miércoles, 1 de julio de 2015

Existence: Capítulo Once (Parte 1)

La mañana siguiente. Peter se había ido. Lo esperaba, pero aún corrí por las escaleras al primer piso en caso se hubiese quedado. Los días pasaron y Peter continuó ignorándome. Durante los días en la escuela, él continuó coqueteando con María. Me había vuelto invisible cuando estaba preocupado. En las noches, entraba a la sala de estar alrededor de la hora de dormir y se sentaba en el sofá sin verme. Nada tenía sentido. Sin importar cuántas veces intentaba lograr que me hable, permanecía en silencio. Una persona solo podía sufrir una cierta cantidad de humillación y yo había alcanzado mi cuota. Si él quería ignorarme entonces bien. Se lo dejaría.

—No voy a tomar un no como respuesta. Si personalmente tengo que ir a tu casa y vestirte y luego debo hacer que Gas te recoja y te cargué sobre sus hombros al concierto, lo haré. No dudes de mí. —Candela estaba de pie con su mano en su cadera y con una determinación establecida en su mentón.

Discutir con ella cuando estaba así no tenía sentido. Gastón rio.

—La llevaré en mis hombros si tengo que hacerlo pero tal vez deberíamos discutir esa parte con Pablo primero. No estoy realmente seguro que él vaya a querer que lance a su chica sobre mi hombro.

Candela ondeó una mano hacia él.

—¡Cómo sea! Él no le hará hacer nada que ella no quiera. Tú vas a tener que cargarla y yo voy a tener que atrapar a Pablo y sentarme encima de él mientras tú te escapas.

Reí y me sorprendió lo bien que se sintió.

—¿De qué se trata esto de sentarte encima de mí? —preguntó Pablo mientras venía hacia nosotros y deslizaba un brazo alrededor de mi cintura.

Candela rodó sus ojos.

—Estoy intentando explicarle a Lali que no voy a tomar un no como respuesta. Va a ir al concierto esta noche y no hay discusión.

Pablo ligeramente apretó mi cadera. 

—¿Así que estamos hablando de posibles situaciones de tomar como rehén, entonces? —dijo con voz burlona.

Gastón rio.

—Aparentemente, no.

Pablo me miró, sonriendo débilmente.

—¿Quieres correr y ver si nos atrapan?

Reí y sacudí mi cabeza.

—No, está bien. Iré si es que es tan importante para Candela.

Candela soltó un suspiro complemente dramático.

—Oh bien, no estaba esperando abordar a Pablo.

—Hubiese sido muy divertido verte intentándolo —Gastón se rió con ganas e realmente intenté no pensar sobre el hecho que acababa de acordar en ir al concierto benéfico que Alma Fría, banda de Peter, iba a dar en la playa.

Ver a Peter en el escenario con la misma guitarra en sus manos que había tocado para mí por tantas noches y escuchar su voz ser compartida por miles de personas hizo que el hueco en mi pecho palpite. Si pudiese averiguar alguna manera de llenar el dolor, lo haría. Nada parecía ayudar.

—Va a ser increíble, Lali. Sé que realmente no te importa Peter Lanzani pero confía en mí, él puede explotar. —Candela deslizó su brazo dentro del de Gastón y alzó la mirada hacia él con una sonrisa tímida—. Pero él no puede meter canasta como tú, bebé, así que quita ese fruncido de tu sexy cara. 

Gastón sonrió y besó lo alto de su cabeza. Ver ese amor en los ojos de Candela cuando miraba a Gastón hizo que el hueco en mi corazón duela incluso más. Nunca amaría a Pablo de esa manera. Peter Lanzani había dañado mi corazón y lo había aclamado en el proceso.

—Solo asegurándome que no empieces a babear por la estrella de rock. También soy fan de sus cosas, pero puedo aprender a odiarlo rápidamente si obtengo una razón para estar celoso —el tono de Gastón sonó a broma pero nadie dudó que decía la verdad.

Pablo rio.

—No creo que necesite preocuparme de Lali babeando. Alma Fría no canta su tipo de música. Tengo el presentimiento que no estaremos ahí por mucho tiempo.

Candela miró a Pablo.

—No le des ninguna excusa o ideas. No estoy bromeando. Atentaré patear tu trasero si incluso miras hacia la salida.

Pablo echó su cabeza hacia atrás y rio.

—Realmente estoy contento que tengas un buen sentido del humor —dijo Gastón con una sonrisa—. Tus brazos son más grandes que los míos.

Empecé a reír pero la urgencia se murió instantáneamente cuando mis ojos encontraron los de Peter. Estaba de pie en frente de María, cuya espalda estaba contra la pared mientras le sonreía. Él se inclinó hacia abajo y le susurró en su oído. Me tomó toda mi fuerza y me auto-preservación apartar mis ojos lejos de la intimidad entre los dos. Mis respiraciones se volvieron superficiales por el dolor en mi pecho. Pablo debe haber sentido el cambio en mí porque me jaló más cerca de él contra su lado y acarició mi brazo desnudo. Mientras más lejos caminábamos de Peter, más fácil se hacía respirar.

****

La briza de la noche era inusualmente caliente considerando que era fines de otoño. Un enorme escenario con luces brillantes rodeándolo estaba colocado, enfrentando la playa. Había miles de personas cubriendo la orilla arenosa. Fogatas podían verse más allá, lejos de la gente. Una pareja de estudiantes de secundaria ya estaban siendo esposados por beber y ser menor de edad. No serían los primeros o los últimos esta noche. Apreté la mano de Pablo mientras tuvimos que caminar en zigzag a través de la multitud, siguiendo el paso de Candela. Ella había logrado, gracias a la empresa de su padre, comprar unos sitios especiales, establecidos debajo de una enorme carpa por un precio mucho más alto. Hubiese sido feliz de unirme al tumulto en la arena, pero Candela no. Nos detuvimos en la entrada.

—Candela Vetrano y tres invitados —dijo, con un poder que solo parecía salir cuando se trataba de su padre. No lo hacía usualmente a menos que quisiera algo, como conseguirnos estas entradas. 

—Justo por aquí, Srta. Vetrano —la joven mujer dijo mientras se volteaba y nos dirigía hacia la fila de en frente que nos daba una vista perfecta del escenario.

Genial, no solo tendría que escuchar la voz que desesperadamente extrañaba, sino que iba a tener una perfecta vista de él también. Miré sobre Pablo quién alzó sus cejas como si estuviera impresionado sobre nuestros asientos y me dio una de sus sonrisas. Fingir un dolor de cabeza no iba a funcionar. Candela se volvería loca y Pablo realmente se veía emocionado sobre este arreglo de sitios.

—¡Estamos listos! De esto estoy hablando. —Gastón se puso de pie, sonriendo y mirando alrededor haca la mesa elaborada con bebidas y comida al final de la carpa.

—Ustedes chicos pueden comer todo lo que desee sus corazones. Vayan y dejen de mirar —dijo Candela con una sonrisa de satisfacción en su rostro.

Gastón la besó con emoción en los labios y volteó la mirada hacia Pablo.

—Vamos hombre, vayamos a atacar.

Pablo se volteó hacia mí como pidiendo permiso. Asentí. Me recordaba a un cachorro leal. Se inclinó y me dio un rápido beso en los labios antes de seguir a Gastón.

—Deja de fruncir como si te hubiese traído a un bar lleno de humor. Vamos, chica, disfruta de ti misma. —Forcé una sonrisa lo que solo causó que Candela frunza más el ceño—. ¿Qué sucedió contigo Lali? Solías tener dificultad en no mirar a Peter y obtener una mirada tonta de adoración en tu rostro. Ahora, lo ves, y pareces que fueras a vomitar. ¿Hirió tus sentimientos o algo? ¿Es por eso que no quieres estar aquí?

¿Me hizo daño? Nunca podría saber lo mucho que me hizo daño. Sacudí mi cabeza e intenté con más ganas hacer que mi sonrisa se vea más real.

—Por supuesto que no. Solo me di cuenta que es un idiota. Algo sobre él es frío y no me gusta estar cerca de él. —Miré hacia las olas golpeando por la orilla. Si miraba profundamente en mis ojos, tenía miedo que viera la agonía.

—Mmmm, de acuerdo. Supongo que tienes razón sobre lo frío. Algo sobre él se ve duro y tan irreal.

No tenía idea de lo irreal que era.

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