viernes, 23 de noviembre de 2012

Heaven: Capítulo XXXI

Ángel Oscuro

No quería escuchar más. Sentí mis rodillas empezar a temblar y mis manos llenas de sudor. Era un acto de violación contra mi creación. Los humanos podían acabar con su vida y ser perdonados, pero para los ángeles era diferente; no podíamos errar. No había vuelta de regreso del camino que Vico había sugerido.

Mi mente volvió a Gastón y el sótano de la casa en Oxford. Recordé cómo sus alas arruinadas lo habían cambiado. Aunque mi cabeza estaba dando vueltas, intenté mantenerme en forma. Mantuve la imagen del rostro de Peter en mi mente y sentí el temor regresar, como un vampiro expuesto a la luz.

José. Por un momento vi el nombre tomar forma y temblar en el aire ante mí como una joya. Vico había dicho ese nombre con tanta autoridad que casi instantáneamente creí que la ayuda estaba por venir. Luego vino la frustración y solté un suspiro enojado. ¿Quién diablos era José? ¿Dónde se supone que lo encontraría?

Caminé lejos de dónde estábamos, sin mirar hacia atrás. Aún me sentía confusa y enojada, pero había ahora otro sentimiento: esperanza. Sonreí apenas.

-Bueno, esa fue bastante información – dijo Emily, mirándome de cerca - ¿Estás bien?
-Estoy bien – dije – Ahora sé que puedo encontrar una manera de regresar a él…a Peter
-¿Realmente no estás pensando hacer esto, verdad? ¿Arrancarte las alas?
-No tengo oportunidad
-Ni siquiera sabes si sobrevivirás
-Si no lo hago, entonces al menos lo habré intentando

Emily agarró mi brazo.

-No hay forma que Peter quisiera que hagas algo como esto
-Entonces es una suerte que él no esté aquí para cambiar mi idea
-¿Por qué no estás asustada? – demandó Emily
-Tú no sabes dónde he estado – le dije – He visto cosas más oscuras que tus peores pesadillas y ninguna de esas es más atemorizante que la idea de vivir sin él
-Caray – Emily se veía pensativa – Realmente lo amas
-Lo hago
-Sabes, hubo momentos en los que pensé que eras egoísta, acercándote a él cuando sabías que tenías que irte algún día. ¿Pero, nunca planeaste irte, verdad?
-No – dije, suavemente – Desde el día en que lo conocí, supe que nunca iba a volver
-Bueno, entonces regresa donde Eva y convéncela que estás bien. Pide tu antiguo trabajo o algo
-De acuerdo – dije – Lo intentaré
-¿Quieres que vaya contigo? – preguntó Emily - ¿En caso que la loca cara de gato te esté esperando?
-Gracias – reí – Pero creo que puedo lidiar con ella

Empecé a caminar por el pasillo que empezaba a aparecer entre las nubes, pero Emily me agarró por el hombro.

-¡Espera! – gritó
-¿Qué?
-¿Escuchas eso? – siseó
-No escucho nada… - empecé, y luego me detuve

Había un sonido peculiar que parecía ir creciendo en el aire, haciéndose más fuerte. ¿Era esto parte del plan de Eva? ¿Había mandando a un ejército? Emily y yo nos abrazamos mientras el aire se abría. Y luego, nos estaba jalando hacia este espacio vacío que no tuvimos ni tiempo para reaccionar. Ambos caímos en un suelo de madera.

-¿Qué diablos…? – dijo Emily, poniéndose de pie
-No necesitan alarmarse – dijo una voz

Alzamos la mirada y vimos tres figuras informalmente vestidas. El hombre más alto dio un paso hacia adelante y de alguna manera, sabía quién era. De pronto me sentí incómoda, como si hubiera llegado a una entrevista de trabajo sin traer mi currículum.

José era diferente de cualquier ángel que había visto. Él tenía cabello marrón ondulado, corto y grueso, y brillante. Me miró de pies a cabeza, no sorprendido.

-Hola, Mariana
-¿Me conoces?
-Sé de ti
-Así que supongo que Vico te contó – intenté sonar casual, pero mis manos estaban temblando – Seguro que no pierdes tiempo
-¿Entonces, qué puedo hacer por ti? – preguntó José

Era una pregunta estúpida, obviamente él sabía por qué yo estaba ahí. Pero tal vez era su forma de ponerme a prueba.

-Vico me dijo que podías ayudarme – dije
-¿Sí?
-¿Es cierto? ¿Realmente sabes cómo mandar a alguien de regreso a la tierra?
-Lo sé – replicó
-¿Entonces por qué aún estás aquí?

Suspiró, como si la pregunta lo decepcionara.

-Si no estuviera, ¿entonces, quién estaría aquí para divulgar la causa?
-Tal vez podría responder esa pregunta si supiera cuál es la causa – dije y José sonrió
-Tú y yo – dijo – Nosotros somos la causa. Hay ángeles que han tenido experiencias como la tuya
-¿En serio? – estaba intrigada
-Sí. No está bien que nos den humanidad y luego tomarla. Al menos deberían ofrecernos la oportunidad de elegir. Por eso peleamos.
-Eso suena…noble – dije
-No es noble. Es práctico. Los ángeles que han vivido como mortales ya no hacen ángeles decentes
-Entonces…Debes de haber estado en la tierra alguna vez. ¿Hace cuánto fue?
-Hace muchos milenios atrás

Me miró, con sus ojos negros y profundos, sin molestarse en decir más.

-¿Cómo era tu vida ahí? – presioné

José cerró sus labios con fuerza y luego exhaló por su nariz.

-Por un tiempo fue felicidad. Hice todo en mi poder para quedarme. Me casé..como tú
-¿Qué sucedió?
-No pensé en las consecuencias de involucrarla a ella en una vida complicada
-Entonces tu esposa….ella debe estar ahí ahora.
-Lo está. Sólo que en un lugar en el que no puedo encontrarla. Ese es mi castigo – dijo, con dolor
-Eso es tan cruel.

Se encogió de hombros.

-El Cielo es simplemente…no siempre es dulce. Pero no estamos aquí para hablar de mi historia. ¿Asumo que quieres que te ayude a regresar?
-Sí – dije, rápidamente – Por favor, antes que sea demasiado tarde
-¿Y estás al tanto de lo que se requiere?

Asentí, un estremecimiento involuntario corriendo por mi espina dorsal.

-¿Y no tienes miedo? – sacudí mi cabeza – Cualquiera que sea la experiencia que hayas tomado, te han hecho fuerte. Igual, quiero que lo pienses cuidadosamente. Ven a verme de nuevo

¿Quería deshacerse de mí? ¿Cómo había fallado en convencerlo de mi sinceridad? Casi entro en pánico. Podía sentir las lágrimas juntarse en mis ojos, pero las resistí, mordiéndome el labio inferior. Si José era mi única oportunidad de volver a Peter, no podía permitir que se pierda. Enderecé mis hombros y alcé mi mentón.

-No necesito pensarlo. Necesito que me ayude ahora.
-Lo siento – yo no ayudo a personas que toman decisiones apresuradas
-¡Entonces no me ayudes!

¿Cómo podía juzgar a personas que acaba de conocer? Él no sabía nada de mí ni de Peter. Me volteé, para alejarme de él. No podía recordar otro momento en el que me sintiera tan sola como ahora.

-Me haré cargo de mí misma. ¡Todo por mi cuenta!
-Habrá un dolor terrible – dijo José y eso me detuvo – Dolor inimaginable que nosotros no tenemos idea

Me volteé lentamente para enfrentarlo y esta vez no dejé su mirada.

-Estoy preparada para ello
-¿Y no tienes preguntas?
-Sólo una. ¿Funcionará?
-Lo que te suceda después está lejos de mi control
-¿Pero es la mejor opción?
-Sí
-¿Y hay ángeles viviendo como humanos ahora?
-Sólo los que sobrevivieron la transición. Si no funciona, no será bonito. El trauma físico puede ser fatal. Si no te transformas terminarás hecha un desastre
-Define desastre
-Estarás en la tierra pero en una especie de estado paralizado, sin mucho uso para nadie

Ese era el castigo más doloroso que pudiese imaginar. Para estar en la tierra y vivir como un recuerdo de mis amados…no podía haber algo peor.

-¿Aún quieres proceder?

Tragué el nudo en la garganta.

-Sí
-Prepárate – dijo José – Regresaremos
-¿A dónde iremos?
-A las regiones más lejanas del Cielo dónde no seremos interrumpidos

3 comentarios:

  1. ay por dios de solo pensar en el dolor me da algo.
    pero si deja de ser angel va poder seguir de hermana se rochi y gaston?

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  2. mmmmmmmmmmmmm que feooooooo, quiero que peter se enteree

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  3. AY!! ya me duele ami que haya otra solución !! Más me encanta!

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