-Puedo explicar – dije
No pude pensar en nada más. Encima era una mentira porque no
podía explicarlo.
-No puedo creerlo – dijo, alejándose de nosotros como si
fuéramos la peste - ¡Esto es asqueroso!
-María Elena, por favor escucha… - Peter se puso de pie y
alzó sus manos en súplica
-¡Están enfermos! – lo interrumpió – Ella es tu hermana.
¿Cómo pudiste hacer eso?
-Ella no es mi hermana – Peter intentó hacerla entender –
Ella es mi esposa
-¡Se casaron! – María Elena colocó su mano en su pecho, como
si estuviera teniendo un ataque al corazón - ¿Por eso es que nunca me
respondías los mensajes ni mis señales. ¡Pensé que estaba siendo muy suave
contigo!
-¿Muy suave? – Peter preguntó, empezando a enojarse - ¡Eras
demasiado desesperante!
-Bueno, siento no poder competir con tu hermana
-Cállate por un segundo – solté, exasperada – No hemos hecho
nada malo
-Qué mal piensas – dijo María Elena – ¡Pero está comunidad
no está de acuerdo!
-Él y yo no estamos relacionados – dije – Ambos hemos estado
mintiendo, a todos
-Mira – dijo María Elena – Entiendo que crean que está bien,
pero eso es porque no están bien de la cabeza. Tengo que contarle esto a
alguien…por su propio bien. Me agradecerán después
-María Elena, ¡espera! – chilló Peter, pero ella ya estaba
yéndose
Peter presionó su rostro contra sus manos, pero yo ya estaba
casi por la puerta, dispuesta a llegar hasta mi compañera de cuarto.
-Tenemos que ir detrás de ella – dije, regresando e
intentando levantarlo
-¿Por qué? – preguntó Peter, mirándome con su mente en
blanco – Ella nunca nos escuchará
-Peter, piensa en ello – dije – Ella es María Elena, estamos
halando de….ella le va a contar A TODOS
-Déjala – se encogió de hombros – Ella no tiene pruebas. Es
su palabra contra la nuestra
-No importa – tomé su mano – Nadie puede ignorar una
acusación como aquella. Incluso si lo negamos, atraerá a mucha atención. Hemos
pasado todo nuestro tiempo aquí sin ser notados. Si dejamos que María Elena…
-Nos encontrarán – terminó la frase
-¡Exacto! – sacudí su mano – Vamos
Empezamos a correr tan rápido que casi ya no sentía mis
pies. No podía dejar que nadie nos ponga en peligro, especialmente no alguien
que no sabía nada de nuestra verdadera historia, como María Elena. Finalmente,
dejé atrás a Peter, y alcancé a María Elena. La agarré de los hombros y ella
chilló.
-¡Déjame en paz!
-¡No! – la volteé para que se enfrentara a mí – No hasta que
me escuches
-¡Ayuda! – gritó - ¡Necesito ayuda!
Algo dentro de mí me golpeó. No iba a permitir que esto
sucediera. Apunté un dedo hacia la boca de María Elena y un segundo después una
línea de piel empezó a formarse entre sus labios, sellándolos. Sus ojos se
ampliaron y ella empezó a tocar sus labios, antes de darse cuenta de lo
doloroso que sería intentar abrirlos. Tembló y me miró con ojos aterradores. Sentí
una energía extraña en mi cuerpo, deslizándose por mis extremidades. En poco
tiempo, coloqué mi mano en la cabeza de María Elena. Ella se arrodilló ante mí. Podía sentir sus pensamientos y memorias desapareciendo ante mi toque. Cuando
cerré mis ojos, los vi, los podía tocar. Hasta que encontré el que quería
borrar. Me aseguré de eliminarlo. Luego, la solté y quité el sello de sus
labios, al tiempo que Peter llegaba, corriendo.
-¡Ey! – dije, cuando María Elena cayó al suelo - ¿Estás
bien?
Se puso de pie, temblando, completamente desorientada.
-¿Cómo llegué aquí? – preguntó – Estaba en la habitación.
Pensé que esta mañana
Peter me miró preocupado y lo ignoré, tocando la frente de
María Elena.
-Creo que te has enfermado con algo. Mejor volvemos a la
habitación
-¿Qué están haciendo aquí? – preguntó, aún confundida
-Estábamos caminando y te encontramos – dije – No deberías
caminar sola a estas horas de la noche
-Pero yo no estaba…
Peter tocó su hombro, lo que la distrajo de su anterior
pensamiento.
-Vamos – dijo él – Vamos a casa. Estoy seguro que te
sentirás mejor por la mañana
-No me siento bien – dijo maría Elena
-Lo sé – dijo Peter – Agus tiene razón, probablemente te has
enfermado. Mañana te llevaremos a la enfermería a primera hora
-De acuerdo. Gracias
Gracias a DIOS TIENE ESE DON , PORQ SI NO HUBIERAMOS CAGADO. ajjajajaja pendeja del orto no la tolero mucho q digamos
ResponderEliminarCasi casi se nos va todo a la mierda... cuanto más podrán aguantar??? Más! me encana
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