miércoles, 25 de abril de 2012

Regresando a Paradise: Veintidós

Lali

Por el resto del viaje, Peter mantiene su distancia. Sólo interactúa conmigo cuando lo tiene que hacer. Cuando hablamos en grupo, Peter comparte cómo es que fue arrestado y que haría de todo para no volver a estar en la cárcel.

Es el último día antes que termine el viaje, y nos estamos quedando en una cabina en el Lago Geneva, en Wisconsin. La cabina tiene nueve habitaciones, así que cada uno de nosotros tiene su propio cuarto. Pero no puedo dormir, no mientras pienso que perderé a Peter de nuevo. Me meto a su cuarto a las dos de la mañana, pero su cama está vacía. Mi corazón empieza a palpitar con pánico, pensando que se ha escapado. Un alivio recorre mi cuerpo cuando lo veo fuera de mi ventana. Está lanzando piedras en el lago.

Mi cerebro me dice que es mejor dejarlo ir. Mi corazón…..piensa diferente. Aún quiero convencerlo de quedarse en Paradise. Esta noche es mi última oportunidad. Salgo por la ventana, el sonido melodioso de las piedras sonando contra el agua, musicaliza mis pasos mientras camino hacia él.

- Supongo que esta es una despedida….de nuevo

Él no me mira. En lugar de eso, lanza otra roca.

- Supongo. Diviértete en España – me siento en una roca grande y lo observo
- ¿A dónde irás? – se encoge de hombros
- A Arizona, supongo

¿Arizona? Eso está muy lejos. Hay tantas cosas que necesita arreglar antes de irse.

- Regresa a Paradise, Peter
- Esta conversación ha terminado

Me pongo de pie y me enfrento a él. Está a punto de lanzar otra roca, pero tomo su mano y la abro, así la roca cae al suelo.

- Regresa a Paradise – repito

Baja la mirada al suelo, y siento como se va rindiendo.

- No puedo. Cuando volví a casa, toda mi familia quería que pretendiese que la familia Lanzani era perfecta. En realidad, cada uno de nosotros estaba de cabeza. No pude mentir más. Aún no puedo, así que ni me lo pidas que lo hagas. Estoy viviendo con mucho remordimiento, no puedo agregar uno más.
- Dales el beneficio de la duda. Ellos te necesitan – sacude su cabeza
- No tengo nada por lo que regresar. Mierda, incluso Julia está muerta. La única persona por la que regresaría serías tú, y estamos condenados – se aleja de mí y pasa sus dedos por su cabello. Hace eso cuando está frustrado – olvida eso que regresaría por ti. Eso fue estúpido de mi parte

Estoy esperando a que diga que nuestro período de frialdad ha terminado, que está listo para volverlo a intentar. Pero no lo hace. Tal vez se dio cuenta que lo que tenemos no vale la pena, especialmente porque yo me estoy yendo a España y él a Arizona. Pienso en los momentos en que nos besamos y nos sostuvimos uno al otro. Pienso que nada podrá sentirse tan increíble, poderoso y explosivo como eso.

- ¿Realmente te vas? – pregunto, mi voz sale como un susurro
- Sí. Sin remordimientos
- ¿Qué? ¿Sin remordimientos? ¿Por qué continúas diciendo eso? ¿Qué significa?

Coloca su mano en mi mentón y la alza, para que lo pueda mirar a los ojos.

- Significa que no puedo irme sin antes haber hecho esto…

Inclina su cabeza. Espero a que sus labios cálidos choquen contra los míos mientras mi corazón late como loco en mi pecho. Sus labios se mueven contra los míos, y ambos sonreímos porque nos regresa al momento en el lago cuando nos estábamos probando uno al otro. Fue divertido y peligroso. Estamos jugando con fuego ahora también, pero me digo a mí misma que debo disfrutarlo e ignoran las advertencias de mi cerebro.

Al menos es lo que intento decirme a mí misma mientras cierro mis ojos y él presiona sus labios contra los míos. Saboreo cada momento de nuestro beso. No es duro y hambriento. Es lento, sensual y sexy. Peter sostiene mi cintura y me jala más cerca de él. Enredo mis brazos alrededor de su cuello mientras nos seguimos besando, sosteniendo y tocando. Él me levanta del suelo. No puedo imaginarme a alguien más ser capaz de hacerme sentir invencible, hermosa y que vale la pena, no como Peter lo hace. Quiero gritarle que lo amo.

Sus labios lentamente se alejan de los míos y él desenreda mis brazos de su cuello.

- No me voy a arrepentir de eso…nunca. Adiós Lali
- Adiós Peter. Te voy….a extrañar
- Yo también

Tomo un gran respiro, sosteniendo el cúmulo de emociones. Me dirijo hacia la cabina así no ve las lágrimas que empiezan a caer por mis mejillas. Rápidamente me meto a la cama y entierro mi cabeza en la almohada así no puede escuchar cómo se va rompiendo mi corazón mientras lloro. ¿Por qué hago esto? ¿Por qué dejo que se vaya sin pelear? Porque soy una cobarde, por eso.

Unos minutos después, escucho que se abre la puerta. Peter debe de estar de regreso en la cabina. Pienso en Vanesa, la que está atrapada en la cárcel y no puede pelear por lo que quiere. Yo sí puedo. Me doy cuenta de los motivos de Peter al besarme esta noche. Ese suave beso significaba el final de lo nuestro. No fue suficiente, al menos para mí. Quiero más, necesito más. ¿Pero, tengo las agallas para mostrarle qué clase de final quiero para finalmente dejarlo ir? Tomo un gran respiro mientras me siento en la esquina de mi cama. Puedo hacerlo. Camino lentamente, intentando no hacer bulla, al tiempo que me acerco a su habitación.

Su puerta está abierta y la habitación está en silencio. No como la de Leo, dónde se escuchan sus ronquidos. No hay ventanas, así que casi está completamente oscuro.

- ¿Peter? – susurro - ¿estás despierto?
- Sí – escucho el sonido de las sábanas mientras se sienta - ¿pasó algo?
- Algo así

Cierro la puerta y luego camino lentamente por la habitación. Me golpeo con algo cálido y duro. Es Peter. No está usando un polo, porque puedo sentir su piel suave y su pecho musculoso contra mis dedos. Levanto la mirada en la oscuridad.

- Hola
- Hola – responde – supongo que no te perdiste
- No. Eh..no podía dormir. Y pensé….que… bueno….
- ¿Qué pasa Lali? Sólo dilo

Está bien, tengo que decirlo ahora o nunca.

- Pensé que podíamos pasar nuestra última noche, juntos. Sé que puede que no nos veamos nunca más después de mañana, pero no puedo evitarlo, quiero estar en tus brazos esta noche. Por última vez. ¿Está bien?

Peter toma mi mano entre la suya y me lleva hacia su cama.

- Está más que bien

Me meto dentro de las sábanas y espero a que él se una, pero no lo hace.

- ¿A dónde vas? – pregunto
- Voy a ponerle seguro a la puerta. ¿O, acaso quieres que Leo nos vea juntos y después ande diciendo cosas? – río nerviosamente
- No

Hace frío así que me cubro con la sábana hasta el pecho. Peter se mete dentro de la cama, a mi lado, puedo sentir sus pies descalzos contra los míos.

- Estás temblando – dice él, su voz casi como un susurro
- Tengo un poco de frío…. Y estoy algo nerviosa
- No lo estés Lali. Soy yo

Es el verdadero Peter, sin la máscara. Estoy contenta que esté completamente oscuro, así no puede ver como mis dedos van temblando hasta llegar a su hermoso rostro.

- Lo sé

Me acerca a su cuerpo. Recuesto mi cabeza en el hueco de su brazo.

- ¿Lali?
- ¿Sí?
- Gracias
- ¿Por qué?
- Por hacerme sentir vivo de nuevo

Cruzo mis brazos alrededor de su pecho, la calidez de su piel mezclándose con la mía. Quiero que recuerde esta noche para siempre, porque probablemente no vamos a tener otra oportunidad de sostenernos de esta manera. Me hace desear más que dormir en sus brazos. Lo intento y relajo mi corazón mientras muevo mi pierna derecha, la que no fue severamente dañada en el accidente, alrededor suyo. Definitivamente es una clave de que quiero hacer más que recostarme en sus brazos.

- Lali, estás entrando en territorio peligroso – dice él – estoy intentando ser bueno, un hombre honorable
- Lo sé. Pero, no te estoy pidiendo que lo seas
- ¿Estás segura a lo que te estás metiendo?
- No. No tengo idea – empiezo a besar su pecho desnudo
- Me estás matando – dice, sus manos lentamente alcanzándome para que nos miremos cara a cara – no podemos hacer esto. No me malinterpretes, estoy listo y lo deseo. Pero mañana nos iremos en direcciones completamente distintas. Tú y yo sabemos que tener sexo complicará todo.
- Tengo una mejor idea – digo – besémonos toda la noche hasta que estemos exhaustos. ¿Eso está bien, verdad?
- ¿Besarnos? – me jala, así quedo encima de él – definitivamente podemos hacer eso – murmura contra mis labios

Después, cuando ambos estamos bajando nuestras temperaturas, recuesto mi cabeza en su pecho mientras él enreda sus brazos a mí alrededor.

- Esa fue una excelente sesión de besos
- Mmm – acepta, medio dormido – la mejor

Unos minutos después, puedo sentir el cuerpo de Peter relajarse.  

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