Rochi y Gas alzaron a Peter y lo cargaron hasta la oficina
vacía cerca de la sala de lectura. Lo colocaron gentilmente encima de un suave
sofá, mientras mi hermano regresaba para enfrentar a los estudiantes
traumatizados. Yo mantuve mi mirada fija en Peter, observando su cuerpo inerte
y sus manos sin vida. Su corazón ya se había detenido, pero tal vez aún había
tiempo de hacer algo antes de que su alma deje su cuerpo. Estiré mis muñecas
rotas hacia Rochi y con un toque, ella las arregló. Inmediatamente, me puse a
trabajar con Peter. Desabotoné con fuerza su camisa, rompiendo los botones,
antes de empezar a intentar mandar energía, intentando revivir su corazón.
Pero, mis manos estaban temblando y estaba tan nerviosa y asustada, que no
podía concentrarme.
Miré con pánico a Rochi. ¿Qué estaba esperando? ¿Por qué no
hacía nada? Yo sabía que ella era la única capaz de ayudar a Peter. Me cambié
de posición, sentándome en el sofá y colocando la cabeza de Peter en mi regazo.
Mientras retiraba el cabello de sus ojos, noté que el color de la muerte ya se
estaba esparciendo por su hermoso rostro. Miré a Rochi, implorándole.
-¡Haz algo! – rogué
-No sé qué hacer. Él ya se ha ido
-¡Qué! – casi le grité - ¡Has hecho esto antes, has traído
de vuelta a gente! ¡Te he visto hacerlo!
-Personas que estaban cerca a la muerte – dijo mi hermana –
Pero él ya la pasó…
-¡No! – grité, inclinándome y golpeando el corazón de Peter
Lágrimas calientes empezaron a correr por mis mejillas,
cayendo en su pecho.
-Tenemos que salvarlo. No puedo dejarlo morir
-Mariana – empezó Rochi, mirándome como una madre
-No…. – la interrumpí – Si él muere, yo también
-De acuerdo – dijo, suspirando
Rápidamente, cerró sus ojos y empezó a invocar
silenciosamente.
-No está funcionando – dijo, al cabo de unos minutos,
sorprendida
-¿Por qué? – pregunté, débilmente
-O me quede sin energía o Peter se está resistiendo
-¡Inténtalo de nuevo!
De pronto, noté otra presencia en la habitación. Me volteé
para encontrar al mismo Segador que había aparecido en nuestra boda. Estaba en
la puerta, inclinando su cabeza y golpeando su pie impacientemente contra el
suelo.
-Lo siento, ¿se me acabó el tiempo? – soltó - ¿Debo venir
más tarde?
No tenía tiempo para sus conversaciones sarcásticas.
-¡Ni se te ocurra acercarte! – le advertí, mientras todo el
cuerpo de Rochi temblaba, intentando revivir a Peter
-Eso no sirve – dijo el Segador - ¿No puedes verlo? Su alma
se ha desprendido
-Devuélvelo – lloré - ¡Aléjate de él!
-Siempre haces que me vea como el chico malo – suspiró el
Segador
-Por favor, no te lo lleves – rogué – Dile que lo necesito,
dile….
-¿Por qué no se lo dices tú misma? – dijo el Segador y noté
su mirada que se enfocaba al final del sofá
Alcé mi mirada y mi boca se abrió ante la sorpresa. No era
más que una sombra, pero estaba en frente de mí. El espíritu de Peter estaba al
pie del sofá, viéndose perdido, como si intentara encontrar su camino. Sollocé
tanto que Rochi saltó y el Segador rodó sus ojos. Rochi miró hacia el espíritu,
quién estaba de pie, sin moverse.
-¿Peter? ¿Puedes escucharme? Necesitas volver. Este no es tu
tiempo
El espíritu de Peter la miró sin comprender y luego miró hacia
el Segador.
-¿Seguro que no quieres venir conmigo? – preguntó el Segador
– no te preocupes, puedes confiar en mí, soy un profesional – Rochi le lanzó
una mirada furiosa – Ey – protestó el Segador, burlándose – este trabajo te
vuelve viejo. ¿Por qué no me dejas divertirme un rato?
Sabía que Peter estaba entre el mundo de los vivos y los
muertos. Era una transición difícil de tomar.
-Mírame – dijo Rochi – Sabes quién soy yo, puedes confiar en
mí. Te regresaré a la vida que conocías
Cuando sus dedos se conectaron con los suyos, fantasmales y
pálidos, Peter se vio confundido y tomó un paso hacia atrás.
-Puedo hacer que se vaya todo el dolor – dijo el Segador,
sonriendo – Todos los problemas. Te llevaré a un lugar donde no tendrás que
preocuparte de nada. No más muertes, no más destrucción, no más sufrimiento. Todo lo que tienes que hacer es seguirme
-¡No lo escuches! – chillé – Te necesitamos aquí – continué –
Sólo toma mi mano. Te enseñaré lo fácil que es
Pero, Peter se veía más perdido que nunca. En cualquier
momento podía perderlo. De pronto, sentí los labios de Rochi en mi oído.
-Sólo tú puedes ayudarlo ahora. ¡Hazlo!
Inmediatamente, corrí y me coloqué en frente del espíritu,
mis manos en mi cadera.
-Me vas a escuchar, Peter Lanzani – grité – ¡Ni siquiera se
te ocurra dejarme! ¿Qué pasó con él “estamos juntos en esto?” Teníamos un
pacto: A dónde sea que vayas, yo iré. Si
mueres ahora, tendré que encontrar una forma de seguirte. ¿Estás intentando
matarme? Si no regresas a mí ahora mismo, jamás te perdonaré. ¿Me escuchas? ¡No
puedes dejarme aquí sola!
El espíritu me miró por un momento y luego estiró sus manos
hacia mí.
-Vamos – susurré – Regresa
Cuando los dedos de Peter se conectaron con los míos, eran
sólidos y fui capaz de estrecharlos fuertemente. Lentamente, lo alejé del
Segador y de regreso al sofá, donde yacía su cuerpo sin vida. Fue ahí cuando
Rochi hizo su trabajo. Colocó sus manos en la cabeza de Peter y una luz surgió
a su alrededor. Luego, Rochi cayó de rodillas y alzó sus manos al cielo. Hubo
un brillo de luz y luego se desvaneció, llevándose el espíritu.
En el sofá, Peter soltó un gemido como si hubiese estado
debajo del agua y acababa de salir al superficie. Sus ojos se abrieron y un
gruñido se escapó de sus labios. Sollozando, me lancé encima de él, mis brazos
alrededor de su cuello, sin poder alejarme.
-Ustedes ganan – se quejó el Segador, antes de desaparecer
-Está bien, Lali – dijo Rochi, notando que Peter seguía
desorientado – Va a estar bien – repitió mi hermana, entregándome papel para
secarme las lágrimas
-¿Lali? – preguntó Peter, sus ojos intentando enfocar
-Estoy aquí – le dije
-¿Estás bien? ¿Estás herida?
-Estoy bien mientras tú lo estés – dije, recostándome a su
lado - ¿Cómo te sientes?
-Mi cuerpo se siente raro – dijo Peter y automáticamente me
levanté, asustada
-Relájate – dijo Rochi – Es completamente normal. Solo necesita
relajarse
Peter murmuró algo incoherente antes de cerrar sus ojos y
quedarse dormido. Envolví mis brazos alrededor de su cuerpo, sintiendo su
calidez. Y me hice una promesa: mientras yo viva y sin importar el costo, nunca
dejaría que nadie más le haga daño.
***
Gastón se encargó de todos los estudiantes, de cambiar un
poco los acontecimientos de los hechos y tranquilizarlos. Mientras tanto yo me
mantuve rezándole a mi padre, agradeciéndole por dejar regresar a Peter. Luego
del incidente, decidimos establecernos en un hotel, lejos del ataque de los
Siete.
-Apártense de la bestia – Peter abrió sus ojos
-Bienvenido – dijo Gas
Peter lo miró son reconocerlo. Sus ojos estaban
desorbitados. Toqué su frente y me di cuenta que estaba quemando.
-La bestia está alzándose – dijo Peter
-¿Qué sucede? – demandé
-No estoy seguro – dijo Gas – Está diciendo frases de la
Biblia
-Está bien, Pitt – dije – No hay ninguna bestia. Estás a
salvo aquí
Peter se recostó de nuevo contra las almohadas, su pecho
empezando a sudar. Hizo sonar sus dientes, como si estuviera sufriendo de
dolor.
-Lali, no – agarró mi mano – Tienes que irte. ¡Vete, ahora!
¿Prométeme que lo harás?
-Los Siete se han ido – dije, calmadamente – Gastón y Rochi
se encargaron de ellos. No volverán por un tiempo
-¿Por qué no lo entiendes? – de pronto Peter se puso de pie,
con alarma en sus ojos – Nadie está a salvo. Él está aquí
-Rochi, ¿de qué está hablando? – miré a mi hermana - ¿Qué
pasa con él?
-Tranquila, Lali. Dale un minuto. Creo que está
desorientado. Estuvo muerto, ¿recuerdas?
Peter intentó caminar y el color de su rostro se esfumó. Se
balanceó peligrosamente e intentó agarrarse de algo para no caer.
-Tranquilo – dijo Gas, preocupado – No hay prisa
Peter nos miró a cada uno en completa confusión. Luego, de
pronto, su rostro se suavizó.
-Bueno, eso fue divertido. ¿Podemos hacerlo de nuevo pronto?
Al principio no sabía de dónde venía ese tipo de voz. Había
escuchado a Peter ser sarcástico antes, pero ni siquiera sonaba como la misma
persona. Toqué su rostro y la alejé. La suavidad se había ido, como si alguien
lo hubiera remodelado. Sus mejillas estaban más callosas y nunca lo había visto
entrecerrar sus ojos de una manera tan burlona. Mis hermanos se miraron, sin
entender.
-¿Qué? ¿Qué está pasando? -
los miré, pero no dijeron nada
-¿Te sientes bien? – preguntó Gas, gentilmente
Parecía que él creía saber qué sucedía, pero quería estar
seguro por completo.
-¡Nunca mejor! – Peter sonrió
Se deslizó fuera de la cama y se sentó en el sofá, sin dejar
de mirar a mi hermano.
-¿Peter?
Su sonrisa se esfumó y su mirada se posó en mí.
-Debería ir a correr – dijo Peter, flexionando sus brazos y
empezando a mover su cuerpo
Él no era hiperactivo. No lo reconocía de esta manera,
comportándose como un tigre en una jaula.
-Tal vez deberías recostarte – dije, acercándome
-Lali, no – me advirtió mi hermano
-No, no quiero recostarme – dijo Peter, su voz tan fría que
me dolió
Tomé otro paso hacia él y sentí los dedos de Gas moviendo mi
hombro. Lo miré.
-Peter nunca me hará daño – protesté
-No – dijo Gas – Peter no lo haría
-Simplemente está confundido – dije, en voz alta
Esto tenía que ser una reacción al stress extremo. No podía
ser otra cosa. Pero, ¿qué le pasaba? La hostilidad en su voz era horrible. Era difícil
de ignorar la forma en que me miraba, como si fuera su peor enemigo.
-Debe haber algo que pueda hacer – suspiré, intentando
aguantar las lágrimas
-De hecho, sí lo hay – dijo Peter, hablándome formalmente,
como nunca
Caminé hacia él, hacia el sofá. Colocó su manos en mi
rostro, estudiándome como si me viera por primera vez.
-Dime qué puedo hacer – repetí
Peter colocó su boca en mi oreja.
-Puedes alejarte de mí – susurró – pequeña perra
Y luego lo supe. La voz hablándome a través del cuerpo de
Peter no era él. Yo sabía quién era. No había cambiado desde la última vez que
la escuché, en aquel lugar que desesperadamente quería olvidar.
Era la voz de Lucifer.