jueves, 18 de septiembre de 2014

Ángeles Caídos #4: Treintaiocho

Mi celular empezó a vibrar. Peter inmediatamente detuvo su moto, la colocó a un lado, y respondí la llamada con un rezo en mi corazón.

—Tengo las plu…mas —dijo Pepper, su voz alta y temblorosa.

Exhalé con alivio y le di a Peter un “chócame los cinco”, curvando mis dedos con los de él, entrelazando nuestras manos. Teníamos las plumas. Teníamos la daga. El duelo de mañana por la mañana ya no sería necesario.

—Buen trabajo Pepper —dije—. Ya terminas. Necesitamos que entregues las plumas y la daga, y luego puedes olvidarte de esto Peter matará a Maximiliano apenas obtenga la daga. Pero necesitas saber que él también está detrás de las plumas. Las quiere tanto como nosotros. Te está buscando, así que no bajes la guardia. Y no dejes que él obtenga las plumas o la daga.

—Tengo miedo. ¿Cómo sabes que Maxi no me encontrará? ¿Y qué sucede si los arcángeles se dan cuenta que las plumas están faltando? ¿Y si descubren que fui yo?

—Cálmate. Todo estará bien. Vamos a hacer la transferencia en el Parque de Atracciones. Podemos encontrarnos en cuarenta y cinco minutos…

—¡Eso es en casi una hora! ¡No puedo tener las plumas por tanto tiempo! Tengo que deshacerme de ellas. Ese era el trato. Nunca dijiste nada sobre cuidar de ellas. ¿Y qué hay de mí? Maxi está detrás de mí. ¡Si quieres que retenga las plumas, entonces quiero que Peter vaya tras Maxi y se asegure que no es una amenaza para mí!

—Te explicaré esto —dije, impacientemente—, Peter matará a Maximiliano apenas tengamos la daga.

—¡No me irá bien si Maxi me encuentra primero! ¡No te daré la daga hasta tener pruebas que Peter tiene a Maxi!

Aparté el celular para salvar a mis oídos de quedarse sordos. —Está histérico —le dije a Peter, preocupada.

Peter me quitó el celular. —Escucha Pepper. Lleva las plumas y la daga al Parque de Atracciones. Haré que dos ángeles caídos te encuentren ahí, en la entrada. Se asegurarán que llegues seguro a mi antigua casa. Solo no les digas lo que llevas en tus manos. Pon ahí las plumas. Después quédate ahí hasta que nosotros lleguemos.

Se escuchó un sollozo alto.

—No dejarás las plumas sin protección —argumentó Peter—. Vas a sentarte en mi sillón y asegurarte que aún están ahí cuando lleguemos.

Se escuchó más protesta.

—Deja de balbucear. Iré a cazar ahora a Maximiliano, si es lo que quieres, luego irás a sentarte en mi sillón hasta que nos encontremos. Anda al parque y haz exactamente lo que te digo. Una cosa más. Deja de llorar. Estás dejando mal a los arcángeles.

Peter colgó y me entregó el celular. —Cruza los dedos para que esto funcione.

—¿Crees que Pepper se quede con las plumas?

Corrió sus manos por su rostro, y un sonido escapó de su garganta, sonaba como una risa dura, mitad gruñido. —Vamos a tener que separarnos, Ángel. Si cazamos juntos a Maximiliano, corremos el riesgo de dejar las plumas sin supervisión.

—Anda a encontrar a Maximiliano. Yo me encargaré de Pepper y las plumas.

Peter me estudió. —Sé que lo harás, pero aún no me gusta la idea de dejarte sola.

—Estaré bien. Supervisaré las plumas, y llamaré a Lisa. Le diré lo que tengo, y ella me ayudará a ejecutar nuestro plan. Vamos a terminar la guerra y liberar a los Nephils—. Apreté la mano de Peter. —Esto es. Se acerca el fin.

Peter acarició su mentón, bastante infeliz, pensando profundamente. —Para que mi mente esté tranquila, llévate a Benjamín contigo.

Una sonrisa irónica se alzó en mi boca. —¿Confías en Benja?

—Confío en ti —respondió con voz ronca, que me hizo sentir caliente y débil por dentro.
Peter me colocó contra un árbol y me besó, fuerte.

Peter no sonrió. Sus ojos se oscurecieron con algo que no pude nombrar, pero puso un peso en mi estómago. —Vamos a estar juntos hasta el final de esto.

—Si tengo que decir algo al respecto, entonces sí.

—Lo que sea que pase esta noche, te amo.

—No hables así, Peter —susurré—. Me estás asustando. Vamos a estar juntos. Encontrarás a Maximiliano, luego nos encontraremos en tu antigua casa, donde terminaremos esta guerra, juntos.

Me besó de nuevo, delicadamente en cada párpado, luego en cada mejilla, y finalmente, un suave sello en mis labios. —Nunca seré el mismo —dijo con tono grave—. Me has transformado.

Envolví mis brazos alrededor de su cuello y presioné mi cuerpo contra el suyo. Me aferré a él, intentando dejar de lado el escalofrío que sentía en mis huesos.

—Bésame de  una forma que jamás olvidaré. Bésame de una forma que se quede en mí hasta que te vuelva a ver.

Peter me miró con una calidez silenciosa. Mi reflejo se vio en sus ojos, cabello largo y labios rosados. Estaba conectado a él por una fuerza que no podía controlar, una pequeña amenaza que atraía mi alma a la de él. Con la luna en su espalda, sombras pintaban huecos debajo de sus ojos y mejilla, haciéndolo verse más guapo e igualmente diabólico.

Sus manos se colocaron en mi rostro, sosteniéndome. El viento movía mi cabello alrededor de sus muñecas, juntándonos. Sus pulgares se movieron a través de mis mejillas en una caricia lenta e íntima. A pesar del frío, una quemazón se sintió dentro de mí, vulnerable ante su toque. Sus dedos me acariciaron, dejando un dolor caliente y delicioso. Cerré mis ojos. Me alzó como una llama, luz y calor quemando profundamente.

Su pulgar acarició mi labio, un movimiento suave y seductor. Solté un suspiro de placer.

¿Te puedo besar ahora? —preguntó.

No podía hablar. Asentir fue mi forma de replicar.

Su boca, caliente y deseosa, encontró la mía. Todo juego había quedado atrás, y me besó con fuego, uno profundo y posesivo, consumiendo mi cuerpo, mi alma, y dejando atrás toda noción de lo que significaba besar. 


***

¡Últimos capítulos!

2 comentarios:

  1. ¡Hola! ya me leí esta saga y es genial, pero mas genial es siendo laliter jajajaja
    Me anime y estoy haciendo una nueva nove laliter, pasate y mira: proudoflaliter.blogspot.com ☺

    GRACIAS, ♥.
    @proudoflaliter

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