domingo, 20 de julio de 2014

Ángeles Caídos #4; Veinte

—No creo que sea la mejor persona para esto —grité, por encima de la música—. ¿Puedo pasar?

—No. —Paula me dio una mirada llena de fuerza, lo suficiente para mandarme de rodillas en frente de la vasija con manzanas.

Le lancé una mirada llena de pura indignación. Te haré pagar por esto.

—Ponte el pelo hacia atrás. Nadie quiere que tu asqueroso pelo flote.

—Buuuh —empezó a gritar la multitud.

—Las manzanas rojas están alineadas a nombres de chicos —agregó Paula—. Y las verdes, a las chicas.

¡Bien! ¡Como sea! Sólo supera esto, me dije a mí misma. No tenía nada que perder: a partir de mañana, estaría castigada. Hundí mi rostro en el agua helada. Mi nariz golpeaba contra una manzana y la otra, pero no podía enterrar mis dientes en ninguna de éstas. Salí en busca de aire, y mis oídos sonaban con silbidos y burlas.

—¡Dame un respiro! —dije—. No he hecho esto desde que tenía cinco. ¡Eso debería decir bastante sobre este juego! —agregué.

—Lali no ha tenido una cita a ciegas desde que tiene cinco —dijo Paula, malinterpretando lo que dije y agregando su propio comentario.

—Sin duda tú vienes después —le dije a Paula, mirándola.

—Si hay un siguiente después de ti. Me parece que vas a hundir tu rostro en manzanas toda la noche —respondió “dulcemente” y la multitud aulló con diversión.

Hundí mi cabeza en la vasija, tratando de morder manzanas. El agua salpicaba, mojando mi vestido rojo de diabla. Estuve bastante cerca de coger una manzana con mi mano y presionarla contra mi boca, pero me di cuenta que Paula descalificaría mi jugada. Justo cuando estaba por salir a respirar, mis dientes atraparon una manzana roja.

Salí a la superficie, sacudiendo agua de mi cabello ante los sonidos de felicitación y aplausos. Le lancé la manzana a Paula y cogí una toalla, secando mi rostro.

—Y el chico suertudo que obtiene una cita a ciegas con nuestra rata ahogada es…. —Paula retiró un tubo sellado del centro de la manzana. Abrió el papel que se encontraba dentro. —¿Baruch? ¿Solo Baruch? ¿Lo estoy diciendo bien? —preguntó a la audiencia.

Ninguna respuesta. Todas las personas ya se estaban yendo a otro lado y la diversión inmediata había terminado. Estaba agradecida con Baruch, quien sea que fuera, parecía ser un nombre falso. O era eso, o estaba muy mortificado de tener una cita conmigo.

Paula me miró, como esperando que yo admitiera que conocía al chico.

—¿No es ninguno de tus amigos? —le pregunté, mientras secaba las puntas de mi cabello.

—No. Pensé que era uno de los tuyos.

Estaba al borde de preguntarme si este era otro de sus juegos bizarros, cuando las luces en la casa parpadearon. Una vez, dos, hasta que se apagaron por completo. La música se apagó. Hubo un momento de confusión, y luego empezaron los gritos. Habían cuerpos siendo lanzados contra las paredes de la sala de estar.

—¡Lali! —chilló Paula—. ¿Qué está pasando?

No tuve oportunidad de responderle porque una fuerza invisible pareció empujarme hacia atrás, paralizándome. Una energía fría pareció llenar mi cuerpo. El aire empezó a romperse con el poder de múltiples ángeles caídos. Su aparición repentina en la casa era tan tangible como un viento del ártico. No sabía cuántos habían, o lo que querían, pero podía sentirlos moverse en lo más profundo de la casa, esparciéndose para llenar cada habitación.

—Lali, Lali. Sal y ven a jugar —una voz de hombre empezó a cantar. Bastante desconocida y falsa.

Tragué con fuerza. Al menos sabía lo que ellos querían.

—Te encontraré mi dulzura, mi mascota —continuó.

Estaba cerca, tan cerca. Me arrastré detrás del sillón familiar, pero alguien había encontrado mi escondite.

—¿Lali? ¿Eres tú? ¿Qué sucede? —me preguntó un amigo que se sentaba detrás de mí en matemática.

—Silencio —le dije suavemente.

—Si no vienes a mí, yo iré tras de ti —cantó el ángel caído.

Su poder mental se deslizó en mí como un cuchillo caliente. Jadeé mientras él sentía todo dentro de mi mente, analizando mis pensamientos y determinando dónde me estaba escondiendo. Yo lancé una pared tras otra para detenerlo, pero él lograba pasar, como si éstas fueran construidas de polvo. Intenté recordar cada mecanismo de defensa que Maxi me había enseñado, acerca de la invasión mental, pero el ángel caído se movía muy rápido. Siempre era demasiado peligroso y se encontraba mucho más en ventaja.

Sin advertencia, un destello naranja se encendió en mi mente. Una gran fuente de energía explotó a través de mi piel. Sentí el calor de éste derretir mi ropa. Las llamas empezaron a comerse la tela, rastillando mi piel con un tormento caliente. Con toda la agonía, me hice una bola. Enterré mi cabeza entre mis rodillas, apretando mis dientes para evitar gritar. El fuego no era real. Tenía que estar haciendo un truco mental. Pero realmente no lo creía. El calor era tan abrasador que estaba segura que me había prendido en fuego.

—¡Detente! —finalmente chillé, lanzándome afuera y retorciéndome en el suelo.

En ese instante, el calor insoportable se desvaneció, aunque no había sentido el agua que sin duda lo había extinguido. Me recosté en mi espalda, mi rostro bañado en sudor. Dolía respirar.

—Todos afuera —ordenó el ángel caído.

Casi me había olvidado que había otros en la habitación. Nunca olvidarían esto. ¿Cómo podrían hacerlo? ¿Entendían lo que estaba sucediendo? ¿Sabrían que esto no había sido parte de la fiesta? Rezaba para que alguien fuera por ayuda. Pero mi casa estaba tan lejos, tomaría tiempo traer ayuda.

Y la única persona que podía ayudar era Peter, y no tenía manera de alcanzarlo.

Piernas y pies se veía que caminaban hacia la salida. El chico de mi clase salió desde el escondite y siguió a la multitud. Yo alcé lo suficiente mi cabeza para ver al ángel caído. Estaba oscuro, pero vi una figura imponente, esquelética y semi-desnuda. Y dos ojos brillantes y salvajes. Era el mismo que había visto en el Bar y en el bosque.

—Soy Baruch —pronunció.

Me corrí hacia la esquina de la habitación, haciendo una mueca por el dolor.

—Ha empezado el Cheshvan, y no tengo un vasallo Nephil —dijo.

No tenía muchas opciones. No era lo suficientemente fuerte para derribarlo. No podía pelear con él, si lo intentaba, una llamada a sus amigos me dejaría fuera de combate en segundos. Maldije a mi mamá por botar a Peter. Lo necesitaba. No podía hacer esto por mí misma. Si Peter estuviera aquí, él sabría qué hacer.

Baruch trazó su lengua a lo largo de su labio interior. —La líder del ejército de la Mano Negra, ¿y qué haré con ella?

Se sumió en mi mente. Lo sentí hacerlo, pero estaba muy cansada como para pelear o prevenirlo. Lo siguiente que supe es que me había arrastrado obedientemente y me había recostado a sus pies como un perro. Me golpeó en la espalda, mirándome. Quería negociar con él, pero mis dientes estaban apretados con tanta fuerza que pareciera como si mi mandíbula hubiese sido cocida.

No puedes discutir conmigo —susurró hipnóticamente en mi mente—. No puedes rehusarme. Lo que sea que te ordene, debes hacerlo.

Intenté sin éxito, callar su voz. Si rompía su control, podía pelear. Era mi única oportunidad.

—¿Cómo se siente ser una nueva Nephil? —murmuró con voz fría, de desprecio—. El mundo no está hecho para ningún Nephil sin su maestro. De protegeré de otros ángeles caídos, Lali. Desde ahora, me perteneces.

—Yo no le pertenezco a nadie —espeté, las palabras saliendo de mí con gran esfuerzo.

Él exhaló, lento y deliberadamente. Salió como un susurro entre sus dientes. —Te romperé, mi mascota.

—Cometiste un gran error al venir esta noche, Baruch. Cometiste un gran error al venir tras de mí.

Sonrió, un destello de dientes blancos y afilados. —Voy a disfrutar esto.

Tomó un paso hacia adelante, el poder emanando de él. Era casi tan fuerte como Peter, pero había algo en su poder que nunca había sentido con Peter. No sabía hace cuánto tiempo que Baruch había caído del cielo, pero sabía, sin duda, que él se había ofrecido a la maldad, totalmente.

—Haz tu juramento de fidelidad, Lali Esposito —ordenó.

6 comentarios:

  1. guau! de un momento entro y puf dos capitulos! bien!.. ojala que peter este cerca o maxi o quien sea q ayude a lali!.. sube un tercero plis!!
    lolaz

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  2. Porfiiii sube mas me encantaaaa no me puedo esperar hasta el domingo de las ganas que tengo porfiiii sube mas caps :)
    @zairasantos7 bessos

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  3. Porfiii sube mas me encantaaa quierooo mass no puedo esperar hasta el domingo de las ganas que tengo sube mas caps porfiii
    @zairasantos7 bessos

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  4. ay ojala pitt presiente y vala en su ayuda y le rescate a tiempo dale subi mas porfa quiero saber si alguien o pitt llega en su rescate

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  5. ojala y paula haga algo ya que ella fue la que planeo la fiesta y mas que todo el juego que le hizo obligar jugar si en verdad quiere seguir quedandose con lali y su madre sera mejor que arregle lo que inicio antes que lali no resista y se sienta obligada hacer el juramento solo espero que no le haga ay ojala y le llegue la ayuda pronto y mientras llega que queme tiempo que le haga creer que no puede hacer ese juramento puesto que ya lo hizo que se lo hizo a peter lanzani y si no le cree entonces que haga que le bisque o haga venir para que compruebe que dice la verdada

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