A la mañana siguiente me sentía fatal; no
podía creer que había robado el devilcraft de la bolsa de Maxi, aunque por un
momento se sintió bien hacer algo “peligroso” o una “travesura”. La botella
azul se había quedado en mi mesa de noche, aún con un poco así que me la
terminé de un golpe, decidida a no tomar más. Parecía una alcohólica echando la
botella vacía al basurero y escondiéndola para que ni mi madre la vea – y
pregunte qué diablos es – y para que tamoco lo haga Paula o Peter (al que no
quería recordar, luego de haberse ido con Blakely la noche anterior, no tenía
noticias de él).
La mañana transcurrió con Paula organizando
la fiesta de Halloween y una Cande visitándome y renegando al enterarse que
Paula se había mudado a mi casa, literalmente.
—¿Realmente por qué está acá? —demandó
Cande, una vez que le conté lo de Paula.
—Es una larga historia. En resumen….no sé
qué diablos está haciendo aquí —dije, tratando de evadir la pregunta, pero en
verdad estaba siendo un poco honesta. No tenía idea de cuáles eran sus
verdaderas intenciones.
—Genial, todo está aclarado ahora.
—Paula está organizando una fiesta de
Halloween acá —dije, tratando de distraerla. —Es necesario venir con pareja y
con algún disfraz. El tema es parejas famosas de la historia.
—¿Y? —dijo Cande, sin emocionarse todavía.
—Paula le está echando el ojo a Benja.
Cande entrecerró sus ojos.
—Al diablo que lo vaya a hacer.
—Paula ya le pidió para venir juntos, pero
él no sonó muy comprometido —ofrecí.
Cande hizo sonar sus nudillos. —Es momento
de trabajar con un poco de magia de Cande antes que sea demasiado tarde.
Mi celular vibró con un mensaje de Peter: —Tengo el antídoto, necesitamos encontrarnos.
Estaba bien. La tensión abandonó mis
hombros. Discretamente, deslicé mi celular en mi bolsillo y le dije a Cande: —Mi
mamá necesita que recoja la ropa de la lavandería y devuelva libros de la biblioteca.
Pero puedo ir a tu casa más tarde.
—Y luego podemos planear cómo voy a robarle
a Benja a la puta —dijo Cande.
Le di un asentimiento a Cande y fui directo
a mi auto.
—Estoy
saliendo de mi casa en estos momentos —le escribí a Peter. —¿Dónde estás?
—Yendo
hacia mi nueva casa —respondió.
—Ahí
te veo.
Conduje hacia su casa, muy ocupada
formulando lo que le diría a Peter. Estacioné a unas cuadras de su casa, y
entré. Fui la primera en llegar y salí al balcón para reunir mis pensamientos
por última vez. El aire estaba frío y con suficiente briza para generar piel de
gallina, esperaba que al menos tranquilice mi enojo y la sensación de traición.
Apreciaba que Peter siempre pensara en mi sobrevivencia, y estaba enamorada de
su preocupación y todo lo que hacía por mí, pero un trato era un trato.
Habíamos acordado trabajar en equipo y él había roto mi confianza.
Oí que se abría la puerta del garaje,
seguido de ello entró Peter con su moto. Un momento después, apareció en la
sala. Mantuvo su distancia, pero sus ojos estaban en mí. Su cabello estaba
desordenado por el viento. Estaba usando la misma ropa que el día anterior, y
supe que había estado afuera toda la noche.
—¿Una noche ocupada? —pregunté.
—Tenía un montón de cosas en mi mente.
—¿Cómo está Blakely? —pregunté, con
suficiente indignación para que Peter sepa que no había perdonado ni olvidado.
—Hizo un juramento para mantener nuestra
relación en silencio. —Una pausa. —Y me dio el antídoto.
—Así decía tu mensaje.
Peter suspiró y pasó su mano por su cabello.
—¿Así es como va a ser esto? Entiendo que estés enojada, ¿pero no puedes ver
las cosas desde mi lado por un minuto? Blakely me dijo que vaya solo y no
confiaba en cómo reaccionaría si llegaba contigo. No me opongo a tomar riesgos,
pero no me gusta hacerlo cuando las posibilidades están claramente en contra de
mí.
—Prometiste que éramos un equipo.
—También juré hacer todo en mi poder para
protegerte. Quiero lo mejor para ti. Es tan simple como eso, Ángel.
—No puedes seguir haciéndote cargo y luego
aclamar que es por mi seguridad.
—Asegurarme que estás a salvo es más
importante para mí que tu buena voluntad. No quiero pelear, pero si me sigues
viendo como el chico malo, así será. Mejor que perderte. —Se encogió de
hombros.
Jadeé ante su arrogancia, luego entrecerré
mis ojos. —¿Realmente te sientes así?
—¿Alguna vez me has conocido por mentiroso, especialmente
cuando se trata de mis sentimientos hacia ti?
Agarré de un tirón mi cartera que se encontraba
en el sofá. —Olvida esto. Me voy.
—Como quieras. Pero no vas a colocar un pie
fuera hasta que hayas tomado el antídoto. —Como si quisiera probar su punto, se
inclinó contra la puerta, con los brazos cruzados sobre el pecho.
Mirándolo, dije: —Hasta lo que sabemos, el antídoto
puede estar envenenado.
Sacudió su cabeza. —Agus lo analizó. Está
limpio.
Rechiné los dientes. Controlar mi
temperamento estaba oficialmente difícil ahora. —¿Fuiste con Agustina verdad?
Supongo que esto significa que los dos son un equipo ahora —espeté.
—Se mantuvo lo suficientemente lejos del
radar de Blakely, pero lo suficientemente cerca para leer piezas de su futuro
Nada ahí indicaba que había algo malo con el antídoto. Hizo un trato justo. El
antídoto es bueno.
—¿Por qué no intentas ver las cosas desde mi
lado? ¡Tengo que lidiar con mi enamorado, aquel que escogió trabajar de cerca
con su ex…ella aún está enamorada de ti!
Peter mantuvo su mirada fija en mí. —Y yo
estoy enamorado de ti. Incluso cuando eres irracional, celosa y caprichosa.
Agus ha tenido más práctica con trucos mentales y con peleas con Nephils. Tarde
o temprano vas a tener que empezar a confiar en mí. No tenemos muchos aliados,
y necesitamos toda la ayuda que podamos. Mientras Agustina esté contribuyendo,
desearé tenerla.
Mis puños estaban cerrados con fuerza, y
sentí mis uñas rasgar mi piel. —En otras palabras, no soy lo suficientemente
buena para ser tu compañera de equipo. A diferencia de Agustina, ¡no tengo
ningún poder especial!
—Eso no es todo. Hemos pasado por esto: si
algo le sucediera, no lo consideraría desafortunado. Tú, por otro lado…
—Sí, bueno, tus acciones hablan por sí
mismas.
Estaba dolida y enojada y determinada a
demostrarle a Peter que me estaba subestimando. Todo esto llevó a mi
sorprendente declaración: —Estaré liderando a los Nephils hacia la guerra
contra los ángeles caídos. Es la decisión correcta. Más tarde lidiaré con los
arcángeles. Puedo vivir con miedo de ellos o puedo superarlo y hacer lo que sé
que es mejor para los Nephils. No quiero que otro Nephil jure lealtad jamás. Ya
me hice la idea así que no te molestes en hacerme cambiar de pensamiento.
Los ojos de Peter me observaban, pero no
dijo nada.
—Me he estado sintiendo así por un tiempo —dije,
incómoda con su silencio y ansiosa por probar mi punto de vista. —No voy a
permitir que los ángeles caídos sigan maltratando a los Nephils.
—¿Estamos hablando sobre los Ángeles Caídos
y Nephils o sobre tú y yo? —preguntó Peter.
—Estoy cansada de jugar a la defensiva. Ayer
un grupo de ángeles caídos vino tras de mí. Ellos deben saber que estamos
cansados de ser maltratados. ¿Y los arcángeles? No creo que les importe. Si lo
hiciesen, ya hubiesen intervenido y puesto fin al devilcraft. Debemos asumir
que saben y están viendo otros caminos.
—¿Maxi tiene algo que ver con tu decisión? —preguntó
Peter.
Su pregunta me irritó. —Soy la líder del
ejército Nephil. Yo tomo las decisiones.
Su respuesta me tomó por sorpresa. —Te
quiero a mi lado, Lali. Estar contigo es mi prioridad. He estado en guerra con
los Nephils por un largo tiempo. Me ha llenado de aspectos que quisiera borrar.
La decepción, los trucos baratos, incluso la fuerza bruta. Hay días en que
desearía volver atrás y tomar un camino diferente. No quiero que tengas los mismos
remordimientos. Necesito que sepas que eres lo suficientemente fuerte,
físicamente hablando, pero también necesito que sepas que estás pensando solo
con esto. —Tocó suavemente mi cabeza. Luego acarició mi mejilla, sosteniendo mi
rostro en la palma de su mano. —¿Realmente entiendes en lo que te estás
metiendo?
Me aparté, pero no lo suficientemente fuerte
como quise. —Si dejaras de preocuparte por mí, verías que estoy lista para
esto.
Pensé en todo el entrenamiento que había hecho
con Maxi. En lo afortunada que él creía que era con los trucos mentales. Peter
no tenía ni idea de hasta dónde había llegado. Era más fuerte, más rápida, y
más poderosa de lo que jamás pensé. También había pasado por muchas cosas en
los últimos meses, así que estaba firmemente en su mundo. Nuestro mundo. Sabía
en lo que me estaba metiendo aunque a Peter no le gustara.
—Puede que me hayas detenido de verme con
Blakely, pero no puedes detener la guerra que está por venir —apunté. Estábamos
al borde de un conflicto de muerte y peligroso. Estaba lista para pelear. Por
la libertad de los Nephils. Por mí libertad.
—Una cosa es pensar que estás lista —dijo
Peter —. Saltar a la guerra y verla desde cerca es otra cosa. Admiro tu
valentía, Ángel, pero estoy siendo honesto cuando digo que pienso que te estás
apresurando y no estás pesando bien las consecuencias.
—¿Crees que no lo he pensado profundamente?
Soy la que debe liderar el ejército de Hank. He pasado muchas noches sin dormir
pensando en esto.
—Liderar el ejército, sí. Pero nadie dijo
nada sobre pelear. Puedes completar tu juramento y mantenerte alejada de herir
a alguien. Delega las tareas más letales. Para eso está tu ejército. Para estoy
yo aquí.
Este argumento estaba comenzando a
molestarme. —No puedes protegerme constantemente, Peter. Lo aprecio, pero ahora
soy una Nephil. Soy inmortal y necesito menos tu protección. Soy un objetivo de
los ángeles caídos, arcángeles y otros Nephils, y no hay nada que puedas hacer.
Excepto, aprender a pelear.
Sus ojos estaban claros, pero sentí cierta
tristeza bajo su apariencia fría. —Eres una chica fuerte, y eres mía. Pero la
fuerza no siempre significa fuerza bruta. No tienes que romper culos para ser
una luchadora. La violencia no iguala la fuerza. Lidera tu ejército como
ejemplo. Hay una mejor respuesta para todo esto. La guerra no solucionará nada,
pero dividirá en dos nuestros mundos, y habrá víctimas, incluidos los humanos.
No hay nada heroico sobre esta guerra. Llevará a una destrucción que tú o yo
jamás hayamos visto.
Tragué. ¿Por qué Peter siempre hacía esto?
Decir cosas que solo complicaban todo. ¿Me estaba diciendo esto porque
honestamente lo sentía, o estaba intentando sacarme del campo de batalla?
Quería confiar en sus intenciones. La violencia no siempre era el camino. Lo sabía.
Pero también veía el punto de Maxi. Tenía que pelear. Si me veían como débil,
tendría a un montón tras de mí. Tenía que mostrar que era fuerte y que tomaría
represalias. Para el futuro que se venía, la fuerza física importaba más que la
fuerza de carácter.
Presioné mis dedos contra mi frente,
intentando apartar la preocupación que rondaba por mi cabeza. —No quiero hablar
de esto ahora. Solo necesito…un tiempo a solas, ¿de acuerdo? Tuve una mañana
dura, y lidiaré con esto cuando me sienta mejor.
Peter no se vio convencido, pero no dijo
nada más al respecto.
—Te llamaré más tarde —dije, cansada..
Sacó un frasco con un líquido blanco de su
bolsillo y me lo entregó. —El antídoto.
Había estado tan metida en nuestro argumento
que me había olvidado de él por completo.
—Logré que Blakely me dijera que el cuchillo
que utilizó es el prototipo más poderoso que ha desarrollado. Colocó veinte
veces más de devilcraft en tu sistema que la bebida que te dio Maxi. Por eso
necesitas el antídoto. Sin él, desarrollarás una adicción a la bebida. En dosis
altas, algunos prototipos de devilcraft te romperán por dentro. Hará estragos
con tu cerebro como cualquier droga letal.
Las palabras de Peter me atraparon. ¿Me
había despertado esta mañana con un apetito insaciable de devilcraft porque
Blakely había logrado que esto sea más importante que comer, beber o incluso
respirar? Me sentí agradecida con Peter por obtener el antídoto, sentía lástima
de mí misma por mi actitud obsesiva hacia la bebida azul.
—¿Algo que deba saber antes de tomar esto? —dije,
destapando el frasco y oliéndolo.
—No funcionará si tienes devilcraft
introducido en tu sistema en las últimas veinticuatro horas, pero eso no
debería de ser un problema. Ya pasó más de un día desde que Blakely te apuñaló —dijo
Peter.
Tenía el frasco a centímetros de mis labios
cuando me detuve. Justo esta mañana había consumido devilcraft. Si tomaba ahora
el antídoto, no funcionaría. Aún seguiría siendo adicta.
—Tapa tu nariz y tómalo. No puede saber tan
mal como el devilcraft —dijo Peter.
Quería decirle a Peter que había robado la
botella de Maxi. Quería explicarme. Él no me culparía. Esto era culpa de
Blakely. Era el devilcraft. Abrí mi boca para confesar todo, pero algo me
detuvo. Una oscura y extraña voz plantada en lo profundo murmuró que no quería
ser liberada del devilcraft. Aún no. Tenía que mantener los poderes que me
daba, cerca, en caso haya guerra. Esto no se trataba de devilcraft sino de
protegerme a mí misma.
Los anhelos comenzaron entonces, por mi
piel, aguando mi boca, causando que me estremezca con hambre. Aparté los
sentimientos a un lado, orgullosa de mí misma cuando lo hice. No me vencería de
la forma en que lo había hecho esta mañana. Sólo robaría y tomaría devilcraft
cuando lo necesitara. Y mantendría el antídoto siempre conmigo, así podía
romper el hábito cuando quisiera. Lo haría bajo mis términos. Tenía una opción
en esto. Estaba en control.
Luego hice algo que jamás imaginé hacer. El
impulso quemó en mi consciencia, y actué sin pensar. Conecté mis ojos con los
de Peter por un breve instante, junté toda mi energía mental, y le hice un
truco mental. Le hice creer que había tomado el antídoto.
Lali lo tomó, susurré en su mente, plantando una imagen
que soportaba mi mentira. Cada gota. Luego
guardé el frasco en mi bolsillo.
Masss quieroo mass porfiii cuando vas a subir mas? @zairasantos7 bessos
ResponderEliminarGracias por comentar! Ahora subo más :)
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