miércoles, 6 de junio de 2012

El Designio del Ángel: Veintiocho

El Designio que rige mi vida (parte dos)

Han pasado dos días desde que recibí la llamada de Ángela en el lago y estoy haciendo todo lo posible para olvidarla. Más bien estoy soñando despierta con Peter. Ha estado en el río durante los últimos dos días, trabajando para poder invitar a su novia a una cena formal el día en que cumplamos un mes de aniversario, según me ha dicho. Es increíble, ya casi llevamos un mes entero.

- ¿No vas a atender? – pregunta mi madre

El celular vuelve a sonar cuando estoy almorzando con mi madre y Stefano. Ante las miradas curiosas de mi familia saco el celular y miro la pantalla. Por suerte es número desconocido, así que me gana la curiosidad y contesto.

- Hola – digo
- Hola forastera – responde una voz familiar

Thiago. Casi se me cae el celular

- Ah, hola. No reconocí tu número. ¿Cómo estás? ¿Qué tal el verano? ¿Y, Nueva York?
- Aburrido, pero ya regresé
- ¿Tan pronto?
- Bueno, es agosto. Tenemos que volver al colegio. Este año pienso asistir a clase, graduarme y todo
- Genial – digo e intento reírme
- Así que, como te dije, ya estoy por aquí. He estado todo el verano pensando en ti y quería invitarte a cenar mañana. Una cita formal, por si no queda claro – lo dice con una voz relajada pero en el fondo es seria

Sé que espera que diga sí, sí, me encantaría cenar contigo, ¿cuándo pasas por mí? Pero no diré nada de eso, en cambio se me ocurre: lo siento, sé que antes parecía loca por ti, pero eso se acabó; ahora tengo novio.

- ¿Sigues ahí? – pregunta
- Sí, claro, perdona. Mañana no puedo
- Oh – parece sorprendido – no pasa nada. ¿Qué tal el sábado?
- No lo sé. Si puedo, te llamo
- Claro. Tienes mi número. Adiós – cuelga

Cierro el celular. Transcurre un silencio incómodo. Mi madre y Stefano tienen casi la misma expresión, como si estuvieras loca.

- ¿Por qué le dijiste que no? – pregunta mi madre
- No le dije que no. Le dije que mañana no podía
- ¿Y por qué no?
- Tengo planes. Tengo una vida
- ¿Y, qué podría ser más importante que Thiago para tu vida en este momento? – dice molesta
- Salgo con Peter

Todo este tiempo le he estado diciendo que salía con gente del colegio y ella me creía. Nunca ha tenido un solo motivo para no creerme. Y ha estado demasiado estresada y preocupada por el trabajo como para prestar más atención.

- Entonces, cancela esa cita – dice

Muevo la cabeza y digo que no. La miro a los ojos.

- Estoy saliendo con Peter – digo
- Estás bromeando – dice Stefano
- No. Peter es mi novio – me gustaría decir que lo amo, pero sé que sería demasiado

Mi madre deja el tenedor, sorprendida.

- Perdón por no habértelo dicho antes – añado avergonzada – pensé…..no sé qué pensé. Lo que quiero decir es que salvaré a Thiago, como en la visión. He estado practicando para volar. Estoy adquiriendo fuerza, como tú me dijiste; creo que podré cargarlo
- ¿Cómo sabes que tu designio consiste en salvar a Thiago?
- Porque en la visión me lo llevo volando, sacándolo de las llamas. Lo estoy salvando, ¿verdad?
- ¿Y, eso es todo?

Aparto la vista de sus ojos. Nos pertenecemos. Esas palabras han quedado en mi cerebro desde que tuve la última visión. No quiero estar enamorada de Thiago, ya no.

- No sé. Pero ahí estaré y lo salvaré
- No se trata de algo así al azar, Mar – dice mi madre - se trata de tu misión sobre la tierra; y el momento ha llegado. Ayer ya alertaron sobre grandes incendios en Teton. Tienes que concentrarte, no puedes distraerte ahora. Estamos hablando de tu vida
- Sí – digo – es mi vida

Mi madre palidece, sus ojos se vuelven fríos y opacos.

- Mamá, no pasa nada – digo
- Claro que pasa. Estás castigada

Aquella noche es la primera vez en mi vida que me escapo de casa; resulta fácil abrir la ventana sin hacer ruido y pararme en el borde del techo antes de invocar mis alas y volar. Desciendo junto a la ventana de Peter quién está tumbado en la cama leyendo un cómic. Llamo suavemente a la ventana, él levanta la vista, sonríe y se me encoge el corazón. Mete el cómic debajo de la almohada y se acerca a la ventana; se asoma y me coge de la mano. Guardo mis alas.

- Hola. ¿Qué pasa? Pareces…disgustada – dice

Me lleva hasta su cama y me siento; él coge su silla de escritorio y se sienta en frente de mí.

- ¿Estás bien? – me pregunta, sus ojos diciéndome que está conmigo
- Sí. Más o menos. Se supone que no puedo estar aquí. Estoy castigada
- ¿Por cuánto tiempo? – pregunta confuso
- No sé – digo con tristeza – mamá no fue muy clara. Por tiempo indefinido, supongo
- Pero, ¿por qué? ¿Qué hiciste?
- Eh…

¿Cómo le explico que es porque rechacé una invitación de Thiago, que mi madre me castigó porque no le dije que estaba saliendo con Peter? No es que se lo ocultara, simplemente no se lo dije porque pensaba que no le haría gracia. Algo debe de delatar mi cara, porque Peter intuye.

- Es por mí, ¿verdad? ¿Tu madre no aprueba lo nuestro? – odio el dolor que percibo en su voz - ¿tiene que ver con Thiago?
- Algo así – suspiro
- ¿Qué pasa con él?
- Supongo que tengo que estar concentrada en Thiago. Mi madre piensa que tú eres una distracción

Merece una explicación mejor, pero no quiero hablar más de eso. No quiero sentir que lo estoy engañando, cuando nada de lo que ocurre es decisión mía. Se queda callado un largo rato.

- ¿Tú qué piensas? – pregunta finalmente

Dudo. No conozco ninguna historia de un ángel de sangre que no cumpliera su designio.

- No sé qué pensar – admito y Peter suspira fuerte
- Parece que tenemos que intentarlo con otras personas. Al menos tú
- ¿Qué? ¿Estás terminando conmigo? – lo miro fijamente. Se pasa una mano por el pelo
- Sí – me pongo de pie
- Peter, no. Lo arreglaré. Haré mi trabajo, sea como sea
- Tu madre no lo sabe, ¿verdad?
- ¿Qué cosa?
- No sabe que yo lo sé. Que sé que eres un ángel – suspiro y niego con la cabeza – y si lo supiera te meterías en más problemas
- No importa….
- Sí que importa – empieza a caminar por el cuarto – no seré yo el culpable que todo se malogre, Mar. No seré el que se interponga entre tú y tu destino
- Por favor. No
- Todo irá bien – dice – tal vez cuando todo esto acabe, después del incendio y el rescate y eso, las cosas podrán volver a ser como antes
- Sí – afirmo, casi sin voz
- Somos jóvenes – dice, sin mirarme a los ojos – tenemos mucho tiempo para enamorarnos

Paso dos días enteros en la cama, el mundo ha perdido su color y la comida, su sabor. Parece una tontería, Peter es sólo un chico. Debería hacerme sentir mejor que él en realidad no quería dejarme, sólo intentaba hacer las cosas bien. ¿No fue eso lo que dijo Thiago cuando dejó a Luna? Pero yo necesito a Peter, lo extraño. 

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