viernes, 22 de febrero de 2013

Ángeles Caídos #3: Epílogo

El sol había quemado durante la mitad del día cuando Peter aparcó la moto en frente de mi casa. Me deslicé fuera de la misma, con una sonrisa tonta en mi rostro, un brillo cálido permeando cada pulgada de mi piel. Perfección.

No podía decir que iba a durar, pero quería vivir el momento. Ya había decidido lidiar con mi nueva sangre pura Nephil, y todas las consecuencias que traería consigo, incluyendo cómo mi transformación se manifestarían, junto a liderar el ejército de Hank. 

Ahora mismo, tenía todo lo que podía pedir. No era una lista larga, pero era una muy satisfactoria, empezando con el amor de mi vida de regreso a mis brazos.

-Me divertí anoche – le dije a Peter, quitándome el casco – Oficialmente estoy enamorada de tus sábanas.
-¿Sólo de eso estás enamorada?
-No. También de tu colchón.

Una sonrisa atravesó los ojos de Peter.

-Mi cama es una invitación abierta.

No había dormido con la “Línea de No Cruzar” por el medio de la cama, porque no habíamos dormido juntos, punto final. Yo tomé la cama y Peter el sofá. Yo sabía que él quería más de mí, pero yo también sabía que él quería que mi cabeza estuviera en el lugar correcto. Él dijo que podía esperar, y le creía.

-Dame una pulgada, yo tomaré una milla – le advertí – Deberías preocuparte que tal vez te lo confisque.
-Me considero un hombre de buena suerte.
-El único inconveniente de tu casa es la falta de elementos de aseo. ¿No hay acondicionador? ¿No hay lápiz labial? ¿Protector solar? – apunté la puerta con mi pulgar – Tengo que lavarme los dientes y necesito una ducha.

Él sonrió, saltando fuera de la moto.

-Ahora, esa si es una invitación.

Poniéndome de puntitas de pie, lo besé.

-Cuando termine, será EL día. Iré donde Cande a recoger a mamá, y les contaré a ambas la verdad. Hank se ha ido, y es tiempo de decir las cosas claras.

Abrí la puerta de mi casa, dejando mis llaves en la encimera. Apenas había dado tres pasos cuando Peter me agarró por el hombro. Una mirada a su cara y supe que algo andaba mal. Antes que Peter pueda protegerme detrás de su cuerpo, Benjamín salió de la cocina. Hizo una seña con sus manos y dos Nephil se movieron por el pasillo a su lado. Ambos parecían de la edad de Benja. Me miraron con curiosidad.

-Benja – dije, acercándome hacia él.

Lancé mis brazos a su alrededor, abrazándolo con fuerza.

-¿Qué sucedió? ¿Cómo escapaste?
-Dadas las circunstancias, estaba decidido que sería más efectivo que estuviera el frente que encerrado. Lali, conoce a Maxi y a Tono – dijo – Ambos son los primeros tenientes del ejército de la Mano Negra.

Peter cruzó hacia nosotros.

-¿Trajiste a estos hombres a la casa de Lali? – dijo él, mirando a Benjamín, como si quisiera romperle el cuello.
-Tranquilo, hombre. Ellos son geniales, se puede confiar.

Peter rió bajo y de forma depredadora.

-Noticias tranquilizadoras viniendo de un conocido mentiroso.
-¿Seguro que quieres jugar así? Tú también tienes tantos o más esqueletos en tu armario.
-Hank está muerto – le dije a Benja.

Él asintió.

-Lo sabemos. Muéstrale la señal, Maxi.

Maxi dio un paso hacia adelante. Era alto y musculoso, moreno y de rulos. Extendió su mano, un anillo idéntico al que Benjamín había arrojado al océano encajaba perfectamente en su dedo. Brillaba de un color azul salvaje, y la luz parecía permanecer detrás de mis ojos a pesar que los cerraba.

-La Mano Negra me dijo que eso sucedería si él moría – explicó Maxi – Benjamín tiene razón. Es una señal.
-Por eso es que fue liberado – dijo Benja – El ejército es un pandemonio. Nadie sabe qué hacer. Cheshvan ya está por llegar y los planes que había hecho la Mano Negra, están en el aire. Los hombres de Hank han perdido a su líder, están empezando a entrar en pánico.
-¿Te liberaron porque sabían dónde podías encontrarme? – pregunté.
-Como dije, estos chicos son de confiar. Ellos ya han confiado ser fieles a ti, así que no te obligarán a nada. Tenemos que conseguir a aquellos Nephils que estén detrás de ti, antes que esto enloquezca. 
-Antes a su muerte, la Mano Negra me notificó que tu acordaste tomar el rol de líder después de su muerte – dijo Maxi.

Tragué con fuerza, sin esperar que este momento llegara tan rápido. Sabía lo que tenía que hacerse, pero esperaba más tiempo. 

-Sí, juré lealtad de liderar el ejército de Hank. Esto es lo que va a suceder. No va a ver una guerra. Regresa donde tus hombres y diles que abandonen. Entrar en guerra en este punto sería un suicidio. Los ángeles caídos ya están planeando la retribución, y nuestra única esperanza es dejar en claro que no vamos a pelear contra ellos. No de esta forma. Se ha terminado y puedes decirle a tus hombres que ésa es una orden.

Maxi sonrió, pero su expresión tenía un filo.

-Prefiero no discutir esto con un ángel caído dando vueltas por aquí – dijo, nivelando sus ojos hacia Peter - ¿Nos das un minuto?
-Creo que es bastante obvio que decirle a Peter que se vaya, es bastante inútil. Voy a contarle todo – dije – Cuando juré ante Hank, nunca dije nada sobre terminar con Peter. Así es: Tú líder Nephil está de novia con un ángel caído.

El cortante asentimiento de Maxi fue una aceptación.

-Entones dejemos en claro una cosa. Esto no ha terminado. Paralizado, quizás. La Mano Negra estimuló una revolución, y terminarla no va a ser suficiente para calmar los ánimos. 

-No estoy preocupada por ello, sino por la raza Nephil como un todo. Estoy pensando en qué es lo mejor para todos.

Benja, Maxi y Tono compartieron una mirada silenciosa. 

-Entonces tenemos un problema más grande –agregó Maxi – Porque los Nephil creen que la rebelión es lo mejor para ellos.
-¿Cuántos Nephils? – preguntó Peter.
-Cientos. Suficientes para llenar una ciudad – dijo Maxi – Si no los lideras hacia la libertad, romperás tu promesa. En poco tiempo, tu cabeza estará en discusión, Lali.

Miré a Peter. 

-Mantén tu posición – habló en mi mente – Diles que la guerra se ha terminado y no hay lugar para una negociación.
-Juré lealtad a Hank, de liderar su ejército – le dije a Maxi – Nunca prometí libertad.
-Si no declaras la guerra a los ángeles caídos, instantáneamente vas a crear enemigos, con cientos de Nephils – él respondió. 

Y si lo hago, pensé, también le declararé la guerra a los arcángeles. Ellos permitieron que Hank muera porque Peter prometió que yo calmaría a los rebeldes.

Regresé mi atención a Peter y supe que él compartía el mismo pensamiento que yo. De cualquier forma, la guerra estaba viniendo. Todo lo que tenía que hacer ahora era decidir mi oponente.

***

Fin del libro!!!
Pronto estaré posteando el último del Designio del Ángel, para después continuar con el final de esta saga.
Gracias por estar!

3 comentarios:

  1. yo no me aguante y ya me lei el ultimo es una cosa barbara, de verdad sufrí como una condenada. jajaja me volviste adicta a los libros con angeles. jajajajajaj
    igualmente cuando subas la adaptacion me la leere nuevamente.

    No veo la hora de q subas la del designio porq esa si es un completo complique mi corazon dividido entre peter y thiago. jajajajaj

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