Ángeles Caídos I: Veinticuatro

Estaba contra mi espalda, la luna no era más que un poco de luz. Más que el sonido de la tormenta, todo estaba en silencio. Pestañeé varias veces, ayudando a mis ojos a apurarse y adaptarse a la poca luz. Cuando rodé mi cabeza para el costado, visualicé una figura simétrica. Lentamente me puse de pie y no pude dejar de ver los dos círculos que me miraban fijamente. Justo entonces me di cuenta que estaba recostada al lado de un esqueleto humano.

Me alejé gateando hasta que choqué contra una reja de hierro. Intenté hacer memoria y recordé el momento en que toqué las cicatrices de Peter. Sea donde sea que estuviera, era algún lado dentro de su memoria.

Una voz, de hombre y casi familiar, se sintió en la oscuridad. Volteándome hacia ésta, vi un laberinto de de cabezas de piedra, Peter estaba encima de una.

-¿Saliendo a la luz de la luna con los muertos? – preguntó la voz familiar, era Rixon – Déjame adivinar, ¿tienes en mente poseer a los muertos? No lo sé – agregó

-Por eso es que te mantengo cerca, Rixon. Siempre ves las cosas desde el lado más brillante

-Cheshvan empieza ahora – dijo Rixon - ¿Qué estás haciendo aquí afuera en un porche?

-Pensando

-¿Pensando?

-Un proceso donde utilizo mi cerebro para tomar una decisión razonable

-Me estoy empezando a preocupar por ti. Vamos, es hora de ir. Chauncey Langeais y Barnabas están esperando. La luna está por ponerse llena y tengo el ojo puesto en una rubia. Sé que te gustan de cabello rojo y a mí también, pero una vez que me inserte en un cuerpo, pretendo terminar negocios con una rubia que me ha estado mirando más temprano

Cuando Peter no se movió, Rixon frunció el ceño.

-¿Estás sordo? – dijo – Tenemos que ir. Qué te parece esto. Eres un ángel caído, no puedes sentir nada, hasta esta noche. Las siguientes dos semanas son el regalo de Chauncey para ti – sonrió

-¿Qué sabes sobre el Libro de Enoch?

-Tanto como cualquier otro ángel caído: nada

-Me dijeron que hay una historia en ese libro. Sobre un ángel caído que se vuelve humano – Rixo rió

-¿Te has vuelto loco? Ese libro es un cuento para dormir, y uno bueno al parecer

-Quiero un cuerpo humano

-Serás más feliz con dos semanas y un cuerpo de Nephil (mitad humano). Chauncey no puede deshacer lo que ya hizo

-Dos semanas no es suficiente. Quiero ser humano, permanentemente

-El libro es un cuento de hadas – insistió Rixon – Somos ángeles caídos, no humanos. Nunca lo fuimos y nunca lo seremos. Fin de la historia. Ahora, corta tu actitud y ayúdame a adivinar cuál es el camino hacia Mandalay

-Me convertiré en un humano

-Claro, hermano, claro que puedes

-El libro dice que tengo que matar a un vasallo de un Nephil. Tengo que matar a Chauncey

-No, no tienes que – dijo Rixon, con un tono de impaciencia – Tienes que poseerlo. Un proceso por el que tomas su cuerpo y lo usas como el tuyo. Pero no puedes matar a Chauncey, ningún Nephil puede morir. ¿Y lo has pensado? Si lo matas, no lo puedes poseer

-Si lo mate, me volveré humano y no tendré que poseerlo

-Si pudiéramos matar a Nephil, hubiésemos encontrado una forma. Siento decírtelo, pero si no llego pronto a los brazos de esa rubia, mi cerebro se va a quemar. Y otras partes de mí….

-Dos alternativas – dijo Peter

-¿Qué?

-Salvar una vida humana y convertirme en un ángel guardián o matar al vasallo y volverme humano. Escoge

-¿Esto dice en el libro?

-Agustina me visitó – los ojos de Rixon se abrieron y rió

-¿Tu ex psicótica? ¿Qué está haciendo por aquí abajo? ¿Cayó? ¿Perdió sus alas, verdad?

-Ella vino a decirme que puedo obtener mis alas de regreso si salvo una vida humana

-Si confías en ella, hazlo. No hay nada malo con ser guardián. Pasar tus días evitando que los mortales sufran daños….puede ser divertido, dependiendo del mortal que te asignen

-¿Pero si tuvieras otra alternativa? – preguntó Peter

-No hay otra alternativa porque no creo en ese libro. Si fuese tú, elegiría ser guardián.

Hubo un momento de silencio, luego Peter sacudió sus pensamientos.

-¿Cuánto dinero podemos obtener antes de media noche? – preguntó Peter

-¿Jugando cartas o boxeando?

-Cartas

Saqué mi dedo de la cicatriz de Peter. La piel en la parte de atrás de mi cuello hormigueó y mi corazón latía muy rápido. Peter me miró, una sombra de duda en sus ojos.

-Entonces no eres humano – dije – Realmente eres un ángel caído. Un chico malo – él sonrió

-¿Crees que soy un chico malo?

-Posesionas los cuerpos de ….otras personas – asintió - ¿Quieres posesionarte de mi cuerpo?

-Quiero hacerle un montón de cosas a tu cuerpo, pero eso no

-¿Qué tiene de malo tu cuerpo?

-Mi cuerpo es como el vidrio. Real pero sin sentir. Tú me ves, me escuchas, y yo te veo y te escucho. Cuando me tocas, tú lo sientes. Yo no experimento eso de la misma manera. No puedo sentirte. Experimento todo a través de una lámina de vidrio, y la única manera de cortar eso es al poseer un cuerpo humano.

-O parte humana

-¿Cuándo tocaste mi cicatriz, viste a Chauncey? – preguntó

-Te escuché hablando con Rixon. Él dijo que poseías el cuerpo de Chauncey por dos semanas cada año durante Cheshvan. Dijo que Chauncey tampoco es humano, es un Nephil – susurré

-Chauncey es una mezcla entre un ángel caído y un humano. Es un inmortal como un ángel pero tiene todos los sentidos mortales. Un ángel caído que quiere sentir emociones humanas lo puede hacer en el cuerpo de un Nephil

-¿Si no puedes sentir, por qué me besaste?

Peter acarició con un dedo mi clavícula, luego empezó a bajar, deteniéndose en mi cirazón.

-Porque lo siento aquí, en mi corazón – dijo suavemente – No he perdido la habilidad de sentir emoción – me miró fijamente – Déjame ponerlo de esta forma. Nuestra conexión emocional es fuerte

No entres en pánico, pensé. Pero mi respiración ya estaba siendo más acelerada.

-¿Quieres decir que puedes sentirte feliz o triste o…

-Deseo – sonrió apenas

-¿Por qué caíste? – pregunté, apartando las ganas de acercarme

-Lujuria

-¿Lujuria de dinero?

-Y de otras formas – escondió una sonrisa – Pensé que si caía, me volvería humano. Los ángeles que tentaron a Eva habían sido enviados a la Tierra, y había rumores que ellos habían perdido sus alas y se habían vuelto humanos. Nunca pensé que eran ángeles caídos y que estaban destinados a poseer cuerpos. En su momento, estaba loco por una chica humana y creí que valía la pena correr el riesgo

-Agustina dijo que puedes obtener tus alas de regreso al salvar una vida humana. Ella dijo que serías un ángel guardián. ¿No quieres eso? – no entendía por qué estaba en contra

-No es para mí. Yo quiero ser humano. Lo quiero más que cualquier cosa

-¿Y qué hay con Agustina? ¿Si ustedes dos ya no están juntos, por qué sigue aquí? Pensé que ella era un ángel regular. ¿Ella también quiere ser humana? – Peter se puso rígido

-¿Agustina sigue en la Tierra?

-Tiene un trabajo en el colegio, es la nueva psicóloga. Nos hemos encontrado un par de veces. Después de lo que vi en tu memoria, pensé que ella había tomado el trabajo para estar más cerca de ti

-¿Exactamente que te dijo cuando estuviste con ella?

-Que me aleje de ti, me dijo que eras oscuro y peligroso

-Tengo que llevarte a casa. Luego voy a ir al colegio a buscar en los archivos y ver si puedo encontrar algo más útil. Me sentiré mejor al saber qué está planeando – Peter levantó las sábanas de la cama – Envuélvete en éstas – dijo, alcanzándome las sábanas

-Ella aún tiene sentimientos por ti. Tal vez quiere que me salga del mapa

Nuestros ojos se encontraron.

-Se me cruzó por la mente – dijo Peter

Un pensamiento frío había estado rondándome la cabeza durante los últimos minutos. Prácticamente me gritaba diciéndome que Agustina era la de la máscara. Siempre pensé que había sido un hombre, pero en este punto, podía ser Agustina.

Después de un viaje rápido al baño, Peter salió usando su camiseta mojada.

-Iré a la camioneta – dijo – Me estacionaré en la puerta de salida en veinte minutos. Quédate en el motel hasta entonces