viernes, 22 de febrero de 2013

Ángeles Caídos #3: Treintaitrés

Mil perdones por la demora, estos días han sido caóticos.
Aquí les dejo el capítulo.
Disfruten :)

PD: Mil Gracias por los comentarios!! En un ratito subo el Epílogo.

***


Peter no se molestó en cavar una tumba para el cuerpo. Estaba oscuro, una hora o dos antes que amanezca, y él lo arrastró hacia la costa, más allá de las rejas del Parque, y con un golpe de su bota, lo hizo rodar por el barranco, hacia el océano.

-¿Qué le pasará? – pregunté, acurrucándome en él, buscando calidez.

-La corriente lo arrastrará, y los tiburones tendrá una presa fácil.

Sacudí mi cabeza, para darle a entender que me había malentendido.

-¿Qué le pasará a su alma? 

Peter se quedó en silencio, pero me sostuvo con más fuerza, cerrando sus brazos protectoramente a mí alrededor. Corrió sus manos por mis brazos.

-Estás congelada. Déjame llevarte de regreso a mi casa.
-¿Qué sucede ahora? – susurré – Maté a Hank. Tengo que liderar a estos hombres, ¿pero, qué les haré?
-Lo descubriremos – dijo Peter – Pensaremos en un plan, y estaré a tu lado hasta que logremos superarlo.
-¿Realmente crees que será así de fácil?

Peter un corto sonido de sorpresa.

-Si quisiera algo fácil, me encadenaría en el infierno al lado de Rixon.

Me quedé mirando las olas, que se deshacían en pedazos cuando chocaban contra las rocas.

-¿Cuándo hiciste el trato con los arcángeles, no estaban preocupados de que tú hablaras? Esto no debe verse bien para ellos. Todo lo que tendrías que hacer es expandir los rumores que el devilcraft no puede ser utilizado, y tendrías que incitar un frenético festín ilegal entre Nephils y ángeles caídos.
-Hice un juramento de no hablar. Eso fue parte del trato.
-¿Podrías haber pedido algo a cambio por tu silencio? – pregunté.

Peter se tensó, y sentí que había adivinado la dirección de mis pensamientos.

-¿Importa? 

Lo hacía. Ahora que Hank estaba muerto, la neblina rodeando mi memoria, se estaba quemando como nubes debajo del sol. No podía recordar completamente las memorias, pero las imágenes estaban ahí. Estaba empezando a recordar por todo lo que Peter y yo habíamos pasado y luchado. Las pruebas de traición, lealtad, confianza. Sabía lo que le hacía reír, lo que lo enojaba. Conocía su profundo deseo. 

-¿Podrías haberles pedido que te conviertan en humano?

Lo sentí exhalar lentamente, y cuando habló, hubo una cruda honestidad en su voz.

-La respuesta corta a esa pregunta es sí. Podría haberlo hecho.

Lágrimas nublaron mi visión. Estaba aturdida por mi propio egoísmo, aunque racionalmente, sabía que yo no había hecho que Peter tome sus decisiones por mí. Pero, aún así, él las había hecho por mí, y me sentía culpable.

-No, escúchame – dijo Peter, al ver mi desacuerdo – La respuesta larga a esa pregunta es que todo sobre mí ha cambiado desde que te conocí. Lo que quise por cinco meses atrás es diferente a lo que quiero ahora. ¿Quiero un cuerpo humano? Sí, mucho. ¿Es mi prioridad más alta? No – me miró con ojos serios – Dejé todo lo que quería por algo que necesito. Y te necesito a ti, Ángel. Más de lo que creo que algún día sabrás. Eres inmortal ahora. Y yo también. Eso es algo.
-Peter… - empecé, cerrando mis ojos.

Su boca rozó el lóbulo de mi oreja, mandando un aleteo por todo mi cuerpo.

-Te amo – dijo, con voz afectiva – Me haces recordar quién solía ser. Me haces querer ser ese hombre de nuevo. Ahora mismo, sosteniéndote, siento que tenemos una chance te combatir todo, juntos. Soy tuyo, si me aceptas.

Así de simple, me olvidé que estaba completamente empapada, temblando y por ser la próxima líder de una sociedad Nephil con la que no tenía nada que ver. Peter me amaba. Nada más importaba.

-Yo también te amo – dije.

Inclinó su cabeza hacia mi garganta, gruñendo suavemente.

-Te amo antes que tú me amaras. Es la única cosa en la que te he vencido, y la sacaré a relucir cada vez que pueda.

Su boca, presionada contra mi piel, tomó una curva diabólica.

-Vayámonos de aquí. Te llevaré a mi casa, esta vez para bien. Tenemos negocios inconclusos, y creo que es tiempo de hacer algo con ello.

Dudé, una gran pregunta en mi mente. El sexo era un gran dilema. No estaba segura si estaba lista para complicar nuestra relación, o mi vida, de esa forma. Si un ángel caído se acostaba con una humana, creaba un Nephil, ¿qué sucedía cuándo un ángel caído se acostaba con un Nephil? 

-Aún no – dije.

Peter arqueó una ceja.

-¿Aún no quieres irte, o aún no quieres vivir conmigo?
-Tengo preguntas.

Una sonrisa colgó en su boca, pero se notó la duda en él.

-Debería haber sabido que sólo me tenías aquí para responder preguntas.
-Bueno, eso y tus besos. ¿Alguien alguna vez te ha dicho que eres un increíble besador?
-La única persona cuya opinión me importa, está acá mismo – alzó mi mentón para nivelar nuestros ojos – No tenemos que regresar a mi casa, Ángel. Puedo llevarte a casa, si es lo que quieres. O si decides que quieres dormir en mi casa, en lados opuestos de mi cama, con una “Línea de No Cruzar” por el medio, entonces hazlo. No me gustará, pero lo haré.

Influenciada por su sinceridad, metí mi dedo debajo de su camisa, intentando encontrar el gesto correcto para mostrarle mi apreciación. Mi nudillo acarició la piel que estaba debajo, y el deseo me estremeció. ¿Por qué, por qué él hacía que fuese tan fácil sentir tanto, sensaciones completas, devoción y fuego, y olvidara la razón?

-Si no lo has adivinado todavía – dije – Yo también te necesito.
-¿Ese es un sí? – preguntó, empujando sus dedos a través de mi pelo, llegando hasta mis hombros y buscando mi rostro – Por favor, que sea un sí. Quédate conmigo esta noche. Déjame sostenerte, aunque eso sea todo. Déjame mantenerte a salvo.

Como respuesta, deslicé mis dedos entre los suyos, entrelazándonos. Acepté su beso con una atrevida rebeldía, ávidamente y despreocupada, sintiendo que su toque debilitaba mis extremidades, derritiéndome en lugares que no sabía que existían. Rompiéndome, un beso a la vez, llevándome más y más allá, fuera de control, fundiéndome en un calor sólido, oscuro y provocativo, hasta que sólo quedó él, y sólo quedé yo. Hasta que no supe dónde yo terminaba y él empezaba.

1 comentario: