miércoles, 29 de agosto de 2012

Ángeles Caídos I: Doce

Apenas me aseguré que estaba a salvo, llamé a mi mamá. Le comenté que iría a visitar a Cande al hospital y luego iría a casa. Tardé un par de minutos en llegar al hospital y apenas en encontrar la habitación de mi mejor amiga.

-¿Cande? – pregunté, mientras ingresaba

La encontré recostada en la cama, rodeada de globos. Le habían enyesado su brazo izquierdo y lo tenía encima de su cuerpo.

-¡Hola! – dije con alegría cuando abrió sus ojos
-Amo las drogas. En serio. Son fascinantes. Incluso mejor que el capuchino. Oye, eso rimó, es una señal. Estoy destinada a ser poeta. ¿Quieres escuchar otro poema?
-Eh...

Una enferma ingresó al cuarto y revisó que todo estuviera bien.

-¿Te sientes bien? – le preguntó a Cande
-Olvida lo de ser poeta – dijo Cande – estoy destinada a hacer comedia. Toc, toc
-¿Qué? – dije
-¿Quién anda ahí? – dijo la enfermera, rodando sus ojos
-Joshua – respondió mi amiga
-¿Quién es Joshua? – continuó la enfermera
-No hago ese tipo de chistes – respondió Cande, riendo sola
-Tal vez sería mejor menos calmantes – le dije a la enfermera
-Muy tarde, acabo de darle otra dosis. Espera diez minutos y verás cómo se pone

Me guiñó un ojo y se fue de la habitación.

-¿Y? – le pregunté a Cande - ¿Cuál es el veredicto?
-¿El veredicto? Mi doctor me hace acordar a un Oompa-Loompa de Charlie y la Fábrica de Chocolates. No me mires así. La última vez que vino, parecía un gallo hablando. Y siempre está comiendo chocolate.

Foto: Oompa-Loompa

-Me refería al veredicto… - dije, señalando su yeso
-Ah. Un brazo roto, una contusión, cortes y heridas. Por suerte, gracias a mi flexibilidad, salté de la vía antes de que me hiciera más daño. Cuando se trata de flexibilidad, soy como un gato. Soy Gatúbela. La única razón por la que él obtuvo una pieza de mí fue por la lluvia. A los gatos no les gusta el agua, es nuestra kriptonita.
-Lo siento – le dije, sincera – debería ser yo la que esté en tu lugar
-¿Y tener todas las drogas? De ninguna manera
-¿La policía ha encontrado alguna pista?
-Nada
-¿Ningún testigo?
-Estábamos en el cementerio en medio de una lluvia – dijo Cande – la mayoría de la gente normal está en su casa

Tenía razón.

-¿Cómo sucedió? – pregunté
-Estaba caminando hacia el cementerio como lo habíamos planeado, cuando de pronto escuché pasos acercándose hacia mí – Cande explicó – ahí fue cuando miré hacia atrás y todo sucedió muy rápido. Vi el destello de una pistola y luego él buscándome. Como le dije a la policía, mi cerebro realmente no estaba funcionando. Él gruñó, me golpeó tres o cuatro veces con la pistola, agarró mi mochila y corrió
-Espera. ¿Era un hombre? ¿Viste su cara?
-Claro que era un hombre. Tenía ojos negros…ojos como el carbón. Pero eso es todo lo que vi. Estaba usando una máscara.

Ante la mención de la máscara, mi corazón empezó a acelerarse. Era la misma persona que había saltado contra mi auto, estaba segura. No lo había imaginado, Cande era la prueba. ¿Qué quería? ¿Estaba conectado a la chica que vi fuera de la tienda? ¿Sabía que me iba de compras? Al usar la máscara, él ya sabía dónde iba estar yo, porque no quería que reconozca su rostro.

-¿A quién le dijiste que nos íbamos a ir de compras? – le pregunté de pronto a Cande
-A mi mamá
-¿A nadie más?
-Tal vez se lo dije a Pablo – creo que mi corazón dejó de latir, aunque eso sea imposible
-¿Le dijiste a Pablo?
-¿Cuál es el problema?
-Hay algo que tengo que decirte. ¿Recuerdas la noche cuando regresaba a casa y me dijiste que seguro había golpeado a un animal?
-¿Sí….? – dijo, frunciendo el ceño
-No era un animal. Era un chico, con una máscara
-Cállate – susurró, entendiendo – ¿me estás diciendo que mi ataque no fue de casualidad? ¿Me estás diciendo que esta persona quiere algo de mí? No, espera. Quiere algo de ti. Yo estaba usando tu chaqueta, él pensó que yo eras tú

Hubo un silencio en el que ambas nos pusimos nerviosas.

-¿Estás segura que no le dijiste a Peter que nos íbamos de compras? – dijo Cande – porque, reflexionando, creo que el chico se parecía a Peter. Altosh, Flacosh, Fuertesh, Sexyish
-Los ojos de Peter no son como el carbón, son grises – dije, aunque me incomodaba saber que sí le había dicho a Peter que íbamos a comprar
-Tal vez sus ojos eran grises. No recuerdo. Sucedió muy rápido. Puedo ser específica acerca de la pistola, me estaba apuntando. Mira Lali, creo que sí se parecía a Peter. Necesitamos encontrar información acerca de él, donde vive, qué hace. Porque algo acerca de Peter no está bien
-¿En serio crees que Peter te ha hecho esto? – pregunté, aún no convencida
-Creo que él oculta algo. Algo grande

No iba a discutir aquello.

-No tenemos una dirección – dije – pero sí sabemos dónde trabaja
-¿Estás pensando lo que estoy pensando?
-Basándome en la experiencia, espero que no
-La verdad es que, necesitamos profundizar en nuestras habilidades de detective. Úsalas o piérdelas, es lo que dijo el entrenador. Necesitamos encontrar más sobre el pasado de Peter

Sonrió apenas justo cuando la enfermera se coló en la habitación.

-Ya son las ocho – me dijo – ya terminaron las visitas
-Ahorita salgo – dije

Apenas los pasos de la enfermera se esfumaron en el pasillo, cerré la puerta. Quería privacidad antes de decirle a mi amiga acerca de la noticia de Pablo que había leído en la biblioteca. Sin embargo, cuando me acerqué a su cama, aparentemente, la medicina ya estaba haciendo efecto.

-Aquí viene – dijo ella – la droga corre…en cualquier momento…la calidez….adiós señor dolor
-Cande…
-Toc, toc
-Esto es realmente importante…
-Toc, toc
-Se trata de Pablo…
-Toc, tooooccc – cantó y suspiré, rendida
-¿Quién anda ahí?
-Aitor
-¿Qué Aitor?
-¡Aitormenta! – empezó a reírse histéricamente
-Llámame mañana cuando estés bien – dije, rendida – y, antes que me olvide – agregué, abriendo mi mochila – traje tu tarea. ¿Dónde te la pongo?
-Ahí está bien – dijo, señalando el bote de basura

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