sábado, 5 de julio de 2014

Ángeles Caídos #4: Dieciséis

—Está mintiendo, es una trampa. Está intentando que entremos en pánico así estaremos muy ocupados en esta enfermedad de mentira.

Salté fuera de la cama y caminé de un lado a otro en mi habitación.

—Realmente es bueno. Muy bueno. Digo que lo volvamos a llamar y le digamos que obtendrá el cuchillo si hace un juramento para dejar de usar el devilcraft. Ese es un trato que estaré de acuerdo en hacer.

—¿Y si no está mintiendo? —preguntó Peter, silenciosamente.

No quería pensar en ello. Si lo hacía, estaría entrando en el juego de Blakely.

—Está mintiendo —dije, con más convicción. —Fue el aprendiz de Hank, y él era muy bueno mintiendo. Llámalo de nuevo. Dile que no hay trato. Dile que mi herida ha sido sanada, y si hay algo mal conmigo, ya lo sabríamos para este entonces.

—Estamos hablando de devilcraft. No juega bajo las reglas. —Había preocupación y frustración detrás de las palabras de Peter. —No creo que podamos asumir nada, y no creo que podamos arriesgarnos a subestimarlo. Si te hizo algo para hacerte daño Ángel…. —Un músculo en el mentón de Peter se contrajo con emoción, y temí que estuviera haciendo exactamente lo que Blakely quería. Pensar con su enojo y no con su cabeza.

—Esperemos. Si estamos equivocados, y no creo que lo estemos, pero si fuera el caso, Blakely aún querrá de vuelta el cuchillo. Tenemos en tema a nuestro favor, si empezamos a sospechar que realmente me infectó con algo, lo llamamos. Él aún se reunirá con nosotros, porque necesita el cuchillo. No tenemos nada que perder.

Peter no se veía convencido. —Dijo que pronto necesitarías el antídoto.

—Nota lo vago que “pronto” suena. Si estuviera diciendo la verdad, diría un tiempo más específico. ¿Mencionó algún lugar de encuentro? ¿Dónde quiere hacer el intercambio?

—No voy a decírtelo —respondió Peter, con calma.

—Lo siento —dije, confundida—¿qué acabas de decir?

Peter caminó hacia mí y colocó sus manos alrededor de la parte trasera de mi cuello. Su expresión fue inamovible. Estaba serio, si pudiera me lanzaría un golpe. No podía creer que estuviera en contra de mí en esto. Empecé a voltearme, muy enojada como para responder, pero me cogió de la muñeca.

—Respeto tu opinión, pero he estado haciendo este trabajo por más tiempo —dijo, su voz baja y seria.

—No me trates como una niña.

—Blakely no es un buen chico.

—Gracias por el consejo —dije, mordazmente.

—No creo que sea mentira lo de infectarte. Ha estado jugando con el devilcraft por mucho tiempo, así que no tiene nada de decencia o de humanidad. Ha endurecido su cuerpo y ha puesto ideas en su mente, maliciosas, deshonorables. No creo que esté haciendo amenazas ciegas. Sonaba sincero. Sonaba a que mataría con tal de cumplir con su objetivo. Si no lo veo esta noche, eliminará el antídoto. No tiene miedo de demostrarnos qué clase de hombre es.

—Entonces demostrémosle quienes somos. Dime dónde quiere que nos encontremos. Lo atrapamos y lo traemos para cuestionarlo —reté.

Miré el reloj, cinco minutos habían pasado desde que Peter había cortado la llamada. Blakely no esperaría toda la noche. Teníamos que ir yendo, estábamos perdiendo tiempo.

—No vas a encontrarte con Blakely esta noche, fin de la historia —dijo Peter.

Odiaba lo macho que se estaba poniendo con todo esto. Merecía que me trate por igual, y me estaba apartando. No le importaba mi opinión.

—¡Vamos a perder nuestra oportunidad de atraparlo! —argumenté.

—Voy a hacer el trato y tú te quedarás aquí.

—¿Cómo puedes decir eso? ¡Lo estás dejando manejar todo! ¿Qué te ha pasado?

Sus ojos se encontraron con los míos. —Pensé que era algo obvio, Ángel. Tu salud es más importante que obtener respuestas. Ya habrá otro momento para capturar a Blakely.

Mi boca se quedó abierta, y sacudí mi cabeza de lado a lado.

—Si sales de aquí sin mí, nunca te perdonaré. —Una gran amenaza, pero lo decía en serio.

Peter me había prometido que seríamos un equipo de ahora en adelante. Si me cortaba ahora, lo vería como una traición.

—Blakely ya está al borde. Si algo sale mal, él se escapará, y con él, el antídoto. Me dijo que quería encontrarse conmigo a solas, y voy a cumplir con ello.

Sacudí mi cabeza con fuerza. —No lleves todo esto hacia Blakely. Esto se trata de ti y de mí. Dijiste que seríamos un equipo de ahora en adelante. Esto se trata de lo queremos, no de lo que él quiere.

Hubo un golpe en la puerta de la habitación.

—¿Qué? —espeté.

Paula abrió la puerta con un empujón, con sus brazos cruzados sobre su pecho. Estaba usando una camiseta y pantalones cortos de bóxer. No era lo que esperaba que usara Paula para ir a dormir. Esperaba más rosado, más coqueto, más piel desnuda.

—¿A quién le estás hablando? —quiso saber, limpiándose los ojos. —Se escucha por toda la casa.

Regresé mi atención hacia Peter, pero solo estábamos Paula y yo en la habitación. Peter se había desvanecido.

Agarré mi almohada y la lancé contra la pared.

***

Al día siguiente, las cosas no fueron mejor. Me desperté con un hambre voraz, como si no hubiese comido en días. Y, luego de ingerir cantidades incontables de alimento, me empecé a sentir mal, náuseas constantes, pero aún tenía hambre. Lo peor de todo fue que Maxi llegó al alba para sacarme a hacer ejercicio en plena madrugada, por más que le rogué que me sentía mal, él insistió y tuve que ponerme en marcha.

Luego de toda una mañana llena de ejercicio, Maxi decidió dejarme en medio del bosque para que regrese sola a casa; usualmente lo hace. Pero lo que no esperaba era encontrar su maletín, aquel que siempre llevaba a los entrenamientos pero que nunca abría, al menos no en frente de mí. Aprovechando que no estaba, empecé a rebuscar, ganándome la curiosidad. Apenas vi las botellas llenas de líquido azul, mi estómago empezó a retorcerse con hambre. Algo empezó a rugir en mis oídos, algo empezó a explotar dentro de mí. Como una ola, recordé el sabor potente del devilcraft. Horrible pero que valía la pena. Recordé el surgimiento de poder que me había dado. Apenas pude mantener mi equilibrio. Estaba tan consumida por la necesidad de sentir todo lo que me había producido. Mi visión se puso borrosa y mis rodillas se debilitaron, casi podía sentir el alivio y la sensación de llenura que vendría con un pequeño sorbo.

Rápidamente conté las botellas. Quince. No había manera que Maxi se de cuenta que faltaba una. Sabía que estaba mal robar, así como sabía que el devilcraft no era bueno para mí. Pero esos pensamientos se convirtieron en ideas tontas que se quedaron en la parte trasera de mi cabeza. Apenas podía pensar, estaba tan necesitada de poder que tenía que tomar la bebida azul. Haría cualquier cosa por ella. Tenía que sentirme poderosa de nuevo. Indestructible. Intocable.

Antes de saber lo que estaba haciendo, tomé una botella. Se sintió frío. Ni siquiera había tomado un sobro y mi cabeza ya se estaba aclarando. No más mareos, y pronto, no más ansias.

La botella se sintió perfecta en mi mano, como si estuviera destinada a estar ahí. Maxi quería que yo obtenga esta botella. Después de todo, ¿cuántas veces había intentado que yo la tome?

Había tomado una botella y sería suficiente. Había sentido el frío de poder una vez más y había estado satisfecha.

Una vez más. 


***

Nuevo post

No hay comentarios:

Publicar un comentario