viernes, 31 de agosto de 2012

Ángeles Caídos I: Deiciséis

Me acaba de pelear con Paula porque se puso a molestar a Cande, le encantaba hacer cualquier broma con tal de molestar. Eso ocasionó que el señor de seguridad de la biblioteca nos calle y nos obligue a salir de la misma. Paula salió por la puerta principal y yo, negada a ir detrás de ella, decidí ir por el elevador. Debajo de la biblioteca había una especie de túnel que salía hacia el estacionamiento del colegio; era ahí hacia dónde me dirigía.

El elevador hizo una pausa y salí del mismo. El túnel estaba iluminado por luces fluorescentes. Me tomó un momento forzar a mis pies a caminar. Estaba pensando en la noche en que asesinaron a mi padre. Me preguntaba si él había estado en una calle tan remota y oscura como el túnel. Determinada a que el miedo solo estaba en mi cabeza, avancé. El túnel terminó y una forma oscura se encontraba de pie, unos pasos más allá.

Me detuve inmediatamente y mi corazón empezó a latir desbocado. Peter estaba usando una camisa negra, jeans sueltos y botas. Sus ojos se veían más oscuros que nunca y su sonrisa era amplia.

-¿Qué estás haciendo aquí? – pregunté, acercándome hacia él

Él tan sólo me miró y sonrió aún más. Si la violación, asesinato o cualquier actividad asquerosa estaba en la mente de Peter, él había encontrado el lugar perfecto.

-Tengo preguntas – dije – un montón
-¿Sobre?
-Sobre todo
-Escuchemos esas preguntas – dijo
-¿Cómo sabías que iba a estar esta noche en la biblioteca?
-Parecía una buena suposición
-¿Dónde estuviste el Domingo por la tarde? – pregunté - ¿Me seguiste cuando fui a comprar con Cande?

Puede que él no haya sido el chico de la máscara, pero no significaba que no estaba involucrado de alguna manera. Me estaba escondiendo algo desde el día en que nos conocimos.

-No. ¿Por cierto, cómo les fue? ¿Compraron algo?
-Tal vez
-¿Cómo?

Pensé en aquel día. Cande y yo sólo habíamos ido a Victoria´s Secret. Había gastado treinta dólares en un encaje negro, pero no iba a decirle aquello. En lugar de eso, le conté lo que sucedió. Que nos habían seguido y terminó con Cande en la pista, víctima de un accidente brutal.

-¿Y? – demandé, cuando terminé - ¿Tienes algo qué decir?
-No
-¿No tienes ni idea de lo que le pasó a Cande?
-De nuevo, no
-No te creo
-Eso es porque tienes problemas de confianza. Ya hemos pasado por esto
-¿Qué pasó en el Arcángel? ¿Me salvaste?
-Si te hubiese salvado, no estaríamos aquí, teniendo esta conversación
-Quieres decir que si no me hubieses salvado, no estaríamos aquí. Estaríamos muertos
-Eso no fue lo que dije – no tenía idea a lo que se refería
-¿Por qué no estaríamos aquí?
-Tú aún estarías aquí – hizo una pausa – probablemente yo no
-¿Qué es lo que pasa? – dije - ¿Cómo es que puedo escuchar tu voz en mi cabeza? ¿Y por qué dices que viniste al colegio por mí?
-Estaba cansado de admirar tus piernas a la distancia
-Quiero la verdad – tragué fuerte – me merezco completa revelación
-Completa revelación – repitió con una sonrisa suave - ¿Esto tiene que ver con la promesa que hiciste para exponerme? ¿De qué estamos hablando exactamente?

No podía recordar de qué estábamos hablando. Todo lo que sabía es que la mirada de Peter se veía demasiado sexy. Tuve que romper el contacto de ojos, así que enfoqué mi mirada en mis manos. Estaban sudando y las deslicé detrás de espalda.

-Tengo que irme – dije – tengo que hacer tarea
-¿Qué pasó ahí? – dijo, haciendo un gesto hacia el elevador
-Nada

Antes que pueda detenerlo, tenía su mano presionada contra la mía. Deslizó sus dedos entre los míos.

-Tus nudillos son blancos – dijo, pasando su boca encima de ellos – y viniste exaltada
-Déjalo ir. Y no estoy exaltada. Si me disculpas, tengo tarea…
-Lali – dijo Peter, suavemente
-Me peleé con Paula. ¿Está bien? – dije, exasperada - ¿Satisfecho? ¿Por favor, me dejas ir ahora?
-¿Paula Recca?

Intenté quitar mis dedos de su mano, pero Peter tuvo una idea diferente.

-¿No conoces a Paula? – dije, cínicamente – difícil de creerlo, considerando que vienes a este colegio. Y que eres hombre.
-Cuéntame sobre la pelea – dijo
-Dijo que Cande era una idiota
-¿Y?
-Y yo la llamé una cerda anoréxica – Peter aguantó la risa
-¿Eso es? ¿Nada de golpes? ¿O de jaladas de cabello? – lo fulminé con la mirada - ¿Voy a tener que enseñarte cómo pelear, Ángel?
-Puedo pelear – mentí y esta vez sí sonrió – de hecho, he tenido clases de boxeo – una sola vez

Peter alzó su mano libre como objetivo.

-Dame un golpe. Lo más fuerte que puedas
-No soy una fan de la violencia
-Estamos aquí completamente solos. Un chico como yo podría tomar ventaja de una chica como tú. Mejor enséñame lo que tienes

Me aparté apenas y visualicé la moto de Peter.

-Déjame llevarte a casa – se ofreció
-Caminaré
-Es tarde y está oscuro – insistió

Tenía un punto. O dejaba que Peter me llevase o me arriesgaba a la oportunidad que había que haya alguien ahí afuera.

-Gracias por traerme – dije, cuando llegamos a casa
-¿Qué harás el sábado por la noche?
-Tengo una cita con lo usual – dije
-¿Lo usual?
-Tarea
-Cancela

Me sentía más relajada. Peter era cálido y sólido y olía fantástico. Por primera vez en todo el día me sentía segura. Excepto que Peter me había encontrado en el túnel y probablemente me estaba acosando. Tal vez no era tan seguro.

-No salgo con extraños – dije
-Buena cosas por hacer. Te recogeré a las cinco

1 comentario: