lunes, 30 de marzo de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 46

Thiago

—¿Qué diablos Simón? Son las dos de la mañana.

Veo su auto en la pista y está vacío. Al principio, sospeché que estaba trayendo a Rayito de Sol porque ella estaba borracha, pero no hay nadie en el auto.

—¿Ya dejaste a Mar? —le pregunto mientras me sigue a la sala de estar.

—Está en casa.

—¿Entonces, qué sucede? ¿No se supone que ya deberías de estar en casa hace una hora? —Hasta ahora no entiendo por qué está aquí.

—Melody me está cubriendo.

Sé que algo no me está diciendo y eso me está haciendo enojar. Y su mirada está vacía.

—¿Por qué? ¿Qué sucedió? —No responde y tengo que volverle a preguntar. —¿Qué sucedió Simón?

—Realmente no sé—. Sus ojos están rojos y se ve como la mierda. 

viernes, 27 de marzo de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 45

Mar

Puedo decir que no tengo idea de por qué acordé a esto, pero sería mentira. También extraño a Simón. Y estoy cansada de mí misma. Prefiero tomar cerveza y salir con gente que no me gusta. Nadie en esa fiesta me odiará tanto como me odio a mí misma, así que será una mejora.

La casa de Matt ya está llena cuando llegamos. La música está altísima y me pregunto cuánto tiempo podrá demorar hasta que los vecinos llamen a la policía. Espero que lo hagan, así me puedo ir, porque ya estoy arrepintiéndome. No me importa la gente, sino la bulla.

Sigo a Simón por la casa, mis dedos atados en su cinturón así no lo pierdo. Él quiere que yo esté sobre él esta noche y lo estoy cumpliendo. 

Samuel Perez, el peor de todos, nos encuentra primero.

—¡Simón! —Ya está borracho. —Mierda. Yo sé que tú la tuviste primero pero no pensé que regresarías con ella después de Bedoya. Hombre, sí que tienes bolas. 

martes, 24 de marzo de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 44

Mar

Veo a Simón entrando al baño de mujeres, el que ahora se ha vuelto mi favorito.

—Asumo que estamos solos —dice, colocando pestillo—. ¿Sabías que es como el cuarto baño en el que te he buscado? Estaba empezando a temer por mi seguridad.

—¿En serio, Simón? —susurro.

—Te extraño —dice, como si fuera una excusa válida.

—Sobrevivirás.

—Tú también me extrañas. Admítelo.

Tiene razón, lo extraño un montón.

—Estoy aquí para sacarte del hoyo social.

lunes, 16 de marzo de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 43

Mar

Ahora todo es un infierno y me lo merezco, pero puedo lidiar con el dolor si esto es algo que yo escogí sentir.

***

Simón revolotea a mi alrededor ahora y lo evado. No lo colocaré en medio de esto. Él pertenece a Thiago. Paso la mayor parte del tiempo con Rama. O solas. Estar sola sería mejor si me gustara a mí misma. Pero, ahora mismo, no lo hago, ni siquiera un poco.

El cuarto y quinto periodo son los peores porque es ahí donde tengo que verlo y no puedo pretender que él no existe, como lo hago en el resto del día. Como si eso ayudara. Como si cualquier cosa pudiese ayudar. Podría pretender que no lo veo, que tengo suficiente por resolver. Todos los días digo que no lo miraré, pero lo hago. Lo único Bueno es que él nunca me atrapa mirando. Porque no ha vuelto a mirarme. Y no debería, no lo merezco.

El mundo debería estar lleno de Thiago Bedoya. Peo no lo hace, yo tuve al único y lo eché.

domingo, 15 de marzo de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 42

Thiago

Cuando termina, ambos estamos temblando, y por un momento estoy confundido y consolado y amado y luego estoy perdido. No sé qué sucedió. Solo que lo hice.

Y ella está aquí, pero no lo está. Y quiero estar feliz pero no puedo porque ella está llorando debajo de mí. Al principio, es solo suave y apenas se escucha y me cuesta reconocer qué sucede porque nunca la he visto llorar. Luego su cuerpo empieza a temblar así se ve todo mal. Aun se escucha un poco el sonido del llanto, pero el temblor es peor y se roba cada pedazo de alegría que acaba de sentir hace un momento atrás.

Necesito salir de aquí. Desearía que ella deje de llorar porque no creo pueda soportarlo ni un Segundo más y no es que sea alto o melodramático. No lo es. Es solo que me rompe el corazón.

No sé lo que hice así que solo la sostengo y le susurro que lo siento porque no sé qué más hacer. Lo siento. Una y otra vez contra su cabello. No sé cuántas veces lo digo o por cuánto tiempo, solo que no puedo detenerme. Pero ella no deja de llorar y sé que no es suficiente. 

viernes, 13 de marzo de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 41

Thiago

Esperado, en eso se ha convertido y es más aterrador que cualquier cosa.

Pasamos el tiempo en el patio de la escuela durante el almuerzo todos los días. No nos tocamos o reímos, y por supuesto, no hablamos, pero estamos juntos. Nadie nos molesta. Además de visitas ocasionales de Rama, el campo de fuerza se mantiene intacto.

Estoy intentando terminar de leer la historia que nos asignaron en una de las clases porque tenemos un examen en la quinta hora, pero me es difícil. Ella se inclina para ver qué estoy leyendo y mueve su cabeza lo suficiente para que apenas roce mi hombro, e incluso el contacto más ligero me hace sentir en casa. Me volteo hacia ella y beso su cabello antes de darme cuenta que lo he hecho en el patio lleno de gente. Para nosotros, es una versión de no apto para menores donde nos arrancamos la ropa y hacemos un espectáculo de sexo en frente de todos.

Espero a que el mundo explote, o al menos que comiencen las miradas o los comentarios, pero no hay nada. La atmósfera no cambia para nada. Y me pregunto si lo imposible ha sucedido.

Eso es, nosotros, ella y yo, nos hemos vuelto normales. Apenas la palabra entra a mi mente, sé que es la equivocada. No nos hemos vuelto normales, nos hemos vueltos esperados. Y no solo por todos en la escuela. Yo también nos he esperado. La espero. La espero en casa, en mi vida.

Y es aterrador.

martes, 10 de marzo de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 40

Thiago

—¿Cuántos kilómetros corriste? —pregunto cuando ella regresa al garaje justo después de las diez y se quita el spray pimienta y el monitor de su muñeca.

—No lo calculé, solo corrí —jadea, mientras el sudor baja por su rostro. Coge una botella de agua y se coloca a mi lado, mirando sobre mi hombro—. ¿Qué tan lejos llegaste?

—Casi termino. Mañana lo terminaré si es que no está lloviendo.

—Puedo ayudar cuando termine en casa de Rama.

Ha estado en casa de Rama al menos dos veces en una semana este mes. Él está haciendo un tema extraño de montaje.

—Dile que te está monopolizando y me estoy empezando a poner celoso.

—Se lo hare saber—. Sonríe. —Tiene una competencia la próxima semana y le dije que este fin de semana no puedo ayudarlo así que lo haré después de la escuela.

domingo, 8 de marzo de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 39

Mar

Últimamente paso mucho tiempo en casa de Simón, haciendo los trabajos que tenemos juntos en debate. Por suerte, eso me ha ayudado a que él me termine de contar toda la historia de Valeria, de que estuvieron juntos y ella no quería que nadie lo sepa por la reputación que tiene Simón; él lo aceptó al inicio, porque él sabía que Vale valía mucho más que eso, pero el imbécil (como le dije finalmente que era), no pudo evitar contárselo a uno de los chicos más populares de la escuela porque no dejaba de presionarlo con preguntas, así que todos se enteraron y estuvieron molestando e irritando a Valeria, además de considerarla como una puta por estar con Simón. Eso hizo que los dos terminaran y que ella quede dolida por él. Y bueno, él también dice estar dolido porque ella no luchó. Esos momentos en casa de Simón también me sirven para conocer más a Melody y que ella comience a aceptarme.

—Estás destruyendo tus manos —me dice Thiago, cogiéndolas y mirando mis palmas. Yo las aparto, pero no puedo evitar sonreír porque es un cumplido. Incluso es mejor eso a que me digan linda.

—Me gusta —le digo, examinándome—. Significa que están haciendo algo. 

Al final de la noche, puedo ver lo que he hecho y veo una pila de tierra y siento como si hubiese cumplido algo. Cuando miro mis manos, no veo las cicatrices, no veo las heridas, vero sanación. Creo que sigo sonriendo ante mis manos como una idiota porque cuando alzo la mirada, él me está observando con algo como respeto y esa mirada definitivamente es mejor que ser llamada linda.

—Solían ser suaves, pero el papel de lijar las está matando —él dice.

sábado, 7 de marzo de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 38

Thiago

—Maldita sea, tu enamorada puede cocinar. —Simón se mete otra galleta a la boca. Las está comiendo al mismo tiempo que Rayito de Sol las saca del horno.

—No es mi enamorada —digo, porque, de acuerdo a ella, no lo es y eso está bien porque de todos modos odio el término. Decir enamorada de algún modo nos coloca en una relación oficial, y si ella no es parte oficial de mi vida, probablemente se vaya muy pronto. Así que si no quiere que la llame enamorada, estoy bien con eso.

—Bien —dice Simón—, tu esposa.

Camina hacia ella y coge una galleta recién cocinada, quemándose sus dedos en el proceso. 

—Ahora entiendo por qué siempre hueles a azúcar rubia y —se detiene, cogiendo una botella de la encima y leyendo la etiqueta —, extracto puro de vainilla.

Tiene razón. Ella huele como a azúcar rubia y vainilla, pero pensé que era el único que lo notaba.

Abre la tapa de la botella y lo inhala. —En serio, deberían vender esto como perfume.

—¿Me hueles? —dice Rayito de Sol.

—No tienes que hacerlo sonar tan extraño. No es como si me metiera en tu habitación y te observara dormir. —Camina hacia mí y me golpea la espalda—. Thiago sí hace eso.