domingo, 6 de julio de 2014

Ángeles Caídos #4: Diecisiete

A la mañana siguiente me sentía fatal; no podía creer que había robado el devilcraft de la bolsa de Maxi, aunque por un momento se sintió bien hacer algo “peligroso” o una “travesura”. La botella azul se había quedado en mi mesa de noche, aún con un poco así que me la terminé de un golpe, decidida a no tomar más. Parecía una alcohólica echando la botella vacía al basurero y escondiéndola para que ni mi madre la vea – y pregunte qué diablos es – y para que tamoco lo haga Paula o Peter (al que no quería recordar, luego de haberse ido con Blakely la noche anterior, no tenía noticias de él).

La mañana transcurrió con Paula organizando la fiesta de Halloween y una Cande visitándome y renegando al enterarse que Paula se había mudado a mi casa, literalmente.

—¿Realmente por qué está acá? —demandó Cande, una vez que le conté lo de Paula.

—Es una larga historia. En resumen….no sé qué diablos está haciendo aquí —dije, tratando de evadir la pregunta, pero en verdad estaba siendo un poco honesta. No tenía idea de cuáles eran sus verdaderas intenciones.

—Genial, todo está aclarado ahora.

—Paula está organizando una fiesta de Halloween acá —dije, tratando de distraerla. —Es necesario venir con pareja y con algún disfraz. El tema es parejas famosas de la historia.

—¿Y? —dijo Cande, sin emocionarse todavía.

—Paula le está echando el ojo a Benja.

Cande entrecerró sus ojos.

—Al diablo que lo vaya a hacer.

—Paula ya le pidió para venir juntos, pero él no sonó muy comprometido —ofrecí.

Cande hizo sonar sus nudillos. —Es momento de trabajar con un poco de magia de Cande antes que sea demasiado tarde.

Mi celular vibró con un mensaje de Peter: —Tengo el antídoto, necesitamos encontrarnos.

Estaba bien. La tensión abandonó mis hombros. Discretamente, deslicé mi celular en mi bolsillo y le dije a Cande: —Mi mamá necesita que recoja la ropa de la lavandería y devuelva libros de la biblioteca. Pero puedo ir a tu casa más tarde.

—Y luego podemos planear cómo voy a robarle a Benja a la puta —dijo Cande.

Le di un asentimiento a Cande y fui directo a mi auto.

Estoy saliendo de mi casa en estos momentos —le escribí a Peter. —¿Dónde estás?

Yendo hacia mi nueva casa —respondió.

Ahí te veo.

Conduje hacia su casa, muy ocupada formulando lo que le diría a Peter. Estacioné a unas cuadras de su casa, y entré. Fui la primera en llegar y salí al balcón para reunir mis pensamientos por última vez. El aire estaba frío y con suficiente briza para generar piel de gallina, esperaba que al menos tranquilice mi enojo y la sensación de traición. Apreciaba que Peter siempre pensara en mi sobrevivencia, y estaba enamorada de su preocupación y todo lo que hacía por mí, pero un trato era un trato. Habíamos acordado trabajar en equipo y él había roto mi confianza.

Oí que se abría la puerta del garaje, seguido de ello entró Peter con su moto. Un momento después, apareció en la sala. Mantuvo su distancia, pero sus ojos estaban en mí. Su cabello estaba desordenado por el viento. Estaba usando la misma ropa que el día anterior, y supe que había estado afuera toda la noche.

—¿Una noche ocupada? —pregunté.

—Tenía un montón de cosas en mi mente.

—¿Cómo está Blakely? —pregunté, con suficiente indignación para que Peter sepa que no había perdonado ni olvidado.

—Hizo un juramento para mantener nuestra relación en silencio. —Una pausa. —Y me dio el antídoto.

—Así decía tu mensaje.

Peter suspiró y pasó su mano por su cabello. —¿Así es como va a ser esto? Entiendo que estés enojada, ¿pero no puedes ver las cosas desde mi lado por un minuto? Blakely me dijo que vaya solo y no confiaba en cómo reaccionaría si llegaba contigo. No me opongo a tomar riesgos, pero no me gusta hacerlo cuando las posibilidades están claramente en contra de mí.

—Prometiste que éramos un equipo.

—También juré hacer todo en mi poder para protegerte. Quiero lo mejor para ti. Es tan simple como eso, Ángel.

—No puedes seguir haciéndote cargo y luego aclamar que es por mi seguridad.

—Asegurarme que estás a salvo es más importante para mí que tu buena voluntad. No quiero pelear, pero si me sigues viendo como el chico malo, así será. Mejor que perderte. —Se encogió de hombros.

Jadeé ante su arrogancia, luego entrecerré mis ojos. —¿Realmente te sientes así?

—¿Alguna vez me has conocido por mentiroso, especialmente cuando se trata de mis sentimientos hacia ti?

Agarré de un tirón mi cartera que se encontraba en el sofá. —Olvida esto. Me voy.

—Como quieras. Pero no vas a colocar un pie fuera hasta que hayas tomado el antídoto. —Como si quisiera probar su punto, se inclinó contra la puerta, con los brazos cruzados sobre el pecho.

Mirándolo, dije: —Hasta lo que sabemos, el antídoto puede estar envenenado.

Sacudió su cabeza. —Agus lo analizó. Está limpio.

Rechiné los dientes. Controlar mi temperamento estaba oficialmente difícil ahora. —¿Fuiste con Agustina verdad? Supongo que esto significa que los dos son un equipo ahora —espeté.

—Se mantuvo lo suficientemente lejos del radar de Blakely, pero lo suficientemente cerca para leer piezas de su futuro Nada ahí indicaba que había algo malo con el antídoto. Hizo un trato justo. El antídoto es bueno.

—¿Por qué no intentas ver las cosas desde mi lado? ¡Tengo que lidiar con mi enamorado, aquel que escogió trabajar de cerca con su ex…ella aún está enamorada de ti!

Peter mantuvo su mirada fija en mí. —Y yo estoy enamorado de ti. Incluso cuando eres irracional, celosa y caprichosa. Agus ha tenido más práctica con trucos mentales y con peleas con Nephils. Tarde o temprano vas a tener que empezar a confiar en mí. No tenemos muchos aliados, y necesitamos toda la ayuda que podamos. Mientras Agustina esté contribuyendo, desearé tenerla.

Mis puños estaban cerrados con fuerza, y sentí mis uñas rasgar mi piel. —En otras palabras, no soy lo suficientemente buena para ser tu compañera de equipo. A diferencia de Agustina, ¡no tengo ningún poder especial!

—Eso no es todo. Hemos pasado por esto: si algo le sucediera, no lo consideraría desafortunado. Tú, por otro lado…

—Sí, bueno, tus acciones hablan por sí mismas.

Estaba dolida y enojada y determinada a demostrarle a Peter que me estaba subestimando. Todo esto llevó a mi sorprendente declaración: —Estaré liderando a los Nephils hacia la guerra contra los ángeles caídos. Es la decisión correcta. Más tarde lidiaré con los arcángeles. Puedo vivir con miedo de ellos o puedo superarlo y hacer lo que sé que es mejor para los Nephils. No quiero que otro Nephil jure lealtad jamás. Ya me hice la idea así que no te molestes en hacerme cambiar de pensamiento.

Los ojos de Peter me observaban, pero no dijo nada.

—Me he estado sintiendo así por un tiempo —dije, incómoda con su silencio y ansiosa por probar mi punto de vista. —No voy a permitir que los ángeles caídos sigan maltratando a los Nephils.

—¿Estamos hablando sobre los Ángeles Caídos y Nephils o sobre tú y yo? —preguntó Peter.

—Estoy cansada de jugar a la defensiva. Ayer un grupo de ángeles caídos vino tras de mí. Ellos deben saber que estamos cansados de ser maltratados. ¿Y los arcángeles? No creo que les importe. Si lo hiciesen, ya hubiesen intervenido y puesto fin al devilcraft. Debemos asumir que saben y están viendo otros caminos.

—¿Maxi tiene algo que ver con tu decisión? —preguntó Peter.

Su pregunta me irritó. —Soy la líder del ejército Nephil. Yo tomo las decisiones.

Su respuesta me tomó por sorpresa. —Te quiero a mi lado, Lali. Estar contigo es mi prioridad. He estado en guerra con los Nephils por un largo tiempo. Me ha llenado de aspectos que quisiera borrar. La decepción, los trucos baratos, incluso la fuerza bruta. Hay días en que desearía volver atrás y tomar un camino diferente. No quiero que tengas los mismos remordimientos. Necesito que sepas que eres lo suficientemente fuerte, físicamente hablando, pero también necesito que sepas que estás pensando solo con esto. —Tocó suavemente mi cabeza. Luego acarició mi mejilla, sosteniendo mi rostro en la palma de su mano. —¿Realmente entiendes en lo que te estás metiendo?

Me aparté, pero no lo suficientemente fuerte como quise. —Si dejaras de preocuparte por mí, verías que estoy lista para esto.

Pensé en todo el entrenamiento que había hecho con Maxi. En lo afortunada que él creía que era con los trucos mentales. Peter no tenía ni idea de hasta dónde había llegado. Era más fuerte, más rápida, y más poderosa de lo que jamás pensé. También había pasado por muchas cosas en los últimos meses, así que estaba firmemente en su mundo. Nuestro mundo. Sabía en lo que me estaba metiendo aunque a Peter no le gustara.

—Puede que me hayas detenido de verme con Blakely, pero no puedes detener la guerra que está por venir —apunté. Estábamos al borde de un conflicto de muerte y peligroso. Estaba lista para pelear. Por la libertad de los Nephils. Por mí libertad.

—Una cosa es pensar que estás lista —dijo Peter —. Saltar a la guerra y verla desde cerca es otra cosa. Admiro tu valentía, Ángel, pero estoy siendo honesto cuando digo que pienso que te estás apresurando y no estás pesando bien las consecuencias.

—¿Crees que no lo he pensado profundamente? Soy la que debe liderar el ejército de Hank. He pasado muchas noches sin dormir pensando en esto.

—Liderar el ejército, sí. Pero nadie dijo nada sobre pelear. Puedes completar tu juramento y mantenerte alejada de herir a alguien. Delega las tareas más letales. Para eso está tu ejército. Para estoy yo aquí.

Este argumento estaba comenzando a molestarme. —No puedes protegerme constantemente, Peter. Lo aprecio, pero ahora soy una Nephil. Soy inmortal y necesito menos tu protección. Soy un objetivo de los ángeles caídos, arcángeles y otros Nephils, y no hay nada que puedas hacer. Excepto, aprender a pelear.

Sus ojos estaban claros, pero sentí cierta tristeza bajo su apariencia fría. —Eres una chica fuerte, y eres mía. Pero la fuerza no siempre significa fuerza bruta. No tienes que romper culos para ser una luchadora. La violencia no iguala la fuerza. Lidera tu ejército como ejemplo. Hay una mejor respuesta para todo esto. La guerra no solucionará nada, pero dividirá en dos nuestros mundos, y habrá víctimas, incluidos los humanos. No hay nada heroico sobre esta guerra. Llevará a una destrucción que tú o yo jamás hayamos visto.

Tragué. ¿Por qué Peter siempre hacía esto? Decir cosas que solo complicaban todo. ¿Me estaba diciendo esto porque honestamente lo sentía, o estaba intentando sacarme del campo de batalla? Quería confiar en sus intenciones. La violencia no siempre era el camino. Lo sabía. Pero también veía el punto de Maxi. Tenía que pelear. Si me veían como débil, tendría a un montón tras de mí. Tenía que mostrar que era fuerte y que tomaría represalias. Para el futuro que se venía, la fuerza física importaba más que la fuerza de carácter.

Presioné mis dedos contra mi frente, intentando apartar la preocupación que rondaba por mi cabeza. —No quiero hablar de esto ahora. Solo necesito…un tiempo a solas, ¿de acuerdo? Tuve una mañana dura, y lidiaré con esto cuando me sienta mejor.

Peter no se vio convencido, pero no dijo nada más al respecto.

—Te llamaré más tarde —dije, cansada..

Sacó un frasco con un líquido blanco de su bolsillo y me lo entregó. —El antídoto.

Había estado tan metida en nuestro argumento que me había olvidado de él por completo.

—Logré que Blakely me dijera que el cuchillo que utilizó es el prototipo más poderoso que ha desarrollado. Colocó veinte veces más de devilcraft en tu sistema que la bebida que te dio Maxi. Por eso necesitas el antídoto. Sin él, desarrollarás una adicción a la bebida. En dosis altas, algunos prototipos de devilcraft te romperán por dentro. Hará estragos con tu cerebro como cualquier droga letal.

Las palabras de Peter me atraparon. ¿Me había despertado esta mañana con un apetito insaciable de devilcraft porque Blakely había logrado que esto sea más importante que comer, beber o incluso respirar? Me sentí agradecida con Peter por obtener el antídoto, sentía lástima de mí misma por mi actitud obsesiva hacia la bebida azul.

—¿Algo que deba saber antes de tomar esto? —dije, destapando el frasco y oliéndolo.

—No funcionará si tienes devilcraft introducido en tu sistema en las últimas veinticuatro horas, pero eso no debería de ser un problema. Ya pasó más de un día desde que Blakely te apuñaló —dijo Peter.

Tenía el frasco a centímetros de mis labios cuando me detuve. Justo esta mañana había consumido devilcraft. Si tomaba ahora el antídoto, no funcionaría. Aún seguiría siendo adicta.

—Tapa tu nariz y tómalo. No puede saber tan mal como el devilcraft —dijo Peter.

Quería decirle a Peter que había robado la botella de Maxi. Quería explicarme. Él no me culparía. Esto era culpa de Blakely. Era el devilcraft. Abrí mi boca para confesar todo, pero algo me detuvo. Una oscura y extraña voz plantada en lo profundo murmuró que no quería ser liberada del devilcraft. Aún no. Tenía que mantener los poderes que me daba, cerca, en caso haya guerra. Esto no se trataba de devilcraft sino de protegerme a mí misma.

Los anhelos comenzaron entonces, por mi piel, aguando mi boca, causando que me estremezca con hambre. Aparté los sentimientos a un lado, orgullosa de mí misma cuando lo hice. No me vencería de la forma en que lo había hecho esta mañana. Sólo robaría y tomaría devilcraft cuando lo necesitara. Y mantendría el antídoto siempre conmigo, así podía romper el hábito cuando quisiera. Lo haría bajo mis términos. Tenía una opción en esto. Estaba en control.

Luego hice algo que jamás imaginé hacer. El impulso quemó en mi consciencia, y actué sin pensar. Conecté mis ojos con los de Peter por un breve instante, junté toda mi energía mental, y le hice un truco mental. Le hice creer que había tomado el antídoto.

Lali lo tomó, susurré en su mente, plantando una imagen que soportaba mi mentira. Cada gota. Luego guardé el frasco en mi bolsillo. 

2 comentarios:

  1. Masss quieroo mass porfiii cuando vas a subir mas? @zairasantos7 bessos

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