Tres años después
Inglaterra
—De acuerdo, tú ganas —dije, sin aliento,
levantándome de mi silla y mirando a Cande con admiración mientras ella entraba
a la sacristía de la Iglesia. —Sé que te dije que sigas el color blanco
tradicional, pero estaba equivocada. Cande, estás hermosa.
Se dio la vuelta, mostrando las botas de
combate que no había visto desde la secundaria. —Algo antigua —dijo Cande.
Mordí mi labio. —Creo que voy a llorar.
—Vas a coger mi ramo, ¿verdad? Y me lo
devuelves cuando nadie esté mirando así puedo tenerlo profesionalmente seco y
enmarcado, y luego puedes burlarte de mí el resto de mi vida por ser tan tonta.
—Soy Nephil. Tendré esas flores en mis manos
antes que los cerebritos de tus amigos hayan registrado que tú las has lanzado.
Cande dio un feliz suspiro. —Bebé, estoy tan
contenta que hayas venido.
—Hubiese tomado muchísimos kilómetros de
distancia para mantenerme alejada de la boda de mi mejor amiga—. Sonreí. —¿En
dónde será tu luna de miel?
—Agus no dice nada. Es su gran secreto.
Tiene todo planeado. Le dije que solo tengo un requerimiento: un hotel con
donuts en el menú del servicio a la habitación. Nos iremos diez días. Luego,
cuando regresemos, ambos empezaremos a buscar trabajo.
—¿Alguna vez piensas en mudarte?
—¿A dónde vivíamos? Diablos, no. Inglaterra
está perfecto para mí. Estos británicos aman mi acento. La primera vez que Agus
me dijo para salir fue solo para escucharme hablar. Por suerte, es una de las
mejores cosas que hago. Muchos recuerdos en casa —dijo, y sus ojos dejaron de
bromear—. No puedo conducir por la calle sin ver a Benja entre la multitud. ¿Crees
que haya una vida después de la muerte? ¿Crees que sea feliz?
Mi garganta se puso áspera y se me hizo
difícil hablar. No pasaba un día sin que le agradeciera por salvarme la vida.
—Él debería estar aquí. Desearía que lo esté
—dijo Cande, inclinando su cabeza.
—Yo también—. Sacudí sus manos.
—Tu mamá me dijo que Paula murió hace un par
de meses atrás.
—Vivió más tiempo de lo que se esperaba. Mi
mamá fue a su funeral. Cinco personas en total, incluida su mamá.
Cande se encogió de hombros, sin simpatía. —Karma.
La puerta en forma de arco se abrió y mi
mamá metió su cabeza. Había viajado hace una semana atrás para ayudar a la mamá
de Cande a planear la boda. Finalmente había aceptado que Peter y yo estaríamos
juntos para siempre, ya habíamos hecho nuestra promesa de sangre, y nunca
haríamos la enorme boda tradicional como Cande. Esta era su oportunidad de
lucirse.
—Séquense esos ojos niñas, ya casi es la
hora.
Arreglé un poco el rostro de Cande, junto
con pequeños mechones sueltos. Después que terminé, Cande envolvió sus brazos a
mí alrededor, meciéndome hacia adelante y hacia atrás. Música clásica sonaba en
la capilla. Me moví hacia la parte trasera de la línea de las damas de honor,
todas usando vestidos idénticos – amarillos – y acepté mi ramo de flores de
lirios blancos del hermano de Cande. Cande tomó su lugar a mi lado y respiró
hondo.
—¿Lista? —pregunté.
Me guiñó el ojo. —Y deseosa.
Los invitados estaban a cada lado de las
puertas, y ayudaron a abrirlas. Brazo con brazo, Cande y yo caminamos dentro de
la capilla.
Después de la boda, tomamos fotos afuera.
Una brillante tarde destellaba luz sobre árboles verdes con hermosas ovejas en
el fondo. A pesar de todo, Cande brillaba, se veía más serena y radiante como
nunca. Agus sostenía su mano, acariciaba su mejilla, susurraba en su oído.
Cande nunca me dijo que él era humano, pero yo lo sabía. Desde que Cande no
había jurado lealtad, ellos envejecerían, juntos. No sabía exactamente sobre la
edad hasta que viviríamos, desde que hasta entonces, no se conocía a ningún
Nephil que viviera indefinidamente sin ser forzado a jurar lealtad. De
cualquier modo, ella era inmortal. Algún día Agus moriría, sin nunca saber que
su esposa no lo seguiría hacia el siguiente mundo. Nunca había conocido a Agus
hasta el día de hoy, pero su adoración y amor por Cande era obvia, y realmente,
¿qué más se podía pedir?
La recepción también era en el exterior,
bajo una larga y grande carpa blanca. Con el flash de la cámara aún viéndose
detrás de mis ojos, hice mi camino hacia la barra y pedí agua. Parejas estaban
bailando con la orquesta de fondo, pero yo apenas los notaba. Mi enfoque se
concentró solamente en Peter.
Él se había arreglado para la boda, usando
un terno negro y su mejor sonrisa. El terno formaba su cuerpo atlético, y la
sonrisa colocaba un disparo de adrenalina en mi corazón. Él también me vio, sus
ojos calentándose con afecto y deseo. Un destello de anticipación quemó bajo mi
piel. Había estado separada de él por casi todo el día, y ahora lo quería.
Demasiado.
Peter hizo su camino hacia mí, tomando de
una copa de vino. El saco de su terno colgaba sobre su hombro, su cabello
curvándose por la humedad. —Hay un hotel justo bajando la pista. Un granero
detrás de esos árboles de ahí, si prefieres algo juguetón —dijo, claramente no
teniendo dudas sobre mis pensamientos y los suyos.
—¿Acabas de decir juguetón?
Las manos de Peter cayeron sobre mis
caderas, acercándome. —Sí. ¿Necesitas una demostración?
Me besó una vez. Luego otra, haciendo de las
suyas con su lengua.
—Te amo.
—Palabras que nunca me cansaré de escuchar.
Apartó mechones de cabello de mi rostro. —Nunca
me imaginé mi vida tan completa. Nunca pensé que tendría todo lo que quería.
Eres todo para mí, Ángel.
Sus palabras llenaron mi corazón. Lo amaba
de una forma en que nunca sería capaz de expresar en palabras. Él era parte de
mí. Y yo era parte de él. Juntos por el resto de la eternidad. Me incliné y lo
besé. —Puede que te haga una oferta. Un hotel pintoresco, ¿dices?
—El
auto está estacionado al frente, o tengo la moto atrás —dijo Peter en mis
pensamientos. —¿Prefieres huida
tradicional o escape?
Personalmente, había tenido suficiente
tradición por un día.
—Escape.
Peter me cogió en sus brazos y yo temblé de
emoción mientras me llevaba hacia la parte trasera de la Iglesia. Nos subimos a
su moto y condujimos por la pista, volando sobre las colinas verdes, hacia el
hotel.
Dentro de nuestra habitación cómoda y
privada, me estiré hacia su corbata gris, deshaciendo el nudo. —Te vistes para
impresionar —dije.
—No, Ángel—. Se inclinó, sus dientes
suavemente rozando mi oído. —Yo me desvisto
para impresionar.
***
Y bueno, aquí se termina esta hermosa historia.
Realmente me demoré mucho en traducirla, pero espero que haya valido la pena. Sinceramente, amé el final, y amé toda la historia en sí. ¡Espero a ustedes también les haya gustado!
Pronto colgaré el enlace para descargar esta adaptación y también la traducción original en español (bueno, realizada por foro). También pronto volveré con la siguiente traducción, que según las votaciones es "El Mar de Tranquilidad"
Gracias por la paciencia, los comentarios, y sus visitas.
¡Nos vemos!
me encantoooooooooooooo esta traduccionnnnnnnn ya espero la proximaaaaaa
ResponderEliminarya quiero que empeses a subir la otra nove siempre te leo gracias por subir historias tan bonitas
ResponderEliminarGracias!!
Eliminar