sábado, 7 de julio de 2012

Santificado: Trece

La ausencia de certeza (parte dos)

- ¿Hay algo que quieras preguntarme? No puedo prometerte que te voy a dar una buena respuesta, pero lo intentaré
- ¿Tú…amabas a Luna? – pregunto lo primero que se me viene a la mente
- Sí – suspira – la amaba
- ¿Entonces, por qué terminaste con ella?
- Porque iba a descubrir la verdad sobre mí
- ¿No le contaste?
- Tengo la idea desde siempre de que no debemos contarle a los humanos. Es imposible tener una relación con un humano, una verdadera relación…cuando notan que hay algo raro en ti…se complica. Supongo que podríamos escoger personas realmente tontas para formar una relación – sonríe
- Luna no es tonta – digo
- No, Luna no es tonta – acuerda – y eventualmente hubiese sido imposible no decirle la verdad. Pero, ella iba a salir lastimada

Pienso en la noche en que Peter se enteró, sus preguntas, sus suposiciones. Él no me creyó hasta que me mostré.

- Lo entiendo – digo, suavemente, mirando mis guantes
- ¿Cuánto sabe Peter? – pregunta – porque él no es ningún tonto - ¿mucho? – vuelve a preguntar al ver mi expresión
- Le he contado…bastante
- ¿Sobre mí?
- Sí

Sus ojos son más fríos cuando me mira.

- Te dije, no soy buena con los secretos
- Bueno, sí le escondiste algo. ¿no estás feliz de haberlo hecho? – está hablando de mi visión, por supuesto
- Sí – admito – aunque no sé si feliz es la palabra adecuada
- Lo sé

Junta sus manos en un aplauso. La silla está aproximándose a la cima de la montaña.

- Bueno, la charla seria ha terminado. Te traje aquí para divertirnos

Nos ajustamos los ski´s y nos lanzamos a la nieve, saliendo de la silla.

- Hagámoslo – dice, sonriendo

Casi ni pienso en mi madre durante toda la mañana. Thiago y yo formamos figuras mientras bajamos la colina. Jugamos como niños, chocándonos y haciendo carreras. Incluso subimos hasta la colina que él suele esquiar, la que es para profesionales. Me reta a esquiarla y lo hago bien durante un instante, pero cuando cojo demasiada velocidad, termino golpeándome.

- Para que sepas, es la última vez que confío en ti y en mis habilidades – digo
- Pero te ves tan linda llena de nieve
- Cállate y ayúdame a encontrar mi ski

Buscamos mis cosas por un momento, pero no hay rastro. Después de diez minutos, me convenzo a mí misma que la montaña se lo ha comido.

- Muchas gracias, Thiago
- No te preocupes, puede que la encuentren en el verano – bromea

No espera la bola de nieve que le lanzo a continuación. Explota en su pecho.

- ¡Ey! – protesta

Le lanzo otra, esta vez cae en su cabeza.

- Lo siento. No estaba apuntándote…

De pronto, empieza a quitarse los ski´s y sus elementos.

- ¿Qué estás haciendo? - pregunto
- Preparándome
- ¿Para qué?
- Para esto – dice antes de gritar y correr hacia mí

Empiezo a gritar cuando me coge y me lanza en la nieve.

- ¡No en mi abrigo! – chillo mientras inserta nieve dentro de mí

La nieve empieza a derretirse por mi cuello. Cojo un puñado de nieve y la lanzo contra su rostro. Luego, utilizo parte de mi fuerza de ángel para apartarlo de mí y terminar encima de él. Logro meter un poco de nieve dentro de su traje.

- Tiempo de rendirte – río
- Está bien – dice, sonriendo

Me detengo. Ambos estamos respirando fuerte, con nieve entre nuestros cabellos, mojando nuestras ropas. Lo miro. Hay nieve alrededor. Sus ojos brillan. Él ya no está intentando apartarse o pelearme. Se muerde el labio inferior por un segundo. Todo lo que tengo que hacer es cerrar los ojos y dejarme llevar.

- Inténtalo – dice en mi mente – descubramos que pasa después

Pero él también está dudando, lo siento. Me aparto, incómoda y hago lo mejor para pretender que lo que estuvo a punto de suceder casi no pasa. Él se sienta, quitando la nieve de sus hombros. Luego, alguien nos llama desde arriba; una persona de seguridad.

- ¿Todo bien ahí abajo?
- Sí – Thiago grita de vuelta – estamos bien – me mira, cambiando su expresión – lo encontré – dice – siempre estuvo aquí
- ¿Qué?
- Tu ski

Eso y algo más.

- Parece que te estás divirtiendo – es Peter, que me ha encontrado en el restaurante en el almuerzo

Mis mejillas se tornan rosadas y por suerte, Thiago está comprando la comida.

- Sí, diversión, diversión, diversión – respondo – creo que sé lo que estoy haciendo ahora. En la colina
- Me alegra que finalmente hayas decidido venir – sonríe
- Sí, bueno, he estado preocupada últimamente
- ¿Todo bien? – pregunta - ¿cómo está tu mamá?
- Está bien. Supongo que teniendo un tiempo difícil
- Cualquier cosa que pueda hacer, me gritas – dice – estoy aquí para ti
- Gracias
- ¿Quieres esquiar más tarde? Tengo que dictar clase hasta las cuatro, pero después podemos subir la montaña. Te apuesto que aún puedo enseñarte un par de cosas
- Eso suena genial pero…
- Probablemente tienes que ir a casa a ver a tu mamá – asume
- No, yo…

No necesito explicar nada, Thiago aparece detrás de Peter.

- Lo siento por tardarme tanto – dice, señalando mi hamburguesa – no sabía qué es lo que te gusta

Peter se voltea, mira a Thiago y luego me mira a mí. Repite la acción.

- A ella no le gusta la cebolla – dice - ¿viniste aquí con él?
- Eh, me dijo para venir y me pareció una buena idea. Necesitaba salir de casa

Peter asiente, ausente. De pronto noto que mi cabello sigue húmedo, mis mejillas rosadas, mi piel brillante, y no es por el frío. Nada pasó, me digo a mí misma. Tú y Thiago son amigos, y Peter lo entiende. Está bien ir a esquiar con tu amigo. Nada pasó.

- Lo siento - Thiago dice en mi mente – te estoy metiendo en problemas, ¿verdad?
- No, está todo bien
- De hecho tenía miedo de preguntarle – Thiago le dice a Peter
- ¿Es verdad? – pregunta Peter, cruzando sus brazos
- Fui a esquiar con ella el año pasado y casi nos mata a los dos
- Bueno, justo me estaba diciendo que ahora está mucho mejor – dice Peter
- La llevé a la colina más alta – dice Thiago – deberías haber visto la caída que tuvo
- ¿En serio? No sabía que se había caído
- Fue un golpe a lo grande – se burla Thiago
- ¿Aló? Estoy aquí – lo golpeo en el brazo
- Fue bastante –
- No fue gracioso – lo interrumpo – hacía frío
- Se supone que deberías de ser inmune al frío – dice – forma parte de la práctica
- Claro – intento no sonreír – práctica
- Suena increíble – dice Peter, mirando su reloj – está bien, tengo que irme. Algunos tenemos que trabajar

Se inclina y besa mi mejilla.

- Así que nos encontramos a las cuatro, ¿está bien? Puedo llevarte a casa si a Thiago no le importa
- No hay problema – dice Thiago – a las cuatro ella será toda tuya. Eso nos deja, ¿qué, tres horas para esquiar?
- Genial – dice Peter – intenta no hacerte daño, ¿está bien?

***

- ¿Estás bien? – le pregunto a Peter en el camino de regreso cuando no emite palabra
- Terminan la oración del otro – dice, estacionando al lado del camino – tú y Thiago. Cada uno termina la oración del otro
- Pitt. No es gran….
- Sí, si lo es. Es más que eso. Es como si pudieran leer la mente del otro – acaricio su brazo – te estaba haciendo sonreír – dice, suavemente, sin mirarme a los ojos
- Somos amigos. Estamos conectados – admito – siempre hemos estado algo conectados. Es por la visión. Sólo somos amigos
- ¿Sales con él como amigos? ¿Fuera del Club de Ángela?
- Un par de veces
- Un par de veces – repite, lentamente - ¿cuántas? ¿tres? ¿cuatro?
- Tal vez cinco o seis. No llevo la cuenta, Pitt
- Seis – dice – mira, eso es más que un par de veces
- Peter…
- ¿Y no me dijiste porque…? – suspiro
- No te dije porque no quería que estuvieses…. – no puedo decirlo
- Celoso – termina la frase – no lo estoy

Se recuesta contra el asiento, cierra sus ojos por un minuto y suelta un soplido,

- ¿Sabes qué? Estoy completamente celoso – abre sus ojos y me mira – wow, odio ser ese chico. Toda la tarde he estado a punto de romper algo, como Hulk. ¿Supongo que es atractivo, verdad?

No sé si está hablando en serio así que lo tomo como broma.

- De hecho, es tierno. El verde definitivamente es tu color
- Aunque no puedes culparme. Estabas muerta por Bedoya el año pasado
- Pero eso fue porque pensé que él era….
- Tu destino. ¿Por qué eso no me hace sentir mejor?
- ¿Quién está terminando mis oraciones ahora? Él y yo somos amigos – insisto – admito que estuve obsesionada con la idea de Thiago el año pasado. Pero esa fue una idea. Ni siquiera lo conozco. Tú eres el verdadero reto – ríe
- Soy el verdadero reto – tose
- Thiago es mi pasado. Tú eres mi futuro. Tú eres mi presente – digo, rápidamente, pero no ayuda
- Mierda Zanahoria – resiste la sonrisa - ¿acabas de decir que soy El Correcto ahora?
- Lo siento
- Así que tú y Thiago son amigos. Eso está bien. Puedo soportarlo. Pero dime una cosa: ¿algo ha pasado entre tú y Thiago, de verdad. No en tus visiones, sino en la vida real, algo que deba de saber? ¿Incluso antes de que empezáramos a salir?
- No. Nada ha pasado – y él me cree

3 comentarios:

  1. Es muy divino peter! espero q n ose arruine todo más!

    ResponderEliminar
  2. Como no va a estar celoso,si ella le cuenta todo, y d las salidas con Thiago,no dijo nada.

    ResponderEliminar