sábado, 15 de noviembre de 2014

El Mar de Tranquilidad: Capítulo 06

Mar

Estoy en la oscuridad y todo lo que hay es dolor. Hay muchas sensaciones juntas. Cada nervio está quemándose. Y luego, hay destellos de todo. Colores, voces, máquinas, palabras rudas. El dolor es constante, rígido, nunca termina. Es lo único que conozco. No quiero despertarme más.

Logro sobrevivir al segundo lunes en la escuela. Creerías que estaría totalmente agotada por ello, pero aparentemente no, porque aún no puedo dormir.

He estado en la cama por dos horas ya; sé que ya son más de la medianoche aunque no pueda ver el reloj desde aquí. Ya he escrito varias líneas en mi libro de composición, pero ni eso ha ayudado a que me dé sueño.

Puedo escuchar que la lluvia fuerte se ha detenido, así que salgo de las sábanas y miro por la ventana. Mi ventana mira hacia el patio y está muy oscuro para ver si aún llueve, así que me dirijo al frente de la casa y miro afuera nuevamente. No hay lluvia visible, así que me estoy cambiando mis pijamas por ropa deportiva. Lo hago sin pensar, ansiosa por correr, cosa que no hago hace varios días. Miro el reloj: 12:30.

Cojo las llaves de la casa y un spray de pimienta, antes de salir. Es algo que me da seguridad.
Cuando salgo, siento las ganas de romper las calles y correr hasta que no pueda respirar, hasta que no haya suficiente oxígeno en el mundo para que me pueda sofocar. Quiero que todo el estrés que hay en mí se vaya, junto con mi ansiedad y mi energía, así puedo colapsar ahora en la cama. Tal vez me quede afuera hasta que sea hora de ir a la escuela y luego dormiré durante el día.

Mis pies me desobedecen y empiezan a correr. Mis piernas me odiarán más tarde, pero valdrá la pena. Corro rápido, de la forma en que me he acostumbrado. No presto atención a los carros o casas, mi cuerpo y mi mente se ha acostumbrado a ello, ya que ha sufrido mucho con todo lo que ha pasado en mi vida.

La primera vez que corrí, terminé vomitando todo en mis zapatos. Fue una de las mejores noches de mi vida. Empezó conmigo peleándome con mis padres. Luego a mí escuchándolos pelear sobre mí. Me quedé en esa habitación sentada, hasta que ya no pude soportar más. No podía estar en esa casa, escuchándolos pelear, por mi culpa. Eran las nueve de la noche entonces, y me coloqué los primeros zapatos que vi, sin medias, y corrí por las escaleras, dejando la puerta abierta, sin molestarme en cerrarla. Era una versión literal de escaparse del hogar. Corrí, corrí y corrí. No recuerdo cuando tiempo y qué tan lejos fui, lo único que sé es que estaba jadeando y mis pulmones dolían, y mi estómago convulsionó y vomité. Y fue genial. Fue catártico, constructivo, destructivo y perfecto. Luego me senté en el suelo y lloré. Luego me puse de pie y fui a casa.

Corro todas las noches desde ese día. Aprendí a controlarme a mí misma, a calentar antes de salir y calmar las energías al regreso. Pero siempre terminaba yendo más lejos, corriendo con más fuerzas. Mi terapista le dijo a mis papás que era saludable. Tal vez no vomitar mucho, pero correr en general. Mis padres aman la palabra saludable. La única razón por la que corría era para drenar toda mi energía, así no quedaba nada para usar para el remordimiento, el miedo o el recuerdo. Pero ahora me toma mucho más tiempo drenar todo. Corro más cada día.

Esta noche, me siento mareada, no he comido mucho últimamente y eso no está ayudando. Mis pies se detienen, me da un minuto para observar la calle, y por primera vez, noto lo que me rodea. Nunca antes he estado en esta calle. No sé qué tan lejos he corrido, pero este sitio no es conocido. Es tarde. Muchas de las casas están apagadas e intento disminuir mi ya rápida respiración.

Mientras camino, me choco con varias espinas. Pero no me importa, las náuseas ya están comenzando a hacer fuerza en mi estómago, así que termino vomitando. Cuando mi estómago se ha vaciado totalmente, trato de escapar cuidadosamente de las espinas, tratando de minimizar el daño, pero ya se ha hecho. Puedo ver sangre empezando a arañar mi piel. Cierro mis ojos y luego los abro de nuevo. Me fuerzo a mí misma a mirar mis alrededores para recordarme a mí misma en dónde estoy, y más importante, en dónde no estoy.

La enfermedad en mi estómago es reemplazada por una nueva clase de miedo. Las casas son iguales. No puedo encontrar ninguna señal en la calle. Es mitad de la noche y estoy sola y perdida en la oscuridad. Busco en mi bolsillo, mi celular, así puedo usar el GPS. Vacío. Por supuesto que no lo traje. Salí tan rápido que me lo olvidé, porque soy impulsiva y no pienso en las cosas básicas.

Camino por la acera, tratando de buscar algo familiar. Todas las casas están a oscuras, pero solo de una emana una luz, al final del camino. Me dirijo hacia la casa, sin realmente saber qué espero encontrar ahí. Tal vez alguien despierto que pueda darme direcciones. Direcciones que no puedes consultar, idiota. A la distancia, escucho un sonido rítmico. Suave y casi musical y lo sigo. La casa está cerca y el sonido es más fuerte ahora, aunque aún no puedo decir qué es, hasta que ya estoy ahí.

Me detengo al final del camino, en frente de una casa amarilla, con su garaje abierto. Quiero ver si hay alguien adentro antes de acercarme mucho, pero mis pies no se quieren detener. Apenas alcanzo el umbral, me congelo, sólo un pensamiento formándose en mi mente. Conozco este lugar. El pensamiento invade mi cerebro y mientras lo hace, finalmente tomo nota del rítmico sonido, aún sonando en mis oídos. Hay una figura sentada en una banca de trabajo al final del garaje, su mano se está moviendo de atrás hacia adelante, trabajando en una viga de madera. Mis ojos se enfocan en esas manos como si me estuvieran hipnotizando. Aparto mi vista para seguir la suciedad que cae al suelo, atrapando la luz mientras lo hace. Conozco este lugar. El pensamiento me viene a mí de nuevo y me quedo sin respiración. Un segundo más para procesar lo que significa. Conozco este lugar. Pero antes que pueda pensar, las manos se han detenido, el sonido se ha detenido y la persona en el garaje se ha volteado para mirarme.

Y yo también lo conozco. 

2 comentarios:

  1. seguilaaa ay quede con intriga de saber la casa y la persona que lali conoce

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