domingo, 1 de junio de 2014

Ángeles Caídos #4: Seis

La noche terminó bastante extraña. Me sentí bastante mal por mentirle a Cande respecto a lo que realmente había sucedido en el bar, pero era la única forma de protegerla. Le conté que había terminado con Peter y se lo creyó, fingí un poco de tristeza pero no del todo ya que lo extrañaba mucho y quería hablar con él para asegurarme que todo estaba bien entre nosotros. Lo extraño fue que Cande no me terminó de creer toda la historia que le había inventado, y terminó diciéndome que ella también tenía secretos que algún día me contaría.

Y el día empezó con Maxi y bastante ejercicio. Me hizo correr y tratar de alcanzar objetivos casi imposibles, mis piernas dolían de tanto ejercitarse; estaba tan cansada y me sentía tan impotente de no poder renunciar a esta guerra que estallé. Maxi se las ingenió para responderme.

—Hice un juramento con tu padre que te ayudaría a ser exitosa. MI cuello está en la línea de fuego tanto como el tuyo. No estoy aquí todas las mañanas para ganar un par de puntos de buena gente. Estoy aquí porque necesito que ganes. Mi vida está corriendo en tus hombros.

—¿Estás diciéndome que si no voy a la guerra y no gano, tú morirás? ¿De eso se trata el juramento que hiciste?

Exhaló, largo y lento antes de responder. —Sí.

Cerré mis ojos, acariciándome mi frente. —Realmente desearía que no me lo hubieses dicho.

—¿Estresada?

Recostándome contra un tronco, dejé que la briza sople contra mi piel. No sólo podía potencialmente matar a mi madre y a mí misma si fallaba en liderar el ejército de mi padre, sino que ahora también podía matar a Maxi. ¿Y qué había de la paz? ¿Qué había de mi trato con los arcángeles?

Maldito Hank. Todo era su culpa. Si él se hubiese ido de frente al infierno sin dejar nada por resolver nada de esto estaría sucediendo.

—Lisa Martin y la gente de alto rango en la comunidad Nephil quieren reunirse contigo de nuevo —dijo Maxi—. He estado tratando de mantenerme aquí porque sé que no estás lista para empezar la guerra, estoy preocupado de cómo reaccionarán ellos. Necesitamos que ellos te mantengan en el poder. Para poder lograr eso, necesitamos que ellos piensen que tus deseos están alineados con los de ellos.

—Aún no quiero conocerlos —dije automáticamente—. Sigue tratando de retrasar esto. —Necesitaba tiempo para pensar. Tiempo para tomar una decisión. ¿Quién era mi mayor amenaza, los arcángeles o los rebeldes Nephils?

—¿Quieres que les diga que por ahora, quieres que todo pase a través de mí?

—Sí —dije, agradeciéndole. —Haz lo que tengas que hacer para que me des un poco más de tiempo.

—Por cierto, escuché sobre tu ruptura de ayer por la noche. Debes de haber realizado un buen espectáculo. Los Nephils se lo están creyendo.

—Pero tú no.

—Peter me contó. —Me guiñó un ojo. —Pero de todos modos no me lo hubiese creído. Los he visto juntos, lo suficiente. Lo que ustedes tienen no muere así de fácil. Toma —dijo Maxi, entregándome una botella de Gatorade de color azul. —Toma. Has perdido bastante líquido.

Asentí con gratitud y tomé profundamente. El líquido pasó por mi garganta e instantáneamente sentí calor por mi garganta y todo mi cuerpo. Me incliné hacia adelante, tosiendo.

—¿Qué es esto? —jadeé.

—Hidratación para después de ejercitarse —dijo, pero no me miró a los ojos.

Continué tosiendo, mis pulmones llenándose de espasmos. —Pensé que era Gatorade….¡eso es lo que dice la botella!

Toda emoción se desvaneció de su rostro. —Es por tu propio bien —dijo, antes de desaparecer velozmente.


Seguía inclinada a la altura de mi cintura, sintiendo como si cuerpo se estuviera llenando de fuego. Destellos de azul eléctrico quemaron por mis ojos. El mundo se empezó a inclinar a la izquierda…luego a la derecha. Agarrando mi garganta, me incliné hacia adelante, temiendo que si me desmayaba aquí donde estaba – tan lejos de todo – nunca sería encontrada. 


***

¡Lamento la demora y gracias por los comentarios!
Más tarde otro más :)

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