jueves, 5 de julio de 2012

Santificado: Doce

La ausencia de certeza (parte uno)

Cierro mi libro de física, he estado intentando resolver un problema sin éxito. Tantas cosas que hay que hacer para obtener buenas notas; pero, ¿a quién le importan las notas ahora? Ya he aplicado a distintas universidades, pero tal vez no debería ir. Stefano cumplirá dieciséis cerca a la muerte de mi madre y él me va a necesitar para ese entonces. Soy su única familia.

Me recuesto en mi cama y cierro los ojos. Los días han empezado a ser como un borrón. Semanas han pasado desde que mi madre me confirmó su muerte. Voy al colegio como si nada hubiese cambiado. Regreso a casa, hago mi tarea, me baño y me lavo los dientes. Hemos tenido pocas reuniones del Club del Ángel, pero eso ya no parece importante ahora. Incluso Stefano ha dejado de asistir. Intento pretender que todo está más que bien, saliendo en citas dobles con Peter, Cande y Agus. Pero es como si alguien hubiera apretado el botón de pausa en mi vida. 

Algo golpea contra mi ventana. Abro mis ojos, asustada. Me toma unos segundos darme cuenta que hay alguien lanzando bolas de nieve contra mi ventana. Me apuro para abrirla y justo una bola es lanzada en mi dirección, pero logro evitarla.

-¡Ey! - grito
-Lo siento - es Thiago que está en la entrada de la casa - no quería lanzarla hacia ti
-¿Qué estás haciendo? - pregunto
-Intentando atraer tu atención
-¿Qué quieres? - pregunto, al ver su camioneta estacionada
-He venido a sacarte de la casa
-¿Por qué?
-Has estado aquí toda la semana, aburrida - dice - necesitas salir. Necesitas divertirte
-Y tú te has apuntado como la diversión
-Sí - responde, sonriendo
-¿A dónde me vas a llevar? Asumiendo que esté tan loca para aceptar salir
-A la montaña, por supuesto

La montaña. Claro, como si sólo hubiese una. Pero mi corazón empieza a latir rápido porque sé exactamente a qué se refiere.

-Vamos, iremos a esquiar

Bueno, no puedo decirle que no a esquiar. Así que una hora después, estoy sentada al lado de Thiago en una de las sillas voladoras, comiendo uno de sus caramelos famosos. 

-Ahí está - dice Thiago, mirándome
-¿Ahí está qué?
-La sonrisa. Siempre sonríes cuando esquías
-¿Cómo lo sabes? - lo reto, aunque sé que es verdad
-Te vi el año pasado
-Bueno sí. Y, cuando tu esquías haces una mueca divertida con tu boca - me mira, perplejo
-No
-Claro que sí. También te he visto

Aparto la mirada de sus ojos. Recuerdo el año pasado, todo fue mágico cuando de pronto terminé hablando con él, en verdad hablando, por primera vez. Ahora no quiero hablar y él nota aquello.

-Puedes hablar conmigo, Mar
-¿No sería más fácil que leas mi mente?
-No escaneo tu mente cuando quiero, Mar
-Pero, podrías - se encoge de hombros
-Mi poder es impredecible cuando se trata de ti
-Es increíble que cualquier cosa en tu vida puede ser impredecible - digo
-Leer mentes no es tan divertido. Quiero decir, ¿cómo te puede gustar sabiendo que al caminar por los pasillos del colegio vas a saber exactamente lo que la gente piensa de ti?
-Eso apesta
-Pero, contigo es diferente - agrega - es como si, a veces, simplemente me hablaras sin saber que lo estás haciendo. No sé como bloquear eso, no quiero hacerlo
-Bueno, no es justo. Ni siquiera tengo la oportunidad de saber lo que piensas. Eres el Señor Misterioso que sabe más que lo yo sé pero que no me dice nada
-La mayor parte del tiempo, cuando escucho lo que piensas, es que quieres que me aleje - suspiro
-Thiago
-Si quieres saber que pasa por mi mente, pregúntame - dice - pero tengo la ligera impresión que no quieres saberlo
-Ey, quiero saber todo - protesto, aunque no es del todo cierto

Porque no quiero entender cómo hubiese sido nuestro futuro si no hubiera escogido a Peter. No quiero sentir lo que él siempre me hace sentir: confusión, miedo, emoción, culpabilidad, al tanto de todo lo que él y yo sentimos. No quiero necesitarlo.

-Quiero saber cuál era mi verdadero propósito - continúo - ¿por qué simplemente alguien no puede venir y decirme: este es tu propósito? ¿Sería mucho pedir? ¿O dónde estaba mi hermano esa noche en el bosque? ¿O el novio secreto de Ángela? También quiero saber por qué un Alas Negras está enamorado de mi madre, y cuál es su propósito y por qué a pesar de que se está muriendo no me cuenta toda la verdad. ¿Todo esto es un castigo por fallar con mi propósito? Lo que me regresa a: ¿cuál es mi maldito propósito? Porque en serio quiero saber - Thiago sacude su cabeza
-Wow. Así que Ángela tiene un novio secreto....
-Mierda, no debí decirte eso
-No, no debiste - ríe - pero no le diré, aunque ahora me da curiosidad
-No soy buena con los secretos - digo, gruñiendo
-No creo que estés siendo castigada - dice, mirándome - ni siquiera sé cuál es mi propósito. Pero sí sé que si no hubieses tenido tu visión sobre el incendio, nunca hubieses venido aquí. No estaríamos sentados en este momento aquí. Si tu madre te contaba acerca de la congregación antes, hubieras estado en la última reunión, a la que fui, y nos hubiésemos encontrado ahí, después del incendio. Todo sería diferente, ¿verdad?
-Se siente como una prueba - digo, recostándome en la silla, mirando las nubes - como si fuera un largo examen y ahora ésta visión del cementerio es la siguiente pregunta. Aunque parece que no tengo que hacer nada. Al menos, en el incendio, sabía que tenía que hacer algo
-¿Qué se supone que tenías que hacer? - pregunta
-Salvarte. Solo que parece que no tenía que hacer eso, ¿verdad?
-Esa es la parte difícil - dice - la ausencia de la certeza - y, si fuese un examen, ¿cuál crees que es la respuesta?

Tú, pienso, la respuesta se supone que deberías de ser tú, pero no lo digo. Supongo que aún sigo combatiendo mi propósito, aunque ahora sé que es mi madre quién va a morir y no Peter. Aún parece como si tuviera que elegir entre Peter y Thiago. 

-No tengo idea - finalmente respondo

3 comentarios: