viernes, 13 de febrero de 2015

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 31

Thiago

Resulta que en la casa de Simón terminamos siendo un montón de personas; además de los amigos de Simón y de Rama, a Mar se le ocurrió invitar a Valeria, a quién Simón ama en secreto. En realidad, ambos se quieren solo que son demasiados orgullosos para admitirlo.

Luego de comer, nos pusimos a correr y a jugar “atrápame si puedes”, donde aproveché en fastidiar a Mar y tocarla apenas. Cuando terminamos, nos sentamos en el sofá, Simón al final del mismo con Mar a su lado. Yo me senté al otro lado de ella. Mi pierna presionando contra la suya, pero ella no se aparta y yo tampoco. He pasado la última hora con sus manos sobre mí, y pensarías que es suficiente. Pero ni siquiera está cerca. Nunca lo es. No es que importe, probablemente ella esté en el regazo de Simón para el final de la noche, de todos modos.

—Ya sé —dice la hermana de Simón, mientras coloca otra botella de cerveza en la encimera y se lanza en el sillón. —Juguemos verdad o castigo.

—Aburrido —grita uno de los amigos de Simón.

—Ese juego apesta —dice el otro.

—Yo jugaría verdad o castigo —dice Simón, corriendo sus dedos por el brazo de Rayito de Sol y deseando querer golpearlo.

—¿Lo harías? —pregunta su hermana.

—Sí, si tuviera trece años y fuera un perdedor—. Antes que su hermana lo calle, Valeria se inclina sobre la encimera en la cocina. —¿Con miedo de jugar, Simón?

—El miedo está transportándose a través de mis venas, V. Recuérdame de nuevo por qué estás aquí.

Toma la mano de Mar y besa la parte trasera de esta y luego la coloca en su pierna. Estoy demasiado alerta cada vez que coloca sus manos en ella y me está haciendo sentir como un obsesivo acosador.

—Para jugar verdad o castigo —continúa Valeria, viniendo hacia nosotros y cogiendo vasos de shots para colocarlos en la mesa y llenarlos de tequila—, todos juegan. Si no respondes, tomas un shot. Simple.

Llena el último vaso y tapa la botella sin derramar una sola gota. Pienso que Rama estará un poco asustado, pero se ve más asombrado que nada. 

***

—De acuerdo Simón. ¿Verdad o Castigo?

Ya hemos hecho cuatro rondas y esta pregunta viene del amigo de Simón. Las cosas se empezaron a poner feas después de la primera ronda y la tensión en esta habitación está empezando a preocuparme. Estoy listo para irme a casa.

Rayito de Sol ya tomó tres shots. Todas las veces escogió verdad y ni siquiera escribe las respuestas a las preguntas. Le han preguntado con cuántos chicos ha tenido sexo, qué edad tenía cuando perdió la virginidad, y el lugar más extraño en el que ha tenido sexo. En todas las preguntas, ella tomó el shot, en la última ronda, cuando uno de los chicos cambió de tema y le preguntó por qué no habla, yo me levanté y tomé el shot por ella.

—Verdad —responde Simón.

—¿Cuánto tiempo le llevó a ella…? —mira a Mar y se detiene.

—¿Qué? ¿Por qué haces la pregunta si no puedes ni decirla? —se ríe su amigo.

—Creo que tiene miedo —Se ríe la hermana de Simón.

—Él sabe que ella puede patearle el culo.

—De todos modos, esa es una pregunta desperdiciada. Todos saben que ella ya estuvo con él. ¿A quién le importa cuándo?

—No importa —dice Valeria.

—La pregunta fue hecha. Responde o toma.

Simón mira a Mar, y si no estuviera prestando atención, tal vez me perdería el intercambio de miradas entre los dos, pero sé que hay algo no dicho. Y eso me fastidia.

—En la segunda semana de escuela, en la fiesta de Nacho.

—Eso fue hace unos meses. Ese es tu récord —dice Valeria, y se nota fastidiada.

Todos están hablando pero yo ya no escucho. La fiesta de Nacho es en la que Rayito de Sol se emborrachó tanto que terminó la mayor parte de la noche en el suelo de mi baño, y me asusté que estuviera demasiado alcoholizada que casi la llevo al hospital. Él se la tiró y yo limpié su vómito. Hay una parte de mí que quiere creer que él nunca la ha tocado, realmente tocado. Pero no pregunté porque solo una parte de mí cree eso; la otra parte sabe que aún hay una posibilidad que haya sucedido, y si es cierto, no quiero la confirmación.

—Simón —digo, sin importarme una mierda de lo enojado que sueno. —, verdad.

—Simón acaba de responder y debes darle una oportunidad a él de preguntar —llora uno de sus amigos, pero nadie más reclama porque todos quieren saber más. Excepto por Simón y Mar, quienes me están diciendo con la mirada que me calle la boca. Sería un buen consejo, lástima que no escucho.

—Verdad, Simón—. No he apartado mis ojos de él y puedo sentir la tensión emanando de Mar. Ella aparta su mano de Simón y sutilmente presiona su pierna contra la mía, pero yo no quiero nada.

—Bien —dice Simón.

—¿Te la tiraste antes o después de la fiesta?

Él sabe exactamente por qué estoy preguntando.

—Llena el vaso, V —dice, sin apartar la mirada.

Tal vez soy un idiota por pensar que él se la tiraría cuando estaba borracho.

—¡Ey! —la voz rompe toda la tensión y me congelo, al ver a Luna, entrando a la casa. Ninguno de nosotros ni siquiera escuchó que se abrió la puerta. Empiezo a repasar mi cerebro, ¿se supone que tenía que encontrarme con ella? ¿Acaso sabía que iba a venir? De pronto, me siento atrapado. Hay algo sobre tener a Rayito de Sol y Luna en la misma habitación que suena a tener dos planetas colisionando. Destrucción del mundo. 

Luna sonríe, sin saber hacia dónde está entrando. Ya estaba todo mal antes que llegara y ahora es aún peor. Luna es una chica con la que me veo de vez en cuando, cuando me siento solo o quiero estar acompañado. Pero es como una amiga, eso es todo. Igual me pongo nervioso así que me pongo de pie mientras ella se acerca. Veo a Simón jalando a Mar hacia su regazo y le susurra algo en su oído. 

—¿Qué sucede? —pregunto, intentando sonar tan enojado como lo estoy, porque Luna no ha hecho nada malo.

—Vine a última hora —explica. Me detuve en tu casa pero no estabas ahí, así que asumí que estarías aquí.

—No tienes que mentir y no decir que querías verme a mí, Luna, pero el “de pronto” también se aprecia —dice Simón, y si cree que está aligerando el ambiente, es un idiota.

—¿No has cambiado en nada, verdad? 

—Tú sí. Creo que tus tetas han crecido. —Alza su mentón hacia ella y luego cambia de tema antes que ella responda. —Te perdiste un juego genial de verdad o castigo, acabamos de terminar.

Tal vez no es tan idiota. 

—No he jugado eso desde que entré a secundaria. —Luna se ríe, sentándose en el sofá con Simón y Mar, y apretándome a ella así no hay ni un pedazo de espacio entre nosotros. Los ojos de Mar se fijan en Luna pero no me mira a mí.

—Desearía poder decir lo mismo —gruñe Simón.

***

Al final de la jornada, Luna se inclina sobre mí y me susurra en el oído algo sobre encontrar una habitación, y luego nos levantamos y caminamos por el pasillo antes de saber qué diablos está sucediendo. Yo cometo el error de voltear la vista para martirizarme con la figura de Simón sobre Rayito de Sol en el sofá, pero cuando lo hago, ella me está observando. Asegurándose de que responda por lo que estoy por hacer. Simón la mira a ella y luego a mí y aprieta su brazo alrededor de su cintura así ella aparta su mirada justo cuando yo desaparezco de la línea de visión.

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