domingo, 30 de septiembre de 2012

Heaven: Capítulo IV (Parte 2)

Los árboles

-Creo que deberíamos de intentar dormir – dijo Peter, al cabo de unos minutos

Nos movimos hacia la cama, nos quitamos los zapatos y nos acurrucamos encima de la misma. Cerré mis ojos pero había demasiada conmoción en mi cabeza. Me sentía oprimida en nuestra habitación y sentía las ganas de abrir las ventanas sólo para tener un poco de aire, pero era demasiado riesgo. Cuando finalmente llegó la madrugada, ya no recordaba si había podido dormir o no. Sólo sabía que no podía dejar de pensar en lo que podía estar andando ahí afuera en plena oscuridad.

Los siguientes días y noches sucedieron de la misma manera. Perdimos el sentido del tiempo. El estar alertas nos puso ansiosos y agitados. Mis hermanos usualmente aparecían sin avisar alrededor del mediodía, trayendo comida pero sin muchas noticias. Me estaba volviendo impaciente y Peter, acostumbrado a hacer todos los días ejercicio, también.

Estar encerrada traía recuerdos dolorosos. En raras ocasiones, cuando sí dormía, me despertaba con lágrimas rodando por mis mejillas, después de una pesadilla. Soñaba que la cabaña estaba bajo tierra y Peter y yo estábamos escapando, en busca de aire. Cuando intentaba abrir una ventana, un cúmulo de tierra se avecinaba, amenazándonos con enterrarnos vivos. Mi sollozo me despertaba a mí primero; Peter se despertaba ante el sonido y me consolaba, acariciando mi cabello hasta que me quedaba dormida.

-Sé que es difícil, pero por favor, intenta relajarte – me dijo Peter una noche – Vamos a estar bien, La
-¿Y, qué pasa si algo sucede mientras dormimos?
-Nadie va a encontrar este lugar de noche
-Tal vez no humanos….¿pero, ángeles que son como soldados?
-Tenemos que confiar en que Gastón tiene esto cubierto. Si somos cuidadosos, estaremos bien

Quería creer en él, pero, ¿y sí Gas esta vez no podía defendernos? La verdad es que, no sabíamos qué estaba sucediendo y lo que podría suceder de un día para el otro. Así que tomé la decisión de enfocarme en el futuro en lugar de estresarme por las cosas que no podía cambiar. Intenté imaginar nuestras vidas juntos, cuando todo esto estuviera en el pasado. Me forcé a mí misma a imaginar qué clase de conversación estaríamos teniendo ahora mismo bajo circunstancias normales.

-¿Peter? – presioné mi mejilla contra su hombro suave y cálido - ¿Vas a dormir?
-Eso intento
-Te amo – dije
-Yo también te amo

Las cosas siempre se sentían mejor después de escuchar aquellas palabras.

-¿Peter?
-¿Sí? – respondió con un voz soñadora
-¿Cuántos hijos quieres tener?
-Probablemente no más de una docena
-Hablo en serio
-De acuerdo. ¿Realmente ahora es un buen momento para discutir esto?
-Solo tengo curiosidad – dije – Además, puede que tranquilice mi mente
-Está bien. Creo que tres es un buen número
-Yo también. Amo cuando pensamos igual
-Eso es bueno
-¿Crees que exista mucha chance de que ocurra?
-¿De que ocurra qué?
-Nosotros teniendo hijos
-Claro. Definitivamente. Un día
-¿Podemos llamar a nuestro primer hijo Waylon si es hombre?
-No
-¿Por qué?
-Porque se van a burlar de él, su nombre sería raro
-Está bien, ¿qué nombres te gustan?
-Nombres normales, como Santino
-De acuerdo, pero yo escogeré los nombres de las chicas
-Sólo de una lista seleccionada
-Quiero que mis hijas tengan nombres fuertes….fuertes pero lindo, ¿entiendes?
-Suena genial. ¿Podemos irnos a dormir ahora?

Peter se volteó y curvó su cuerpo en el mío. Podía escuchar su respiración volverse más profunda pero yo seguía completamente despierta. Sabía que debía dejarlo dormir, pero no estaba lista para dejar su compañía todavía.

-Si te doy ejemplos de nombres de mujeres, ¿me puedes decir si entrar a la lista de seleccionadas?
-Si insistes
-¿Alegra?
-Adentro
-¿Ariel?
-No, será confundida de sexo
-¿Isadora?
-¿Nombre de la época medieval?
-De acuerdo. ¿Y, Dakota?
-Nombres que se refieren a ciudades están fuera
-No es justo – me quejé – La mayoría de mis nombres favoritos se refieren a lugares
-Entonces diré lugares que a mí me gustan
-¿Cómo? – pregunté curiosa
-¿Ohio? O mejor, Milwaukee – reí
-Está bien, podemos dejar de lado los nombres de lugares
-Gracias

Cuando Peter soltó un bostezo y se recostó sobre su espalda, me sentí indignada.

-¿Acabas de bostezar? ¿Tus hijos no nacidos ya te están aburriendo?
-No, pero me están dando sueño
-Está bien – reí – Me detendré ahora. Buenas noches
-Buenas noches, Señora Lanzani

Eso me hizo recordar que ahora era la Señora Lanzani. La esposa de Peter. Sentí la urgencia de abrazarlo, para absorber su calidez y encontrar la comodidad en su toque. Pero me detuvo, recordando que era muy riesgoso. No quería que las cosas fuesen más difíciles de lo que ya eran. En lugar de eso, me volteé y abracé mi almohada. Ya habíamos hecho demasiados sacrificios, ¿por cuánto tiempo más viviríamos como hermanos?

2 comentarios:

  1. So divinos pensando en los nombre de futuros hijos, espero que todo este sacrificio tenga su recompensa en el futuro más!!

    ResponderEliminar
  2. jajajajaj yo me enloquezco en ese encierro, parecen prisioneros. ni abrazarce, ni besarse UN ASCO la situacion en la q estan

    ResponderEliminar