Mar
La cuarta hora no fue tan horrible. El
profesor Camilo no me prestó mucha atención, lo que en una clase de catorce
personas es bastante difícil de hacer. Revisó mi horario para asegurarse que
estaba en la clase correcta y luego me preguntó por qué me pusieron aquí. Ambos
nos encogimos de hombros. Luego me dijo que si me quería quedar, podía dejarme
ser una asistente o algo así. Es obvio que realmente no me quiere participando aquí,
pero creo que me quedaré. Es una pequeña clase donde probablemente pueden
dejarme a solas.
Hago todo mi camino hacia el quinto
periodo antes de ser enfrentada a mi clase de música. La profesora, la Srta.
Ariel, una mujer muy linda y en sus veinte años, nos hace sentarnos en círculo.
Es una forma de conocernos a otros, de conversar sobre la clase y nosotros
mismos. Cada uno debe decir tres cosas sobre sí mismo y una de esas cosas tiene
que ser mentira. Luego la clase debe tratar de averiguar cuál es la mentira. Es
algo triste que no vaya a jugar realmente, porque si fuese a jugar, sería
increíble. Estoy bastante segura que todos se pondrían a debatir sobre la
veracidad de mis respuestas:
Mi nombre es
Nastya Kashnikov, pero me dicen Mar.
Fui una prodigio
del piano, quién no pertenece a ningún lado más que a una clase de Introducción
a la Música.
Fui asesinada
hace dos años y medio atrás.
Discutan.
En lugar de eso, cuando llegan a mí, me
quedo rígida y en silencio. La Srta. Ariel me mira esperando. Y yo la miro a
ella. Quiero que revise su programa, estoy segura que ya le han contado. Estoy
intentando contarle telepáticamente, pero lamentablemente no cuento con ese
poder.
—¿Te gustaría compartir cosas sobre ti
misma? —pregunta como si fuera una simple tonta con ninguna idea de lo que
sucede a mí alrededor.
Finalmente sacudo mi cabeza. No.
—Vamos. No seas tímida. Todos lo han
hecho hasta ahora. Es fácil. No tienes que revelar tus secretos más oscuros ni
nada de eso.
Eso es bueno porque probablemente mis
secretos más oscuros le den pesadillas.
—¿Al menos puedes decirle a todos tu
nombre? —pregunta finalmente. Se está quedando sin paciencia.
Nuevamente, sacudo mi cabeza. No he roto
contacto con ella aun, y creo que la está empezando a alocar un poco. Me siento
un poco apenada por ella, pero ella debió leer su programa antes de empezar la
clase. Todos los profesores lo hicieron.
—De acueeerdo —dice, arrastrando la
palabra. —Usaremos el sistema de eliminación, tu debes ser… —Se detiene, luego
su sonrisa tiembla un poco y sé que es cuando lee su programa—. Lo siento. Tú
debes ser Mar.
Esta vez, asiento.
—No hablas.
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