miércoles, 6 de febrero de 2013

Ángeles Caídos #3: Veintiuno

Mis ojos se abrieron y la habitación tomó forma. Las luces estaban apagadas. El aire estaba frío. La memoria de la noche anterior regresó a mí de golpe. Peter y yo nos habíamos besado…Vagamente recordaba haberle murmurado algo sobre estar muy exhausta para conducir…

Me había quedado dormida en la casa de Peter.

-¡Mi mamá me va a matar!

Me senté de golpe. Peter estaba sentado en una silla en la esquina, su mentón recostado en su puño.

-Ya me encargué de ello. Llamé a Cande. Ella acordó inventar algo por ti. 
-¿Llamaste a Cande? ¿Y estuvo de acuerdo, sin hacer preguntas?
-Puede que haya sido un poco más difícil que eso.

Su enigmático tono hizo un clic en mi mente.

-¿Le hiciste un truco mental?
-Entre pedir permiso y rogar por perdón, me inclino hacia el último. 
-Ella es mi mejor amiga. ¡No puedes hacerle eso! 

Aunque aún estaba enojada con Cande por haberme mentido sobre Peter, ella debió de haber tenido sus razones. Además, ella significaba todo para mí, Peter había cruzado una línea.

-Estabas exhausta. Y te veías pacífica durmiendo en mi cama.
-Eso es porque tu cama tiene una especie de hechizo – dije – Podría dormir aquí para siempre. ¿Sábanas de satén? – adiviné.
-De seda.
-Jura que no volverás a hacerle un truco mental a Cande.
-Listo – dijo con facilidad. 
-¿Supongo que no tienes una explicación de porqué tanto mi mamá como Cande han estado negando constantemente que tú existes? De hecho, las únicas dos personas que han confesado recordarte son Paula y Benjamín.
-Cande salió con Rixon. Después que Hank te secuestró, borré a Rixon de su memoria. Él la usó y la hizo sufrir un montón. Él hizo sufrir a un montón de personas; era más fácil si hacía lo mejor para que todos lo olviden. La alternativa era dejar que tus amigos y familia sigan esperando encontrar al culpable de todo y arrestarlo, pero eso nunca iba a suceder. Cuando fui a borrarle la memoria a Cande, ella puso resistencia. Hasta hoy, ella está enojada, no sabe porqué, pero está dentro de ella. Borrar la memoria de alguien no es tan fácil como suena. Hay piezas que quedan, creencias inexplicables. Cande no puede recordar lo que le hice, pero sabe que no debe confiar en mí. No puede recordar a Rixon, pero sabe que ahí afuera hay un chico que le causó un montón de dolor. 

Explicaba la sospecha de Cande contra los chicos y mi instante aversión hacia Hank.

Así que Cande me había mentido para protegerme, ella sentía que debía hacerlo. ¿Haría yo lo mismo si le ocultaba esto? ¿Estaba haciendo lo mismo ahora? No le había contado sobre los ángeles caídos o Nephils, y había usado la misma excusa.

-¿Y mi madre? – pregunté.
-Ella piensa que yo tengo algo que ver con tu secuestro. Mejor yo que Hank – dijo, su tono enfriándose – Si Hank piensa que ella sabe la verdad, él hará algo sobre ello. 

Mayor razón para mantener a mamá en la oscuridad…mientras tanto.

-Así que estás diciendo que el arresto nunca iba a suceder porque Rixon está en el infierno ahora.

Asintió, pero sus ojos se oscurecieron. 

-En tu memoria, vi que acordaste espiar a los ángeles para Hank – dije.

Peter asintió.

-Lo que están planeando y cuándo. Me encontré con Hank semanalmente para compartir información.
-¿Qué sucede si los ángeles caídos descubren que estás vendiendo secretos a sus espaldas?
-Espero que no lo hagan. 
-¿Qué te harían?
-He estado en peores situaciones y las he sabido manejar – las esquinas de su boca se alzaron – Todo este tiempo y aún no tienes fe en mí.
-¿Podrías hablar en serio por dos segundos?

Se inclinó y besó mi mano.

-Me mandarían al infierno. Se supone que deberían dejar a los arcángeles para que lidien con eso, pero no siempre funciona de esa manera.
-Explícate – dije firmemente.
-Los humanos tienen prohibido asesinarse unos a otros; es la ley. Pero personas son asesinadas todos los días. Mi mundo no es muy diferente. Para cada ley, hay alguien afuera deseando romperla. No voy a pretender ser inocente. Hace tres meses, encadené a Rixon al infierno, aunque no tenía más autoridad que mi propio sentido de la justicia.
-¿Encadenaste a Rixon al infierno?

Peter me miró con curiosidad.

-Él tenía que pagar. Intentó matarte.
-Benjamín me contó sobre Rixon, pero no sabía quién lo había encadenado al infierno, o cómo se hacía. Le haré saber que es a ti a quién tiene que agradecer.
-No estoy interesado en la gratitud de un mestizo. Pero puedo decirte cómo se hace. Cuando los arcángeles destierran a un ángel caído del cielo y le arrancan sus alas, mantienen una pluma para ellos mismos. La pluma es meticulosamente preservada. Si la ocasión llega dónde ese ángel necesita ser encadenado al infierno, los arcángeles queman su pluma. Es un acto simbólico con resultados ineludibles. 
-¿Tú tenías una de las plumas de Rixon?
-Antes que él me traicionara, era lo más cercano a un hermano. Sabía que tenía una pluma y dónde la guardaba. Sabía todo sobre él – su mandíbula se contrajo – Lo llevé al infierno y quemé la pluma en frente de su cara.

Aquello hizo que mi piel se erizase. Incluso si Cande me traicionaba así, no estaba segura si la haría sufrir de esa manera. Apartando la figura que Peter había pintado en mi mente, recordé la pluma que había encontrado en el cementerio.

-¿Esas plumas están flotando por todos lados? ¿Cualquiera puede cruzarse con una?

Peter sacudió su cabeza.

-Los arcángeles mantienen una. Unos pocos ángeles caídos como Rixon, llegan a la Tierra con una pluma o dos intactas. Cuando eso sucede, los ángeles caídos se aseguran que su pluma no caiga en las manos equivocadas – sonrió – Y pensaste que no éramos sentimentales. 
 -¿Qué pasa con el resto de plumas?
-Rápidamente se deterioran. 
-¿Y tú? ¿Alguna pluma guardada bajo llave?

Alzó una ceja.

-¿Estás haciendo suposiciones de mi caída?

Sonreí, a pesar de la seriedad del asunto.

-Una chica debe mantener abiertas sus opciones.
-Odio decepcionarte, pero no hay plumas. Llegué a la Tierra completamente desnudo.
-Mmm – dije tan casual como pude, pero sentí mi cara sonrojarse. 
-Me gustas en mi cama – dijo Peter – Rara vez saco las mantas. Rara vez duermo. Podría acostumbrarme a la imagen.
-¿Me estás ofreciendo un lugar permanente?
-Ya te puse una copia de mi llave en tu bolsillo.

Toqué mi bolsillo. Sin duda, algo pequeño y duro estaba adentro.

-Qué caritativo de tu parte.
-No me estoy sintiendo caritativo ahora – dijo, mirándome mientras su voz se tornaba más grave – Te extrañé, Ángel. No había un solo día en el que no te extrañara. Me cazabas a tal punto que empecé a creer que Hank había roto su promesa y te había matado. Veía tu fantasma en todo. No podía escapar de ti y no quería. Me torturabas, pero fue mejor que perderte. 
-¿Por qué no me contaste todo esa noche con Gabe? Estabas tan enojado – sacudí mi cabeza, recordando cada palabra que me dijo – Pensé que me odiabas.
-Después que Hank te liberó, te espié para asegurarme que estabas bien, pero juré terminar mi relación contigo por tu propia seguridad. Tomé mi decisión y pensé que podía lidiar con ella. Intenté convencerme a mí mismo que no quedaba nada entre nosotros. Pero cuando te vi esa noche, mi argumento se hizo a un lado. Quería que me recordaras de la forma en que yo no podía dejar de pensar en ti. Pero tú no podías, me aseguré de ello – su mirada cayó a sus manos, que estaban cerca de sus rodillas – Te debo una disculpa – dijo silenciosamente – Hank borró tu memoria para evitar que recuerdes lo que él te hizo, pero yo estuve de acuerdo. Le dije que borre lo suficiente para que tampoco me recuerdes a mí.
-¿Acordaste a hacer qué?
-Quería devolverte tu vida. Antes de los ángeles caídos, de los Nephils, antes de mí. Pensé que era la única manera en que podrías continuar con tu vida. No creo que ninguno de los dos niegue que yo haya complicado tu vida. He intentando mejorarlo, pero las cosas nunca han salido como quería. Tomé la decisión difícil, pensando que lo mejor para tu recuperación y tu futuro, era que yo me aleje.
-Peter…
-Y por Hank, rehusé a verlo destruirte. Rehusé verlo arruinar cualquier chance que te hiciera feliz, al hacerte cargar con esas memorias. Tienes razón, él te secuestró porque pensó que podía usarte para controlarme. Te llevó al final de Junio, y no te trajo de regreso hasta Septiembre. Cada día durante esos meses estuviste encerrada y sola – sus ojos brillando con dureza – Él pagará por ello, y bajo mis términos – dijo, con una voz baja y mortal – Esa noche en el almacén, él nos tenía rodeados – continuó – la única cosa en mi mente era evitar que él te mate. Si hubiese estado a solas, hubiera peleado. No confiaba en que tú lidiaras con una pelea, y me he arrepentido de ello desde entonces. No podía verte sufrir, y me cegó. Luego que hice el acuerdo con Hank, dónde me traicionó, me encontré con él cuatro días después y le ofrecí arrancar mis alas si te liberaba. Fue la última cosa que tenía por hacer, y él acordó dejarte ir, pero lo mejor que podía obtener, era al final del verano. Los siguientes tres meses, te busqué hasta el cansancio, pero Hank había planeado eso también. Te mantuvo en secreto, el lugar secreto, se aseguró que ninguno de sus hombres dijera nada. Una semana antes que Hank te soltara, él mandó a uno de sus mensajeros a encontrarme. Él me informó que Hank tenía la intención de borrar tu memoria una vez que te dejara libre. Fue ahí cuando me encontré con él y le pedí que borrara mis recuerdos. No quería que tuvieras un solo recuerdo de mí, no quería que te despertaras con pesadillas de estar encerrada y completamente sola por días. No quería que gritaras en la noche sin saber por qué. Quería devolverte cuánta vida pudiera. Sabía que la única forma de mantenerte a salvo era alejarte de todo. Luego le dije a Hank que nunca te vuelva a mirar, le dejé en claro que si cruzaba caminos contigo, lo cazaría y mutilaría su cuerpo. Y luego encontraría la forma de matarlo, sin importar el costo. Pensé que sería lo suficientemente inteligente para aceptarlo hasta que me contaste que está saliendo con tu mamá. Sé que está planeando algo, y lo que sea que es, está usando a tu mamá, o a ti, para lograrlo. 

Mi corazón latía desaforado.

-¡Esa serpiente!

Peter rió.

-Yo hubiese usado una palabra más fuerte, pero eso también funciona. Él tiene algo entre manos. No sé qué es, pero no puede ser algo ligero. El instinto me dice que él quiere que este plan se mueva antes de Chehvan y eso empieza en menos de tres semanas.
-Sé lo que estás pensando – dije – Que irás detrás de él a solas. Pero no me robes la satisfacción de destruirlo. Yo también merezco eso.

Peter enganchó su codo en mi cuello y presionó sus labios fieramente en mi frente.

-No soñaría con ello.
-¿Y ahora qué?
-El enemigo de tu enemigo es tu amigo, y tengo a un viejo amigo que puede sernos útil – la forma en que mencionó amigo me sonó a que no lo era para nada – Su nombre es Agustina, y creo que es tiempo de llamarla.

Parecía que Peter había decidido su próximo movimiento, y yo también. Salí de la cama y me coloqué mis zapatos y casaca.

-No me puedo quedar aquí, tengo que ir a casa. No puedo dejar que Hank use a mamá de esta forma y no decirle lo que está sucediendo.

Peter soltó un suspiro.

-No puedes decirle nada, no te creerá.  Él está haciendo lo mismo a ella que yo le hice a Cande. Incluso si ella no quiere confiar en él, lo tiene qué hacer. Está bajo su influencia y por el momento, tenemos que dejarlo así. Por un tiempo más, hasta que pueda descubrir lo que está planeando.
-¿Puedes ir dónde él y hacerlo pedazos? – demandé, enojada – Él merecer algo peor, pero al menos solucionaría nuestros problemas. Y dame algo de satisfacción –agregué.
-Necesitamos terminar con él por las buenas. No sabemos quién más lo está ayudando y hasta dónde se extiende su plan. Está juntando su ejército para ir en contra de los ángeles caídos, pero él sabe que ningún ejército es lo suficientemente poderoso en Cheshvan. Los ángeles caídos poseerán sus hombres, así que él debe estar planeando algo más. ¿Pero en dónde entras tú? – se preguntó en voz alta. 

De pronto sus ojos se entrecerraron.

-Lo que sea que esté planeando, todo cuelga en información que necesita del arcángel. Pero para hacerla hablar, necesita un collar de un arcángel.

Las palabras de Peter parecieron golpearme. Había estado atrapada en el resto de las revelaciones que me había olvidado por completo sobre la alucinación de la chica en la jaula, que ahora era una memoria real. Ella no era una chica, sino un arcángel.

Peter suspiró.

-Lo siento Ángel, déjame explicarme.
-Sé sobre el collar – lo interrumpí – Vi al arcángel enjaulado en una de tus memorias. Estoy bastante segura que ella intentó decirme para que Hank no lo sepa, pero al mismo tiempo pensé que estaba alucinando. 

Peter me miró en silencio por un momento.

-Ella es un arcángel y lo suficientemente poderosa para insertarse en tu conciencia. Claramente se sintió necesario advertirte.
-Porque Hank piensa que yo tengo tu collar.
-Tú no lo tienes.
-Intenta decirle eso.
-De eso se trata todo esto – Peter dijo lentamente – Hank piensa que yo planté mi collar en ti.
-Eso creo.

Peter frunció el ceño, sus ojos calculando.

-Si te llevo a caso, ¿podrás enfrentar a Hank y convencerlo que no tienes nada qué esconder? Necesito que te asegures que él crea que nada ha cambiado. Esta noche nunca sucedió. Nadie te culpa si no estás lista, menos yo. Pero primero necesito saber si puedes lidiar con esto.

Mi respuesta a su pregunta vino sin dudar. Podía mantener un secreto, sin importar lo difícil que era, cuando las personas que amaba estaban involucradas. 

3 comentarios: