domingo, 8 de junio de 2014

Ángeles Caídos #4: Nueve

Estaba a poca distancia de mi auto cuando vi una sombra colocándose en el asiento del piloto. Me detuve, pensando que podía ser alguien queriéndome hacer daño otra vez. Mantuve la respiración, mientras debatía si sería bueno correr. Pero mientras más me demoraba pensando, más se calmaba mi imaginación al aclararse la sombra. Peter me hizo una seña con su dedo, indicándome que entre al auto. Sonreí abiertamente, mi preocupación se disolvió instantáneamente.

—¿Faltando a clases por ir a patinar? —preguntó mientras entraba al auto.

—Me conoces. Las ruedas de color púrpura son mi debilidad.

Peter sonrió. —No vi tu auto en el colegio. Te he estado buscando. ¿Podemos ir por ahí por unos minutos?
Le entregué mis llaves. —Tú conduces.

Peter condujo hacia un complejo bastante lujoso. Los edificios eran antiguos pero totalmente renovados, con ventanas brillantes, columnas de mármol negro y un portero. Peter se estacionó en un garaje de un solo auto y cerró la puerta, dejándonos en una fría oscuridad.

—¿Nuevo lugar? —pregunté.

—Pepper contrató a unos cuantos Nephils para que redecoren mi estudio en el parque de atracciones. Necesitaba un lugar donde pasar desapercibido, y que tuviera seguridad.

Salimos del auto, subimos por unas cuantas escaleras, atravesamos una puerta y salimos hacia la nueva cocina de Peter. Ventanas de pared a pared mostraban hermosas vistas del valle. Unos cuantos botes blancos llenaban el agua.

—Ostentoso —le dije a Peter.

Me entregó una taza con chocolate caliente y besó la parte trasera de mi cuello. —Es más expuesto de lo que me gusta y eso es algo que no me vas a escuchar decir seguido.

Me incliné contra él, tomando mi bebida. —Estaba preocupada por ti.

—Pepper me sorprendió afuera del bar anoche. Lo que significa que no logré hablar con nuestro amigo el Nephil, el del sombrero. Pero hice unas cuantas llamadas y un poco de trabajo, empezando con ver la cabina a la que te llevaron. No es muy inteligente. Te llevó a la cabina de sus abuelos. Su verdadero nombre es Shaun, y tiene dos años siendo Nephil. Juró lealtad hace dos navidades y está enlistado en la armada de la Mano Negra. Tiene un corto temperamento y una historia de abuso de drogas. Está buscando una forma de hacerse notar y piensa que tú eres su salida. —Peter besó de nuevo mi cuello, esta vez dejando que su boca se quede unos segundos. —Yo también te extrañé. ¿Qué me has traído?

—Puedo contarte cómo Pepper intentó secuestrarme esta mañana y me mantuvo de rehén, o tal vez quieras escuchar cómo Maxi secretamente me dio a beber algo mejorado con devilcraft. Resulta que Blakely, la mano derecha de Hank, ha estado haciendo pruebas con devilcraft por meses y ha desarrollado una droga de alta efectividad para los Nephils.

—¿Hicieron qué? —gruñó. —¿Pepper te hizo daño? ¡Y voy a romper a pedazos a Maxi!

Sacudí mi cabeza en señal de negación, pero estuve sorprendida cuando las lágrimas llegaron a mis ojos. Sabía por qué Maxi lo había hecho, me necesitaba lo suficientemente fuerte para liderar a los Nephils a la victoria, pero odiaba su forma de hacerlo. Me había mentido. Me había hecho un truco y había consumido una sustancia que no solo estaba prohibida en la Tierra, sino que era potencialmente peligrosa. No era tan inocente como para no saber que el devilcraft tenía efectos negativos. Los poderes podían desaparecer de a pocos pero una semilla del mal había sido plantada dentro de mí.

—Maxi dijo que los efectos de su bebida se desvanecían después de un día. Esas son las buenas noticias. Las malas son que creo que está planeando introducirlo en varios Nephils, y pronto. Les dará….superpoderes. Esa es la única forma que puedo describirlo. Cuando lo tomé, corrí más rápido y salté más alto, y endureció mis sentidos. Maxi dijo que un Nephil podía enfrentarse uno a uno con un ángel caído. Le creo, Peter. Me escapé de Pepper. Un arcángel. Sin la bebida, él me tendría bajo llave ahora mismo.

Furia cruzó los ojos de Peter. —Dime dónde puedo encontrar a Maxi —dijo.

No esperaba que Peter se ponga tan enojado. El problema era que si iba a buscar a Maxi ahora, él sabría que le había contado del devilcraft. Necesitaba jugarlo bien.

—Lo que hizo estuvo mal, pero pensó que estaba cuidando de mis intereses —ofrecí.

Se rió rudamente. —¿En serio crees eso?

—Creo que está desesperado. No encuentra muchas opciones.

—Entonces no las está buscando.

—También me dio un ultimátum. O estoy con él y los Nephils, o estoy contigo. Me contó lo del devilcraft para probarme. Para ver si te decía —alcé mis manos y las dejé caer. —Nunca te escondería esa clase de información. Somos un equipo. Pero necesitamos pensar cómo vamos a jugar esto.

—Voy a matarlo.

Suspiré, presionando mis dedos en mi frente. —No estás viendo más allá de tu disgusto personal por Maxi…eso y tu enojo.

—¿Enojo? —Peter rió, pero era amenazante. —Oh, Ángel. Eso es muy poco para lo que estoy sintiendo. Acabo de enterarme que un Nephil forzó devilcraft en tu cuerpo. No me importa si no estaba pensando, no me importa si se sentía desesperado. Es un error que no volverá a cometer. Y antes que empieces a sentirte apenada por él, sabe esto. Él lo veía venir. Le advertí que si te dejaba aunque sea un rasguño bajo su cuidado, estaría acabado.

—¿Bajo su cuidado? —repetí lentamente, tratando de conectar todo.

—Sé que estás entrenando con él.

—¿Lo sabes?

—Eres una chica grande. Puedes tomar tus propias decisiones. Obviamente tenías tus razones para querer aprender defensa personal con maxi, y no iba a detenerte. Confío en ti; es él quien me preocupa, y parece que hay razones. Te preguntaré una vez más. ¿Dónde se está escondiendo? —casi gruñó, su rosto oscureciéndose.

—¿Qué te hace pensar que se está escondiendo? —dije miserablemente, penada que una vez más me sentía atrapada entre Peter y Maxi. Entre ángeles caídos y Nephils. No había escondido intencionalmente mis entrenamientos con Maxi a Peter, simplemente pensé que sería mejor no acumular mayores razones para que ellos dos compitan.

La risa fría de Peter mandó un estremecimiento por mi espina. —Si es inteligente, se está escondiendo.

—También estoy enojada, Peter. Créeme, desearía poder retroceder el tiempo y deshacer esta mañana. 
Pero odio sentir que estás moviéndote sin mí. Primero, me pones un rastreador. Luego, amenazas a Maxi. Estás operando sin mí. Quiero sentirte de mi lado. Quiero sentir que estamos trabajando juntos.

El nuevo celular de Peter sonó, y miró quién era. Un comportamiento inusual en él. Estos días, dejaba que sus llamadas se fueran al buzón de voz, luego cuidadosamente analizaba a cuáles devolver la llamada.

—¿Esperando una llamada importante? —pregunté.

—Sí, y tengo que hacerme cargo de ello ahora. Estoy de tu lado, Ángel. Siempre lo estaré. Siento si sientes que estoy dejando de lado tus deseos. Es lo último que deseo, créeme. —Dejó un beso por mi boca, pero se sintió brusco. Ya se estaba dirigiendo hacia las escaleras, hacia el garaje. —Necesito que hagas algo por mí. Ver si puedes averiguar algo de Blakely. Dónde se está quedando en estos días, lugares que ha visitado últimamente, cuántos guardaespaldas Nephils tiene, cualquier prototipo que esté desarrollando, y cuando plena introducir su bebida. Tienes razón, no creo que el devilcraft se haya expandido más allá de Maxi y Blakely, aun no. Si fuese así, los arcángeles ya hubiesen avisado. Contáctate pronto, Ángel.

—¿Así que terminamos esta conversación después? —dije, aún asombrada por su rápida ida.

Se detuvo en lo alto de las escaleras. —Maxi te dijo un ultimátum, pero estaba viniendo, con o sin él. No puedo tomar la decisión por ti, pero si quieres opiniones, déjame saberlo. Estaré feliz de ayudar. Enciende la alarma antes de irte. Tu llave personal está en la entrada. Eres bienvenida en cualquier momento. Estaré en contacto.

—¿Qué hay de Cheshvan? —dije. Ni siquiera había llegado a la mitad de las cosas que quería discutir con él, y ya se estaba yendo. —Empieza esta noche.

Peter dio un asentimiento brusco. —Hay una mala sensación en el aire. Estaré cuidando de ti, pero quiero que tú también cuides tu espalda. No estés afuera más tarde de lo necesario. La salida del sol es tu corte esta noche.


Desde que no veía el punto en regresar al colegio sin una excusa válida, y desde que si me iba ahora, sólo tendría una última clase de una hora, decidí quedarme en la casa de Peter y hacer una especie de análisis de pensamientos. 

1 comentario:

  1. oh oh.. que pasara ahora.. espero q se cuiden los dos!, mas pitt

    lolaz

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