domingo, 21 de septiembre de 2014

Ángeles Caídos #4: Treintainueve

—Gracias por venir —le dije a Benja cuando nos encontramos.

—Puedo hacer que llegues segura al Parque —empezó, yendo de frente al grano—. Las rejas del parque están cerradas así que iremos por los túneles usando los ascensores de carga. Después de eso, tendremos que usar mi mapa. Nunca he ido a la casa antigua de Peter.

Los túneles se referían a las conexiones bajo tierra, laberintos de pasajes que operaban como calles y barrios debajo del Parque. No tenía idea de que ello existía hasta que conocí a Peter. Servían como residencia primaria para ángeles caídos que vivían en la ciudad, y hasta recientemente, Peter había vivido entre ellos.

Benja entró por un acceso en la pista, que daba a la entrada del Parque. La pista se dirigió hacia un almacén. Entramos al almacén a través de una puerta de lado, cruzando un espacio abierto lleno de cajas, y finalmente llegamos a los ascensores. Una vez adentro, Benja ignoró los botones normales que indicaban el número de piso, y presionó un botón amarillo. El ascensor empezó a ir hacia abajo y finalmente se detuvo. Se abrió la puerta de metal, y Benja y yo salimos hacia un muelle de carga. El suelo y las paredes estaban sucias, y la única luz venía de un simple foco colgando como un péndulo.

—¿Por dónde? —pregunté.

Estaba agradecida de tener a Benja como guía, que me llevara a través del ombligo del Parque de Atracciones. Siguió con un paso apresurado, caminando a través de corredores oscuros; utilizamos el mapa como referencia, para poder llegar hasta debajo del Arcángel, la montaña rusa del Parque. Desde ahí, yo tomé las riendas, pasando aleatoriamente a través de los corredores, hasta que finalmente llegamos a lo que reconocí que era la entrada a la antigua vivienda de Peter.

La puerta estaba con pestillo.

—Pepper, soy Lali. Abre—. Esperé unos minutos e intenté de nuevo. —Si no abres porque sientes que hay alguien más, es Benjamín. No va a golpearte. Ahora abre la puerta.

—¿Está solo? —preguntó Benja, silenciosamente.

Asentí. —Debería.

—No siento a nadie —dijo Benja, colocando su oreja contra la puerta.

—Apresúrate Pepper —dije.

Ninguna respuesta.

—Vamos a tener que romper la puerta —le dije a Benja—. A la cuenta de tres. Uno, dos…tres.

Juntos, Benja y yo nos lanzamos contra la puerta.

—De nuevo —gruñí.

Continuamos chocando contra la madera, golpeándola hasta que se abrió. Caminé por el vestíbulo y hacia la sala de estar, buscando a Pepper.

El sillón había sido golpeado varias veces, marcos de fotos que alguna vez cubrieron las paredes, ahora estaban destrozadas en el suelo. La mesa de vidrio de café estaba de lado, rajada. La ropa del clóset de Peter había sido lanzada. No sabía si era evidencia de una lucha reciente o restos de la huida repentina de Peter hace dos semanas, cuando Pepper había contratado gente para que destruyan el lugar.

—¿Puedes llamar a Pepper? —sugirió Benja—. ¿Tienes su número?

Llamé a Pepper como sugirió Benja, pero no contestó. —¿Dónde está él? —demandé enojada. Necesitaba ahora esas plumas. —¿Y qué es ese olor? —pregunté.

Me inserté aún más en la sala de estar. Sin duda, detecté un olor agrio, nauseabundo, en el aire. Algo se estaba quemando. Corrí de habitación a habitación, intentando encontrar las plumas. No estaban aquí. Abrí la puerta del antiguo cuarto de Peter, y este inmediatamente se llenó del olor de algo orgánico quemándose.

Sin detenerme para pensar, corrí hacia la pared más lejana de la habitación, la que se abrió para revelar un pasaje secreto. El momento en que abrí esa puerta, un humo negro entró a la habitación. Tapando mi boca y nariz con el cuello de mi blusa, llamé a Benja: —Voy a entrar.

Él entró a través de la puerta tras de mí, tratando de hacer a un lado el humo con su mano.

Una vez había estado por el pasadizo, cuando momentáneamente Peter había detenido a Hank antes que yo lo matara, e intenté recordar el camino. Cayendo de rodillas para evadir lo peor del humo, gateé rápidamente, tosiendo y jadeando cada vez que olía el aire. Finalmente mis manos encontraron una puerta. Esta se abrió lentamente, enviando una nueva ola de humo hacia el corredor.

La luz de un fuego abrasador destelló a través del humo, llamas alzándose y bailando como un espectáculo exquisito de magia. Un horrible sonido se escuchó en mis orejas mientras las llamas se devoraban todo a su alrededor. Benja se colocó a mi alrededor, tratando de protegerme, forzando su cuerpo delante del mío como un escudo. El calor del fuego quemó nuestros rostros.

Solo me tomó un momento gritar con horror. 

1 comentario:

  1. Cuando subes mas? Porfiii sube cap :)bessitos @zairasantos7

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