martes, 9 de octubre de 2012

Heaven: Capítulo VIII (Parte 2)

-¡Hola chicos! Soy María Elena, ¡es tan genial conocerlos!

Peter y yo alzamos la mirada ante la chica que acaba de aparecer en la puerta. Era más alta que yo, con cabello recto y ojos marrones. Estaba bronceada y vestía como una atlética, con una blusa y pantalones cortos.

-¿Eres mi compañera de cuarto? – preguntó y sonrió - ¡He estado loca por conocerte! Intenté buscarte en Facebook, ¡pero no encontré nada! ¿De dónde son? ¿Cuáles son sus nombres?

Antes de que pueda formular una respuesta apropiada, empezaron a aparecer personas detrás de ella, cargando cajas. A diferencia de nosotros, esta chica había llegado con todas sus posesiones.

-Soy María Elena – repitió - ¿Ya se los dije? Y ellos son mi mamá y papá, mi hermano, Juan, y mis dos primos, Matías y Jessica
-Ey – dijo Peter ya que no sabía qué decir – Un gusto conocerlos. Soy Tábano y ella es mi hermana, Agustina. La estoy ayudando a mudarse

Por suerte Peter habló primero; yo ya me había olvidado de nuestros nuevos nombres y seguramente hubiera dicho los verdaderos.

-Bueno, no te preocupes – dijo la mamá de María Elena – Haremos que este lugar se vea como casa

Fue cierto. Llenaron la habitación con pequeños muebles, fotografías, elementos para la ventana, aspectos que daban mayor familiaridad.

-Espero haberte dejado suficiente espacio – dijo, disculpándose
-Realmente no necesito mucho – dije – Siéntete libre de poner todo donde quieras
-Ves, bebé – dijo su mamá – te dije que encontrarías a una chica linda como compañera de cuarto
-Soy de Germantown – dijo María Elena - ¿Y ustedes?
-Jackson – dijo Peter, con un adorable encogimiento de hombros y una sonrisa – Como la mitad de la población de aquí. Estuve estudiando en otra universidad, pero decidí transferirme

Estaba sorprendida con lo natural que sonaba con su nueva identidad. Casi podía ver los ojos de María Elena abrirse cuando Peter le hablaba.

-En buena hora lo hiciste – dijo ella, con voz coqueta

Rodé mis ojos. Ya estaba empezando, la atracción femenina que Peter recibía iba a alterar mis nervios, especialmente desde que no podía tocar su mano o hacer nada que refleje nuestra relación.

-Sí, hermanita – Peter colocó un brazo alrededor de mi hombro - ¿No estás contenta de tenerme?

María Elena rió y yo entrecerré mis ojos hacia él.

-No realmente – dije, apartándome - ¿Cómo voy a conocer a los chicos si tú estás cerca?
-Es que no vas a conocer a ningún chico – dijo Peter – Nadie se va a acercar a mi ´pequeña hermana
-Estoy de acuerdo – dijo Juan, mientras ayudaba a su padre a cargar la ropa de su hermana – Los chicos solo quieren una cosa. ¿Qué es esto? – agregó, alzando un vestido que dejaba mucho a la imaginación – No vas a salir con esto
-Suenas como el abuelo – dijo María Elena - ¿Qué cosa voy a usar entonces?
-Estoy confiscando esto – dejó el vestido y cogió prendas grandes y largas – Puedes usar esto

María Elena lo miró con cara de enojada, antes de situarse frente al espejo y empezar a intentar peinar su cabello enredado. Miré con cara de interrogación a Peter.

-Mucho pelo – se encogió de hombros – supongo que es algo de la zona
-Esta semana será una locura – dijo María Elena – Hay un concierto de música y todos irán

Su hermano la miró.

-Creo que sería mucho más inteligente si te quedas y duermes temprano.
-Bla bla – rodó sus ojos y me miró – Yo creo que seguimos a la multitud
-De acuerdo – dije, intentando sonar entusiasmada – Suena genial
-¡Pero tenemos que tener cuidado!
-¿Por qué? – me tensé
-Todo lo que hagamos será reportado. Así que no te vayas a meter con algún chico que no sea de primer año. Solo porque el chico diga que es soltero no significa que sea cierto y si está saliendo con una chica que está por terminar la universidad, estás perdida.
-Claro – dije, asintiendo – Mantendré eso en mente

Peter y Juan mostraron preocupación por sus pequeñas “hermanas” al pensar que caerían en manos de chicos borrachos. María Elena empezó a enredar un dedo en su cabello y se enfocó en Peter.

-Y, Tábano, ¿estarás ahí esta noche?
-Seguro – dijo
-Ugh – intenté sonar irritada pero por dentro estaba aliviada

No había manera de que Peter me deje sola esta noche, con estas chicas, prácticamente hablaban otro idioma y yo necesitaba que él me traduzca.

-¿Estás emocionada – preguntó María Elena – El resto de nuestras vidas empieza ahora

2 comentarios:

  1. viste ya los celos empezaron, y si es q va a ser muy complicado para ellos

    ResponderEliminar
  2. huelo a celos!!! espero que no generen muchos problemas

    ResponderEliminar