viernes, 5 de octubre de 2012

Heaven: Capítulo VI

Tenemos que hablar

El Siete se acercó a nosotros; en un instante estaba al frente nuestro. Inclinó su cabeza hacia un lado y de pronto, me examinó. Me quedé estupefacta, mirándolo e imaginando cómo funcionaba su cabeza. De pronto, mis pensamientos empezaron a borrarse, intenté apartar aquello pero parecía que el Siete me había atrapado. Por suerte, no tenía el mismo poder sobre Peter, quién rápidamente se dio cuenta de lo que sucedía. Peter no se molestó en despertarme, simplemente me cargó, me colgó sobre su hombro y me sacó del trance. Cuando estuvimos a una distancia segura, me bajé de la espalda de Peter y empezamos a correr.

Mis hermanos y yo siempre habíamos podido comunicarnos telepáticamente, así que llamé en silencio a Gastón, pero no hubo respuesta. Apenas Peter y yo estuvimos cerca a la cabaña, Peter sacó su celular, buscando entre sus contactos, con sus dedos nerviosos. Estaba a punto de presionar la tecla de llamada cuando ambos nos dimos cuenta que el Siete estaba frente nuestro. Esperándonos. Retrocedí asustada y choqué contra Peter, a quién se le cayó el celular al suelo.

-¡Déjanos en paz! – grité

Como demostrándome que nadie podía contradecirlo, tomó un paso hacia adelante.

-Necesitamos hablar – dijo el Siete - ¿Les molestaría entrar a la casa?
-Piensa de nuevo, hermano – dijo Peter – Lali no va a ir contigo a ningún lado
-Peter, por favor – susurré – Déjame arreglar esto
-No tomará mucho tiempo – continuó el Siete

Ambos sabíamos que si lo seguía adentro, nunca regresaría. Tomé un paso hacia adelante, dudando.

-¡Lali, espera! – Peter sostuvo mi brazo y me miró, sus ojos llenos de horror – En serio no vas a irte con este…extraño, ¿verdad?
-No hagas esto más difícil – advirtió el Siete
-Estás yendo en contra de tu propia especie – dije de pronto – Lo sabes, ¿verdad?
-Lo siento, Señorita Esposito, yo no soy aquí el que ha dado la espalda a su especie – habló con tal autoridad que hizo que se esfumara mi confianza
-De hecho, ahora soy Señora Lanzani – dije

Sonrió apenas, el primer chispazo de emoción hasta ahora. ¿Se estaba burlando?

-Le aconsejo, Señorita Lanzani, que siga mis instrucciones y no habrá necesidad de sangre – dijo, mirando a Peter

Sabía que detrás estaba un soldado con ningún otro objetivo más que completar su misión…a cualquier costo. De nuevo sentí que mis pensamientos se borraban.

-Por supuesto – dije, mecánicamente – Lo entiendo

Peter sostuvo mi mano.

-No voy a dejarte ir
-Está bien – mentí – Es sólo para hablar

Peter no se vio convencido, pero antes de que pueda reaccionar, solté mi mano y me moví hacia el Siete. Sabía que Peter no podía protegerme, era mi trabajo protegerlo a él ahora. Sin embargo, él no estaba dispuesto a permitir eso; avanzó y me colocó detrás de él, así quedó enfrentado al Siete.

-Si quieres hablar con alguien, hazlo conmigo
-Niño, ¿qué te hace pensar que puedes enfrentarte al deseo del Cielo?
-Supongo que sólo la arrogancia
-Hazte a un lado. No tengo ningún interés en ti
-Todo lo que tenga que ver con Lali tiene que ver conmigo

El Siete suspiró impaciente, ¿o fue de aburrimiento?

-No digas que no te advertí
-¡No le hagas daño, haré todo lo que me digas! – chillé, pero era muy tarde

El Siete alzó su palma hacia arriba y una línea de luz salió de ahí. La pequeña pero poderosa luz, se enrolló en la garganta de Peter. Observé sus ojos abrirse y sus manos se colocaron en su cuello, pero aunque luchara, se estaba quedando sin aire. Peter cayó de rodillas y pude ver su cuerpo empezar a temblar mientras perdía la conciencia.

-Nadie puede desviar el deseo del Cielo – dijo el Siete

Mientras observaba la escena, sentí que mi cabeza empezaba a despejarse y era reemplazada por algo más poderoso: rabia. El enojo estaba llenando mi cuerpo, dejando atrás todo a su paso.

-Te dije que no lo lastimaras – no alcé mi voz, sin embargo se podía escuchar el veneno en la misma

Algo cambió en mí. En ese momento, dejé de ser humana para ser uno con el universo. Era la roca, la madera, la tierra. Sabía lo que tenía que hacer, lo que era capaz de hacer. Rápido como un flash, cogí un ladrillo suelto que estaba cerca a la escalera. Lo lancé como si fuera un boomerang y colisionó en el cuello del Siete. El ataque lo había cogido por sorpresa. Sin inmutarse, el Siete entró a la casa y sin pensarlo, cerré la puerta de entrada. Empecé a sentir un hormigueo en mis dedos y antes de saberlo, el suelo empezaba a oler a humo. El fuego surgió frente a mis ojos, rompiendo las ventanas y rodeando la cabaña. En cuestión de segundos, todo estaba lleno de fuego. Mientras las paredes empezaban a colapsar, vi al Siete, de pie en su traje flamante. El fuego no lo mataría…probablemente ni dejaría una marca en él. Pero temporalmente lo detendría; no sabía por cuánto tiempo.

En lo único que podía pensar era en salvar a Peter. Si el Siete nos atrapaba, probablemente lo mataría sin pensarlo dos veces. Me coloqué al lado de Peter: se había desmayado, pero aún seguía respirando. Mis alas se abrieron de golpe mientras cogía a Peter por su espalda, enredé mis brazos alrededor de su pecho y nos levanté del suelo. Volé hacia la pista. No tenía un plan en específico, sin embargo esto no fue necesario. Apenas unos segundos después, vi la camioneta de mis hermanos y ellos me miraron en el mismo momento en que yo los vi. Gas estuvo a mi lado en un instante, ayudándome a colocar a Peter en el asiento trasero del auto.

-¿Dónde han estado? – pregunté, con lágrimas en mi rostro
-Vinimos lo más rápido que pudimos – dijo Rochi
-¿Puedes ayudarlo? – le pregunté, refiriéndome a Peter

Rochi colocó su mano en la frente de Peter un momento después él empezó a recobrar la conciencia. Gruñó e inmediatamente colocó una mano en su cabeza.

-Estás bien – le dije – Estamos bien

De pronto, como si Peter recordara lo que había pasado, se tensó.

-¿A dónde fue? – preguntó - ¿Dónde estamos?
-Rochi y Gas están con nosotros – dije – Nos escapamos
-¿Cómo? El Siete te iba a llevar…
-Creo… - dudé – Creo que lo incendié o algo así
-Mentira – Peter se sorprendió por un momento, pero luego empezó a reír – Eso es genial
-¿Has perdido la cabeza? – me resondró mi hermana - ¡Usar poderes como esos sobre un Siete es una traición contra el Reino!
-No quise hacerlo – protesté – ¡Él estaba intentando asesinar a Peter!
-Bueno, ahora que le has prendido fuego, estoy seguro que estamos en el camino correcto hacia la reconciliación – dijo Gastón
-¿Crees que aún intentará seguirnos?
-No, ha perdido el rastro. Va a tener que empezar de nuevo. Pero debemos irnos de todos modos – Gas prendió el auto y empezó a conducir
-Los Sietes están buscando sangre – agregó Rochi – Ellos quieren que se disuelva su matrimonio
-Pensé que los ángeles eran justos – dijo Peter - ¿Desde cuándo están matando gente? ¿Desde cuándo el Cielo permite eso?
-¿Qué te hace pensar que el Cielo lo permite? – preguntó Gastón
-Digamos que no están haciendo mucho para detenerlos
-Lo que debes recordar sobre los Siete, es que ellos fueron creados como los guardaespaldas del Cielo, diseñados para mantener el orden. No entienden el comportamiento humano, así que es fácil que su poder se vaya de sus manos
-¿Los estás defendiendo? – atacó Peter
-No los estoy defendiendo – dijo Gas – Sólo intento explicar cómo trabajan. En sus mentes sólo están haciendo su trabajo
-Bueno, alguien necesita despedirlos
-El Consejo está viendo la forma de limitar sus poderes
-¿Y mientras tanto están fuera de control? – pregunté
-Esencialmente – respondió Rochi – Su percepción de justicia es diferente. Una vez que tienen una misión, nada más existe
-Y uno pensaría que tienen mejores cosas que hacer – dijo Peter – Preocuparse por la paz mundial o algo así
-Exactamente – continué - ¿Por qué nuestro matrimonio está en su agenda?
-No lo sé – concluyó Rochi

Sabía que algo me ocultaban, los conocía demasiado. Los miré fijamente, hasta que Gas me miró también, preocupado.

-Les han dicho que nos entreguen, ¿verdad?

Gas frunció el ceño y cerró sus ojos por un momento.

-Sí – admitió – Es exactamente lo que nos han dicho
-¡Cómo se atreven! – grité
-Ellos dijeron que cualquier sirviente leal al Reino no debería ni pensarlo
-¿Así que ahora cuestionan su lealtad?
-Nos han dicho que rendirte es tu única opción
-No puedo creer que los hayan puesto en esta posición
-Espera – dijo Peter – Gas, ¿qué les dijiste?

Mi hermano no dijo nada.

-¿Gas? – repitió Peter
-Dije que lo haría
-¿Qué? – pregunté
-Nos están esperando ahora. Creen que los estoy llevando hacia ellos
-¡No! – chillé - ¿Cómo pudiste?
-Mariana, por favor. No eres ninguna prisionera
-Quieres decir que….. – me detuve
-No voy a llevarte donde el Consejo. No te he traicionado
-Espera – coloqué una mano en mi boca – ¿Eso quiere decir que les mentiste?
-No tuve opción
-Pueden botarte por esto. No puedo permitir que lo hagas
-Ya está hecho

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Perdón por la tardanza, tenía muchos trabajos en la universidad.
Mañana les subo el siguiente :)

2 comentarios:

  1. ay por dios esto cada vez esta mas complicado. de alguna manera se tienen a unir mas, eso seria con un hijo asi el cielo no los puede separar.

    Q mierdero. jajajajajjaja

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  2. No!! Es genial me encanta!!, ahora también se arriesga gas!!

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