miércoles, 22 de agosto de 2012

Ángeles Caídos I: Seis

A la mañana siguiente, me sorprendí al ver a Pablo de nuevo en educación física, aquel chico de mi promoción que Cande insistía que debería hablarle.

-Me preguntaba cuándo nos veríamos de nuevo – dijo, acercándose – ahora debo llevar esta materia obligado, ya que en mi antiguo colegio no existía
-No sabía que habías sido transferido – dije
-Perdí mi beca y mis padres no podían pagar

La profesora hizo sonar el silbato.

-Me imagino que el silbato significa algo – me dijo Pablo
-Diez vueltas al gimnasio. ¿Eres un atleta? – sonrió
-¿Atleta? Obvio – bromeó
-Entonces vas a amar estas clases

Pablo y yo corrimos juntos las diez vueltas, luego salimos al patio para sentir un poco de aire fresco. Sentía que mis pulmones iban a explotar. La profesora nos dejó descansar unos minutos antes de decidir qué jugaríamos béisbol. Pablo se ofreció como capitán de uno de los equipos y me escogió a mí como parte de su equipo. Eso me hizo sonreír.

-Déjame enseñarte – me dijo Pablo en mi oído

Estaba practicando los golpes con el bate, sin éxito alguno, cuando Pablo se posicionó detrás de mí. Puso su cuerpo detrás del mío, colocando sus manos en el bate.

-Así. ¿Sientes? – continuó – relájate. Ahora centra tu cadera, todo está ahí

Pude sentir cómo me iba sonrojando mientras toda la clase nos miraba.

-Creo que ya lo entendí, gracias
-¡Consíganse un cuarto! – gritó alguien y todos rieron

Justo entonces, algo en el estacionamiento trajo mi atención. Pensé que había escuchado mi nombre. Me volteé y me di cuenta que mi nombre no había sido dicho en voz alta, lo había escuchado en mi mente.

-Lali.

Peter llevaba puesto un gorro de béisbol y estaba vestido de negro. Me estaba mirando, sus ojos opacos.

-¿Lecciones de bateo? Lindo toque – sentí de nuevo el susurro en mi mente

Me congelé y me dije a mí misma que había imaginado las palabras. Porque era imposible que Peter me estuviese hablando en mi mente.

-¡Ey!, Lali, ¿vas a jugar o no?

Los equipos ya estaban formados y yo me encontraba en la zona de bateo. Todos estaban esperando para que me lancen la pelota y yo responderla. Me volví hacia el juego y empecé a batir el palo.

-Aún no – susurraron de nuevo

Esperé a que la bola viniese hacia mí. Mientras descendía, di un paso hacia delante y batí con todas mis fuerzas. Hubo un sonido y el bate vibró en mis manos.

-¡Corre! – gritó mi equipo - ¡Corre, Lali!

Corrí, lancé el bate, volví a correr, me caí, me levanté e hice todo lo que pude por mi equipo, pero no pude ganar el juego.

-Lindo – me dijo Pablo, cuando terminamos
-¿Toda la tierra que tengo en el cuerpo?
-¿Puedes caminar? – preguntó – porque puedo llevarte a la enfermería, si quieres
-En serio, estoy bien – miré hacia donde había visto a Peter, ya no estaba ahí
-¿El que estaba ahí afuera, era tu novio? – me preguntó Pablo
-No – dije – sólo mi amigo. De hecho, ni siquiera eso. Sólo es mi compañero de biología
-Te estás sonrojando
-Probablemente sea el viento
-¿Estás segura que no hay nada entre los dos? No quiero ir tras una chica no disponible
-Nada – espera, ¿qué había dicho Pablo? - ¿perdón? – sonrió
-La pizzería Armando vuelve a abrir este sábado por la noche, y mi amigo Jaime y yo estamos pensando en ir ahí. ¿Tal vez tú y Cande quieran ir?

Me tomé un momento para pensarlo. Estaba casi segura que si le decía que no a Pablo, Cande me mataría. Además, salir con él se veía como una  buena manera de escapar de mi atracción incómoda hacia Peter.

-Nos vemos el sábado – dije

2 comentarios:

  1. Perdón por ser repetitiva, pero me encanta este peter ,así todo misterioso!!! Más!

    ResponderEliminar
  2. Me encantoo :D
    peter estaba re celoso jajaja sea eso creo xD
    sube mas

    ResponderEliminar