viernes, 2 de enero de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 23

Mar

—Ándate a sentar, ya lo tengo.

Thiago me aparta desde el fregadero después que hemos lavado los platos de la cena. Cada vez como más aquí; es el único momento en que como comida de verdad. Él prepara la cena y yo lo lleno de postres.

—Tú cocinaste. Yo puedo lavar los platos.

—No, no puedes.

Me quita la esponja de las manos y cierra el caño mientras yo voy a limpiar la mesa y colocar los platos en el fregadero.

—¿No puedo lavar los platos? —pregunto, sin creerlo.

—No—. Sacude su cabeza.

—¿Por qué?

—Porque eres muy mala haciéndolo.


—¿Soy muy mala? —¿Desde cuándo alguien puede lavar mal los platos?

—Sí. ¿Cómo no puedes saberlo? Tengo que volver a lavar los platos cada noche después que te vas.

—No lo haces.

¿Lo hace? Me mira y sé que no es verdad.

—Eres un idiota.

—Sip, tengo problemas.

Pienso en lo bajo que me hundido. Ni siquiera tengo la habilidad de lavar apropiadamente un plato. Él cocina, lava los platos, construye muebles. Me siento inútil aquí. La secadora vibra y sé que puedo ayudar en algo.

—Bien. Iré a doblar la ropa—. Me volteo para dirigirme hacia la lavandería.

—No, no lo harás. Sólo siéntate.

—¿Tampoco puedo doblar la ropa?

—No vas a doblar mi ropa interior.

—Estás bromeando.

—No. Es raro—. Abre un cajón lleno de secadores con su mano mojada. —Ten. Seca.

Me lanza el secador contra mi pecho, salpicándome con agua en el proceso.

—Tal vez vaya a coger un par de tus bóxers y empiece a secar con ellos.

—¿Cómo sabes que uso bóxers?

—Sólo lo espero.

Se encoge de hombros, entregándome un plato. —Vamos. Tienes un montón de tarea.

—A nadie le gustas —murmuro, porque me siento como una adolescente.

Termino usando el secador y Thiago tiene razón. Él lava los platos mejor que yo. Mayormente porque yo soy perezosa cuando se trata de cualquier tipo de limpieza, pero él no necesita saber eso.

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