? Si realmente me has olvidado entonces nuestro beso no significará nada y podrás continuar con tu vida
- Ya lo he hecho Peter. Pero si realmente quieres que te lo pruebe, lo haré – sonrío
- Hazlo

La antigua Lali se hubiera sonrojado y hubiera clavado su mirada en el suelo. La antigua Lali se hubiese volteado y corrido. Ella solía ser predecible; ahora no, y eso me está volviendo loco. La nueva Lali, la que me pone en mi lugar y se mete dentro de mi piel, se acerca y hace equilibrio al posar su mano en mi pecho. Se enfoca en mí, sus ojos oscuros están brillando.

- No deberías desafiarme – me dice
- Lo sé – respondo, intentando mantener mi voz calma

Tenerla tan cerca hace que mi cuerpo se alarme y viva, por lo que tengo que pelear para mantener en la forma correcta. Mi corazón está latiendo muy rápido y mis sentidos están tan elevados que puedo oler el perfume de flores que está usando. Ruego y espero que no se dé cuenta del poderoso efecto que tiene en mí. Nunca me había sentido así, desde esa noche en el mirador de Julia dónde la quise más que cualquier otra chica. Terminó inocentemente, pero quería llevarla hacia el otro nivel…o incluso más allá.

- ¿Estás lista? – pregunto con voz grave
- Sí

Bajo mi cabeza. Quiero colocar mi mano en su mejilla y sentir su piel suave debajo de mis dedos, o correr el cabello que ha caído en sus ojos. Pero no lo hago. Sería muy íntimo y rompería todo el control que estoy teniendo. Mis labios se acercan a los suyos, con ganas. Quiero que ella desee esto tanto como yo.

- ¿No le digas a nadie, está bien? – me advierte, alejándose apenas

Esas palabras me chocan completamente, quitando todo rasgo de emoción. ¿Qué no le diga a nadie? Siendo honesto, no me sorprende que no quiera decirle a nadie sobre nuestro pequeño momento privado. Pero, al mismo tiempo, sus palabras duelen. ¿Ella no quiere que nadie sepa sobre esto porque gusta de otro chico? ¿O porque siente vergüenza que la relacionen con un ex convicto? Mierda, tal vez ella realmente me ha olvidado.

¿Qué mierda estoy haciendo? No puedo hacer esto. Cuando estuvimos juntos en Paradise, nada fue calculado; simplemente sucedió. Pero ahora, toda esta escena es un reto. Tal vez lo que necesito es estar con cualquier chica que me quite las ganas; quizás Euge pueda ayudarme con eso. Una sola noche que me regrese mi sanidad.

- Tienes razón – digo, al tiempo que quito mis manos y me alejo de Lali – esto es estúpido. No tienes que probarme nada

No puedo decir si está aliviada o desilusionada. No importa, realmente. No quiero esperar mientras o analiza. La dejo de pie, sola, y camino lejos de ella. Escucho que me llama, pero continúo, preocupado de perder mi control, regresar mis palabras y besarla como ningún otro chico lo hará. Me quedo unos minutos pensando e intentando relajarme en la fogata que habíamos hecho; eso me ayuda un poco a mantener mi control.

Cuando regreso a la habitación, todos están durmiendo, incluso Lali o al menos eso parece. Intento no hacer ruido al subir a mi litera; pero no lo consigo. Estas camas son baratas y hechas de un material que fácilmente se quiebra. Benja se despierta, pero, no sólo por el ruido de la cama sino porque Euge no deja de roncar.

- Dios, parece un tractor. Está peor que mis pedos – dice Leo, despertándose
- Qué asco que das – digo yo
- Haremos que se calle – dice Leo al tiempo que va moviendo la cama de un lado a otro
- Detente, que se va a romper – ordena Benja, pero Leo no hace caso

Antes que alguien diga algo más, el palo de la litera se quiebra y sin dudar ni un segundo más, hago presión con mis manos para evitar que pase algo. Si se mueve un poco más, caerá encima de Lali; ella ya tiene suficiente con sus cicatrices. Lali se despierta, y, entendiendo lo que sucede, se aleja de la cama. Lo hace en el momento perfecto, porque al instante, Leo cae de la cama, despertando a Euge y Paula.

- No voy a dormir debajo de ese imbécil que acaba de romper todo – dice Euge
- Yo dormiré debajo – me ofrezco – toma mi cama – está cansada que no lo duda ni un segundo y sube a mi cama

Me echo en la cama de Euge, apartando el palo que se ha desprendido apenas, y me doy cuenta que ahora estaré durmiendo al lado de Lali. La miro. No me había dado cuenta antes, pero ella no está usando brasier. Mientras me siento en la cama, ella se pone de pie en frente de mí, dejando sus senos al nivel de mis ojos.

- Estás sangrando – dice apuntando mi mano
- No es gran cosa – digo, limpiándola en mis pantalones
- Toma – saca una toalla de su mochila y me la entrega
- No voy a ensuciar tu toalla con mi sangre – enrolla sus ojos
- Deja de actuar como el héroe
- ¿Crees que soy un héroe?
- Sin comentarios

Coge mi muñeca y jala mi mano hacia ella así puede examinar el corte. Su rostro está tan tenso y concentrado mientras limpia la herida. Vuelve a su mochila y saca una botella con agua. Moja la toalla y continúa con la tarea. No puedo recordar la última vez que alguien realmente cuidó de mí, y se siente extraño. Me remuevo en la cama, sintiéndome incómodo. Solía estar solo y cuidarme de mí mismo. Nunca he jugado a ser el chico necesitado y ahora lo soy; especialmente en frente de Lali.

- Estoy bien – digo, retirando mi mano

Lali se arrodilla, así estamos cara a cara. Encuentra mis ojos.

- No, no lo estás

Necesito cambiar las cosas o perderé todo el control que estoy teniendo cuando estoy con Lali. Tengo que ser el chico que ella cree que me he convertido.

- ¿Te estás arrodillando así a propósito? – le pregunto, mientras señalo su pecho – porque tengo una vista increíble de tus senos

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