martes, 31 de julio de 2012

Santificado: Diecisiete

Salida (parte tres)

El profesor de historia.

- Buenas Noches – dice mi profesor - ¿cómo está todo el mundo?
- Está herida – apunto hacia Cande – los paramédicos están en camino
- ¿Cuál es el problema aquí? – pregunta, dirigiéndose hacia Sam
- ¿Quién es usted? – pregunta Sam
- Soy un profesor. Ellos son mis estudiantes
- Tengo asuntos con la chica
- Me temo que no puedo permitir que le hagas nada – dice mi profesor – seguramente puedes aplastarme como un bicho, si me atrapas. Pero he venido en nombre del Señor para regresarte de donde viniste

Sam no se mueve.

- ¿Tienes problemas al escucharme? – Continúa mi profesor – veo que tienes una herida en tu oreja. ¿Eso se lo hiciste tú, Mar?
- Eh, sí
- Bueno, bien por ti – me dice, mirándome, antes de voltearse y fijarse en Sam – ten cuidado

Sam empieza a alzar su mano, ocasionando un pequeño viento pero mi profesor es más rápido y alza su mano también, pero emitiendo una luz. A través de ella, aparece un arco con una flecha, completamente llena de luz, aquella que es lanzada hacia Sam. La flecha cae en su hombro y eso hace que Sam gruña con todas sus fuerzas. Antes de desaparecer y convertirse en un fantasma, me mira fijamente a los ojos. Estos me dicen que está triste. Cuando mi profesor suelta un suspiro de alivio, suelto la gloria y esta se desvanece.

- Bueno, ahora sabemos que está enojado conmigo, ¿verdad? – bromea
- ¿Cómo hiciste eso? – chillo – fue increíble
- David y Goliath, mi amor, los mejores profesores. Aunque la verdad, le estaba apuntando a su corazón, pero fallé

De pronto Peter empieza a vomitar, completamente exhausto por la situación.

- Por lo visto los humanos y la gloria no se llevan bien – bromea mi profesor
- ¿Estás bien? – le pregunto a Peter
- ¿Estará de regreso? – pregunta mi novio
- Asumo que sí – dice mi profesor
- Pero lo heriste – digo - ¿no les toma tiempo recuperarse?
- Debí darle en el corazón – responde
- ¿Eso lo hubiese matado?
- No. No puedes matar a un ángel – dice
- Mira – Peter apunta hacia la distancia donde aparecen carros policías y la ambulancia
- Les tomó mucho tiempo – digo
- ¿Estará bien? – pregunta Peter cuando mi profesor se acerca a Cande
- Sí, eso creo

Luego, todos los callamos mientras las sirenas se acercan, hasta que estamos rodeados de luces rojas y azules con gente que no conocemos, gente que viene a ayudarnos. 

2 comentarios: